"¿Cómo va el senado?" "El senado bien, ya sabes, sigue adelante con sus achaques..."
En mi familia el senado son los ancianos porque "los mayores" somos ya esta segunda generación que vamos en camino de ser la primera, algo que no me gusta nada.
El caso es que nuestro senado tiene dignos representantes porque aunque hayamos perdido a mi padre y a varios tíos, tenemos octogenarios, madre, tías, tíos, amigos también de unos y otros. Hay que cuidarles, digo yo, al menos por todo lo que nos han aguantado, que no es moco de pavo: pañales, bibes, ecuaciones de segundo grado, adolescencias de esas de meternos a todos en un armario, y tirar la llave, estudios, primeros trabajos, silencios de hijos que ellos tanto han respetado, cambios de humor, de estado civil, lecciones que hasta llegamos a darles. Somos a veces de traca con las mejores intenciones y cuando somos buenos, peor cuando somos malos, que podemos serlo. Los hijos somos un rollo a menudo y no vemos más allá de nuestras cortas o largas narices.
Hoy me tocó senado porque llevé a mi madre y a su hermana a ver a una pareja de amigos, los C. Ambos viven en una residencia de esas que tienen en vez de habitaciones pequeños apartamentos y luego llos servicios de lavandería, comedor, cafetería y capilla en común.
"¿Qué van a tomar los señores?" No doy crédito, una camarera que habla de Vd., que sonríe, que es amable ... Ay, yo quiero que me traten así cuando sea (más) mayor, me gusta esta residencia...
Mi madre pide un Martini tan contenta, mi tía, más moderada, un vino tinto, A. un jerez y G. un gin tonic al que me apunto también. Luego mi tía, que es buena, dice "quizá tu madre no debería tomarse un vermut". Me río y me acuerdo de un primo mío, de más familia, somos todos partidarios de que llegados los 80 años (incluso bastante antes) hagas lo que te salga de un pie siempre que no suponga peligro público o daño inmediato.
Tengo prohibido a mi madre que se suba a las escaleras de mano a cambiar bombillas o poner mantas en un altillo, también bañarse con el pestillo echado. Me obedece pero poco y cualquier día tenemos un disgusto. En cambio la bebida me parece una tontería desde hace dos años, cuando me entró un ataque de sentido común y realidad. Pues sí, mientras no se líe un porro delante de los nietos -que no va a suceder porque mi madre no ha fumado nada en su vida- creo yo que llegada cierta edad es para fumarse lo que quisiera, beber lo que le apetezca y de cualquier graduación y ponerse doble ración de mousse de chocolate, fabada o cochinillo si fuera su deseo. Y que la medicación que lleven ya puede decir misa en el prospecto que me es igual: mírales qué guapos y cómo siguen aquí mezclando alguna pastillica y sus 2 copas diarias, ¿qué va a pasar, por Dios? Nada, y si pasa, pues que pase.
He tirado la toalla de la dieta y la bebida, no por nada, creo que llegar a los 80 merece vivir lo que Dios quiera con calidad de vida. Es decir, sin amargarse y disfrutando. Para pensar en el colesterol ya estamos yo y mi cuerpo y los de otros cuarentañeros que nos cuidamos, el de mi madre y sus coetáneos no han dado ningún mal resultado: no se ponen enfermos casi nunca, tienen sus lógicos achaques, faltaría más, pero por Dios, que gocen lo que tienen y la comida y la bebida no van a ser un campo de batalla.
Lo importante: no darles disgustos y todas las alegrías posibles, aunque a veces discutamos, ay, Dios. Una madre que no discute con una hija es algo raro o viceversa, me parece. La discusión también mantiene vivos ¿no? Voy a proponer un estudio al respecto a cualquier universidad americana, lo necesito.
Pues a regir y manifestar nuestros símbolos de "senado" pleno.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Aurora.
Aurora, muy practicos tus comentarios...los apóyo al cién por cién.Tengo un poco de experiencia en asuntos de "senado"y tienes toda la razón del múndo.
ResponderEliminarBesos
Lo de las ecuaciones de segundo grado me ha encantado. Y la entrada, muy buena y sensata.
ResponderEliminarUn abrazo.
El Senado es la mejor forma que he visto nunca de nominar a la parte con más experiencia de la familia.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Un abrazo
Muy bueno, querida. ¿Para qué queremos llegar a los 100, si no podemos tomar una copa, un café o una buena carne? Aunque el argumento es simplista, vence a los simplismos de las ministras y ministros adictos al puritanismo "laico".
ResponderEliminarHablando del tema, Aurora, este sábado te perdiste una cata fantástica. Estuvo genial, te haría encantado, porque el barman nos hizo cuatro cócteles y nos enseñó trucos, curiosidades, etc. Como tú con la cocina, él con las copas. Además, me regaló cuatro copas redondas, fruta, refrescos, botellas (que liquidamos), etc.
Te doy un toque y nos vemos.
;)
Suelo contar que mi abuela tomaba un café irlandés, con cigarillo incluido, todos los días hasta que murió. Pero lo mejor es que cuando alguien le decía aquello de "Elisa, no deberías..." ella invariablemente contestaba lo de "haré lo que querré".
ResponderEliminarA esa herencia aspiro; la del café sí, pero sobre todo la de "lo que querré".
Para ser primera generación aún nos queda mucho que aprender; hay que estar atentos al senado. Si me dejas te voy a copiar el nombre, que me encanta.
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ResponderEliminarAy dejé una frase a medias, vuelvo...
