Y-ya-que tienes clases dedicas no 5, sino 25 horas a prepararlas, a tutorías, a decir a todo que sí. Y en trabajo igual. No por perfeccionismo, ese es un tic o virtud de otras personas. Es por pasión, por ganas. Porque estás ya ahí y quieres coger esa ola y-ya-que también, la del esfuerzo y la dedicación, otra ola en la que se entra y se está hasta con gusto.
A veces, tras muchas horas, un largo y ya que de concentración, entras en un estado de fluidez y rindes a tope. Esto da unas extrañas alas y una pesada carga. Por un lado, aceptar más trabajo, siempre puedes y quieres hacer más, hasta lo disfrutas. Por otro, ay, quien trabaja con alma pone su alma y con ello se pierde el miedo a decir lo que se piensa, lo que se ve, especialmente a quien no se debe, a los que hacen cabeza sin ella. Esto último es lo realmente extenuante. Y se puede acabar con un buen nivel de competencia y un altísimo nivel de incomodidad.
Rendimiento, implicación y sinceridad son un trío peligroso que se salda a menudo en agotamiento. Lo que empezó en un y-ya-que laboral se transforma en un serio aviso si no se quiere acabar rota por dentro o por fuera. Hay que cambiar de ritmo y controlar los y-ya-que laborales, poner distancia, coto.
Y te haces algo vaga por una meditada decisión que no por pereza, porque sabes que si la calidad es lo percibido, se puede dar mucho menos y peor, que nadie se dará ni cuenta. Vivirás no mejor, simplemente vivirás. Y-ya-ques laborales limitados, aprovechar las rentas de conocimiento de lo ya currado, de una formación siempre continua, de la eterna curiosidad, confiar en el propio instinto y en la experiencia, menos en los brazos.
Y, lo más importante, trabajar para una misma: más riesgo, eterna incertidumbre, pero más libertad. En la duda, siempre la libertad, si hay elección, claro. Es una suerte poder elegir. Y, curioso, las cosas van saliendo sin sudar la camiseta como acostumbrabas, con mucho más relajo.
Dejas los y-ya-ques de subidón para la cocina. Haces croquetas, 2 primeros y 2 segundos. Ahí ya interviene el por si acaso, cierto. Y ya que haces bechamel pues aprovechas y haces el doble. Y ya que vas a manchar tanto cacharro, pues ya los mancho todos. Sábados por la mañana, día habitualmente intenso de cocina. Eestos y-ya-que no llevan jamás tensión, a diferencia de los laborales, sino una profunda relajación de mente y espíritu. Aunque te canses.
Pero hay muchos otros y-ya-que estupendos. Mañana.
...ya me parecía que lo del gambón era sólo la punta del Perito Moreno.
ResponderEliminarMañana te leo sin falta, que esta saga me tiene atrapada.
Opino... -siempre leo la pregunta que está ahí, arriba-. Es complicado sin meterte entera en la opinión. Depende de la situación, de la personalidad de cada uno y... fundamental: de la etapa en la que te encuentras. Cada fase, cada estadio tiene más o menos carga de "Y ya que".
ResponderEliminarA veces depende de la medida en la que el tiempo debe ser compartido o no, de las parcelas de tu tiempo exclusivo y excluyente.
De acuerdo contigo en el coto. Hay que saber tomar distancia para darse cuenta de que tirar del "Y ya-que" te succiona y te debilita... y que te deja el alma por los suelos porque has dejado el alma. Tomar distancia... parar cambiando o metiendo la nariz en otros mundos que huelen bien.
Y luego algo que sí puede preocupar. Ya que estás y no vas a poder tirar más del "Y ya que..." el "Carpe Diem" a pies juntillas. Vívirlo, absorberlo, disfrutarlo, exprimirlo, a fondo. Hay personas que no saben abstraerse de los futuribles o no pueden... Y se instalan en el por si acaso... y se pierden tanto.
Toma tocho... Máster. Tocas temas que no se despachan en un plis-plas. Me ha gustado, mucho. Y ya salió la morriña de melena al viento, sin reloj y con una guitarra.
Besos, guapa. Gracias por escribir.
