viernes, 9 de enero de 2009
Tío Jesús
Pasa a veces en la vida que conoces a personas que te recuerdan vagamente a otras, y, de repente, caes. Así me pasó hace unos días, caí en que alguien me recordaba a mi tío Jesús.
Tío Jesus, hermano de mi abuela materna, era el pequeño de muchos hermanos. Tío abuelo mío, pero mucho más joven que mi abuela, era una mezcla entre vividor y alma caritativa. Nada que ver con mi abuela en lo primero, mucho menos con su cuñado, mi abuelo, que era todo lo contrario: frivolidades, ni una. Todo el mundo muy trascendente en aquella casa. Pero Dios, siempre sabio, nos puso en la familia a alguien como tío Jesús. Algún gen creo que ha dado un salto trasversal cuando miro a algún que otro primo.
Creo que todos los sobrinos nietos tenemos el mismo recuerdo del tío Jesús, que vivió mucho tiempo en Córdoba y te lo decía con acento del lugar, con lo que ganaba un montón.
"Ven aquí, sobrina, acercate, que tu tío Jesús quiere decirte una cosa".
Y tú fascinada, porque ya conocías de qué iba la historia, te acercabas. Entonces te deslizaba a una velocidad de vértigo un billete ¡un billete de los años 60, o sea, una fortuna! y te decía, "y no le digas a tu madre nada, que quiero yo que te gastes en caramelos ese dinero, chitón, chitón, que ya vienen".
Los niños de mi época no sabíamos mentir, así que le reñían, le decían que no lo hiciera nunca más, y él pasaba de todo: volvía a las andadas. Billete va, billete viene, como un mago, lo hacía rapidísimo y en cuanto podía.
Adorábamos que viniera, primero porque era muy simpático, pero luego, también, porque dinero no nos daba nadie, y nos hacía ilusión, la verdad. Algunos niños vivíamos sin la más mínima noción del dinero, nuestros padres no hablaban de él, tampoco lo hacíamos con nadie. Ni paga ni nada hasta bastante mayores. No entendíamos muy bien su valor, tampoco sabíamos bien qué se podía hacer con un billete, pero nos gustaba ver aquello que nunca pasaban por nuestras manos. Casi como los Mortadelos, pero esos de verdad.
Tío Jesús fumaba Lark, eran finales de los 60. Lark era una marca de cigarros con doble filtro, de carbono o no sé qué, un signo de distinción y hombre de mundo. Siempre pensamos que tío Jesús era rico, quizás lo fue. Pero en lo que no teníamos dudas era sobre su generosidad rayana en la prodigalidad. Me temo que para su familia más directa algo difícil de llevar.
El dinero que le entraba por un lado, le salía por otro a manos llenas, y, desde luego, que no sólo con sus sobrinos, que no tendría mérito alguno. Le compraba a su mujer un bolso y acto seguido daba la misma cantidad al pobre de la esquina, "cómo no voy a darle a éste lo que te acabo de regalar a tí, que no te hace falta alguna". Vivió como médico entregado a los enfermos, especialmente a los mineros, por quienes trabajó incansablemente cuando morían de silicosis.
Cayó en alguna depresión que le hacía pensar que nos había engañado a todos, que no era realmente médico. Electroshock creo que le dieron. En fin, las depresiones son terribles y casi lo eran más antes con esos tratamientos. Esa idea de que engañamos a la gente perdura en la familia: mi madre sueña a veces que no acabó la carrera, como me pasa a mí.
Salió de una checa de Madrid sin poder andar al acabar la guerra, tuvo que aprender de nuevo, y se casó con mi tía Carmen al poco. Todo el pelo blanco tenía ella y no era mayor de 30 años. Tuvieron dos hijos.
A tio Jesús le gustaban las señoras que te mueres. Vivió una época en casa de mis abuelos, para desesperación de mi abuelo. Se levantaba a las tantas, como un señorito, y mi abuelo, todo orden, no lo podía entender. Estaba todavía soltero y era joven, antes de la guerra. Coincidió con dos jesuitas que tenían refugio allí. Salían de paisano porque los jesuitas habían sido expulsados entonces de España.