ResponderEliminarRazón tienes, sería raro que no hubiera discusiones entre madres e hijas; solemos "discutir" con los más cercanos y con los que más tiempo pasamos, cosa lógica. MIra que si al principio de cualquier relación hay bronca, mala cosa.
Aurora, nos llamamos!!! tenía en la cabeza llamarte en breve. ya pasó mucho tiempo, tenemos que ponernos al día, jeje
Besin
Eso, Javier, a regir y hacer lo que se pueda sin molestar. Otro fuerte abrazo para ti.
ResponderEliminarMaripaz, tú tienes un máster, hombre, por Dios, en asuntos senatoriales, y un doctorado seguro, vamos, es que no tengo duda. A ver si hablamos, todavía no tengo fijo, ya se andará.
Ridao, si me ponen ahora con la x y la y me hacen polvo, no me acuerdo de cómo se hacían. Bueno, si tengo una ecuación de segundo grado te la mando para que la resuelvas.
Capitán, es familiar, lo dice mi hermano Juan, mis primos, son "el senado" cuando van en comanda o están varios. Si no, son mamá, el tío tal, etc. Y hoy mi madre casi se queda en el sitio con un trozo de carne, al 112 llamé, pero he aprendido a hacer la maniobra esa, vaya zuto...
José María, he quedado como un cochero, perdóname, llegué agotada el viernes, y el sábado necesitaba descansar y escribir, no había escrito nada en la semana, y necesitaba no trasnochar para escribir algo descansada, concentrada. Te llamo, y perdóname. Y sí, cuidarse para no ser latosa bien, aunque luego vamos a ser latosos lo queramos o no, va a dar igual, creo.
Rafael, genial la anécdota, en fin, que beban ya lo que quieran y si comen que mastiquen por Dios, eso sí, que se pasa fatal viendo a alguien ahogarse y ellos todavía peor. No quiero lo del puré, me parece denigrante, no sé, creo que es lo último, volver a hacer purés como a los niños.
Lolo, tu abuela como el padre de Lucena, joé, vaya generación dura que nos ha precedido, de hierro.
Raquel, soy un desastre, cambio de blackberry y muere medio listado de teléfonos, debía de haber cargado el disco en el ordeñador y traspasado la información, venga, hablamos.
Muy buen planteamiento vital, Aurora.
ResponderEliminarEnhorabuena.
No me he podido resistir a comentar, es que me ha encantado la entrada. Me ha gustado muchísimo las ganas de vivir que rebosa tu senado, hay mayores que casi tienen miedo de respirar, y también hijos que no les dejan ni hacerlo ... eso no es vida! Y las discusiones, si son la sal de la vida!
ResponderEliminarYo me apunto al Martini, y a lo que haga falta que les haga ilusión, y amargarlos con dietas y restricciones es una crueldad innecesaria... si el colesterol les va a dar problemas en ¡20 años!, pues que se los dé, pero mientras a disfrutar. Ah, y lo de la mezcla con la medicación: que puede potenciar un poco los sedantes?, enlentecer un poco el metabolismo?....tienen mi bendición médica si les sirve de algo, aunque creo que no les hacía falta.
Un fuerte abrazo al senado y disculpa mi intromisión.
Lola (la de Ridao, claro)
Muy bonita la imagen del Senado. En la antigua Roma estaba formado por los ancianos de las diversas tribus urbanas. Saludos, Aurora.
ResponderEliminarSi tienes razón, como siempre, Aurora, pero reconoce que a veces, después de algún que otro exceso por parte del senado, nos toca a los que estamos en primera línea, bandear la situación. Me refiero, por ejemplo, a cuando se nos ponen malitos después de un exceso de esos (atracón de aceitunas "alinás", por ejemplo) y acto seguido te dicen: "hija, no me dejes hacerlo más; tú recuérdame lo mala que me he puesto", y otras cosas así. Luego, cuando se lo recuerdas, te miran como diciendo "como osas prohibirme algo", o, "que sepas que me da igual", por lo que no sé cómo actuar. En mi caso, la confrontación, es segura inevitablemente.
ResponderEliminarUn besazo.
hojas del roble, caballo rojo a pato azul, cielos, con lo que me gusta hablar en clave y las novelas de espía, bienvenido, aladas hojas de roble. Bueno, eso, que gracias, pero que la conclusión esta vital ha sido reciente, antes le he dado la vara a mi santa madre pero bien, esa es la verdad.
ResponderEliminarLola, lo dicho, la conclusión ha sido de hace dos años, ya me hubiera gustado ahorrarme discusiones. Al final te das cuenta de que el 80 % de las discusiones no valen la pena, son batallas que no vas a ganar ni falta que hace. Un abrazo, y como sé que eres de la profesión que nos nos amarga la vida no sabes lo tranquila que me quedo.
José Miguel, ayer en la residencia había tribus "mira, esta señora es asturiana" ah, qué bien. "Y esta otra de Castellón"... Pues como en el senado ¿no?
Ay, Mirnita, que te entiendo. Yo por comida me es igual, pero la caña bebida en ayunas a veces pues pienso que le va a sentar mal, pero luego pienso que haga lo que quiera, que ya es ¿mayor? Ya sabes, abuelitas malditas... ¿por qué te crees que lo estoy escribiendo? Tres tipos de octogenarias y setentonas: las que quieren que les dejemos hacer su santa voluntad; las que quieren que les dejemos de encomendar cuidado de nietos y quieren un poco de paz; y las que quieren que les dejemos hacer cosas (mi madre subirse a una escalera, ay).