Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

jueves, 12 de febrero de 2009

Cuidadoras, cuidadores. Y 4 y final.


Cuidar a quienes tenemos más cerca. Es muy fácil sentirse solidario con la tribu amazónica y más complicado con un adolescente pelmazo, una madre que te dice 200 veces lo mismo o un hermano con el que discutes.

Por eso me creo poco la solidaridad y hasta me fastidia la palabra en cuestión, más falsa que Judas a menudo. Prefiero el cuidado, siempre personal.

Este invierno que estoy pasando, casi con más días sin calefacción que con ella, me he dado cuenta de lo difícil que es hacer subir la temperatura de una habitación una vez que se ha bajado mucho.

A 6 grados, hasta que la pones a 19 para vivir, cuesta un montón. Se gasta más energía, más combustible, lleva más tiempo. Por eso es bueno no quitar la calefacción, dejar sólo una distancia corta a recorrer, a lo sumo 4 grados, de 17 a 21 por ejemplo, cuando no estés en casa.

Se puso muy enfermo un tío mío lejano, era un "liberalote" que decían en mi familia, descreído, anticlerical, vividor y tal. Al llevarle al hospital preguntó si ese hospital era laico o religioso. Con miedo se le dijo que, por supuesto, era laico, y para nuestra sorpresa nos contestó "Si no os importa, llevadme a uno donde haya monjitas, de esas que te cogen la mano y te dicen "pobrecito, qué malito está Vd"." Debían de ser de la misma orden de monjitas que cuidaron durante 14 años a Eluana Englaro.

La luz es estupenda. Es bueno que nos ilumine y veamos el contorno de las cosas, los colores, las sombras, su profundidad. Me encanta la luz, no puedo vivir sin ella. Pero una luz que sólo ilumina y no tiene calor te acaba echando para atrás. Miras lo bien que ilumina, miras lo que ilumina, y luego te vas al calorcito, al cuerpo que desprende calor, como los cachorritos.

El cuidado necesita del calor, es alegre, se alimenta de la amabilidad, esa que nos permite esbozar una sonrisa a pesar de cómo está el patio. Precisamente por cómo está.

No estoy hablando de la sonrisa zapateril o de idiota. Aunque algunas sonrisas de discapacitados de verdad darían para explicar el mundo, no solo para dar calor. Doy fe de ello.

Estoy hablando de la inteligencia práctica que hace que algunas personas tengan esa rara capacidad, el deseo también, de hacer un mundo más agradable a su alrededor, para quienes les rodean, también para ellos mismos a menudo.

No sabes cómo lo hacen, pero sucede. Son cuidadores, gente siempre de inteligencia práctica.

Sin cerrar los ojos a la realidad, precisamente por no cerrarlos, mantienen el calor, propio y ajeno, ambiental, no ceden en la alegría ni un ápice ni por resultar más listos, más brillantes o acertar más en lo que dicen. Les da igual, no es su prioridad, eso queda para otros.

Hay un tipo de inteligencias estupendas que nos explican los muchos y variados desastres que padecemos. Es cierto que para ver el mal no hace falta mucha inteligencia, solo abrir los ojos.

Pero para levantar el mapa de la maldad con mano segura hace falta ser inteligente, tener cierta técnica también. Hay inteligencias que trazan a veces un diagnóstico certero. Calibran a la perfección qué pasa y por qué. Dominan las palabras y encuentran el nombre exacto de las cosas.

Son inteligencias muy atrayentes, la verdad, y escuchándoles o leyendo lo que escriben se disfruta mucho, se piensa, se aprende. Aunque a veces te quedas triste, hecho polvo. No es que no tengan razón, es que no tienen toda la razón, creo.

Y lo que ocurre es que las personas no vivimos de diagnósticos, por muy acertados que sean, sino de cariño y buenos alimentos, que diría mi tía Charo.

Así que para convivir, para tenerla cerquita, la inteligencia práctica, la del cuidador que tan a menudo tiene esa alegría sandunguera que te hace levantarte -o quedarte en la cama si estás malito- con otra actitud. Sin despreciar para nada otras inteligencias, de quienes siempre podemos aprender leyendo o yendo a una conferencia suya. Luego en casa y con amigos, calorcito, por favor.

