Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

martes, 21 de abril de 2020

Un índice o guión aproximado (Aventuras y desventuras de la tía Marta, 4)



“Orden, orden, orden”, me repito todo el rato. El personaje está claro, mi tía Marta, la hermana pequeña de mi padre a la que lleva siete años. Es sobre la que voy a escribir no una biografía, sino apuntes, como dijo Julia, que es más sensato. Y menos "pretencioso", dijo además.

Pretencioso es una palabra que utiliza mucho mi padre. Y en inglés suena genial "pretentious", me hace gracia.

Para contar todo lo que sé voy a seguir un guión, un índice que estoy pensando. Notas que he tomado en el cuaderno rojo de espirales azules esta mañana nada más despertarme:

-Contar cómo es físicamente tía Marta, cómo viste, cómo habla. Esto es un capítulo claro. Mi tía tiene mucho estilo, dice mi madre, y no se parece a nadie. A mí me parece muy guapa.

-Contar que fue actriz y las cosas que ha hecho luego. ¿Un capítulo podría titularse “Los trabajos de tía Marta”? No, quizás “Lo que hace tía Marta”. O “Marta, tú ... ¿qué haces?” suena casi mejor y más aproximado a lo que pasa, que le pone muy nerviosa que le pregunten que qué hace.

-Contar su vida amorosa actual y pasada. Ser discreta con esto, “elegante”, que diría mamá. Que no parezca un programa de televisión o una revista de esas de corazón que papá odia tanto. Pedir consejo a Julia sobre si le dedico un capítulo o lo voy metiendo en otros para darle menos importancia. Al final como nunca acaba en nada quizás es mejor no tener un capítulo entero sobre el amor y la tía Marta. No sé, estoy dudando.

-Contar la relación de la tía Marta con la abuela, con el abuelo Fernando y con Doris, la abuelastra, la de las tetas de plástico. Y con papá y con mamá, y con nosotros. Creo que da para un capítulo o dos. Duda que me viene a la cabeza: ¿hay temas que no debería contar? No estoy segura. Consultar a mamá cuando venga por si acaso, no vaya a ser que meta la pata. También palabras, por ejemplo “tetas” creo que no queda nada elegante, pero es que no voy a decir "pechos" ni "mamas" escribiendo, ni tampoco voy a mentir sobre algo.

-Tía Julia y el día que fuimos a ver “Chicago” (y a mamá le dieron los siete males porque no es para niños), o el que me llevó a la exposición de Barceló, un pintor mallorquín que a ella le encanta, o al Museo del Traje y me vestí como una señora del Renacimiento. Esto es importante, mi tía me lleva a muchas partes y todas me gustan aunque a veces no sean para niños. Capítulo seguro, o dos a lo mejor. Mi tía no para.

-El cuarto de baño de tía Marta en su casa. Esto merece un capítulo entero, no sé incluso si me va a salir más largo. Luego puedo seguir por toda la casa, que no tiene nada que ver con la nuestra, es como un bazar oriental, dice mi madre. Debería hablar de Chesire, su gato, y del cabecero de su cama. Y del desorden que a veces hay. De esto último casi hago otro capítulo aparte.

-La enfermedad que pasó. Creo que esto es un capítulo importante. Y tengo el título ya, “Ella venció el cáncer”. O mejor no, en primera persona, como en esa foto que está calva y abajo pone escrito “Yo he vencido el cáncer” para recordárselo todas las mañanas y darle ánimos.

-El divorcio de tía Marta y el bebé que estaba esperando ¿debería contarlo? Yo creo que es importante, pero no estoy segura de si es mejor callarlo porque en casa nunca hablamos de esto y menos con ella ¿Puedo nombrar al "innombrable" o no? Consultar a mamá cuando venga, no hablar con Julia de esto, es secreto de familia. Yo callada, aunque me cueste. Duda de nuevo: no escribir de esto NADA hasta no estar segura de que no voy a hacer daño a nadie. Preguntar a Julia sin decir por qué cómo hacer para no hacer daño al escribir sobre alguien.

Vale, me salen unos siete capítulos claros y dos dudosos, y dos más por si me enrollo y no pueden ser tan largos. Los títulos ya los iré pensando con más calma. Las ideas ya las tengo en la cabeza y en el papel por si me olvido. Y el título del libro, que no puede ser “Tía Marta” que suena soso, tengo todavía que decidirlo. Ya se me ocurrirá algo. Luego he pasado las notas al ordenador, salvo lo que no sé si se puede contar fuera de la familia, y se lo he mandado a Julia como un documento adjunto al correo que le he mandado ¿Estará ya en Tegucigalpa?, ¿cuándo me contestará? Lo malo de los correos electrónicos es que todo parece que tarda mucho más de lo que tarda. Nada más enviarlo, casi me pilla, ha entrado tía Marta en la habitación con el desayuno y la medicina, se ha sentado en la cama y me ha dicho “Te encuentro más contenta, será que estás poniéndote mejor…”


Yo he sonreído "misteriosamente", como pone en las novelas que sonríen las mujeres que tienen algo entre manos o que son interesantes, y me he callado. No sabe tía Marta que la voy a hacer famosa porque esto lo voy a publicar con toda seguridad casi. No me voy a dedicar a escribir un cuaderno entero de casi 100 páginas para que solo lo lea mi familia, que ya nos sabemos todos la historia de tía Marta de cabo a rabo. Esto es para que el mundo conozca a mi tía, que es fantástica. Y además a lo mejor así se la sale un novio, que falta le hace. Pero tiene que ser de los “decentes”, que dice mi madre.

2 comentarios:

Juan Carlos Garrido dijo...

Tan importante como tener un guión, es no ceñirse a él, y permitir que la historia evolucione por sus fueros.

Un abrazo.

Máster en nubes dijo...

Sí, así creo que lo hará Elvira, pero hace bien Julia en intentar orientar algo, se lía la niña si no, se va por las ramas...

Un abrazo y gracias. Se pasa tan bien escribiendo, JC, que realmente te das cuenta que no quieres más que unas horas para poder hacerlo cada día, que tenerlas es un regalo.