Escribía el otro día Javier Sánchez Menéndez de la desaparición de algunos blogs. Me quedé con la copla pensando en que en esto de tener una bitácora, de escribir quizás, hay tanta variedad como en la cocina, distintos grados, no mejores o peores.
Una cosa es la afición, otra el gusto, otra el estilo, y luego viene la técnica, el oficio. Y detrás la materia, siempre la materia. Intentaré explicarlo.
La afición en general es genial. Que te guste algo que te mueres. Que lo disfrutes. Como sujeto pasivo -aunque nunca se es pasivo- uno se inicia en muchas cosas como simple aficionado. Oyes música, te encanta la pintura, la cerámica, la cocina. Quizás a base de ver mucho, de leer mucho, de escuchar mucho, uno desarrolla algo que se llama gusto.
Hay algunas personas que tienen un gusto innato, pero yo creo que la exposición a lo que sea nos hace desarrollar el gusto.
Cuando hablo de gusto no quiero entrar en el mal o buen gusto, es otra cosa. El gusto tiene que ver con el paladar, con el olfato, el tacto, con un mundo de reconocer vía sensible e intelectual, ambas. El gusto es que tu ojo aprenda a ver, tu oído a oir, tu paladar a gustar: colores, tonos, volúmenes, ritmos, ácido o salado, agridulce. A identificar, a distinguir, que se acostumbre a un amplio rango de registros, que no sea monocorde, romo, analfabeto. Luego ya otra cosa es lo que prefieras, pero el gusto original al que me refiero es saber reconocer, identificar gracias a la exploración, a la exposición, al hábito, sea de lecturas, de comida, de pintura, es igual. El gusto es el cultivo que se inicia con la afición digamos que pasiva -insisto, nunca lo es- de algo como espectador, lector, o hasta comensal.
Sobre gustos precisamente está todo escrito, o mucho al menos.
A veces a base de disfrutar mucho comiendo, es mi caso, prende la afición a la cocina, a lo activo supuestamente. A base de disfrutar leyendo prenden también las ganas de escribir. Te haces entonces un aficionado activo, o una palabra que todavía me gusta más, amateur. No tiene nada de peyorativo en mi opinión. Y conserva lo de amante de algo que me encanta.
Soy cocinera amateur y escribo también por amor, por ganas, por deseo, por afición, llámalo zeta, me es igual.
Recuerdo este verano en Le Gargantua. Abriendo un salmón, deshuesando un pollo, haciendo cosas que nunca he hecho pero a las que les hace falta algo más que gusto por comer o afición por cocinar. Les hace falta técnica, oficio. Algo que mi amiga Raquel tiene, impresionante verla cortar, simplemente cortar, las verduras. Cocinar bien conlleva que te guste comer, haber comido variado, haber experimentado, amor por el material -por la materia prima-, conocerlo mucho, pero también técnica.
Como en la escritura, sé que no tengo técnica, algo me han enseñado pero no soy una cocinera de técnica como es Raquel y como creo que es Mirna que sin perder el gusto, el amor o la afición, tienen técnica, mucha. Tienen oficio. Algo envidiable.
La técnica hoy en día está muy denostada porque vivimos en el país de Lola Flores para lo bueno y para lo malo. El complejo Lola Flores es ese que dice "yo too lo llevo dentro". Y pensamos que no hace falta técnica, que con nuestro gusto y nuestra afición, nuestro amor también, suplimos la técnica. Yo creo que no es así.
Tengo un gran respeto a la técnica, al oficio. Al de escritor para empezar. Porque por familia sé lo que cuesta escribir algo de verdad, no algo que te nace y lo pones en media hora en internet o en un papel. No. Hay artesanos de la palabra que dedican media hora a un párrafo, y luego otra, y luego otra.
Creo que escribir conlleva ser lector para empezar, un gran lector, desarrollar el gusto, dosis de amor a raudales, afición, pero luego exige técnica. No tengo de la última, nada, por eso respeto mucho a quienes la tienen. Y se pelean con ella. Y echan horas. Afinan para decir algo y para decirlo bien, fabulan, juegan. La técnica tiene mucho de juego, pero de juego esforzado que da como resultado aciertos pero antes algunos fracasos hasta que limas, hasta que sabes. Y se nota cuando lees a otros.
En moda es igual, trabajé con un diseñador muy conocido y caí en la cuenta. Era un hombre de simple y excelente buen gusto, pero no tenía técnica ni oficio. Eso lo tenían otros a su alrededor, pero no sabía de patronaje, de cortar. Nada. En España esto se da mucho, la mayoría de los diseñadores no saben trabajar con la materia, ellos mismos, con sus manos. Pueden tener amor, afición incluso, y haber desarrollado un gusto excelente, pero no son couturiers, eso está en vías de extinción casi.
