Dos mujeres jóvenes subidas a esas piernas de las interminables y largas, más bien dos mujeres a unas piernas pegadas.
Rubias a la española, es decir, falsas.
Manicura perfecta, cejas muy perfiladas, ropa cara y estudiadamente descuidada.
"Me dijo, le dije, hizo, no hizo, entonces yo, entonces él..." Conclusión clara: no hizo lo que debiera, no dijo lo que yo esperaba.
Y otra vez vuelta a la noria.
"Me dijo, le dije, hizo, no hizo, entonces yo, entonces él ..." De nuevo la misma conclusión cada vez más clara: no hizo lo que debiera, no dijo lo que yo esperaba.
Una retahila larga, un narración imposible de seguir sin brújula ni mapa. Luego un brevísimo silencio y una pregunta concreta y clara.
-Y entonces ... ¿qué vas hacer?
-No pienso hacer nada, que no vuelva, no me importa nada.
Un breve silencio de punto y aparte roto por una pregunta extraña, y otra todavía aún más rara.
-Oye, perdona, esto que hemos pedido ¿cómo se llama?, no engordará ¿verdad?" Dice la rubia abandonada.
-Se llama Kir Royale y es champagne con cassis, lo tomé en Francia este verano en la boda de Laura. Por supuesto que no engorda nada. Por cierto, Cati, ¿no te he contado todavía lo de la boda de Laura? Ay, no sabes cómo fue, como para olvidarla...
Y otra vez una retahila prolijamente detallada.
El chateaux de los suegros de Laura, siglo XVIII, más de dieciséis habitaciones amplias, grandes ventanas verdes, cortinones, alfombras, muebles, candelabros, espejos, escalinata, balaustrada y jardín y, por supuesto, caballos en las cuadras. La campagne a la luz de agosto con viñedos casi dorados, el toque de chic rural francés. La despedida de solteros justo el día de luna llena (la luna también estaba encargada). Los tres días en total de fiesta larga, había que tirar la casa por la ventana. El cóctel de la boda seguido de cena: tres platos y sorbete en medio, postre final, pero, por Dios, no tarta, no se lleva nada. El vestido de la novia: color específico con nombre compuesto, nada de un simple blanco, beige o hueso; escote concreto, largo y ancho de las mangas, tipo de tela, largura y espesor del velo, forma de la tiara y valor aproximado de ésta, tipo también de la falda y amplitud de su vuelo, clase de botones del corpiño y tejido y corte de las enaguas, ropa interior que llevaba la novia, sin olvidar el bonito detalle de la sobrefalda.
Y las alianzas, también las alianzas: específicamente diseñadas y encargadas a un joyero de la Place Vendôme de París y llevadas en la ceremonia cosidas por una cinta rosa a un almohadón de seda verde portado por un paje rubio de seis años hijo de la hija del dueño de... algo.
Por supuesto, también todos los vestidos de cada una de las damás, mas el de la madrina, los de las las tías, las amigas y la familia política. Todos sin falta.
Total: más de dos mil palabras pronunciadas a ritmo de vértigo.
Y otros dos Kir Royale para dos bodas, la inolvidable y la ya olvidada.
Kir Royale
-Champán 8/10
- Crema de cassis 2/10
Vertir el cassis en la copa y rellenar con champán o cava.
En honor a Félix Kir, heroico alcalde de la ciudad de Dijon en tiempos de la 2ª Guerra Mundial y político de tendencia izquierdista, ya te vale.
Kir Royale
-Champán 8/10
- Crema de cassis 2/10
Vertir el cassis en la copa y rellenar con champán o cava.
En honor a Félix Kir, heroico alcalde de la ciudad de Dijon en tiempos de la 2ª Guerra Mundial y político de tendencia izquierdista, ya te vale.
A sus pies, con una copa.
ResponderEliminarBrindaré por usted, que lo merece, y en honor de majestades.
Genial ambiente, chèrie; la música, las niñas, el château y el kir royale.
ResponderEliminarY tras el cóctel, ¿hay mudanza o no hay mudanza?
Pues parece que tiene buena pinta el Kir Royale... claro que si supiera qué es el cassis lo diría más convencida...
