Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

viernes, 2 de febrero de 2024

El hilo


 Me llega el último experimento con Inteligencia Artificial. Con la voz de un difunto -los familiares ceden a un programa un audio- "recrean" dicha voz como si te hablara el finado. 

Me parece siniestro, triste y, a la vez, inspirador. 

Siniestro y triste como aquella película, "Inteligencia Artificial", de Spielberg. Es exactamente esto. 

Inspirador porque no estamos hechos para la muerte sino para la vida eterna y juntos. 

Yo hablo con mi madre y mi padre en las noches de insomnio. No escucho su voz aunque la escucho. Mis padres están conmigo y es por la noche cuando esa pared que separa entre donde viven ellos y yo vivo se hace más delgada y nos oímos. Ahí y en la Santa Misa. 

Cuesta mucho esa separación. Y no es que se amortigüe, es que tienes que seguir viviendo. 

Pero ya lo sabemos, "In God´s own time we shall meet again". 

Se entiende el experimentito, pero es un truco, una idea que se ha vuelto loca, o sea, una herejía. Hay que ver la verdad de que se busca, de lo que se ansía, y rechazar la mentira. 



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Precisamente ayer paseando a mi perra me encontré con una vecina con la que había coincidido algún día. No la conocía de nada, ni su nombre me sabía. Me confiesa después de 2 minutos de charla que está muy triste. Eso me parecía. Me dice que se ha muerto su marido. Le doy un abrazo largo y llora en mi hombro. Le digo la tontada de turno "Es como si te quitan una pierna", me responde, "una pierna no, el corazón..." Quedamos para pasear juntas a nuestros respectivos chuchos. 

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No llores si me amas…

¡Si conocieras el don de Dios y lo que es el Cielo!

¡Si pudieras oír el cántico de los Ángeles y verme en medio de ellos!

¡Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos los horizontes,

los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso!

¡Si por un instante pudieras contemplar, como yo,

la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen!

¡Cómo! ¿Tú me has visto, me has amado en el país de las sombras

y no te resignas a verme y amarme en el país de las inmutables realidades?

Créeme; cuando la muerte venga a romper las ligaduras,

como ha roto las que a mí me encadenaban,

y cuando un día, que Dios ha fijado y conoce,

tu alma venga a este Cielo en que te ha precedido la mía,

ese día volverás a ver a aquel que te amaba y que siempre te ama,

y encontrarás tu corazón con todas sus ternuras purificadas.

Volverás a verme, pero transfigurado,

extático y feliz, no ya esperando la muerte,

sino avanzando contigo,

que me llevarás de la mano por los senderos nuevos de la luz y de la vida,

bebiendo con embriaguez a los pies de Dios

un néctar del cual nadie se saciará jamás.

Enjuga tu llanto y no llores si me amas…

Lo que éramos el uno para el otro, seguimos siéndolo.

La muerte no es nada.

No he hecho nada más que pasar al otro lado.

Yo sigo siendo yo.

Tú sigues siendo tú.

Lo que éramos el uno para el otro, seguimos siéndolo.

Dame el nombre que siempre me diste.

Háblame como siempre me hablaste.

No emplees un tono distinto.

No adoptes una expresión solemne, ni triste,

sigue riendo de lo que nos hacía reír juntos.

Reza, sonríe, piensa en mí, reza conmigo.

Que mi nombre se pronuncie en casa como siempre lo fue,

sin énfasis alguno, sin huella alguna de sombra.

La vida es lo que siempre fue: el hilo no se ha cortado,

¿Por qué habría de estar yo fuera de tus pensamientos?

¿sólo porque estoy fuera de tu vista?

No estoy lejos… tan solo a la vuelta del camino.

Lo ves, todo está bien…

Volverás a encontrar mi corazón, volverás a encontrar su ternura acendrada.

Enjuga tus lágrimas y no llores si me amas.

Con todo mi cariño, con toda tu alegría

S Agustín

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