A este país no lo reconoce ni la madre que le parió, ya se avisó de que así sería. Y tuvo razón, cumplieron totalmente con su
promesa.
En cuanto te paras a escuchar a alguien en la calle, te das
cuenta de cómo ha sido arrasado y lo difícil que será remontar. Porque no es
sólo por arriba, es también por abajo, desde la calle, como hay que cambiar
esto.
No es la crisis económica ni de lejos lo más grave. Es la
desmoralización, el resabio, la desconfianza que se respira y un pesimismo atroz
que se queda habitualmente en palabras airadas o fuertes.
Y porque las personas no estamos hechas para la
desesperanza, algunos salen de ese fatalismo paralizante a base de utopías que
han demostrado lo que de sí dan en países como Cuba y Venezuela. Realmente no
es esto, pero desde luego que tampoco es aquello. ¿Tan difícil es entenderlo?
Esta situación es tierra abonada para demagogias diversas, tal y como Europa ha demostrado recientemente. Y también para la violencia, lo estamos viendo.
Esta situación es tierra abonada para demagogias diversas, tal y como Europa ha demostrado recientemente. Y también para la violencia, lo estamos viendo.
A veces no sé ni por dónde empezar, especialmente si me
encuentro con alguien mayor de 50 años que está con el ceño fruncido y la
mirada del que ya lo sabe todo y cree estar de vuelta. "A mí qué vas a contarme", me
espetan. Esos son los que más pena me dan, con adultos así ¿qué podemos esperar
de los jóvenes?, ¿qué ejemplo, ánimos, aliento vamos a darles con semejantes elementos?
Aunque hay otros que les superan, como cuando escucho ese
comentario de "todo el que puede,
roba", "yo haría lo mismo", etc., esa cantinela conocida y tramposa, dicha a veces como una gracieta. Y no se les
cae la cara de vergüenza diciendo eso. Lo dicen abiertamente.
A eso hemos llegado, a que tratemos a todos como ladrones, a
que paguen justos por pecadores extendiendo la sospecha y, finalmente, a que se
utilice ese mantra como la coartada perfecta para tapar -que es lo que realmente se
quiere- las propias vergüenzas y caer cada vez todos más bajo, colectiva e
individualmente.
Pero este mismo pueblo es el que en los años 70 demostró una
madurez impresionante pasando de una dictadura a una democracia.
Y este mismo pueblo es el que alguna vez fue sabio y sobrio,
capaz de ser generoso, de cumplir con su palabra. No hacía falta ni registro ni
firma de notario, los tratos se cerraban con un apretón de manos. Y la palabra
que alguien daba -peluquero, soldado, noble o artesano- iba a misa.
Es el pueblo de mis abuelos y de mis padres que, con sus
defectos, tiraron adelante trabajando por su familia y por su patria, sin esa
obsesión por el dinero o el bienestar económico como única aspiración vital.
Personas que, pensando en alguien más que "los suyos" o en la cartera, se complicaron habitualmente la vida por el prójimo, vaya si lo hicieron.
Por eso, tras una mañana en el mercado del Chico en
Ávila escuchando a la gente y, de vez en cuando, contestando lo que
honradamente creo, siento unas ganas enormes de llorar al ver el gran destrozo
causado, esa labor de tierra quemada.
No sólo es el trabajo del rencor y el volver a abrir heridas ya cerradas, o la simple estupidez y la ineptitud de quienes ocuparon y ocupan los puestos más altos, sino también la labor de quienes creyeron y predicaron con su ejemplo que lo único importante es la cuenta bancaria, y el resto, a los españoles, les importa poco o nada.
No sólo es el trabajo del rencor y el volver a abrir heridas ya cerradas, o la simple estupidez y la ineptitud de quienes ocuparon y ocupan los puestos más altos, sino también la labor de quienes creyeron y predicaron con su ejemplo que lo único importante es la cuenta bancaria, y el resto, a los españoles, les importa poco o nada.
Insisto: con estos parámetros, con todos ellos, es lógico
tener lo que hoy tenemos.
Totalmente de acuerdo contigo.
ResponderEliminarY lo peor es que la mayoría de la gente ni le importa ni le interesa cómo hemos llegado a esto que tenemos. Lo único que quieren es seguir viviendo como "antes de" a como dé lugar, el resto da lo mismo.
Esa España de la que hablas se hizo a base de trabajo, tesón y sacrificio y esas cosas hoy están muy mal vistas, son de pardillo.
Besazo