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¿No tienes miedo en esta casa, tú sola, por la noche?" me preguntan amigos y familiares.
"Pues claro, pero el miedo está para vencerlo", respondo.
Queda de muerte la respuesta, parezco Agustina de Aragón, pero lo cierto es que paso miedo, bastante, y no lo venzo ni de broma, simplemente vivo con él.
Mucha gente no entiende que una sintiendo miedo no haga por evitar la causa. Como si siempre fuera fácil, posible o hasta deseable.
Mi casa está en una urbanización bastante despoblada incluso ahora. Tengo de frente solo campo que es lo que menos miedo me da. Olimpia ladra furiosa nada más acercarse alguien a menos 20 metros. Algo de miedo me quita, pero no todo.
Me dice mi prima Asun que vendrá a pasar una semana conmigo y con su hijo, Serguei. Mi prima es de las mujeres más valientes -y más buenas- que yo conozco. Adoptó hace unos tres años a un niño ruso, está soltera, en fin, mucho valor, la verdad.
Pues me dice que no quiere quedarse sola cuando yo viaje un par de días, que tiene mucho miedo.
Se lo comento a mi hermano Juan y sonríe "Lo que es la vida, Aurora. No tiene miedo de adoptar un niño y lo tiene de quedarse en la casa."
Me quedo pensando. Quizás no, quizás lo tuvo y lo tiene pero vive con él, como todos convivimos con nuestros miedos, mejor o peor.
Tengo el recuerdo infantil de la casa de mis abuelos en Valladolid. Yo no tendría más de siete años. Tenía pavor a los rincones oscuros y fríos de esa casa, enorme me parecía. Y creía que alguien podría haberse quedado en la consulta de mi abuelo, médico, en los Rayos X, y que, oculto durante el día, saldría por la noche para hacernos daño.
Mi madre, conocedora de este miedo mío, me mandaba a propósito y con la menor disculpa de una habitación a otra para que lo venciera (para que "te venzas", decía ella). Cada vez más lejos del cuarto de estar. "Y ahora vas a tal sitio y me traes esto". Hasta que lograba que fuera a la sala de Rayos X. Y volviera. Volvía que me las pelaba, naturalmente, pero iba y volvía.
Buen entrenamiento. Estoy acostumbrada desde pequeña.
Sigo con miedo pero intento vivir con él y a veces hasta lo venzo. Otras lo acuno, me río o tiemblo, es la vida.
No tiene razón la canción. El miedo nos puede hacer crecer y hacernos más fuertes. Yo le debo mucho al miedo.
PS: No obstante lo dicho, está bien que los amigos se pasen de vez en cuando por casa para ver cómo voy. Se agradece.
El miedo no existe Aurora, y lo sabes. Existe el desengaño.
ResponderEliminarAurora guapa, te entiendo perfectamente ... vivo sola igual que tú. En un piso bajo, con mi perrita que es muy pequeña y mi gata que solo piensa en comer ...
ResponderEliminarEn realidad, no pienso en el miedo para no agobiarme. És verdad que cada uno vive con sus propios miedos e inseguridades, pero tú, eres una valiente!!! lo sé de buena tinta...
Un beso
Uffffffffffff, ¿quién dijo miedo, habiendo hospitales?
ResponderEliminarHay un miedo te mantiene vivo y atento, saludable. Creo que responde a la intelgencia que nos hace ver la realidad, sin tapujos; a asumir riesgos, siendo conscientes de nuestros límites y de nuestras capacidades.
Otro que te atenaza y te impide vivir plenamente, enfermizo. Tiene más que ver con uestras propias incapcidades, inseguridades y temores profundos. Su superación es la marca de la madurez y del crecimiento.
Creo, también, que la clave está no en no tener miedo, sino en, aún teniéndolo, asumirlo como parte del asunto y continuar.
O sea, vivir.
¿Miedo?
ResponderEliminarPara eso están los amigos, para cagarse de miedo juntos.
El sábado nos vemos en casa.
Comida, piscina, libros, charleta, presentación de infantas reales y peli tranquila.
Sin miedo.
Parliamo (en italiano macarrónico, pero italiano).
¿Miedo?
Uff, yo pasaba los veranos en una casa antigua, grande, y con un fantasma, y por las noches al cuarto de baño, tras múltiples pasillos y salones, se llegaba pasando ante una copia del cuadro de Juana la Loca con el féretro de Felipe el Hermoso.
ResponderEliminar¡Cómo corría!