Creo que hay que alentar siempre la afición, antes el gusto, pero también creo que hay que valorar la técnica, el oficio, porque sin ello cocinar o escribir es un ejercicio no diré que peor, tampoco mejor, sólo diré que es distinto. En las bitácoras se nota, no tengo ni idea de si son un género literario o qué son, doctores tiene la blogosfera
Vivimos en un país, en una sociedad en general, en que hay poca valoración de los oficios, de todos. De ese enfrentarse como artesano, como obrero más allá de la, con perdón, "vena creativa propia" que no lleva habitualmente a ningún lado, o más bien siempre demasiado cerca, es evidente.
Vivimos en un mundo que aborrece de la materia, que no sabe enfrentarse a ella muchas veces, y al escribir hay materia, mucha, que pide una técnica, muchas, juego. En el caso de escribir, la materia de la palabra, las palabras, la gramática y la ortografía para empezar -parece una obviedad pero no lo es en absoluto-, el ritmo y otras muchas cosas que yo desconozco son básicos, elementales. Desde ahí se trabaja jugando.
Claro está que el tema de escribir o tener una bitácora a menudo no está en llegar a ningún lado, a veces es sólo divertirse, que está muy bien. Está muy bien, pero no es lo mismo.
Estilo. Creo que cada uno tiene cocinando, escribiendo, el suyo, propio. El estilo es algo uno, pero no es uno, es un uno mismo superficial, interesante, pero nada más, ni menos. Hay que serle fiel, pero no hay que idolatrarle, ni como lector ni como escritor, creo. Porque el estilo, que es mucho, no es nada sin técnica, sin oficio, sin trabajar. Y a veces uno se encierra en el estilo porque desconoce o no le interesa la técnica, también porque es infinitamente más cómodo, la verdad.
Creo que un escritor con oficio no es que no tenga estilo, que lo tendrá, uno o varios, es que ya no está prendido de él, lo ha trascendido. Y luego hay estilos más falsos que Judas, a mi entender, impostados, nada auténticos, repetitivos, o simplemente gente también que te gusta más no lo que escribe sino cómo lo hace, estilos que aborreces y otros que enganchan. Pero un escritor de oficio pienso que está por encima de eso, creo, no sé, el estilo, en las bitácoras también, tengo la sensación que puede llegar a ser una pesada cárcel, como en la vida.
Yo creo que no se puede ni se debe exigir a todo el mundo lo mismo y es fantástico que haya variedad de todo, y modos de hacer las cosas, y resultados, faltaría más. Las bitácoras, además, no pretenden ser siempre literatura, o un ejercicio de escritura siquiera. Son un divertimento a menudo, fenomenal que lo sean.
Que una persona haga una cena para 12 en una hora, sin respirar apenas, y que lo que comen les guste y aplaudan está fantástico. Pero que otra dedique 5 horas a un menú elaborado con primor, producto no sólo de una buena materia prima, o de su gusto, sino de mucha técnica, de experimentación, de juego esforzado es también estupendo, a mi entender.
No sé si me he explicado. Todo está bien, pero no todo es lo mismo.
La técnica, el juego, implican paciencia, constancia, tiempo también. Y no nace de la nada, detrás siempre gusto, afición, amor, conocimiento de la materia, elementos básicos.
Cualquier oficio parte de reconocer que uno dentro lleva bastante poco, muy poco, parte de la humildad. Y no del arrebato aunque sea en la calma.
Ser consciente de esto te da cierta perspectiva. Y, con todo, mucha paz, qué se le va a hacer.
Nota: canta Sting, de su disco "Las canciones del laberinto", con un laudista, Edin Kamarazov, poemas de un contemporáneo de Shankespeare, John Downland. Fine knacks for the ladies quiere decir bonitas baratijas, abalorios para las damas.
Sólo conozco personalmente un es- critor profesional.
ResponderEliminarJavier Marías.
Buscando su traducción del "Espejo del mar" de Conrad, me lo tropecé en la Feria del Libro, en el Retiro de Madrid.
Es un escritor de oficio.
Se encontaba firmando libros en la caseta d una editorial.
Dado mi natural libertinaje a la hora de escribir y mi falta absoluta de pudor, entablé conversación con el susodicho.
Fui a por todas.
"Señor Marías: escribiendo me divierto que no veas".
"Joé, hace que yo no me divierto la tira.Muchas veces, cuando estoy a la mitad de un libro, mi representante me tiene que recordar las claúsulas de penelización que tengo firmadas con la editorial. Ganas me dan de salir corriendo. Pero chico, mira, es mi oficio y tengo que acabar aqueloo a lo que me he comprometido".
