Elías y los sacerdotes de Baal. Lucas Cranach el Joven. |
La foto es de un viñedo de Hermanos del Villar en Rueda. Hacen un vino estupendo, Oro de Castilla. Y son primos segundos míos. |
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El dolor se vuelve más suave, pero no desaparece. Y en misa es cuando notas más alivio y esperanza. Se lo comento a una amiga a quien le pasa igual. Voy a misa por lo que implica, recibimos a Jesús en cuerpo y sangre, pero también porque noto a mis padres y familiares, a tantos amigos queridos.
Es a partir del Sanctus: sabes entonces que el velo se rasga, que el cielo se abre y estamos ahí la iglesia militante y ellos, esperamos, en el cielo alabando y, a la vez, pudiendo tocarnos casi. Notas sus dedos, sabes que queda menos y que ellos no te soltarán de su mano.
Don Alejandro siempre nos conmueve con esa petición suya que no olvida en ninguna misa: por quienes nos precedieron, por el don de la fe, gracias a Dios y a ellos estamos aquí. Y es así.
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A las nueve de la noche de nuevo estaba. Le pregunté luego su nombre y su edad, doce, con pantalón corto iba, guapo como un sol. Toca el violonchelo y tiene que repasar este verano algunas asignaturas del conservatorio. Seis hermanos tiene. Hincado de rodillas rezando el rosario ante el Santísimo. Cómo no emocionarse. Le di las gracias.
Concuerdo contigo, ese momento de comunión de toda la Iglesia: nosotros peregrinos, unos purgando (purificando), otros ya de cara al Santo, al Señor, alabando y bendiciendo, llena el corazón y fortalece. Saludos.
ResponderEliminarSaludos, Cecilia, gracias por tu visita
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