domingo, 23 de septiembre de 2012

Tan cerca


Primer día de otoño oficial y realmente. Hace mucha falta que llueva.

Este verano que ayer terminó ha sido intenso. La vida familiar pide tiempo. Y el trabajo, cuando lo hay, no espera. Y esas son las razones de mi ausencia.

Tengo una larga lista de pendientes:  libros que leer, recetas que hacer y trabajos que terminar y cuadrar en la agenda. También personas que quiero conocer mejor y otras muchas que no quiero perder a pesar de no tenerlas ya tan cerca.

Sigo soñando con la casa. Mi madre soñó con aquel bajo de Antonio Arias durante años.  Yo, instalada en el insomnio de nuevo, voy y vengo como en un viaje astral a Padre Damián 29, tercero derecha. El espacio permanece, los muebles, los objetos, y el olor y los colores fresas y verdes. Son visitas nocturnas en las que me paseo y vivo allí como siempre. Luego le pido a Gonzalo entre sueños que me abrace fuerte. Al día siguiente me levanto sin tristeza.

No he salido este verano apenas. Sólo he ido y vuelto muchas veces a visitar lo que sigue siendo nuestro para siempre.

2 comentarios:

  1. Lo que está cerca seguirá cerca. No tiene otra manera de estar. Como los lugares que fueron el escenario de nuestra vida, como las personas que son nuestra vida... estén o no estén. Y, bueno, los abrazos son el mejor sortilegio contra la tristeza.
    Buen otoño, buen trabajo, condesa.

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  2. Gracias, Olga. He estado fuera de combate estos meses, pero vuelvo a leer a amigos y a escribir, a ver si puedo mantener las buenas costumbres de antes... Un abrazo fuerte.

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