A veces cuando uno escribe sobre su infancia o juventud puede parecer que todo era de color de rosa. Y no es así.
Supongo que la infancia es al final esa caja que uno cierra a los dieciseis o quince años con lo que hay. Bueno y malo. Puedes mover la caja ya cerrada, intentar recolocar ese puñao de recuerdos, pero no puedes ni sacar ni introducir nada nuevo o distinto. Por eso la caja cerrada de la infancia es tan importante. Hay lo que hay.
Ocurre que al final una se da cuenta que ha tenido muy pocas conversaciones, digamos que serias, sobre la vida, la muerte, la fe, el amor o todos los temas importantes que existen con sus padres. Realmente me pongo a pensar y no creo haber mantenido conversaciones de hija a madre o de hija a padre así en plan formal. O no me acuerdo, la verdad.
Lo que queda es ese puñao de vida en forma de instantes, recuerdos, fogonazos, ráfagas o esa brisa calmada de las tardes de verano. Puñaíto de madrugones para estudiar y tu padre acompañándote con un café. Puñaito de broncas también, que las hubo, entre hermanos o también algunas, pocas, entre padres.
Ver discutir a tus padres deja un recuerdo imborrable, asumir que las parejas discuten y que no se puede tomar parte jamás. Nadie sabe de los pactos tras la puerta, de cesiones o no en la intimidad. Gran lección que me enseñó mi padre: nunca opines de lo que ocurre en un matrimonio. Nada es lo que parece.
Los padres antes no iban a escuelas de padres, al menos los míos no iban. Enseñaban por ósmosis, por tradición, por intuición y por sentido común. Asumo que las cosas ahora son más complicadas y que antes todo el contexto ayudaba a educar. Recuerdo a mi portero riñéndome, a mis tíos también. "Doy 20 duros a quien riña a un hijo mío" decía mi padre. Los hijos eran suyos pero también eran "los niños" y estaban a cargo de la tribu, de la familia, de la comunidad.
"El badimonio, dos puntos", menudo rollazo. Como en la Princesa Prometida, las personas aprendemos más con la vida en sí que con una homilia -Dios me perdone-, con un ensayo o los resúmenes de cualquier cursillo. Aprendemos con la literatura y esa otra literatura que teje nuestra propia vida que es también narración, narración real donde las cosas tienen un nombre y los personajes una misión. Sin guión aparente, sin significado a veces, pero acaba siendo una narración.
Quizás por eso la caja de la infancia es tan importante y el puñaíto de recuerdos, algunos amargos, queda ahí, fijo, cristalizado. Podemos poner unos recuerdos antes que otros, quizás tapar unos con otros. Pero no podemos inventar. Creo por eso que hay personas que pueden necesitar tener un personaje, alguien a quien interpretar, precisamente por el papel complicado que tuvieron en su infancia. Y así pueden imaginar tramas inexistentes, fabular, parapetarse en alguien que no son realmente como defensa de un pasado que les dañó y de un presente donde continuamente ven enemigos, problemas y conflictos donde no los hay.
No tengo ni idea de lo que es educar porque no me ha tocado. Así se lo dije a Sunsi, faltaría más pensar que puedo decir algo a una madre de cuatro hijos. Lo que sí sé, como sujeto pasivo, es que al final todo el "aparato" moral, ético, de la educación, se fija o no en tu aprendizaje vital, en esa narración que tus padres y tu entorno han hecho, hacen.
Lo demás queda en el papel que, como siempre, lo soporta todo. Menos la vida real que donde está realmente, como una paradoja, es en la literatura, en la literatura vital y en la otra, cine y libros. No en los ensayos. Ni en lo fabulado.
Aprendemos con la literatura... nuestra propia vida es narración. A todos nos es dado el tiempo creador, y hemos de ser conscientes de que somos los únicos artífices de nuestra narración. Nadie más es responable...
ResponderEliminar...aunque en la infancia yo creo que los padres ante todo hemos de ser responsables de la infancia de nuestros hijos.
En la infancia hay momentos buenos y no tan buenos, lo que diferencia unas infancias de otras no son las vivencias, sino el amor recibido. Sentirse querido sin más, por ser quienes somos, ese debería ser el legado fundamental recibido por nuestros hijos.
Enla infancia te pueden tocar vivir momentos complicados, pero si eres un niño que se siente querido... todo lo superas.
Yo he visto niños enfermos que no perdían la sonrisa porque ahí estaban sus papis, sujetando su complicado presente, y estando mamá o papá nada les aturdía. Los niños sólo viven en presente; tremenda lección que me enseñaron.
Qué padres tan enormes también...
Sí, la infancia puede ser difícil a veces, y al final cada uno la coloca según el cariño recibido, creo que es lo que más importa.
Desde luego, Máster, la niñez, la juventud, el "cole"... te deja un poso imborrable, para bien o para mal.
ResponderEliminarY, tal vez, la nostalgia de un tiempo de inocencia y de alegría, de inconsciencia.
En mi caso, lo que más recuerdo es la alegría y la risa; he tenido suerte, siempre me lo pasé genial. Si soy sincera, ahora también.
Y, sí, esa fundamental alegría siempre me acompaña, aún en los momentos de cabreo y de dificultad (los que me conocen, saben que soy del modelo "enanita gruñona")
y, sí, también he visto discusiones paternas que me enseñaron valiosas lecciones:
1) Efectivamente, nada es lo que parece; no juzgar.
2) Hay muy pocas cosas imperdonables; el valor del perdon.
3) Padres e hijo aprendemos los unos de los otros; el valor de la humildad.
De mi papel como madre, mis hijos me han enseñado dos cosas: una, pocas reglas y muy claras.
Dos, al final cuenta el amor que les hayas dado.
Y otra que he aprendido yo, a veces, sólo es cuestión de suerte.
(Upsss, tostón cursi me ha salido, oye; será el frío....... perdons)
Máster. ¿Tú te has fijado en la cantidad de libros (podrían nutrir toda una señora biblioteca) que se escriben sobre cómo educar?.
ResponderEliminarDe este tema que hoy tocas... tema importante... sólo puedo opinar desde mi experiencia. No sé si es buena o mala; es la mía.
Primero cursillos. Me sirvió mucho el primero. Cuatro pautas extensibles a cualquier familia. Pautas que quizá nosotros necesitábamos porque éramos muy jóvenes y con hijos muy seguidos.
Con el tiempo ves que esas pautas no son dogmas. Si no se amoldan a tu familia no sirven. Y no hay una familia igual.
... Hace tiempo, mucho tiempo que ya no vamos a ningun curso ...Por dos motivos. Ese tiempo era mejor dedicarlo directamente a los hijos. Y lo que vendían en los cursos nos encorsetaban, nos asfixiaban... ¡Fuera!.
Después los libros. Alguno de cuando en cuando. Muy de cuando en cuando. Porque son la visión de X o de Y . Es peligroso creérselo a pies juntillas. Porque todo lo que se escribe nace de una experiencia. Y muchas veces no coincide con la tuya.
Al final te das cuenta de que todo es mucho más sencillo. Y que si hubieses echado mano de tus recuerdos de infancia, de lo que te ayudó, de lo que te sirvió para crecer ...no hubieses perdido tanto tiempo en encontrar la cuadratura del círculo.
Cariño+límites razonables+vivir en familia+charlar en famila+sentido común (sobre todo eso). Y ojos para ver, oídos para escuchar, labios para besar, brazos para abrazar. Y actuar desde nuestros propios convencimientos.
Rollazo, para variar. Un tema importante. Muy importante, Máster. Gracias por tocarlo.
Besos
Me pasa que cuando no tengo ni idea de algo (circunstancia habitual, permanente y repetitiva), improviso.
ResponderEliminarMi hija de 9 años es muy tímida.
La apunto a un campamento y me dice que vaya su padre, es decir yo.
Su padre,es decir yo,busca una estrategia para enseñarle a vencer su timidez.
Le digo que me da vergüenza patinar. Es cierto. Me compro unos patines y le digo que me enseñe.
...
Domingo.Doce de la mañana.Urbanización donde vivo. Viento del carajo.
...
Me pongo a patinar y el viento, que es aire en movimiento, me desplaza de forma aleatoria de un extremo a otro del parque.
Resultado: mi hija se descojona, mis vecinos se descojonan, la gente que pasa se descojona.
Creo firmemente que se estaban riendo hasta en el mismísimo Cielo.
Pero..., consigo que tras caerme cinco veces, mi hija me diga:
"Es imposible hacerlo peor".
Y en su risa estaba el principio de una victoria.
...
A mí, en cambio, me duele el culo.
...
Después de esto, ella se fue al campamento.
Era imposible hacerlo peor.
No se si a todos les pasa lo mismo, pero así como los recuerdos de los últimos 25 o 30 años se acumulan indefinidos e intemporales, mis recuerdos de la infancia están mucho mejor ubicados y son más claros.
ResponderEliminarLa infancia te marca, y coómo¡.
... por cierto, me animo a preguntaros, tertulianos, pues parecéis personas con experiencia...
ResponderEliminar... ¿qué se puede hacer con una hija despistada hasta más allá del infinito?...
He pensado en regalarla, en dejársela a los abuelos (que la ven deliciosa), desaparecer y que su padre y ella se entiendan con la vida juntitos, codo con codo... uff...
... pero no puedo, no puedo, la veo sonreir y yo quiero ese sonido de su risa a mi lado... para siempre.
...pero digo yo, ¿qué se puede hacer para que no esté tanto rato en la luna, en su mundo... y atienda un poquito más al mundo que la rodea?...
... ¿hay respuesta?... ???
MUCHAS GRACIAS A TODOS.
Gracias Máster por permitirme la intromisión... (no es la primera vez). :))
Una risa navideña de la tesorito... no viene a cuento, pero me apetece compartirla.
ResponderEliminar... estamos hablando del "misterio" de los Reyes Magos. Ella me dice que claro, que ahora estarán en el cielo al lado del Niño Jesús. Le digo que sí, que por eso los papás somos los encargados de dar los juguetes a nuestros hijos, que es una responsabilidad que nos delegaron los Reyes Magos a todos los padres.
Respuesta de la tesorito:
"Hala, mami... ¡¡qué suerte tienes!!... ¡¡¡a tí ya te queda poco para verlos!!!"...
... ainssssssssss
Jo, aquí estoy escuchándo todo lo que decís: nivelazo!!!!
ResponderEliminarsin acento, claro
ResponderEliminarA ver, una improvisación.
ResponderEliminarLa niña es despistada, se va a su mundo, está en la Luna.
Propongo:
Fase 1: complicidad. Jugar con ella a seguirla a su mundo. Pasas a ser igual que ella. Aprendéis juntas, ella a confiar y tú a hacer el canelo.
Fase 2: Más complicidad. Como la fase uno, pero riendo mucho. Las defensas de ambas caen.
Fase 3: Complicidad extrema. Se puede empezar a hablar de las cosas de este mundo con claras referencias al mundo "lunar". Aprendemos a cambiar de chip.
Fase 4: Complicidad mayúscula. Da igual ya si hablas del mundo real o del imaginario. La confianza y la risa es extrema.
Fase 5: Si no hay resultados, pasar al punto 1. No ir a psicologos ni nada. Seguir jugando hasta la extenuación mutua.
La naturaleza humana encaminará la situación, por si misma, a un final razonable.
Es una opinión, de un padre de 47, que de pequeño era muy despistado y vivía en la Luna.
Y ahora también.
No se está tan mal allí.
Aunque conviene aterrizar de vez en cuando.
Eso sí, despacito, despacito.
Máster...¿puedo contestar a Ana?
ResponderEliminarTal vez no es despiste. Probablemente tiene un interior tan rico, tan creativo , que a veces se pierde.
