Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

jueves, 16 de marzo de 2023

Mejor con dos piernas

Me dan envidia mis compañeros de Máster, los jóvenes. Se lo dije a un profesor: van a aprender algo que a mí me hubiera venido muy bien a los treinta. 

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Dar una conferencia sin consultar un sólo papel, a mi entender, es digno de admiración. Es otra de las características, a menudo, de un buen profesor: ser capaz de "sostener" una clase con su sola palabra y que a los alumnos no les haga falta más. Sé de lo que hablo como alumna. 

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No somos conscientes de la gran carencia de formación que tenemos. No ya los de veintipocos o adolescentes, los mayores también.

Llevamos décadas de una deriva de la educación escolar y universitaria. Formalmente hemos sido escolarizados, pero carecemos de las herramientas más básicas, que son, entre otras, la de una formación filosófica adecuada. Sí, también en literatura. En general en Humanidades. 

Te das cuenta cuando lees Pedrito Andía u otras novelas de adolescentes "de antes". Un adolescente, sí, de colegio de jesuitas (si mal no recuerdo) antes de la guerra civil española era capaz de escribir una obra de teatro. El pastor  de Tir Na Hilan (Sean O´Sullivan) hablaba griego, aún lo recuerdo recitarme trozos de la Iliada y yo sin caer en qué era. 

Y aunque es cierto que mucha menos gente accedía a la educación, también lo es que el contexto facilitaba que sin escolarización formal se supieran cosas elementales como lo que es, es , y lo que no es, no es, el principio de identidad, la nada no es... Sentido común se llamaba. 

Precisamente porque eso ha desparecido hoy, hace falta empezar enseñando que en muchos ámbitos la opinión, interesante, no puede sustituir a lo que las cosas son. 

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Aceptar que no tenemos ni idea de lo más básico es clave. Querer entonces formarse. Querer aprender. Estudiar. Poner los medios. 

Esto, para la formación religiosa, me parece que es también clave. 

Pero claro, es "reconocer" que no sabes en algo en lo que hasta el tato opina. Y pasar por un proceso que ya no es el del "yo opino", "pienso", "creo", "me parece"..., sino dedico tiempo a saber qué es lo que es y quiénes, antes que yo, una mindundis, lo han explicado y su explicación, o sus argumentaciones. 

La Iglesia siempre ha creído en la razón. ¿De qué, si no, iba a fundar las primeras universidades?

Lo testimonial o experiencial, que es importante, no puede sostener por sí sola la fe. Precisamente porque el contexto hoy es el que es. Y porque la fe sobrenatural no implica no profundizar en lo razonable de algunas cosas. 

"Yo, que fui a colegio religioso..." como coartada del "enterado" en temas "religiosos".

... Perdone, ir a un colegio religioso o confesional hoy -y ya desde hace décadas-  no "garantiza" no ya que Vd. sepa algo de religión católica, es que no garantiza en absoluto que Vd. tenga idea de lo más básico filosóficamente hablando (que es clave para también para lo religioso). 

Y si en el mejor de los casos Vd. sí recibió ambas -una buena educación religiosa y una buena educación en humanidades- , es bastante posible que, tras dejar el colegio, Vd. (y su entorno incluso religioso, familiar, social, etc.) hayan obviado -minimizado, olvidado, no prestado ninguna atención- a cualquier formación en el área desde aquel entonces. 

Así que, en el mejor de los casos (el de de haber recibido una buena formación religiosa y en humanidades en su infancia y juventud), casi con total seguridad Vd. se habrá quedado en aquello... sin alimentarse de formación en serio en el área acorde a sus años... y al contexto actual, que no es ya contrario a la fe, es que es totalmente irracional, puritito sentimiento y ligereza.

Ya lo decía en "Dios no mola" (God is not nice) Ulrich Lehner hace años, bien que perseguí que se tradujera el libro (y luego se tradujo milagrosamente, cosas de la vida). 

Creo en lo testimonial y experiencial, en el ejemplo, en muchas otras cosas, pero creo que, sin formación en serio  (para empezar siendo conscientes de que la necesitamos... y la busquemos, la pidamos, es derecho y es deber de todo cristiano), honradamente nos quedamos en un entorno no infantil (que niños hay que ser siempre), sino infantiloide. 

Andar sobre las dos piernas creo que es mejor: razón y piedad/caridad/ etc. 

Pero es mi opinión, sí, claro: tras la experiencia del Máster y otras experiencias recientes sobre la impresionante ignorancia en la que nadamos. Y sobre el pedaleo. 







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