lunes, 17 de enero de 2022

Tensión y compañía


Tensión, conflicto, ayer lo hablaba con un amigo. Sin conflicto no hay guion o es malo de narices. Sin conflicto no hay vida. 

Necesitar cierta compañía y formar parte (¿sentirte parte más bien?) de una comunidad y, a la vez, querer soledad, no soportar comanditas ni el todos a una. Mejor siempre de uno en uno con tiempo. 

El tema es el tiempo que cada uno necesita. Tiempo y atención sin compromisos, gratuitos, sin buscar nada más que hacernos compañía. 

Está haciendo mucho frío y es comprensible buscar cobijo. 

En esa clave, en la del frío de la intemperie, en el hielo de las facturas -por si no queda claro-, se entienden mejor algunas luchas y silencios y no pocos amores, filias, fobias y hasta manías: a quién presto atención y a quién ni miro. 

Ya, algunos codazos y zancadillas, algunos simples mohines, responden a la naturaleza humana y no al frío: me dijo, no me dijo, me miró, no me miró, encontronazos ni siquiera reales, simples malentendidos. Es también comprensible. 

Al  final (o al principio) ser conocido, ser "alguien", que te tengan en cuenta, formar parte de un grupo, que te llamen, que te nombren, es también un modo de compañía.  

Eso que llaman "reconocimiento" no deja de ser compañía, además de, en su caso, ser un modo adicional o principal de combatir otros fríos. 

Insisto: todo comprensible. 

Y los bárbaros del sótano, los habitantes que tienes dentro y que no te gustan -qué tíos más feos y más inoportunos, en cuanto me callo los escucho-, son los que te avisan: tú no eres distinta. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario