Hablando el otro día de libros con los Mercuriales, me dice Manolo Haro que el libro de Diario de Adán y Eva de Mark Twain lo ha publicado en España Valdemar, que está en el Club Diógenes. Le agradezco el dato. Yo el libro entero no lo había llegado a leer, sólo fragmentos por internet y en audiolibro. Conocí el texto con la obra de teatro "Esta noche, el diario de Adán y Eva" que Miguel Ángel Solá y su mujer, Blanca Oteyza, pusieron en escena hace unos años y que vi por lo menos tres veces, cada una con personas diferentes. Me emocionaba tanto, que llevé a amigos distintos.
El jueves pasado fui a una librería en Sevilla con un amigo, y zas, encontré "El diario..." y se lo regalé a él, no pude menos. Creo que le puede hacer sonreír. Sorpresa, el libro contiene no sólo "El diario de Adán y el de Eva", sino hasta fragmentos del de Satán. Es apasionante, tan divertido y tan tierno, que me vio mi amigo que lo miraba con ojos golositos tras regalárselo y me aviso "No te lo voy a dejar hasta que lo acabe. Te lo quito de delante que te temo, capaz eres de quedártelo ahora". Tenía razón. Ya estaba pensando cómo birlárselo sin que se diese cuenta.
Compro también en esa librería con un lío de espanto, Beta, creo, sin apenas personal, están desbordados los pobres, los diarios de Henry James que JJP me ha recomendado leer para hacerme idea de cómo trabajaba el escritor, "Cuadernos de notas, 1878 -1911" publicado por Destino. Es apasionante. Me zampo un tercio del libro en tres días y luego estoy agotada de tanta nota y tanto personaje o trama que le "salía" de conocer a gente, de historias reales que le contaban, de lo que observaba. Lo apuntaba casi todo. Era meticuloso, trabajaba mucho antes de escribir, notas sobre todo. Y escribía luego una barbaridad, sin parar, cuentos, novela, crítica, etc.
Entiendo lo que me decía JJP y pienso en el modo mejor de hacerlo. Antes de sentarse a escribir hay que tener mucho de notas, mucho trabajado, mucho escrito de qué quieres hacer en cada capítulo, con cada personaje, la arquitectura del cuento o de la novela, hasta pequeños detalles de diálogos, tramas, subtramas, anécdotas incluso. Luego se cambia, pero a menudo hay un material previo de mucho peso que se hila a veces o se va metiendo, o se descarta. No se tira nada, pero se aparta mucho de lo que se escribe, se deja de lado, en novela, en cuento, en todo. Y antes de escribir se piensa muchísimo y se observa más, el trabajo a veces más duro.
Me acuerdo de ese cuento precioso de Joseph Campbell "Professor Sea Gull" que luego llevaron al cine (El secreto de Joe Gould). Vas en el metro en Madrid y hay historias de patas largas que te asaltan, que piden "cuéntame, cuéntame, cuéntame". El metro es terrible, es el peor lugar para leer porque hay tantas caras a las que puedes mirar, frente a frente, el rato que te toca, claro está que cuando no hay mucho lío, cuando se va sentado. Siempre con el cuaderno en la mano, ojos y oídos abiertos, curiosidad.
A veces, los camareros me miran con ojos de mal...
ResponderEliminarSuelo entrar en las cafeterías. Digo ¡buenos días! siso tres o cuatro servilletas de papel y marcho, inmediatamente después.
No sabes cuánta tinta absorve una minúscula servilleta. Los "pilot" quedan secos.
Un abrazo.
Por lo que respecta al "método James", mi opinión es que tiene que haber de todo: magistrales concertistas, que ejecutan a la perfección una partitura, y músicos de jazz, que parten de una idea genérica y dejan que les lleve. También se pueden alternar ambos métodos, o mezclar un poco de cada.
ResponderEliminarSaludos.
Muy agradecido, Aurora, por esta referencia y recuerdo. Me alegro que Henry James te sirva. Hay escritores para todo, su manera de trabajar es muy diversa: Vargas Llosa, por ejemplo, dedica más de un año a trazar la construcción de algunas de sus novelas, ambientación, personajes, etc. La paciencia estilística de Flaubert fue esencial. Monterroso, como alguna vez te he comentado, decía que "el consejo latino de guardar las cosas unos siete años sigue siendo bueno. Yo añadiría el de pensarlas".
ResponderEliminar"-¿Y qué ocurre si uno se muere antes?.-le preguntó el periodista.
-Nada".
Un saludo, y buena escritura.
JJP
Otros que yo conozco, otras más bien, escriben en cafeterías. Al menos hacen gasto, josealfonso, cómo eres, hombre...
ResponderEliminarSombras chinescas, por supuesto, habrá de todo, claro que sí, tú sabes de esto más que yo (por cierto, los dogmas sobre los cuentos me encantan, no sé si te lo he dicho alguna vez).
Será como dices, una veces de un modo y otra más de otro. Es sólo que en mi caso a mí James y otros me enseñan a que hay que tener a veces currado de antemano muchas cosas y que a la facilidad o fluidez inicial o frecuente al escribir, que a veces se podría tener, hay que sumarle otros trabajos previos, pero también durante y después. Claro que debe de pasar que sin ese aparato algunas cosas salen o a algunas personas les salen. De todo habrá, aunque personalmente creo que dormir las cosas y corregirlas luego una y otra vez es importante. Quizá hay que luchar contra la tendencia que a uno le hace hacer las cosas bien y que a la vez puede ser nuestro peor enemigo. En eso estoy.
JJP, gracias a ti por tu apoyo y por las orientaciones y consejos de otros. Hombre, ya los 7 años me va a costar teniendo en cuenta mi precipitación natural, pero los 7 meses sí que podré...
Ay, Aurora, los métodos los carga el diablo,-))))
ResponderEliminarYo soy de cafetería por pura obligación, porque en mi casa no me dejan en paz. Ahora ya le he cogido el gusto, la verdad.
Sin darnos cuenta, según nuestro modo de ser y nuestra vida, vamos encontrando nuestras propias maneras.
Entre las mías está el venir a leerte; me gusta oírte pensar.
Abrazos, Condesa, que hace un frío...
Muy interesante la apreciación sobre el proceso creativo. A ver si tomo nota de una vez...
ResponderEliminarUn abrazo, Aurora.
Olga, sí, es verdad. Pero entre el caos y algo de método, o de orden, no sé, algo habrá ¿no? Envidia de los metódicos, ordenados, una cosa tras la otra, cabeza, foco, sin dispersión, ay, qué envidia que dan... Gracias por venir, y el frío aquí tampoco está mal. Un abrazo, guapa.
ResponderEliminarJ., hojas de roble, perdón, me da vergüenza ahora lo que escrito, son tonterías sobre lo que voy leyendo, nada más. Sin pretensión de nada, supongo que hay de todo, pero yo envidio la meticulosidad y el trabajo, me gusta. Lo agradezco como lectora. Un abrazo de vuelta para allá.
Es muy interesante en el sentido de estudiar el proceso de creación la novela "suite francesa" de Irene Némirovsky, al menos en su edición francesa. Novela inacabada (su autora, judía blanca rusa, fue enviada a Auschwitz) y salvada para la posteridad en la maletita de sus hijas pequeñas -a quienes su nodriza les arrancó la estrella amarilla del abrigo y las metió en un tren-, escondidas en un convento en Francia bajo nombre supuesto, contiene al final de la obra las notas que la autora estaba componiendo para la continuación de la obra, así como las cartas desesperadas de su marido, judío francés, a las autoridades colaboracionistas y a la Cruz Roja pidiendo información sobre su esposa deportada. Una de las maneras más insólitas pero también más efectivas de concluir una extraordinaria novela sobre la ocupación alemana de Francia. Un cordial saludo, Aurora.
ResponderEliminarEscribir, pienso yo, es reelaborar, trabajar la información-emoción recolectada del entorno (natural, físico o cultural) para devolverla al exterior con un brillo especial: el estilo propio.
ResponderEliminarVamos, digo yo (que puede que no...)
Saludos, Aurora y compañía.
ay, Javier, yo creo que sí. Estilo tú tienes un montón. No es halago, es la verdad. Venga, que ya es viernes, a disfrutar. Un abrazo patagónico, me acabo de inventar (significa grande, enorme, etc.)
ResponderEliminarJosé Miguel, perdona, se me pasó tu comentario ayer. Gracias por la sugerencia, me han hablado de Irene Némirovski y de ese libro, tengo muchas ganas de leerlo. Se lo oí la primera ver a Julia Escobar, luego varios amigos me lo han recomendado. Y si ya lo dices tú todavía me fío más. Un abrazo y gracias. Los libros hacen amigos, o nos acercan al menos más.
ResponderEliminarCortazar me refirma en lo dicho ( http://www.letralia.com/aula/magister/060101cortazar.htm ), aunque un cuento se parece a una novela en el mero hecho de ser prosa.
ResponderEliminarSaludos.