jueves, 19 de noviembre de 2009
Los chinos, una vuelta por Asia y algo de Centroeuropa
Otra cosa que leíamos mucho allá por los años 70 era Pearl S. Buck, sin parar. Nos impresionaban mucho las costumbres chinas y entre ellas la de la dominación masculina. Nos parecía muy raro e interesante todo: los pies chiquitos por la costumbre brutal de vendárselos, las vidas tan duras de todos y aquellas mujeres sin decir esta boca es mía, tan calladas.
Luego también se puso muy de moda el Tibet y eso del tercer ojo. Me acuerdo de los libros de Editorial Áncora y Delfín, ¿o era Destino?, no sé, la misma que Delibes, leíamos mis primas y yo a Lobsang Rampa creo recordar. Más de una noche tumbadas en nuestras camitas intentamos una prima mía y yo lo del viaje astral concentrándonos muchísimo en ello. Nunca llegamos muy lejos porque nos entraba o la risa o el miedo, así que volvíamos al cuerpo propio si es que alguna vez estuvimos fuera de él.
No había muerto Franco todavía, mi abuelo materno tampoco, recuerdo que la palabra "liberal" era terrible en algunos ambientes, como alguien de quien no fiarse jamás. Yo pensé toda mi infancia que un liberal era alguien divertido pero habitualmente un frescales y políticamente un crítico, un opositor del franquismo pero sin el pelo largo o la zamarra de combate de otros, con un estilo como más de señorito. Un pariente mío tuvo una discusión considerable con su padre al que adoraba por Ortega y Gasset que ya son ganas, digo yo, de discutir. Claro que en la familia éstas nunca han faltado y además creo que se acaba discutiendo más con quienes estás más de acuerdo y por auténticas nimiedades, cuestiones de matiz o de unos grados para acá o para allá, no muchos, de punto de vista. Sólo cuando no hay nada que decirse, cuando se está muy lejos, no se abre uno al debate siquiera y se hace un silencio mucho más triste y preocupante que una buena discusión por muy acalorada que sea ésta, algo que entre españoles es bastante habitual y entre personas de confianza todavía más.
Más tarde vino "Esta noche la libertad" de Dominique Lapierre y Larry Collins, a mi padre le gustaba mucho, le entretenía. Más lecturas, más. Antes del Acantilado, pero mucho antes, Zweig era un autor muy recomendado en mi familia. Primero eran algunas biografías suyas, y luego dos libros que vuelvo a releer de vez en cuando por eso que la buena literatura y el romanticismo no están reñidos, "24 horas en la vida de una mujer", "Carta de una desconocida". Por cierto, ambos muy breves, lo que demuestra también que escribir corto y bien es posible, ay. Mi padre y mi tío eran, son -siempre presente mi padre-, dos apasionados de Zweig y nos lo transmitieron.
También Herman Hesse y aquel "El lobo estepario" que se leía tanto o "Siddartha". Me acuerdo de una compañera de colegio con él a cuestas, María Galera, nos parecía muy moderno lo oriental. Como en todo había modas, algunas vuelven, otras se fueron, y luego queda lo que queda de todo, a veces muy poco.
Me acuerdo mucho de la polémica de "Tiempo de silencio", nada que ver pero... ¿lo podíamos o leer o no en Cou? Contaba un aborto, no recuerdo bien si lo llegué a leer, supongo que sí pero después, más mayor.
Leonard Cohen al fondo, también teníamos otros muchos de más lucecitas, menos intelectuales que Cohen que siempre fue para minorías, por ejemplo Neil Diamond y Juan Salvador Gaviota que arrasaba y nos encantaba, y otras muchas canciones suyas. Abajo una muestra...
Ufssss, hedbanna: clavaditas, clavaditas.
ResponderEliminarAñado: Daphne Du Maurier, Sommerset Vaughan, en el ramo más serio.
Frívolo y/o de menor peso: Frank G. Slaughter.
En el ramo de las conversiones y/o literatura de catolicismo demostrado: Thomas Merton, Fran Yerby, Maxence van der Meerchs
Y luego título tales "Por siempre Ambar", "Clochemerle", "La montaña mágica" y "Los Bunderbrook"; muy a escondidas "Las amistades peligrosas", "Madame Bovary" o "Ana Karenina", "Cumbres Borrascosas" aunque muy recomendado "Jane Eyre"
Buffffffffffff, se me atropellan las ideas, los recuerdos, los títulos.
Y la sensación de peligro al leer a escondidas aquello prohibido, de excitación,.....
"Todo lo que no entendáis, os malforma" lapidaria frase de mi santa madre, a la que ninguno de los hermanos hicimos ni caso.
Claro que, en su descargo debo decir, dejó de utilizar en su momento.....
Con Dios, hedbanna
Querida tertuliana:
ResponderEliminarUn placer haberte conocido ayer. Si no te importa, mándame tu dirección de correo a la mía, gomezyreyes(arroba)hotmail.com, para poder enviarte las convocatorias de las próximas reuniones. Un saludo mercurial.
Cohen y Diamond, me los has traído de una manera que parece que no me haya movido de allí. Y a lo mejor no me he movido. A punto de lágrima nostálgica me has tenido...pero no.
