domingo, 27 de mayo de 2012

La dignidad de Simone (Motivos para la esperanza)

Leo La Razón ayer y me encuentro con la noticia de que Clarice, nigeriana, dio a luz en la cola del INEM en Madrid a un niño ayudada por una médico brasileña, Simone, que también estaba allí esperando.

No sólo es que mayo esté radiante de camino a Madrid por tren desde Ávila, que lo está. Quien tengo enfrente en el tren no puede ni leer, como a mí me pasa, las dos absortas pegadas a la ventana. Cuando el campo está así no hay ni Jimenez Lozano que valga. Pero es algo más que esta primavera de Castilla que, como llega, tarde y seguramente corta, no quieres que se te escape.

Simone Saurim, la médico brasileña con 5 idiomas que está en paro, y a la que entrevistan muy brevemente en el periódico, cuenta que ha recibido ofertas de la televisión, naturalmente para salir a contar qué pasó, qué hizo, quién es, etc... En fin, el circo mediático al que la tele nos tiene acostumbrados.

Pero ella se ha negado.

 "Yo solo quiero trabajar, no quiero ser popular..."

Es más, añade sin darse importancia que "Clarice lo tiene peor. Los médicos, como todos sabemos, disponemos de una facilidad mayor..."

La mujer nigeriana a la que ayudó a traer el niño en plena cola del INEM es madre de 6 hijos. Y tampoco tiene trabajo. Está casada con un pintor también en paro.

Sale en el periódico la foto  de Clarice en el hospital con su marido al lado y en los brazos de él el niño. El padre mira con ternura al pequeño al que han llamado Inem, tiene su gracia.

Sale también en otra foto Simone, 33 años, la médico psiquiatra, sentada tranquilamente con unos libros de fondo.

Hay motivos para la esperanza.Y no solo porque este campo con su verde primavera de Castilla te haga olvidar la prima de riesgo, el desastre de país, las facturas que no se pagan  y las dificultades laborales ajenas o cercanas.

Hay motivos sobre todo porque hay personas como Simone que son dignas y admirables. Y no se venden por un plato de lentejas a pesar de tener dificultades.

Hay motivos también porque un niño llamado Inem es acogido por sus padres con una paz y una confianza que desprenden ambos que es realmente envidiable.

4 comentarios:

  1. Que razón tienes. Pero cada vez es más difícil encontrar personas que no cedan a la tentación de un plato de lentejas ó menos. :)
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Hermosas entradas las dos últimas, Aurora... La esperanza es algo bueno y te reconcilia con la vida, claro que sí. Detalles como estos te hacen pensar que no todo está perdido.

    ResponderEliminar
  3. Gracias por tu aclaración.
    Salu2, Aurora.

    ResponderEliminar
  4. Las lentejas están muy ricas y hay hambre, ¿quién no es Esaú?- Gracias por tu visita y comentario.

    Javier, es difícil ser consciente y tener esperanza, que ésta no sea una caricatura, esa estupidez del pensamiento positivo. En fin, nos entendemos. Feria mañana. Gracias siempre.


    Diego, un placer visitarte, lo de Catahuevos a mí me hizo gracia también, hay más calles con nombres así, creo que te gustaría Urueña.

    ResponderEliminar