Que Dios nos ponga cuidadores cerca, en la familia, con los amigos, en el amor.

Inteligencia práctica.

Calor que acaba dando luz. Además.

24 comentarios:

Anónimo dijo...

Que Dios nos ponga cuidadores cerca, en la familia, con los amigos, en el amor
ay, sí, pro favor... me uno a tu petición.

Que ya está bien de ser uno el que tira tooooodo el santo día del carro. Y de que la peña no se entere de nada... ufff

Hoy me he levantado retorcidilla, me da que poca inteligencia práctica voy a tener hoy...
... toy cascarrabias!

Marga dijo...

hola máster en nubes.
Son bonitas las nubes me gustan las blancas de algodón.
Me gusta cuando voy con el avión y voy entre las nubes, o mejor cuando estoy más arriba y ellas abajo.

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Modestino dijo...

Que Dios nos ponga cuidadores y que nos cuide El especialmente.

Voy de cráneo, pero aquí ando a saludarte.

sunsi dijo...

Hablábamos de ello, Máster. De las personas que deslumbran pero cuando te acercas no alumbran ni dan calor. Y viceversa.
Quizá por eso, los que alumbran se ven poco, no salen en las noticias, son anónimos. Y porque cuidan, a veces no pueden salir y entrar, poca gente sabe de ellos. Excepto el enfermo.

Cuatro posts fantásticos. Gracias, Aurora

Máster en nubes dijo...

Bueno, Ana, ojala cuando yo diga que me levanto torcida... fuera como cuando lo dices tú. De verdad, vas a estar tú cascarrabias. Estás baja, nada más, un poquito, en tu tono de voz de cascarrabias nada...

Voy a mandarte yo un par de cascarrabias de verdad ¡para que te enteres!

Un beso, guapa, seguimos hablando otro día...
Aurora

Máster en nubes dijo...

Bienvenido o bienvenida, cielo y nardo ¿no? Estás en tu casa.

Y yo amo las nubes pero hoy que hay 2 como mucho y todas en el pico de La Maliciosa ¡no quiero que bajen! Ahí las tengo a las 2, que no se desmanden, quietas, paradas...

Máster en nubes dijo...

Modestino, te agradezco tu visita con tanto lío. Te mando un abrazo, y venga, que te sea leve
Aurora

Máster en nubes dijo...

Sí, hay de todo, vaya Vd. a saber si uno no cae en eso sin querer, me preocupa, así que por favor, dímelo ¿eh?

Por internet no se "mide" el tono, no sabes cómo sienta, hay lugar a equívocos, muchos, y puede sonar más duro lo que dices que tu intención o el contenido.

Así que como diría Driver atenta la mente...

Desde luego que hay anónimos cuidadores, muchos, a porrón, y eso: que nos los ponga Dios cerca, por favor. Que nosotros los veamos.

Un abrazo, abraçades, que decís allí ¿no?

Toi dijo...

me parece que esta anécdota-cuento ya la he comentao en esta tu casa, pero si es asín vuelve a tener vigencia:
como el anciano abuelo tenía temblores y al comer se manchaba él y ponía perdido a todo el mundo, la nuera y el hijo decidieron darle una escudilla de madera y que comiera en el patio con las gallinas directamente del cuenco, pa que dejara de dar polculo,
Ese mismo día el hijo vió a su niño pequeño jugando con un trozo de madera y una navaja y le preguntó qué haces zagal, un juguete? y le respondió mu serio el niño mirándolo desde el suelo, qué va, estoy empezando a labrar la escudilla que tú usaras en el gallinero cuando seas viejo...
esa misma noche el hijo -que había sido mujoputa pero estaba muarrepentío y acojonao- empezó a darle él mismo de comer a su tembloroso padre, que no entendía nada de tanto entrar salir del patio, el pobre.

Máster en nubes dijo...

Plena vigencia, Toi, siempre es bueno oírlo. Un abrazo, y ánimo con tu web que te está quedando ¡niquelada! Vaya con Tom, vaya, vaya...

Toi dijo...

Tom es verdaderamente un crack

he leído tu comment en la web y te aseguro que voy a ponderarlo en mi corazón
suena a coña pero es de verdad

muchas gracias, Aurora querida. Qué voz más bonita tienes

Anónimo dijo...

