Llego a Santiago para trabajar un par de días en Galicia. Tras el calor de Madrid, se agradece el fresquito, tanto que me tengo que comprar unas medias. "Cómete la palmera aquí y así hablas con una gallega". La dueña de la mercería es encantadora, me deja que meriende en su local y me da conversación.
Adoro Galicia, su campo, su mar y, sobre todo, las personas, siempre tan amables, tan finas de alma, una delicadeza especial.
Voy a la Catedral y abrazo al apostol "desde la distancia", hay tanta gente que espero que me perdone que no haga la cola.
Me encanta Santiago de Compostela, final del Camino y, por eso, siempre principio de algo, me emociona.
He quedado con un amigo al que ya quería verle la cara, comemos, charlamos y vamos a tomar un café que se hace más largo y le dejo al pobre sin siesta, estábamos a gusto. A la salida me encuentro de casualidad con una amiga, "mi amiga de Santiago", hice 100 km del Camino -pero el portugues, Tuy -Santiago- hace ocho años, lo intentaré otra vez con ella en agosto desde Sarriá si me encuentro con fuerzas. En octubre con otros amigos, pero la parte de La Rioja, también 100 km., no más.
Con Conchita viajo a La Coruña hoy donde tras trabajar por la mañana comemos juntas en la playa. El sol se abre paso en esa ciudad que tiene un cierto aire en común con San Sebastián, esas señoras bien mayores tan cuidaditas, ese comercio de ropa de niños tan bonita. Y luego curioseo en tiendecitas antiguas, algunas mercerías en las que estarías horas viendo puntillas, cintas de grosgrain, botones y mucho más.
En Santiago y La Coruña paso por la estación de autobús, creo que es un lugar fundamental que ver para darse cuenta del tejido real, humano, que hace una ciudad, una región, se aprende mucho en las estaciones de autobuses mirando a la gente e intentando saber de qué dársena sale tu autobús, ay. Y el mercado también, otro sitio al que intento ir cada vez que viajo aunque sea por trabajo. Lo de las estaciones de autobuses es más un tema sociológico y de trabajo, pero en los mercados realmente me quedaría la mañana.
El de La Coruña está limpio como una patena, pescado espléndido, tenderas con gorrito blanco, primorosas. Mañana intentaré ver el de Santiago, no me lo puedo perder esta vez.
Tengo esa sensación de desorientación tan frecuente cuando estás en una ciudad que no conoces bien. Me gusta por un lado y creo que es bueno no tener todo bajo control, pero a la vez necesito saber dónde estoy.
Siempre intento tener un mapa, pero al preguntar a alguien que me diga dónde estamos en dicho mapa me pasa con frecuencia que la gente no sabe localizar el sitio. Es muy curioso.
Hay personas que no funcionan con mapas, no están habituados a ellos, y no porque conozcan el lugar, que lo conocen bien, es otra cosa: simplemente no hacen el traspaso de la realidad a un papel o al revés, no están habituadas.
En cambio yo suelo hacerme con un mapa. Sé que son una representación limitada de la realidad, pero aunque sean sólo eso para mí son importantes. Sola me oriento mal, y en el campo abierto me pierdo a menudo. Me gustan los mapas.
Pero en cambio no puedo con el Tom Tom. Una cosa es saber dónde estoy y otra que me digan dónde tengo que girar y cuándo. Son dos cosas muy distintas.
Chovió pero poco.
Aunque siempre hay que decir que en Galicia hace muy malo, así las playas de Costa da Morte que tanto añoraré este año seguirán casi vacías, como a mí me gustan. Me esperan para el año que viene, si Dios quiere.
Me encanta Santiago de Compostela, me parece una ciudad preciosa.
ResponderEliminarYo también hago lo mismo con los mapas. En cada sitio que visito me hago con uno. Tengo una caja llena de mapas. Algunos repetidos (mi mala memoria hace que tenga que comprar otra vez un mapa cuando vuelvo a algún sitio).
Buenas noches Aurora, disfruta Galicia.
Disfruta de esa tierra mágica y come, que allí se come de maravilla.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo de "meigas".