Como dice sarracena, hay un miedo, un temor, que te hace estar alerta ante posibles amenazas. Lo malo es cuando se vuelve un poco irracional y se convierte en una obsesión. Pero no es tu caso... es normal (y sano) sentir un puntito de miedo en tu situación..
ResponderEliminarEl miedo es libre... y hay que saber vivir con él, dominarlo, para que él no nos domine a nosotros.
Buen día, Aurora.
Javier, razón tienes. El desengaño posible -y casi seguro, no sólo con los ajenos, con una misma- nos hace tener prevención a emprender cosas. Pero además ;-) yo te aseguro que tengo miedos de verdad, físicos. Y no puedo ver una peli de terror, es que me pongo enferma. Soy idiota, lo sé.
ResponderEliminarMaripaz, pero es que encima estoy aislada ;-), claro está que luego me dan miedo las multitudes y los lugares cerrados llenos de personal. Joé, qué complicado todo...
Pepa: razón tienes, son los dos. Muy bien explicado.
Driver, bien, pero no me hagas aguadillas que me dan miedo ;-)
Capitán, joé, yo pensaba que el estilo remordimiento español de los muebles de mi abuela eran de las cosas más siniestras y para dar más miedo que podía haber en una casa. ¡Pero un cuadro como el que dices, tío, es que da pavor y con 48 años! ;-) Gracias por volver.
Rocío, afortunadamente no me obesiono con nada y no doy vueltas a nada. Tiro pa'lante. Es salud mental. Pienso algo -poco-, y como el miedo es cuestión de imaginación... intento aplicar la última a otras cosas. Mi hermana que era síndrome de down no tenía miedo porque no podía imaginar. Bueno, eso creo yo, vete tú a saber qué pensaba o si realmente era una valiente que te mueres. Mira tú, me ha dado esto pie para otra cosa... A ver...
Saludos y buen día a todos. Gracias por acompañarme en los miedos.
Pues sí, Aurora, el miedo es un defecto, o virtud, según se mire, tan humano. Los que lo padecemos lo tendremos siempre, podrá cambiar la causa, pero nunca el sentimiento. Pero como siempre digo, lo importante es saber vivir con él; saber disimularlo cuando llamamos a alguien porque nos morimos de miedo; saber que es el momento de hacer algo en la cocina que haga ruido para distraernos; poner la radio; o simplemente buscar compañía, aunque sea a través de internet. Todo esto, si se trata de miedo a vivir solo (que no en soledad). Para otros tipos de miedo, consultar el manual.
ResponderEliminarUn abrazo.
Al miedo se le pude dar la vuelat, con la famosa receta de los tres pasos.
ResponderEliminarPaso primero: tenerlo en grado superlativo, nada de medias tintas, cuanto más intenso mejor.
Paso intermedio: verlo como reminiscencia de nuestro primitivo sistema de alarma, una reminiscencia de nuestro yo arcaico, cuya principal misión es advertir de un peligro. Importante localizar éste último elemento.
Paso final:
Subpaso inicial: No tomas ninguna decisión, duermes bien y pones el despertador temprano.
Subpaso intermedio: Madrugas, desayunas fuerte, y te diriges diréctamente al origen del problema.
Supaso final y definitivo: El miedo, desconcertado por lo temprano de la hora y encamdilado por un sol naciente, se acobarda frente a tu brutal ataque y sale despavorido. Por pies.
Referencia histórica del esquema anteriorment epigrafiado:
Napoleón en la batalla de Austerliz:
"Señores, el arte de la guerra consiste en disponer las tropas de forma que la retirada sea imposible".
Pues eso.
Es verdad. Todos tenemos nuestro "miedos, inquietudes a veces", pero poco a poco se van superando y nos hacemos más fuertes.
ResponderEliminarSeguro que a principio te costó más estar en el Boalo " a mí me daría miedo", pero creo poco a poco te estás acostumbrando "aunque quede un poquito de miedito" y se te ve encantada, además con Olimpia tienes una gran compañía.
ay, Mirna, cómo me comprendes de bien ;-) Yo me hago la valiente pero soy bastante miedica, quizás a base de hacérmelo terminaré por serlo ;-) Besos, guapa, ¿te arreglaron la thermomix ya? Con 6 en casa mas los que te vengan una thermomix no es un lujo, es fundamental.
ResponderEliminarDriver, tomo nota, y si no te llamo a ti para que me tranquilices por teléfono ;-)
Raquel, va por días. Ayer se quedó una amiga a dormir (no había leído esto, fue de casualidad). Fuimos a yoga juntas, cenamos en el Artesanado y esta mañana a currar a las 5 que me he levantado (cosas de los Aves, que no de las aves)
Gracias a todos por estar ahí...