Tras la conversación de media hora, me puso unas líneas en mi ejemplar de Conrad.
...
No podemos tenerlo todo.
Tenemos que elegir cada día.
Divertirse o tener oficio.
Ser fieles o no serlo.
Reirse o llorar.
...
Esa capacidad de elegir es la que nos distingue.
Personalmente me conformo con no perder la posibilidad de elegir.
...
El ritmo de escritura de Aurora me parece semejante a la estructura musical de una samba.
Y eso es lo que la hace diferente.
No tiene oficio, pero tiene Bossa Nova.
Más de lo que puede pagar una editorial.
Ese algo que no se puede comprar es la música que llevamos dentro.
...
Nuestra canción.
Driver, gracias por pasar, estoy... pero no estoy de acuerdo totalmente contigo. Hacer las cosas bien cuesta casi siempre. Se puede uno divertir... y sufrir al mismo tiempo, escribiendo y en casi todo en la vida. No creo en la elección, la verdad. Creo que hay gente más atormentada que otra ;-), más "pesada" que otra, y dentro de la gente que escribe hay gente muy metódica que no "sufre" tanto, hay poses también, no digo que sea el caso porque no conozco al señor Marías, pero en otros campos hay poses de "artista-agobiado-atormentado-etc.etc.".
ResponderEliminarHay algo de cuento entre quienes cuentan cuento, es mi impresión, seguramente falsa ;-) Y todavía hay más cuento entre quienes les miramos que pensamos que son como gente que flota, y no: si son buenos, son currantes, no llegan un día y plaf.
Y respecto a la bossa te recuerdo que tengo a Josianne en casa y que ya me gustaría a mí ser bossa nova. Ni de broma, hermano, gracias pero no. Ni por cadencia, ni por ritmo, ni por palabras, ni por contenido, mi música propia está lejos de todo ello, desafortunadamente, y no pasa nada. Pero muy lejos.
Eres un amigo estupendo, pero las cosas como son siempre ;-), nos van a querer igual.
Un abrazo
aurora
Tenemos canguro para el sábado.
ResponderEliminarVamos fijo, la aeronaútica y el menda.
Llevo el vino.
Hasta el sábado, bosssa nova.
Cúrate el catarro y busca local copero y bailongo en el Boalo.
Que tenga musiquita. Please.
Nos vemos, prenda.
Oído cocina, pero relájate, por Dios.
ResponderEliminarSuave, tranquilo, no me impongas ;-) la agenda que este finde va de relax y de hacer un par de cosas como mucho pero bien.
Copas si encuentro un lugar donde podamos hablar, y baile si encuentro un lugar donde se pueda bailar agarrado ;-)
Y si no, el silencio está muy bien, Diego, y quedarse en un mismo lugar también... ¿todo tiene que ser con música o con algo de fondo, en trepidación?
Venga, que tengo ganas de conocer a Isabel, me alegro de que tengáis cangura.
Oído cocina.
ResponderEliminarPor si, me echo música en el ferrari.
Tal vez os invite a conducir bajo la Luna.
Si os portáis bien, ;)
...
Dile a Olimpia que esté lista.
Igual me escapo con ella.
Y vosotros os quedais con la charla tranquila, ;))
Y ojito, nada de regalarnos una boxer para mis pitufas,
Visada quedas.
Oído Cocina.
ResponderEliminarGracias Aurora, por la referencia.
Cada Blog, es como una gran cocina. Donde el cocinero elabora los platos que desea y sabe.
Por tanto, los comensales siempre saben a qué mesa acudir.
Y con ello, además de la temporada, el calor o el frío, o las circunstancias personales, sabemos "lo que comemos".
Un fuerte abrazo.
Y gracias.
Oido cocina, también ;-)
ResponderEliminarRazón tienes, Javier, y por eso creo que no tiene sentido alguno ir de troll en un blog: si no te gusta lo que hay de comer, el contenido o el estilo de la cocina, no pasas, no lees, no comentas y sanseacabó.
No se intenta corregir la cocina de otro, es su casa siempre, su modo de hacer, su materia prima y su técnica o no técnica, su estilo.
Otra cosa, muy distinta, es si hay amistad, que luego a tu prima le puedas decir en privado, "oye, que las lentejas yo creo que te pasaste en pimentón". Es un poner, porque hay reciprocidad y confianza.
En fin, eso.
Ya sé que habitualmente sabemos lo que comemos y también dónde comemos, pero me quedé con cierta inquietud el otro día en tu blog, como con sensación de ser injusta, frívola.
Creo que hay gente pone mucho de si, que afina, que lo trabaja, y/o que lleva muuuuucho tiempo en esto y mucho escrito, mucha experiencia, mucho oficio.
