-Mandy, amor, esto… tú sabes que, si pudiera, compartiría contigo ese día tan importante... Pero no hay
mucha explicación en cómo nos hemos conocido y qué relación tenemos… Creo
que no pinto nada en la inauguración, no
veo el modo de venir sin que parezca raro...
Cogió un par de folletos y el tarjetón de la invitación, pero
no se los guardo muy convencido.
-Me acordaré toda la tarde, te llamaré luego y me cuentas, y, por
supuesto, el próximo jueves por la noche estaré aquí, como siempre...
¿verdad, cielo?
Noté el miedo que tenía de que el nuevo negocio me tuviera demasiado ocupada, de que le acabara saliendo el tiro por la culata. Tuve que tranquilizarle. Me
hice la disgustada primero, un mohín de pena y luego unas pocas lágrimas. Y entoné
esa queja que a él le gusta tanto.
-Te voy a echar mucho de menos, mi amor, sin ti todo esto no iba a ser
posible…
Luego seguí con lo que a él le gusta oír, ese reproche que no es
demanda.
-¡Qué ganas tengo de tenerte para mí cuando yo quiera… y no cuando tú
puedes! Compartirte me cuesta mucho, cielo…
Me besó para consolarme y yo le respondí como sé que debo. Acabamos
prontito así, se durmió rápido y yo tuve tiempo de hacerme las uñas de
los pies, que las tenía hechas un desastre y no me iba a dar tiempo hoy que
inauguramos “Mandy Bienestar y Belleza” y
quiero que todo, incluida yo, esté perfecto, impecable.
He escogido un buen local, un piso bajo que pude unir a dos sótanos.
Ha sido un momento excelente para hacerlo, hay pocas obras y los precios están bajos,
nada que ver con hace unos años. Para empezar está muy bien, y yo prefiero ir con calma, como en todo, y pagar siempre que puedo a tocateja y en metálico. Mi contable me
pide que mueva lo que gano de esa forma, sin facturas y con billetes de por
medio, nada de talones ni bancos.
-Pablo, mira a ver, que yo no
entiendo de esto… Me piden no sé qué en al ayuntamiento...
Al final la mayoría de los hombres son estupendos, les gusta hacerte favores, se sienten así importantes. Así que yo me aplico el cuento y pido siempre todo lo que
puedo y ellos pueden darme.
-Sancho, verás, es que para la reforma del local me han dicho tal
barbaridad que no doy crédito, y eso que estamos en crisis y me cuentan que el
presupuesto está más que ajustado... Tú ¿no conocerás a unos paletas y un jefe de
obras decentes? Estoy desesperada y no tengo además nadie
para coordinarlo y que no me tomen el pelo… ¿podrías echarme una mano?
Aunque la cosa de la construcción ahora esté a la baja es bueno
conservar a las amistades en el sector. Sancho es menos habitual que
Pablo, pero ahí le tengo. Desde que se echó novia hace dos años se
deja ver menos. Pero me llama de vez en cuando y recordamos los viejos tiempos, así
que con él también he contado. Una reforma como la que yo quería planteaba
muchos problemas, no tanto por lo que costaba, sino por lo que era. Realmente tengo
mucha suerte con la mayoría de los hombres que conozco, conmigo son generosos hasta decir basta. Gracias
a ellos en siete meses, un tiempo récord, he firmado un alquiler con opción a
compra por una cantidad más que razonable, hemos hecho toda la obra, y he podido seleccionar a las tres chicas con las que empezar, además
de pagar todos los aparatos de estética y los muebles, y contratado a los proveedores de
cosmética, dos firmas de las mejores del mercado. Así que estoy encantada.
Qué despacio pasa el tiempo, ¡todavía cuarenta y cinco minutos para que lleguen! Estoy nerviosísima... ¿Vendrá gente al final? He invitado a bastantes, pero con estas cosas nunca se sabe...“Mandy”, “Mandy”, “Mandy”… Me gusta mi nombre al frente de mi establecimiento. Amanda, que así me llamaron por mi abuela, era un poco antiguo, de pueblo, y me quedé con Mandy. Sonaba más corto y menos rancio, ligeramente extranjero. Ahora, ¿a qué cambiarlo? Prefiero seguir con el mismo que me ha dado suerte.
Qué cabeza más bien amueblada.
ResponderEliminarBesotes!!!
Amanda... acabáramos.
ResponderEliminarPues mira, Máster, Pablito y Sancho, el otro, tontos de capirote también. He pasado del odio a la aprensión. Y ahora sigue la cosa, no?
Suena mejor Amanda
ResponderEliminarOlvidé lo principal:Me gusta como escribes; guardo el enlace.
ResponderEliminarPrima, así la veo yo, con la cabeza bien amueblada. Un abrazo, guapa. Y gracias por leer, escribiendo se disfruta mucho, pero que alguien lea es importante.
ResponderEliminarSigue, Lolo, está acabado ya hace 3 años, lo saco ahora. Gracias por estar, un abrazo.
Sí, suena mejor, anónimo, y gracias, me alegro de que te guste.
Gracias por leer, ya digo que escribir vale la pena y me gusta, no puedo dejarlo, pero que alguien lea al otro lado de la pantalla anima mucho. Gracias.