Hola AURORA. Un huequito en el trabajo y te leo: "me he dado cuenta de lo difícil que es hacer subir la temperatura de una habitación una vez que se ha bajado mucho", caramba, justo lo que pasa cuando bajas las defensas, o dejas de preocuparte por los demás, o por el trabajo, o por uno mismo. Cuan difícil es volver al estado normal.

Hola ANA. Que tienes razón. Que se harta uno de tirar del carro y que la peña no se de cuenta. Que no puedes sentirte retorcidilla, o sí, hay días que yo también, lo confieso. Pero no queda más remedio que tirar del carro porque el carro es nuestro, ¿o nos la han asignado?. Da igual, hay que tirar de él. Y de que la peña no se entera, lo dudo, más bien es que no quieren enterarse, es decir, son personas solidarias tal como describe Aurora. Ahora bien, prefiero apechugar y tener inteligencia práctica (aunque a veces me cueste o no lo consiga).

Al hilo de la anécdota-cuento de TOI, agrego algo que está escrito en el hueco de una columna al borde del camino que lleva a unas ermitas cerca de Córdoba. Allí se encuentra una calavera y un azulejo con la siguiente inscripción: "Cómo tu me ves, tu te verás. Como yo te veo, yo me ví. Piensa bien y no pecarás". Sustituyase el no pecarás a voluntad.

Jesús dijo...

¡Qué consolador resulta leerte! Hay luz y calorcito entre tus nubes, Máster.

Anónimo dijo...

Buenas tardes Manolo, sí... yo también prefiero ese lado, el de la inteligencia práctica, al fin y al cabo es lo que nos hará dueños de recuerdos geniales.

Ya se me ha ido pasando la "torcida"... y sí, el carro... el carro me gusta, y es mi carro, aunque a veces me cueste mirarlo de frente lo cierto es que me está dejando momentos estupendos.

Un saludo a todos.

Anónimo dijo...

Pues si ANA, cada uno tenemos nuestro carro y no hay que perderlo de vista, y tirar de él con más fuerza cada día para tener momentos estupendos.

Y poniéndome un poco (o mucho) pastoril, como diría la famosa canción: "Donde quiera que esté mi carro es mío, porque en él me crié allá en el río, si lo llego a encontrar, vendrás conmigo
en mi carro de amor por el camino".

Hala buenas tardes.

Anónimo dijo...

jajajjjajajajaa!!!!

Antonio Azuaga dijo...

Dices bien. Las palabras son un lujo distante: con ellas podemos recolocar las preocupaciones y salir airosos de la mala conciencia. Pero la necesidad real es cercana y bastante incómoda: nos llena de demasiadas contradicciones. Por eso es tan normal que todos hablemos de los innumerables problemas del mundo. Por eso, tan improbable que alguno se solucione.

Besos

Máster en nubes dijo...

Gracias, Toi, te escribí pero no lo has debido de ver. Para meter una de tus nubes en mi blog necesito recortarlas, (si no ocupan demasiado) y no sé si te importa o no. Dime algo, por favor.

Máster en nubes dijo...

Manolo, ánimo con tu carro, el tuyo, con la gracia que tú tienes lo llevas genial seguro.
Un abrazo
Aurora

Máster en nubes dijo...

Suso, lo bueno realmente sería dar calor a las personas que me rodean, el papel lo soporta todo, no te digo internet.
Un abrazo
Aurora

Máster en nubes dijo...

Ya sabía yo que tu día no iba a acabar mal, besos desde el sol de hoy del Boalo al sol de León, que es el mismo ;-)

Máster en nubes dijo...

Antonio, el mundo es mejor con gente como tú que da clases, que está en lugares tan "incómodos" hoy como es la enseñanza.

O sea, que aunque los problemas no se solucionen, tú algo haces ¿no?

Pues eso. Un abrazo y un beso... animantes y de reconocimiento.

Toi dijo...

Aurora, corazón, acabo de llegar de un concierto de música Kurda, que suena a rollo pero ha sido muy maravilloso. Por eso respondido no te he.
Puedes hacer lo que quieras conmigo y con mis nubes, dentro de una decencia, o sin ella, lo que quieras. Si quieres te la envío por mail. Dime cual quieres.
Todas mis nubes son tus nubes.