viernes, 2 de enero de 2009
Tacto
Uf. Pero qué bien nos ha hecho Dios, por Dios (valga la redundancia), y la biología. Suya es también ¿no?
Tenemos yemas en los dedos con mucha sensibilidad. Pero el tacto no está sólo ahí, recorre toda la piel, el organo más grande del ser humano. No en vano cuando alguien nos cae bien decimos que es cuestión de piel. De hecho, ésta acerca más a las personas a veces que las ideas, y nos puede alejar también una simple cuestión de piel.
Uno de mis recuerdos infantiles es el médico de cabecera calentándose las manos antes de tocarte la tripa, delicado que era el señor. Al tacto de las primeras cosas que notas es la temperatura de la otra persona. Algunas madres besaban en la frente para ver si teníamos fiebre. Un monito va de un robot que solo lo alimenta a otro que le da calor pero no le da de comer: tras mamar, se acurruca en el del calor, lo vi en un documental.
Necesitamos el calor que da el tacto, pero también el simple tacto. Por eso, más allá de que nuestras madres nos hayan dado el pecho -necesitamos comer-, nos han acunado, tocado y achuchado mucho. Hay familias donde el cachete se intercambia con una facilidad pasmosa con el achuchón, la caricia y el beso, quizás por eso no quedan traumas.
Hacer manitas. Será antiguo, suena infantil, pero es de la cosas más bonitas, casi olvidada. Es un tacto incipiente, tímido a veces, otras nada inocente. Qué pena que se pierda, qué prisas y qué poco... tacto.
Una caricia. De nuevo, una de las cosas más sugerentes que hay. Qué mal se acaricia a veces, algunas personas ni están acostumbradas a ello o se olvidan. Te das cuenta a menudo que lo que necesita alguien no es que le hablen, le den explicaciones o darlas, está pidiendo en el fondo que le acaricien, que le calmen con el tacto, desde un niño hasta un adulto.
Tacto que nos hace distinguir una seda de algo que no lo es. Si se tiene tacto, se sabe bien, no te cuelan un rayón, fibra artificial, por seda. Parece pero no es, tus dedos te lo dicen.
Al tacto las hojas de los árboles, con pelitos de un lado, del otro superficie lisa, tacto del musgo o de los pétalos de una flor. La naturaleza hay que tocarla también, no sólo mirarla, oírla y olerla. Arena de playa, tacto primero en los pies, tan agradable a veces. Agua de río heladora o de mar, más cálida, acostumbras la piel al frío empezando por los pies y las muñecas.
Tacto del terciopelo, del charol, del borreguito de unas plantillas (qué gustito), del pelo de Olimpia, del algodón, de la lana, o del mohair. Tacto también de esos jerseys que picaban tanto en la infancia y que odiabas.
Superficie lisa y ligeramente basta del vidrio, tacto poroso de los cacharros de barro, de la piedra o de la madera buena, maciza. En cambio, las piedras preciosas al tacto no dicen nada, son frías, da que pensar.
Pieles muy arrugadas, transparentes y finas, se rompen como un cristal. Hay que tener cuidado con esas pieles de anciano, cualquier roce hace herida con facilidad y luego tarda en curar. El otro día vi un anciano que acariciaba a su mujer en la residencia de mayores de la urbanización, se me saltaron las lágrimas tal era la ternura con la que lo hizo. Pensé que teníamos que acariciar más en general y a las personas mayores especialmente, necesitan de nuestro tacto porque les tocan ya poco. Y da pena, se vive mal sin el tacto humano. Quizás por eso hay que comprender cosas que parecen incomprensibles, sucedáneos de caricias de cariño. Habrá de todo, pero también hambre de tacto humano.
Manos rugosas, callosas, de trabajador, de esas en las que te puedes columpiar. Manos de algunas amas de casa, pequeños callitos en los dedos de tanto fregar y hacer, por mucho lavaplatos que haya. Manitas de niños, pequeñitas, no les cabe nada en ellas, hacen cosquillitas siempre. "Del cotín del cotán, de la vera vera van, del palacio a la cocina ¿cuántos dedos hay encima?" Sugiero el juego con niños, ellos con sus dedos en tu espalda, luego al revés, les encanta: ni sabes ni saben cuántos dedos hay, es sorprendente, no la adivinas nunca.
Tener piel, no una coraza. Piel que conecta, no que aisla. Capaz de sentir no sólo el cambio de temperatura, sino otras pieles, otras personas, a veces con una piel dura o simplemente distinta a la de una. La respuesta quizás no es endurecer y enfríar la propia, aunque como reacción o defensa es lo que nace a veces. ¿Cómo éste, ésta, no siente lo que siento, como yo lo siento? Es tan personal el tacto que no tiene mucho sentido extrañarse de que otro no sienta lo mismo o del mismo modo, que no lo perciba. A veces es mejor recostarse en tactos afines, uno se puede empeñar en vano en lo que simplemente no está de Dios. De ideas diferentes se puede discutir, de sensibilidades, de tacto, es totalmente inútil. Y nos empeñamos pese a todo.
En cambio si creo en tener cuidado para mantener la temperatura y, con ella, la del ambiente, que es cuestión también nuestra: las personas damos calor o frío, esto último como los fantasmas, a una habitación, hacemos subir unos grados o los bajamos. En cierto sentido la piel es como la conciencia, como la consciencia. Hidratada, flexible, en la temperatura adecuada, que es tibia - la del cariño, quizás la de la caridad-, tiene sensibilidad para poder percibir. Seca, rígida, fría, choca más con otras pieles, es incapaz de conectar con el exterior, con las personas. Y no es cuestión siempre de la piel ajena, es de la propia. A veces hay que volver a regular el propio termostato, ponerse a diario nivea, aceite de almendras, rosa mosqueta o aloe vera, tanto da.
Dios bendiga nuestro tacto, nuestra piel, no sólo las yemas de los dedos, que también.
Ay, sita master, qué placer leerle con tiempo.
ResponderEliminarAcabo de llegar destrozaito. Dia de nochevieja fantastico (de los mejorcitos que recuerdo, risas, juegos, copas... y pastillas y agua contra el dolor de cabeza) Añonuevo cansaico (salida para pamplona, tres horas escasitas de sueño, porque mi menda se emperra en oir la marcha Radetzky cuestye lo que cueste).
Vuela hoy. parada interesantisima en una fonda de la Ulzama donde han caido del cielo tres horas de reloj de charla con la dueña, con intercambio de emilios y promesa de vuelta.
llego y me encuentro con esta serie... y excelente sorpresa al ver que se comparten gustos, aprecio por los olores de gasofa, lejia, etc... en fin.
Sabores... qué decirte
. Me he comido en casita uno de los que se comen en la Casa real, y tenlo por muy cierto (chincha, rtabia... no ter preocupes, los comercializaré, o sea que ya tienes otra =buena razon para darte ub paseo por estos lares)
En fin... que encantado de haberte leido. Estas pasando de ser habito a ritual. Ya te vale...
Lo que me he comido en casa es un BELLOTA enteritro de los que se come la familia real. Ya te contaré como es posible eso
ResponderEliminarNo me hagas esto que el ibérico está entre las cosas que más me gustan.
ResponderEliminarYa me contarás el secreto, ¿ibérico de dónde?
Tengo una amiga extremeña y me voy este mes a la matanza...
Del Valle de los Pedroches.
ResponderEliminarTu entrada del tacto me ha sugerido un comentario que ademas surgia hoy en una conversacion... pero trata sobre sexo, pareja y esas cosas (nada soez ni genitalista) y no se yo si estos son sitios para reproducirlos.
Matanza en Extremadura... Qué suerte. Sabes que es una de las cosas que me encantaria hacer? Hasta programar un viaje con gente alli para tal evento
Anonimo ego erat!
ResponderEliminarBuen valle, si señor. Vaya sitio bonito, por Dios.
ResponderEliminarComenta lo que quieras, que la censura es "siempre" posterior (es broma). En serio: feel free, el sentido común y la sensibilidad te lo supongo.
Pos alla vamos.
ResponderEliminarHoy surgia el tema al hablar de las mentirijillas que suyelen contar muchos chicos a la hora de hablar de sus siempre placenterisimas relaciones sexuales. Siguio derivando hacia el hecho de que de todos modos, las mejores sensaciones eran las que te proporcionaban alguien a quien quieres,. Y a mi me recordo simplemente que una de las cosas que supongo no es sencillo encontrar en otro lado es que en esas ocasiones, sobretodo en aquellas que son especialmente agradables, una de las sensaciones al estar con la persona a la que quieres es el darte cuenta de como sientes su piel... no sé como explicarlo de manera comprensible, pero supongo que a nadiele sera ajena esa sensacion. El de sentir la piel de quien esta contigo y sentir su tacto muy especialmente.