Y yo, personalmente, quiero reconocerlo. Se puede ser una aficionada entusiasta pero intentar ver las cosas ;-), no sé. Y que luego te guste de todo, variado, comes de todo, te encanta que te inviten a comer porque eres comilona, y da igual huevos fritos que cocina asiática, depende del momento.
Hala, con Dios, un abrazo. Y gracias por venir.
aurora
Tú es que eres un sol.
ResponderEliminarAparte de eso, yo creo que en la escritura la técnica puede hacer excelentes "artesanos", pero por sí sola no hace escritores. Si uno es un peñazo, ya puede estudiar... y, sin embargo, hay gente que tiene una gracia natural que es un poco un misterio (un poco;-). Pero estoy de acuerdo contigo en que un genio, por muy genio que sea, hará bien en conocer lo más posible sobre el código con el que trabaja: las letras y sus alrededores. Y lo mismo en cualquier otra tarea. Es también una cuestión de seriedad, que es una cosa muy buena y demasiadas veces olvidada.
Besos, Duquesa.
Muy nublado y con fiebre en este momento. Pero pasará con el tiempo.
ResponderEliminarConocer las costuras, apreciarlas, y no te digo ya poder llegar a hacerlas, creo que ... mola, que dicen mis sobrinos. Es por justicia primero, por seriedad después, desde luego, y es por afición, por entusiasmo.
Has tocado un tema apasinante, Aurora. ¿Cómo era? La musa llega mientras trabajas. Y aun así, hay que romper muchas hojas o borrar muchas páginas.
ResponderEliminarCreo que uno nace con necesidad de sacar a través de la palabra. Y cuando escribes luchas ... y hay sufrimiente a veces. No tiene nada que ver con la imagen del escritor "atormentado". Es como un parto. Engendras algo que quiere salir.
El estilo... va evolucionando, pero hay un poso que siempre está ahí. Indefinido pero se percibe.
El tuyo es inconfundible.... fiu, fiu... fugaz.
Cuídate... Besos
Como siempre, la entrada de hoy ha sido genial. Estoy de acuerdo con todo lo que se ha dicho por aquí: la técnica es importante, pero el germen, el duende que lleva uno dentro... aún más; claro que si no se cultiva, pues ya tenemos aquí la pescadilla que se muerde la cola.
ResponderEliminarPero para mí hay otro tema importante (y reconozco que de los que más a maltraer me traen) y es la inspiración, el ponerse delante de un teclado y decir: "¿bueno, y esto a quién le va a interesar?" Como digo, a veces, simplemente las ideas no fluyen fácilmente, y si no fluyen en uno, en el teclado ya ni os cuento.
Aurora, tesoro, cuídate ese resfriado. Es que este tiempo nos vuelve locos con los aires acondicionados y los calores (por lo menos por aquí).
Un besazo.
Gracias, Sunsi, la fugaz se toma hoy un respiro, hablamos, trabajar es también estar en barbecho de vez en cuando.
ResponderEliminarMirna, tu entrada de hoy genial, y sólo que me digas que tienes la maquina de la pasta... me da envidia. Joé con la técnica ;-) Acertastes, este catarro y esta tos que no duermo es por causa del aire acondicionado + que me mojé antes de ayer (y no acepté una chaqueta por no molestar), tonta que es una...
Besos y hasta pronto
¡Estupenda la entrada de hoy!
ResponderEliminarGracias por nombrarme.
El tener buen gusto (moda,cocina, lectura, pintura...) es envidiable; pero, si además de lo innato, como dices, uno se encarga de cultivar ese don, entonces es fantástico. Por eso, creo que una de las cosas más importantes es el interés que te lleva a conocer, a querer cultivar el gusto; ahí, uno se da cuenta de lo "ignorante" que aún es, siempre tenemos algo nuevo que descubrir, que degustar, oler, sentir, oir, ver...
Y, para esto, siempre es bueno viajar, conocer gente, probar... todo va sumando, enriqueciéndote y haciendo que, sin darte cuenta, te estés formando.
En definitiva, gusto, técnica y pasión es igual a éxito; si algo cojea, el resultado también estará cojo.
Un fuerte abrazo Aurora,
Postdata: ahora estoy escribiendo una nota de prensa que me mandó mi posible nuevo jefe y no veas "me falta técnica, experiencia, conocimiento", pero lo conseguiré.
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ResponderEliminarEl oficio requiere disciplina y esfuerzo. Y no son tiempos ni de lo uno, ni de lo otro. Una auténtica pena.
ResponderEliminarCon técnica o sin ella, me gusta mucho como escribes y es un placer pasar a leerte.
Saludos