ResponderEliminarBuf, Pearl S. Buck, también aquella "Viento del este...", me gustaba.
Ese año, 75, que fue crucial para mí, por motivos diferentes. Lo que se puede y lo que no se puede leer. El viaje astral de MªLuisa, estando internas, ella sí que viajó, menudo susto. Y los y las liberales. Eran divertidísimas las discusiones. Uff, discutíamos un montón.
Y Siddartha, y el Lobo, los amigos que te decían, "por ahí tienes que empezar a leer", Herman Hesse, y Kerouac, a éste no lo toqué. Ay ay ay, qué risa, y de los pies chiquitos también me acuerdo,
pero claro, no con este lujo de detalles tuyo, que de verdad, que bonito es tener memoria...
Gracias, Aurora.
Me lo sigo pasando...cañón.
PS: Y cómo hacéis para acordaros de todo, eh, cómo hacéis.
La montaña mágica, Sarracena, ¿a tan tierna edad tuya? ¡Qué bárbara! Claro, claro, Cumbres Borrascosas, precioso, y Jane Eyre...uff, lo más. Luego de más mayor me vino a mí una vuelta a la novela tipo amor y más amor...pero ya en la Facultad, o más mayor incluso, no digo de quién, pero vamos, que eran de forrarlas...no sé a qué se debió aquello. Qué bonito es recordar. Gracias otra vez.
Me enrollo, me enrollo y lo siento. Las amistades peligrosas, madre mía.
Me agrada ver esta coincidencia de lecturas; yo releí de chaval "Sinuhé el egipcio", y "Viento del este, viento del oeste", ese delicado libro donde se habla de los pies vendados, me acuerdo muy bien. Eran todos del Círculo de Lectores. Mi padre era un hombre que apenas leía libros, pero gracias a él tuve en casa un buen surtido de éstos para alimentar sueños. He conservado algunos de ellos en mi propia casa como un tesoro de nostalgia.
ResponderEliminarUn cordial saludo, Aurora.
Además de bastantes de las que has nombrado...rebajé un poco el nivel, Aurora.
ResponderEliminarDevoré "Torres de Malory"... esas novelitas de internados con pequeños conflictos. Me enamoré del amor con "La vida sale al encuentro" y me enganché a Martín Vigil.
A veces da corte reconocerlo...
Un beso, guapa
Pepa:
ResponderEliminarDaphne du Murier da para una entrada solita ella, La posada de Jamaica fue otro de los libros de mi juventud, y luego ya la versión cinematográfica de Rebeca ni te cuento. Y más, Hungry Hill que está justo donde alquilé una casa en Irlanda, Beara, dos años consecutivos. Y otros igual, tenemos bibliotecas muy similares, Sarracena.
José Manuel, lo pasé genial, muchas gracias a todos, acogéis genial, un abrazo, ya está hecho.
Lolo, algunas niñas no leíamos a Kerouc hasta más tarde, vamos, al menos esta niña antes de los 15 no lo leyó seguro. La montaña mágica, los 7 círculos y por supuesto Jane Eyre sí y siempre, es prototipo de esas mujeres ratón sobre las que me gusta escribir tanto. Y desde luego esta menda tampoco leyó Las amistades peligrosas antes de los 18 al menos.
José Miguel, el Círculo fue -y yo creo que es- algo estupendo y Vd. tiene suerte de conservar esos libros. Un cordial saludo para Vd., seguiremos hablando de libros, espero.
Sunsi, oye, que yo luego me he leído y ya mayor -que tiene delito- casi toda Rosamunda Pilcher que con las recetas de cocina y las revistas de decoración son de lo mejor para conciliar el sueño y olvidarse de los problemas. De Torres de Malory ya está preparada la entrada que es la de hoy, me encantaban, atracción del internado aquel y a la vez temor de ser abandonada, todo cabe. A Martín Vigil con permiso en cambio no lo podía soportar, como a Luca de Tena, para esta lectora eran unos auténticos pelmas, pero ya sabes que para gustos se han hecho los colores y seguro que yo me he tragado otros libros que a otros les parecerían el colmo de la pesadez, por ejemplo, la citada Rosamunda... que cursi es un rato, pero chica, me encanta ese campo escocés o británico y esas historias de amor totalmente calcadas unas de otras.
Gracias a todos por leer y comentar, esto de reconstruir la memoria lectora es divertido...
Esa era, Rosamunda, y de mayor, encima. Me chifló. Los buscaba como loca hasta que conseguí leerlos todos. Y Victoria Holt. Hale, ya lo he dicho. De forrarlas o no de forrarlas, eh?
ResponderEliminarY la vida sale al encuentro, ay señor, este verano me lo releí para ver si la cosa tenía un pase y lo podían leer mis teenager...y no.
Muy divertido recordarlo. Me voy a Malory, que es un pasito atrás en edad.
Estás leyendo mucho, mucho.
ResponderEliminarY buenos libros.
Y también Victoria Holt. Hale, también lo he dicho...
ResponderEliminar"La vida sale al encuentro"... es que el contexto actual es tan distinto que es casi imposible que los teenager se identifiquen con esos personajes...