Hay un poema de León Felipe (lo conocerás probablemente) que responde mejor de lo que yo pueda hacerlo a muchas de las cosas que planteas en esta sugerente entrada. Me refiero a “Romero sólo…” Siempre que empiezo algo nuevo o tengo alguna contrariedad en algo viejo, me acuerdo de dos cosas: de este poema y de Gary Cooper en “Solo ante el peligro” (una eficaz reminiscencia infantil); curiosa coincidencia de “soledades”, adverbial en aquél y adjetival en éste, que parece querer decirme algo acerca de nuestra situación en la vida. Dejando aparte la ramplonería de mis metafísicas, selecciono algunos versos de León Felipe para que consideres tú si son o no comentario adecuado:
ResponderEliminarSer en la vida romero,
romero sólo que cruza siempre por caminos nuevos…
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo,
pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero…
… para que nunca recemos
como el sacristán los rezos,
ni como el cómico viejo
digamos los versos…
No sabiendo los oficios los haremos con respeto.
Para enterrar a los muertos
como debemos
cualquiera sirve, cualquiera... menos un sepulturero
Sensibles a todo viento
y bajo todos los cielos…
Son fragmentos de una especie de “carpe diem” que no tiene nada de decadente ni de hedonista. Un fármaco para que el alma sane o una vacuna para evitar el contagio de esos “y-ya-ques” tan peligrosos: basta con querer –y creer– que cada palabra que uno dice o cada cosa que uno hace es la primera vez que le sucede al mundo. Cuando todos los días se ve lo mismo, la culpa no es de “lo” que se ve, sino de “quien” lo ve. Ése es el momento de empezar nuestra personal y “creadora” romería.
Perdona la extensión; “y ya que” estamos, un beso.
Querida Aurora
ResponderEliminarCuando te conocí me sorprendió tu empuje y ganas de ayudar. Recuerdas lo que hablamos de la energía, aprender a protegernos y a dosificarnos.
Tus ganas, ideas, palabras y motivación son infinitas y eso me parece MARAVILLOSO.
Bs
Lane
Es curioso que estos y ya ques que mueven nuestra vida, a veces nos alejan de otros que son a veces incluso más importantes. Creo que el término medio es el más oportuno. Hay que hacer de todo, trabajo y merecido descanso, y si puede ser disfrutando de los dos mucho mejor.
ResponderEliminarUn beso muy fuerte.
Y ya que hemos leído 2, esperamos el 3 de mañana o cuando desees.
ResponderEliminarUn abrazo Aurora. Derrochas fuerza y transmites mucha seguridad a tus lectores.
Gracias.
Me has hecho reir con lo de atraparte en la "saga" ;-). La verdad es quedan varios y-ya-ques... así que prepárate.
ResponderEliminarMuchas gracias por leer, por comentar y, sobre todo ¡me gusta que te guste!
Un abrazo, Aurora
Sunsi, la distancia es una medida difícil de tomar. Es un tema clave, creo, para todo: aprender a poner distancia interior, que no significa siempre "alejar", otras veces es "acercar" por dentro. En mi caso peco de lo segundo, laboralmente y en otro sentido. Y ya que ... pasaba por aquí, estas en un trabajo, en una amistad o en más... el nivel de implicación puede ser tal que acabas como borracha.
ResponderEliminarY a la vez, la intensidad de los y-ya-que olas, de coger el minuto, el segundo y estar y dar(se) a tope es clave para vivir, narices...
Sé que nos entendemos en esto y en otras cosas.
Antonio, diste parcialmente en el clavo. Y, con permiso, tú puedes ser todo menos ramplón.
ResponderEliminarLa Ligereza es uno de los rasgos que creo tener, que espero tener. La imagen de Gary Cooper es también de mi infancia, pero no tengo su peso, ya me gustaría, ay.
Más que "no hagan callo las cosas..." y hacer todo como la primera o última vez que las haces (qué gran cosa para vivir, no quiero perder eso nunca) querría poder mantener eso y, a la vez, la moderación interna, la de la distancia en el momento.
¿Se te ocurre a alguien a quien pueda leer para "aprender" a ser moderada, poner distancia y, a la vez, no perder intensidad en ese hacer todo como la primera vez?
Laboralmente he aprendido a modular, en otros aspectos no. Y se cansa uno mucho. Quiero ser sensata.
Y ya que estamos, pues eso, no dejar pasar la oportunidad de agradecerte que vengas, leas y comentes. Y un abrazo y un beso siempre.
Aurora
Cargo de conciencia tengo por no haberte llamado todavía, sigo con clases de 9 a 6, Lane, perdóname.