Tío Jesús quería pasar por la perfumería inglesa de Valladolid porque había una chica que era una monada. El Padre Zapico lo acompañaba, tuvo una vocación tardía, era mayor y sabía de mundo, aparte de reirse hasta de su sombra. Salía la chica a recibirlos y Zapico le decía luego a mi tío al salir "Jesús, que sepas que no sale por ti, que sale por mí". Y a mi tío, que era un coqueto de narices, se le llevaban los demonios, porque era verdad: iba solo, y la niña no salía. Maldición.
Murió el Padre Zapico en casa de mis abuelos, le ardía el pecho en su agonía y decía todavía con humor "madruca -llamaba así a mi abuela- si me pone un huevo, lo frío". El Padre Gonzalez vivió más sirviendo a Dios y al prójimo en la compañía de Jesús, otro buenísimo sacerdote.
Tío Jesús era un lector excelente, un conversador todavía mejor e incansable. Podías pasarte con él una tarde, una noche, tertulias eternas que enlazaban comida y cena y, como te descuidaras, desayuno. El whiski o lo que se terciara iba bajando de nivel poco a poco. Y luego ya no quedaba nada de nada. Entonces tío Jesús pensaba que ya era hora de terminar y se iba a dormir.
Dios tenga en su gloria a tío Jesús.
Bebiendo Chivas y fumando Lark.
Para diversión de los ángeles y algún que otro paisano. Y, seguramente, cierta desesperación de su mujer. Que también la tendrá Dios en su gloria. Porque no es lo mismo tener a tío Jesús de tío que de marido. Y algo de cielo se ganó también ella, creo.
Una historia entrañable; es cierto eso de los genes y en las familias, afortunadamente, siempre hay alguien que no responde a las formas habituales: sino sería muy aburrido. Todos hemos tenido un Tío Jesús, alguien cariñoso, generoso y algo transgresor.
ResponderEliminarMe hace gracia lo de Lark, efectivamente, a mí también me parecía un signo de distinción. Y me ha gustado ver el billete de 100 pesetas con Manuel de Falla; en mi casa a esos billetes los llamábamos "los justitos", pues el dibujo del músico era clavado a un tío que teníamos en Valladolid, que se llamaba Justo y era como el negativo de la foto de tu tío Jesús.
Y La Boheme: ya es la caraba, que delicia....
Ese billete de veinte duros tiene una historia detrás.
ResponderEliminarMe la contaron en la Escuela de Aparejadores de Madrid,en el 82.
El grabado lo hizo un abuelete de la Casa de La Moneda, a punto de jubilarse, la vieja escuela de grabadores.
Fue su gran obra. Volcó en el billete toda su experiencia. Quería hacer algo grande antes de jubilarse.
Y lo consiguió.
Si lo miras muy despacio, con lupa de 10 aumentos, ves tanto trabajo y tan bien realizado, que oyes la musica de Falla.
Trabajos de primera.
Cicinados a fuego lento.
Hola Aurora
ResponderEliminarEso de soñar que no se ha terminado la carrera nos pasa a muchos, debe ser que lo que mucho costó aún nos juega malas pasadas. Me dicen muchos de los que hicieron la "mili" que ellos sueñan que les vuelven a llamar porque aún les queda algún mes por hacer...
Joder, que suerte.
ResponderEliminarYo no he tenido tios de esos. Tenia un tio Jesus. Pero a este le dio por pasarle la mano por encima a mi tia y a mi prima. Era tan imbécil que decia (esto lo he oido yo) que a los hombres como él en Alemania los tenian de sementales (sic).
Recuerdo tambien con profunda admiracion que sus pequeñas manias respecto a su mujer y su hija se le quitaron cuando a mi padre se le metio en la cabeza explicarle en vivo y en directo su vision de las cosas.
Mi padre me dejo orgullosisimo cuando, sin necesidad de jueces ni jusgados, le impuso al tal Jesus lo de vivir bajo otro techo. El "txato" (asi llamaban a mi padre) fué de lo mas convincente
Me encanta, Máster. Si no hay un tío Jesús en una familia falta ese puntito.