Yo no le daría importancia.Está desarrollando un hemisferio que no se suele alimentar: el derecho, el holístico, el de la imaginación. Le queda toda una vida para aterrizar.
También lo sé por experiencia. Que aterrizan, no te quepa duda. Mientras, que se enriquezca embobándose con cualquier cosa. La vida se encarga de cuadricularte.
Besos. Estos críos suelen ser fantásticos... cuando ya han pasado su etapa curricular.
Gracias Driver...
ResponderEliminar... no, nunca iré a un psicólogo.
Mi niña es feliz, inmensamente feliz... No cambiaré jamás su despiste por su felicidad... eso no... NUNCA. Prefiero sus cinco pelados y algún que otro suspenso al lado de sus sonrisas y su mundo lunero... a unas notazas de infarto en una niña repollo y con los pies pegaditos al suelo.
... mi madre dice lo mismo que tú: La naturaleza humana encaminará la situación, por si misma, a un final razonable.
Ella dice que yo también fuí muy despistada, no sé si como ella, no sé... y me doy cuenta que es difícil vivir las carreras de la vida con los despistados... ahora, los momentos de ocio, son tremendos.
Gracias Driver. Seguiré conscientemente tus fases.
Esta etapa curricular es la que nos mata a las dos... es que no llega... con tanta luna!!!... imposible!!!
ResponderEliminarGRACIAS SUNSI.
La verdad es que son niños fantásticos... pero si se centrara un poquito en el cole... nos iría algo mejor.
MÁSTER... TIENES UNOS CONTERTULIOS FANTÁSTICOS.
ResponderEliminarGRACIAS POR EL ESPACIO QUE TE ROBAMOS.
QUE TENGÁIS UNA ESTUPENDA TARDE.
Por favor, quedaros, Driver, eres... eres... eres... coño, eres Driver, cagoenla, Driver, más que Driver... que estás hecho un Driver.
ResponderEliminarY Sunsi, otra igual, otra que tal baila...
Anita, te entiendo, pero comparto el despiste de tu hija... y encima tengo 47 años. Un horror.
Con tanto floreo y tanto nivel, casi ni me atrevo, pero como la cabra tira al monte, p'alante.
ResponderEliminarCoincido con D., ya bajará, no hay prisa ninguna.
Para muestra: yo tengo una socia súper en todo (inteligente, competento y , lo más, buena amiga y buena persona) lleva juicio dificilísimos y, además, los gana.
Pues bien, cuando enciende su cocina, coge el mechero automático y ................ abre el grifo.
De lo demás, nada digo, que me puede la vena pragmática.
P.
Mi experiencia con niños no pasa de ahijados y sobrinas, pero es intensa. La estrategia con ellos siempre ha sido, como dice Driver, entrar en su mundo y seguirles, y realmente funciona. Te ven de otra forma y acaban confiando en tí. A medida que crecen el juego va cambiando pero la confianza y la complicidad siguen, y acabaran de aterrizar en su momento. Seguro.
ResponderEliminarAna, lo de los Reyes Magos es pura lógica infantil, la que perdemos de vista los adultos sin darnos cuenta y que tantas veces deberíamos aplicar. Es la más simple.
Por cierto Ana, igual que nieve no es suerte según el día, pero yo te cambio mi ciudad en los meses de Julio y Agosto, sólo dos meses. Vivan las diferencias.
..jajajaja... sí cordobés, todo en esta vida tiene su lado... jajajaja... me llamó la atención tu comentario de que te gustaba la nieve... luego cuando la vives... te das cuenta de que el coche patina... que resbalas por todas partes con el hielo... y que ir a por un triste filete se torna de lo más complicado y con un nivel de riesgo importante...
ResponderEliminar... el calor... bueno... del calor tú sabes más... aquí en el norte nunca salimos sin la chaquetina... en verano.
Un chiste geogáfico.
¿Tú sabes en que se diferencia una chica leonesa en una playa nudista?... ¿por qué sabes que es de León?...
... porque siempre lleva una chaquetina colgada de la cintura... por si refresca.
... bueno, a seguir con la tarde.