domingo, 28 de junio de 2009
D. Jaime de Mora, los carlistas y el PC y 3)
El partido era el PC, no había otro partido, o si lo hubo fue mucho más tarde. En el PC estaba todo el mundo que hacía algo. "¿Has leído a Marx?" Tuve que reconocer que no recién llegada a la universidad. Era lega en marxismo, tonta del bote, muy rara. Al parecer, todas las chicas habían leído a Marx y sabían quién era Trotsky y todo el mundo quería hacer la revolución o al menos la democracia.
Me acuerdo el primer día de la Facultad de Derecho, un cartel enorme "Abandonad toda esperanza los que aquí entréis", como para animar a cualquiera.
Las asambleas de Facultad. Allí oí por primera vez que una decisión de huelga nos vinculaba a todos. "Vincular", lo he vuelto a leer en el Topicario de Cotta, y me he acordado. Yo no había oído ese sentido de la palabra: nos obligaba a todos. O sea, que al final una asamblea de 100 tipos donde se decidía por 30 hacer huelga y 70 se abstenían "vinculaba" a toda la facultad de más de 1000 alumnos.
Redimir culpas. Me acuerdo de una buenísima amiga, de derechas de toda la vida su familia, título nobiliario por más señas. Y ese sentimiento de culpa tan español que se torna coartada para que la gente te pase por encima: tenía que hacerse perdonar y ser aceptada. Lo cual se hacía a veces a través de la activa militancia política, se hizo más roja que nadie. Pero sobre todo, también había cierta redención por cierta militancia que podemos llamar vital: la cantidad de tíos que ligaron en la época gracias a la culpa y al miedo de ser tachada de fascista o estrecha, tanto daba.
Leí La vida exagerada de Martín Romaña de Bryce Echenique y empecé a verlo con otros ojos, con la risa siempre se entiende todo más, creo.
Al final está siempre Inés. Y a menudo un tío al que le mandan escribir sobre los sindicatos pesqueros peruanos cuando a él lo que le nace es hacer sonetos y ligarse de una vez por todas a Inés, que es una "ahora sí y ahora no" y se las está haciendo pasar canutas.
Lo más verdadero que había era que a los hombres les gustaban las mujeres, y a las mujeres los hombres.
Y lo demás, la política, la democracia, estaba muy bien y podía ser muy cierto, muy loable y muy interesante. Pero lo más verdad era lo más elemental, donde caben pocos engaños. O muchos, según se mire, pero con menos vueltas.
"Doña Inés del alma mía, luz de donde el sol la toma". Y el pobre Bryce cayéndose de la camota leyendo a Marx con Inés. La vida misma, oiga.
Ahhhhhhhhh! Es que a las personas nos gusta proporcionarnos coartadas, revestir de un manto brillante las cosas más simples.
ResponderEliminarNo es lo mismo la crudeza de D. Juan, que el amor a la Patria, a Marx o a esas cosas tan elevadas.
Y, de paso, alegría p'al cuerpo.
La honestidad para con uno mismo y para con los demás es una rara avis.
Y tanto, Pepa, y tanto. Y es de agradecer a quien dio menos vueltas y fue más de frente, al final caes que es bastante más sano, y más cierto a menudo.
ResponderEliminarY si pudiese entenderse todo con la risa...seríamos más sabios todos.
ResponderEliminarY más sanos, y más simples.
La honestidad para con uno mismo y para con los demás es una rara avis. Sí. Además añado que cuando te dan candela es como una bomba. No lo entendemos. Y nos molesta. A mi por lo menos sí.
ResponderEliminarLolo, por eso hay que reirse más, y desconfiar de cuando algo es mu serio y mu trascendente, creo.
ResponderEliminarAvila, se nota que tú de sinceridad e ir de frente y a la cara sabes mucho, bienvenida.
Perdona, Avila es mi ciudad. Soy hombre.
ResponderEliminarRecuerdo perfctamente el juego político. Estaba restringido. En Cataluña el PSUC. El único periódico que podía dejarse ver, el "Avui".
ResponderEliminarUna rara avis militaba en la Falange Auténtica. Se levantaba en las Asableas que se convocaban en el praninfo de la Central y llevaba en la solapa de su loden verde el yugo y las flechas... un loden heredado ... exquisito.
La criatura se levantó el día de 23-F- apelando a la libertad de expresión de los militares. Bochornoso... Creo que no hace falta que os diga quién era esa rara avis. Sus amigos del PSUC fueron sus escoltas durante uns días, con el previo sermón ¡¡¡Estás locaaaa!!!
Batallitas de juventud. Cuando lo pienso...
Perdón Ávila, asumí que con ese nombre acabado en A eras una mujer ;-), lo dicho pero acabado en masculino...
ResponderEliminarSunsi, eres genial, eras genial. Joé con la libertad de expresión ;-) de los militares, y tus amigos protegiéndote, me he reído imaginándote, de verdad, genial.
Por cierto mi amiga "la noble" pero roja se fue a un kibutz a trabajar al acabar la carrera... y montó una huelga: literal. Y se vistió de palestina un día. Sobrevivió a todo, y luego dicen que no existen los ángeles custodios.
Qué tiempos. Y qué ladrillos sobre lucha de clases, plusvalías, etc. absolutamente ininteligibles nos metíamos entre pecho y espalda a los diecisiete años. Lo justo para adquirir la jerga necesaria que acompañase las interminables y surrealistas discusiones entre "eurocomunistas", "chinos" y "troscos" (dejando al margen a los ácratas, que no tenían remedio).
ResponderEliminarY pasear con el "Triunfo" (o su sucesor "La calle") debajo del brazo como forma de identificación y reconocimiento de los pares...
No echo nada menos esa época de mi vida. El recuerdo me da un poco de grima.
En especial recuerdo vívidamente el asco que nos produjeron a todos unos muchachitos que siempre estaban calladitos en las asambleas y que jamás iban a salto o manifa alguna, el día que salieron del armario del PSOE dando lecciones al personal, ya bien entrado el 76 y con el cadaver de Franco bien frío.
Desde entonces siempre he sentido lo mismo por esa organización, aunque ahora por razones y desde posiones bien distintas...
Pues yo echar de menos no, pero mirada con cariño sobre esos años y mucha gente sí tengo, la verdad.
ResponderEliminarY hombre, del psoe ´había de todo, es verdad que "de repente" aparecieron... pero también creo que es justo reconocer que había gente legal y maja, como en casi todas partes ¿no?
yo es que como no corrí delante de los grises ni nada pues no puedo hablar mucho ;-) de democracia ni de nada... La verdad es que ´me pilló todo muy hecho... o era yo muy joven, todo puede ser. O poco concienciada. Eso desde luego. Y es una pena, porque lo que me gustaría a mi contar batallitas ja ja