ResponderEliminar¡Vivan los novios! Siempre que me hablan de bodas así, sólo se me ocurre decir eso. Un beso.
ResponderEliminarEs imposible que le importe nada si vuelve o no tras beber Kir Royale.
ResponderEliminarTiene pinta de que a rey muerto rey puesto
Hija, qué tías, no te digo mi opinión que luego me llaman bolchevica;-)
ResponderEliminarLa bebida me gusta, es bien bonita y debe saber bien. Me la apunto.
Cómo diriges la mirada sin mancharte. No son ellas, son ellas vistas por ti. Has contado tu mirada. Igual que en el camino.
Besos, Duquesa.
¿Cómo servir tarta en boda tan empalagosa? ¡Qué mareo de bodorrio! ¡Y qué horror de medijos y ledijes!
ResponderEliminarEn esas ceremoniasfestivosociales
sucede lo que con el kir royale: sus burbujas huecas te alteran la cabeza.
Máster, lo d/escribes tan bien que se me erizan los pelos.
La bebida sólo es bonita, a mi gusto.
ResponderEliminarPor eso si no hay tarta, que no se lleva en los châteaux, y no hay mudanza, esta entrada es un ejercicio de mirada, como dice Olga.
Genialmente resuelto. Remasterizado.
Pasado por el color y la música.
Me parece a mí, hoy que ya es por la mañana.
JSM: Lo de la copa y brindar bien, pero a mis pies como que no, me siento un poco incómoda...
ResponderEliminarUn abrazo, ay no, un ab, y no te he entendido el final del otro álogo, soy un poco torpe ¿sabes?
Lolo: Mudanza es la etiqueta de ficción. Pero si me preguntas por la mudanza de Cati, mira, creo que se suelen mudar ellos, no ellas, que se quedan con la casa, aunque hay variaciones, clar.
Rocío: El cassis es una crema de frutos rojos, rica, aunque hay que tomarla "rebajada" o con vino blanco o en champagne. En cualquier caso yo creo que es una bebida un poco de señoritas, quizás en exceso dulce, no me hace mucha gracia, pero en gustos, ya sabes, no hay nada escrito...
Ay, Jesús, ¿vivan los novios, de ellos o vivan los novios de la pareja que se casa? Me ha entrado la duda luego, por eso de que los fru frús y el show suelen dejar a "ellos" un poco a un 2º lado... No sé...
Capitán: seamos buenos y pensemos que hay reconciliación, un final feliz, algo, por Dios, algo...
Olga, ya sabes que no, que necesito escribir con mucha más distancia, sin discurso, sin nada. Y corregir. Y escribir contra la fluidez a menudo, y de la propia facilidad, contra los tics -que hay muchos- y tirar, reducir, en fin, mucho más. En ello estamos, ya veremos si se va pudiendo. En cualquier caso, gracias por venir y comentar. Probaremos el Kir Royale -porque hay que probar de todo-, haremos la revolución (a jacobina, cada una en su estilo, no me ganas) y bueno, un par de cosas más que no contamos en público...
Javier: el seguimiento de una conversación femenina "media" implica un esfuerzo sobrehumano para muchos (hombres, mayormente), pero además en estos casos hay que estar con la oreja pegada... ;-)
Mientras tanto las bolsas de la ropa de deporte en el suelo, cosas veredes...
Lolo: no, todavía no, sé que no está, pero me puede en estos casos publicar algo en el blog de vez en cuando, mal, lo sé, pero en fin, es una tentación como otra cualquiera en la que a veces se cae...
A todos: muchas gracias por leer. Vamos a ver cómo se "desliza" esta serie de "cuentos" de Cóctel entre alcoholes varios... y mezclas habituales o hasta extrañas.
Quería decir que vivan los novios que organizaron la boda. Por muy elegante o espantosa que resulte la boda, si es espléndida, hay que agradecerlo.
ResponderEliminarAh, Jesús, claro que sí, por agradecimiento a la generosidad.
ResponderEliminarLo único es que el "momento boda grandiosa", que diría Boris, a veces puede resultar un poco atorrante, pero por supuesto que vivan los novios y que vivan muchos años y siempre, faltaría más.