Tengo el corazón irlandés. Conozco solo una pequeña parte del país, rural y recóndita, la península de Beara donde el condado de Cork y el de Kerry se funden en un abrazo de agua y granito.
Allí pasé dos veranos maravillosos. El primero en el 2004, seis semanas; el segundo en 2005, ocho semanas. Prefiero tiempo a dinero, trabajar como free lance me ha permitido esas vacaciones tan largas. También me gusta quedarme tiempo en un sitio hasta llegar a burrirme un poco, para mí es hasta una buena señal.
Caí en Beara por casualidad. Busqué la casa por internet. Parecía un lugar bonito y apartado. No quiero perder el inglés y, aunque lo utilizo mucho, siempre es bueno estar inmersa en un ambiente angloparlante, cuanto más tiempo mejor.
El primer año viajé cruzando Francia y cogiendo un ferry en Roscoff, Bretaña, otro sitio precioso. Llegué a la costa irlandesa pensando que en dos horitas estaría en Beara. Pero las carreteras irlandesas de esa zona eran malas, creo que siguen sin merjoar. Son causantes también de que Beara esté casi sin tocar, limpio, sin turistas, no hay autobús que pueda llegar casi. Siempre dije que pagaría impuestos para que algunas carreteras no mejorasen. Viajé sin perra ese primer año. El segundo me llevé a Pepa, mi primera perra, fue su último verano viva. Y en los dos, como siempre hago, invité a mucha gente a venir: familia y amigos. Creo que todos se llevaron un recuerdo estupendo, que nos lo pasamos fenomenal y que volveríamos a repetir.
Irlanda, y especialmente esa zona, es un lugar estupendo para familias con niños o adolescentes, para parejas y, también, para mujeres solas. Es el lugar ideal. No soy imparcial, lo sé. Pero como viajera solitaria -aunque a ratos- esa zona rural ofrece muchas ventajas: vas al pub sola y todo el mundo es encantador. A nadie le parece raro.
Los irlandeses tienen esa cualidad de mirar a las mujeres mucho, y que les gusten un rato largo, y, a la vez, ser totalmente inofensivos, unos caballeros. Estás hablando con un tipo una media hora y te presenta a su mujer acto seguido que está sentada un poco más allá. No hay mosqueos, no hay malos rollos, es como si estuvieras con tus primos y tus amigos. Hay un sano, inocente y muy divertido flirteo, que asumo que a algunas anglos o yankees les puede desconcertar totalmente, pero donde una española sabe el terreno que pisa.
Castletownbere es un pequeño pueblo pesquero. Irlanda atrae emigración desde hace poco, el tigre celta, como lo han llamado, ha tenido una economía muy boyante los últimos años, se vive muy bien. Mucho dinero de emigrantes que vuelven o lo mandan, una formación profesional que pone a trabajar a la gente enseguida, empresas como Apple que se han instalado allí. Por lo menos cuando yo estuve la sensación era de riqueza, algo chocante para esa visión de Irlanda pobretona y hambrienta de tantas novelas y películas.
A propósito de lecturas, hay un libro genial, muy divertido, todavía no traducido al castellano sobre la zona en la que yo estuve. Está en amazon seguro, McCarthy's bar , escrito con mucho humor por un medio inglés medio irlandés. El autor recorre el área parándose en el bar de McCarthy, apellido muy común en la zona, situado precisamente donde yo veraneé. Su mirada medio burlona, pero también admirada de las costumbres del lugar, es desternillante. Es un libro que una lee y vuelve a leer muerta de risa.
Pasado Castletownbere y camino a Allihies se encuentra Tir-Na-Hilan, una colina llena de brezo, aislada, melancólica, a cuatro kilómetros del pueblo pesquero. Allí tuve mi primera casa, alquilada a un alemán, y la segunda, a Sean O´Sullivan, un personaje como sacado de John Ford.
Realmente todas las personas que yo conocí en la zona creo que eran los originales de John Ford. Desde Sean, hasta Claire, el cura, la dueña de la funeraria, Frank y su mujer, el noble y jardinero inglés, el pastor protestante, la mujer de Sean, Ruth, la colonia gallega también era muy de Ford, hasta la estonia también. Yo me convertí un poco en otro personaje de John Ford, pienso a veces.
Llevo a Beara en el corazón, muy dentro. Creo que hay que tener un armario de recuerdos y otro de proyectos en esta vida e ir alimentándolos poco a poco. En el primer armario guardo en el primer cajón a Tir-Na-Hilan, tan alejada del ruido y a toda Beara, mitad agreste mitad acogedora. En cuanto a proyectos espero poder volver algún día. Si Dios quiere.
Irelans, where my heart lies.
ResponderEliminarEscuchar música de tin whistle me hace llorar...
Marga vivió allí muchos veranos, y algún familiar suyo too.
Mis hijos han ido, y mientras yo la sueño.
En una ocasión un Dublinés pura ternura vivió en mi casa, cuando ya me había largado de la de mis padres, mucho antes de casarme.
No me puedo creer que todavía no haya visto en su verde entorno ninguna Mná na h-Éireann...
hola, toi, gracias por tus comentarios, dónde estuvo Marga? Norte, Sur, Este, Oeste... ciudad o rural?
ResponderEliminarY qué es Mná na h-Éireann... ?es que tengo el gaélico oxidado...!
Marga estuvo cada año en un sitio, especialmente pueblecitos.
ResponderEliminarSu hermano, el que ahora es musulmán y vive en Egipto, también vivió en Dublín.
Le diré a Marga que entre y te cuente ella.
Mná es mujer, y na hEireann es de Irlanda.
Es el temazo de Sean O'Riada que hizo famoso Stanley Kubrick en la peli Barry Lyndon, que puede que no hayas visto especialmente porque es más vieja que el hilo negro, y tengo la sensación de que tú eres gozosamente joven.
Si la has visto me callo, pero si no búscala donde sea, como la Hija de Ryan, pura Irlanda.
"...hay que tener un armario de recuerdos y otro de proyectos en esta vida ..."
ResponderEliminarEstupendo. Voy a ir llenando los armarios... equilibradamente.
Ana
Hola, Ana, guapa, aquí estoy ordenando... La frase de los proyectos y recuerdos no es mía (lo del armario sí, como estoy ordenando, pues eso)... Me lo dijo un profesor ... para mantenerse joven hay que tener proyectos, a medida que una crece debe tener también recuerdos... que vas sacando cuando los necesitas... Cuidado con pegarse sólo a los recuerdos cuando "te vas haciendo mayor" ja ja...
ResponderEliminarYo hago todos los años en el verano -también en otro momentos- una "caja" de recuerdos (los escribo brevemente en listas...): cuando tengo un bajón como todo hijo de vecino... leo la lista... y pienso lo afortunada que soy. Se me pasan las tristezas.
A los niños -te lo digo por lo que me contaste ayer-, les encanta hacerlo individual o colectivamente: yo lo he hecho con varios. Si mi sobrina Marta está por aquí... que aporte su lista de recuerdos de este verano ... que es preciosa... Marta, joyete, te conjuro, aparécete...
Toi, estupendo, dile -si quieres y ella quiere, feel free please- que entre Marga y me cuente, que la invito a esta casa...
Y gracias por lo de gozosamente joven, en espíritu ni te lo imaginas... pero supero con creces los 40, la peli de Barry Lindon no la vi ni la de la Hija de Ryan. Lo intentaré, de ambas me hablaron varios amigos muy bien. Asumo que habéis visto ONCE, una joyita del año pasado...
Creo que cuando las estrenaron yo era menor, eso casi seguro, y no estaba bien ver ciertas cosas.