ResponderEliminarMe lo he pasado bomba con tu relato. Es clavadito pero clavadito al "tío Jesús" de mi familia. La única diferencia es que, de momento, no está casado. No creo que le importe que lo nombre. El "tiet" es mi hermano Artur, el pequeño, que ya ha pasado los 40.Llega a casa y es como si llegasen los Reyes Magos. Generoso, devoralibros, gran conversador... él fuma Malboro...también es un buen catador. Estas Navidades se ha encargado del cava y es el año que hemos degustado el mejor cava desde que alcanza mi memoria...
Si le dices¿"Me puedes hacer un favor?" te contesta "sí"... sin saber qué favor le vas a pedir...
No sé a cuántos críos ha apadrinado, ni a cuántos amigos les ha prestado dinero y luego no admite que se lo devuelvan. Lo adoro. Se me cae la baba... y se me nota mucho...
Besiños y gracias por estas historias. Es un gusto leerte.
Gracias por tu visita. Quiero venir mucho más despacio, pero de momento me he leído esta entrada y ha sido muy agradable.
ResponderEliminarCuentas muy bien las cosas, Máster, me ha parecido verlo, al hombre de verdad o al creado por ti entre el recuerdo y el cuento.
Me ha llamado la atención la razón que das para su depresión. Creo que sufrir por eso es de ser una buenísima persona. Por cierto, yo también sueño con que no he terminado la carrera, qué curioso:-)
Un saludo.
Buena descripción del ambiente y del personaje. Me ha gustado mucho
ResponderEliminarhola a todos, y gracias a todos.
ResponderEliminarModestino, Sunsi, José A... en toda familia debería haber un farol o un juerguista.
Driver, prepárate para el fuego lento. Cordero te voy a dar si de tejas caer un día por el Balo. Hablamos.
Jesús, qué alegría que un vecino y "naturalista" venga por aquí. Estoy hoy en Madrid trabajando (iva, irpf, toca pagar y mi contable está aquí), pero debe de haber caído una buena ¿no? sigo TODOS los días tu blog que recomiendo, Me encanta, aprendo un montón y hasta me emociono con tus fotos y algunas de tus observaciones.
Olga, es una alegría que me (nos) visites. Me encantaría escribir como tú lo haces. Qué pocas palabras necesitas, qué envidia. La naturaleza, la poesía y la comida son tres de los grandes placeres de esta vida.
Mi tío basculaba entre San Francisco de Asis, darlo todo y quedarse con nada, y el Santo Bebedor de Roth, beberselo todo mientras una Santa Teresita niña te vuelve a dejar dejar no se cuántos francos cada mañana... a ver si te arreglas de una vez. Y no, o sí.
Veo que lo de no acabar la carrera parece una idea común.
Asier, ya he visto lo que me has enviado. Eres incansable. Es muy interesante, aunque puede haber debate. En cuanto lo arme más -no tu parte, otras colaboraciones y sea más consistente- lo hacemos público. ¿Vale? Se trata de algo coral, no monocorde ni una sola voz. Nada hay más variado que el gusto... y el oído, la vista, el olfato. Y el tacto. Lo más personal.
ResponderEliminarNo problem. te reservas tu derechos de edicion, que me parece lo oportuno y pertinente. Pero es que a mi lo del consumo responsable es una de las cosas que mas encabezonao me tienen. Ya te contaré, ya...
ResponderEliminarUn beso
No, si decía que va a ir tal cual lo has escrito, ambas cosas, es que estoy esperando otras colaboraciones y la gente tiene que tomarse su tiempo. No son todos como tú. Ni como yo. ;-)!
ResponderEliminares verdad, los Lark... qué recuerdos...
ResponderEliminargente especial que son las que escriben, de verdad, la historia
Lark, Chivas (que era el bueno de entonces, creo)y las chicas y señoras rubias mayormente. Era aficionado a esas 3 bandas.
ResponderEliminarNo son malas bandas, si es por ahí por donde juegas.
ResponderEliminarSe beben la vida rápido, y eso no está mal.
Yo tengo menos prisa.
Yo ninguna, Toi. Es lo bueno que tiene cumplir años: se te va la prisa.
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