¿te puedes creer que no conozco Galicia? ya sé, no hay perdón para eso
ResponderEliminarY a Santiago llegaremos, Dios mediante, en algún momento, hasta una sarracena como yo.
ResponderEliminarY, sí, el verde de película; precioso y un auténtico coñazo de clima.
Lo se.
Largata soy, de palmera y cocotero.
Un par de santiaguinos a mi salud, por favor..................
Ay, yo estuve de niña. Mi padre se nos llevó un verano de Zaragoza a Galicia, pasamos por Toledo, Burgos, León, fue el verano de las Catedrales. LLevaba un cuaderno donde apuntaba lo que veía cada día. Y para mí Santiago es el botafumeiro "único y original" como decía la señorita que nos explicaba cosas... y recuerdo un pueblo muy bonito Puentedeume, y la Isla de la Toja, y la lluvia tan finita.
ResponderEliminarMi padre llevaba el mapa. A mí también me encantan los mapas, aunque no me sirven para nada, casi no los entiendo. Me da pereza y acabo preguntando, que para eso está el mundo lleno de gente.
Disfruta mucho, ya contarás.
Te mando un beso y un saludo para Suso, si lo ves.
Buenos días, ya tardes, es que he estado trabajando hasta hace unos minutos.
ResponderEliminarRocío ;-), me he reído contigo... luego te contesto en los otros comentarios- Y Santiago, el hijo del trueno, y la ciudad, sigue preciosa, chove pero las primeras horas de la mañana estaban muy despejadas. Intercambiamos mapas repes cuando quieras...
Y tanto, JSM, me he tomado caldo gallego para templar estos días de fresquito y luego pescado un día y carne otro y esas patatas gallegas que son como mantequilla... Y rebeiro, por supuesto, ayer cayó... Aquí apetece comer, es cosa del tiempo también.
Toi, no pasa nada, yo realmente no conocía Sevilla hasta que me la enseñaste tú :-). Aunque es cierto, tiene delito... Hay estos días aquí mucha movida musical, te gustaría, os gustaría. en cualquier caso tenéis pendiente Madrid sul mere ... y NY, en cualquier caso ;-)
Pepa, lo cierto es que en verano el clima del norte creo que se agradece si no eres lagarta (huy, perdón) Empecé a entrenar el otro día subiendo la Barranca al lado de casa con vistas a octubre, aunque ahora me han dicho hacer 5 días a finales de agosto desde Sarriá, veremos si cojo peso y puedo.
Olga... Y ese viaje de las catedrales como para hacerlo hoy ¿te imaginas a los niños de hoy ... viendo catedral tras catedral? Qué buenos éramos "antes" ;-), éramos unos santos, vamos, unas santas de altar ¿o no?
Y vilo, Olga, y dejele sin siesta además, pero aguantose el pobriño ;-) (todo dicho con acento gallego y con cariño).
Tengo ganas de mi casa, otro viaje me espera la semana próxima, y yo ya no estoy para estos trotes, me gusta tumbarme y no hacer nada, pero no se me logra.
Madre mía, Aurora, que pechá viajá (como decimos por aquí). Para mí Galicia también tiene ese aire especial que me encanta. De hecho, estamos programando una salidita y, aunque ya hemos estado en varias ocasiones, no me resisto a volver a visitarla.
ResponderEliminarNo te canses demasiado, mujer. En tu próximo viaje, intentaremos ayudarte a darte un respiro.
Un besazo.
No obstante, perdonadme pero ¿qué queréis?
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=wR7bHLqLO6M
Aprovecha la ocasión Aurora.
ResponderEliminarVete a las Islas Cíes.
Un paraiso.
....
¡Pepa, por Dios!,¡los videos que pones!
Y yo aquí en la meseta esteparia, a 500 grados Farenheit.
¡Snnnnnniiiiiffff!
...
Perdona que corte, se me acaba de evaporar el lado derecho del cerebro. Sequito oyes.
:-) Ya leí tu comentario... Tienes razón, para qué pelearnos por Sean... lo compartimos. Dime qué días de la semana te va bien... jejeje
ResponderEliminarSegún escribía mi último comentario me he acordado de tu post sobre el "Time sharing" con el mozalbete del parque... jajaja, creo que fue la primera vez que te leí. :-)
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