ResponderEliminarTe agradezco tu ánimo, lo hago lo mejor que puedo y sé, bueno no: lo hago menos porque no se pueden dar clases a tope, hay que darlas por debajo de las posibilidades de una. Siento que no hago lo que puedo y a la vez sé que tengo que hacerlo así para dosificarme.
Si con todo te gustó y te sentiste animada y algo has aprendido, pues estupendo.
Pero sé que se puede hacer mejor. Pero no debo hacerlo mejor.
Y quema ese saber que no das tu 100 de cada vez.
Aurora
Mirna, mucho sentido común te veo. Y ¡eso del termino medio me encanta! Lo que pasa es que si el término medio es la virtud, ay qué difícil me lo pones.
ResponderEliminarEn cualquier caso no es un tema de que nos aleje de nada ni nadie, nos aleja de nosotros mismos, creo.
Y, como ya digo, creo que no me falta intensidad en el disfrute ni a "labor". Es más mantener eso sin que te vaya la vida en eso.
En cocina lo que logrado ;-), en otros aspectos cuesta... Mira a ver tú que tienes equilibrio si me echas una mano virtual ;-)
Gracias por venir y comentar
Aurora
Ay, Javier, con la misma fuerza y seguridad que escribo me equivoco también. Yo todo con fuerza y seguridad, hasta meter la pata ;-)
ResponderEliminarEn cualquier caso, gracias por venir, leer y comentar. La saga continua con y-ya-ques agradables, de las olas esas que ves venir -o no- y entras de cabeza (aunque a veces sin ella ;-).
Un abrazo
Aurora
Y-ya-que pasaba por aquí te dejo este comentario, que ya tenía ganas, y-ya-que me pongo te digo que ha sido una entrada muy original y acertada, y-ya-que he leído la de ayer, me has dado una idea para celebrar el santo de mi santa.
ResponderEliminarA mí más que los y-ya-ques me hacen gracia los po-ya-ques. Un saludo.
“¿Se te ocurre a alguien a quien pueda leer para ‘aprender’ a ser moderada, poner…”
ResponderEliminarSi queremos que cada vez sea única y no se canse de serlo, o se amodorre por haber ya sido antes, querremos que cada vez sea eterna, que es como ser una actualidad constante de todo sin antes ni después. No te va a gustar la recomendación, pero Nietzsche –que es bastante bruto en otras cosas– y su Zaratustra, en esto de pensar la vida a pleno pulmón es incontestable, demasiado incontestable; tal vez, excesivo. En cuanto a “poner distancia”, los “Tratados morales” de Séneca dan pistas interesantísimas.
Desde luego, nada tienen que ver Nietzsche y Séneca. Aunque hay una coincidencia: lo que “es” es lo que “debe ser. Y también una diferencia: interpretarlo como afirmación de la voluntad en el primero o como complacida aquiescencia con la totalidad en el segundo. Qué más da, de lo que se trata es de no lamentar lo que se hace, dice o siente aquí y ahora; que, además, nunca puede ser lo mismo que se hizo, dijo o sintió allí y entonces. El tiempo y el espacio siempre están alejándonos de nuestras horas y nuestros lugares.
Besos.
Gracias, Antonio, por contestar mi petición de orientación ;-)... Seguiré tus consejos, ambos.
ResponderEliminarCreo que estoy, como dirían los ingleses "in the mood for..." ambos... aunque leer a Séneca me va a costar mucho, nada más ajeno que un estoico a mi fibra vital, profesor.
Pues por eso, me dirás. Hay que leer lo que nos abre la mente o el carácter, no lo que nos confirma en lo que ya está o somos ¿no?
Mil gracias, tengo a ambos en la vieja colección de mi padre, creo, de Austral, lo voy a comprobar.
Un abrazo, un beso y buen fin de semana
Aurora
José Miguel, mil perdones, veo por el movil -una m. esto de las nuevas tecnologías- unos comentarios y otros no en orden diverso, no sé qué pasa.
ResponderEliminarGracias por venir, comentar y leer, me alegro de que te haya gustado. Pero por Dios espero que no te sientas obligado porque yo entre en tu blog, ¿eh?
Aquí y en todo la libertad, y el tiempo también ;-), son fundamentales...
Felicidades a tu santa y si te he dado una buena idea me alegro. Homenajea, homenajea que siempre gusta un montón y las mujeres merecemos todo ;-)
Ya contarás los po-ya-que en qué consisten, si son primos hermanos o hermanos de los y-ya-que.
Saludos
Aurora