Era eso. Supongo que el comentario no estara para nada desplazado, pero es que me llama la atencion (sinceramente) esa dimension del tacto a la hora de enriquececer mucho el sexo con la persona amada.
ºººPues sí, cuánta gente cambiaría el carácter si le dieran un abrazo de vez en cuando... Encantada de conocerte.
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ResponderEliminarPerdona, Victoria, un saludo para tí. Gracias por leer y comentar.Guapo bebé. ¡Qué suerte!
ResponderEliminarHombre, es que no me vi a poner mu explicito y demas porque yo qué se... ademas, calcula que se lo lea la Emilia en tal caso y me denuncia, o peor, me paniagua tres semanas...
ResponderEliminarYo, lo de los masajes, soy un caso. vas acercandote ala espalda sur y te entran unas prisas... siempre te echan la bronca.
Lo del noviete ese, joder qué caña, pobre hombre, no???
Con Raquel tal vez deba de hablar en un futuro. Tenia apalabrada una exclusiva con unos Cordobeses, pero se les ha quemado la empresa... les he dicho que por echarles un cable, esperaremos a ver como pueden salir del entuerto. Si en unos meses queda claro que no pueden servir, tendré que buscarme lma vida. Y en Extremadura hacen unos jamones muuu principales. Precisamente, el otro dia echaron un reportaje aqui en la tele. Estuve con varios productores extremeños en Paris, igual hasta la vi...
Anotado queda.
Por ceirto, en serio que no sé que tiene esa tierra que engo uynas ganas enormes de conocerme un buen cacho de la misma a pié. Ya me aconsejaras algo
Oye, que no, que mejor, te lo agradezco mucho, no me gusta nada lo explícito y la vida de uno con una es eso: vida de uno con una. Lo llaman intimidad ¿no?
ResponderEliminarNo soporto además a un tío que hace alarde de artes amatorias. Anda que no hay fantasmas, indiscretos y hasta cursis que se creen D. Juan, y pagando, encima. Qué país y qué caspa.
Sigamos con Extremadura, que es de los sitios más bonitos de España, de naturaleza te mueres, Bueno, yo es que ese paisaje de dehesa y monte bajo, me encanta.
Conozco más Cáceres, Badajoz -que es de donde es Raquel-mucho peor. Trujillo, Cáceres capital, los Ibores, el P. de Cornalvo, Monfragüe (te mueres), Mérida, Jerez de los Caballeros. Sin incontables los sitios, para andar en primavera u otoño, eh? A partir de marzo tienes ya buen tiempo muchas veces.
Esperaba el tacto... tu tacto... Escribes del tacto y casi se me pega esa suavidad.
ResponderEliminarMencionas el tacto de los pies en la arena... y entrando en la orilla. Delicioso el paseo con los pies libres en la playa.
Y el roce humano. Tomar con las dos manos un rostro y alzarlo hasta que las miradas se encuentran... con cuidado deslizar una de ellas hacia la barbilla , la otra para acariciar la mejilla. De repente , como un resorte, saltan las lágrimas o la sonrisa.
La caricia en el pelo de arriba a abajo, como si lo peinaras. Poco a poco la cabeza se acomoda en el pecho... y viene solo, natural y necesario el abrazo. Ellas tienen un abrazo largo. Ellos fuerte... te rompen.
Son caricias a mis adolescentes, que a veces no se saben expresar, no se entienden a sí mismos. Sin hablar, nos reconfortamos. Acariciamos poco a los chavales y a nuestras chicas. Dejamos de acariciarlos porque creemos que son mayores. Y lo necesitan como los bebés o más que los bebés porque hace tiempo que lo echan de menos.
Tacto para descubrir cuándo y cuánto hay que abrazar.
Gracias, Máster
Inolvidable la sensación del sol en la piel, el primer sol del año.
ResponderEliminarInolvidable el primer contacto, esperado, ansiado...........
Inolvidable el tacto de tus hijos, recién descubierto el mundo, acurrucaítos. ......
Bien por la matanza extremeña, mi colesterol y yo te envidiamos, hedbanna.
Memoria táctil, algo de lo que contáis. Importante que quede en la memoria y para siempre.
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