Bajé hoy a Misa con mi madre a San Fernando. Misa de los niños, celebra D. Julián. A mi lado una pareja se ríe de la homilia del cura, comentan la jugada, si está más o menos acertado. Al final, esa sonrisa inteligente y de complicidad de quien parece estar por encima: "Te ha quedado claro, entonces, que hay que querer a Jesús" le dice él a ella entre risas. También comentan otras cosas. No paran. Salen antes de la comunión. Bien. Me parecía que como idea no estaba mal eso de que "hay que querer a Jesús".
Tengo un amigo muy listo. Se llama Teófilo. Aunque le veo poco, porque es padre muy ocupado, siempre me acuerdo de lo que me dijo un día. "Aurora, la Iglesia Católica se mantiene unida, a diferencia de la continua secesión de los protestantes, porque aquí si no te gusta la homilia del cura capuchino, te vas al franciscano y no pasa nada".
Cuando viví en Canadá y viajé a EEUU pude ver algo de lo que Teófilo me explicó. Cada pueblo americano es ejemplo de una profusión de iglesias, además de la sinagoga en algunos lugares. Hay iglesias para todos los gustos dentro de las muchas denominaciones protestantes. De hecho se crean muchas nuevas, todo el tiempo. Hay lo que llaman iglesias "denominational" y "non denominational", no sé cómo se traduciría al castellano, la verdad.
A diferencia de los católicos -aunque a veces tengo mis dudas- los protestantes comentan mucho qué ha dicho el predicador, el pastor. Realmente es como si uno estuviera en una u otra iglesia en función del pastor y de lo bien o mal que habla, de si está o no más o menos acertado. Hay expertos predicadores que tienen unas congregaciones cada vez más florecientes. Hay incluso muchos que acaban montando su propia iglesia.
Hace unos meses asistí a unas clases en inglés de historia y filosofía. El plantel mayoritario de profesores que era, por lo demás, estupendo, tiraba (cosa natural) a la visión anglo de la historia. También eran, creo yo, militantemente anticátólicos o, mejor dicho, militantemente materialistas. Alguna excepción había, lo sé.
Miraban a los que creíamos con una especie de superioridad como si no se pudiera ser culto y tener fe. Como si creer en la razón o gustarte el cine, la historia y la filosofía, fueran totalmente incompatible con creer en Dios. "Man of cloth" me llamó un día el gran jefe: eres una clériga. No, guapo, lo que ocurre es que huelo a distancia la cosa esa del materialismo de corte liberal y vuestra apreciación de que la Iglesia Católica es una cosa de pobres e indocumentados. Y mira tú, estoy de acuerdo en lo de pobres. No se lo dije así, por supuesto, estaba en su casa y dejé pasar lo que él consideraba como un insulto y a mí plin.
Por lo demás eran todos estupendos, muy majos, me gustaban mucho y les estoy muy agradecida. Lo pasé muy bien, la verdad, y guardo buenas amistades. Les quiero. Les invité a cenar a casa y re-bauticé a varios platos que me inventé o tradicionales con nombres históricos. El que más me gustó fue los chipirones en su tinta: "black legend" lo llamé, también "spanish empire", nada más español que un vasco, aunque sea chipirón. Otros platos: "alianza de civilizaciones", "cuando los dinosaurios dominaban la tierra", "east meets west", etc. Por inventar o reinterpretar que no quede. Buen rollito pero intento tirar con bala.
Pasábamos durante las clases bastante por encima de las guerras terribles de religión. Nada de lo que sentirse orgullosos, ninguna parte, ni como católico ni como protestante, la verdad.
Por cierto el Bloody Mary se llama así por María Tudor que se cargó a un montón de protestantes. Mira que está estupendo el Bloody ese, que no sé si me gusta más el Mary o el Bloody. Rico, rico, rico.
Entramos en una clase en las diferencias entre protestantes y católicos, entre otras la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. "Qué estupidez, por qué cosas se peleaban, si al final es lo mismo" afirmó la profesora, Jane, encantadora, total, para llevársela a casa, de verdad que me caía y me cae de muerte. Pero ahí fue que no. No sé qué me pasó.
No sé ni cómo me atreví a decir, no sé ni cómo pude o qué resorte saltó en mi interior. No soy teóloga, no sé nada de casi nada, de Dios y de la Eucaristía todavía menos. Pero como pueblo fiel e ignorante que soy, y a pesar de que lo soy, sé, supe, que no es igual. Y no me callé en esa ocasión, como en otras.
Por supuesto que no hay que matar por ello. Pero no es lo mismo que eso simbolice a Jesucristo que eso sea Jesucristo. No. No puedo explicar por qué, pero sólo sé que no es lo mismo. Instintivamente y por fe. Lo sé por las dos cosas.
Quedé fatal pero no me importó un rábano. Habitualmente no me suele importar quedar mal o bien. Digo lo que me sale de las tripas. Unas veces lo digo bien y otras mal. Esta vez sé que lo dije bien, con un hilillo de vocecilla que me salío, pero quedé francamente mal. Como una troglodita de nuevo. Me dio igual, me da igual.
Asistir a Misa cada domingo es sentirse parte del pueblo de Dios. Es una celebración comunitaria my importante, pero no es "sólo" una celebración comunitaria. Aunque lo sea.
El cura puede estar mejor o peor, según los gustos de cada uno, que son muy variados. Yo creo que habitualmente lo que sobran son comentaristas de curas, en cambio curas como que nos faltan.
Nos puede ayudar una homilia más o menos, nos puede servir para reflexionar sobre las lecturas, sobre nuestra vida en concreto, más o menos. Pero hay algo que se escapa y que está más allá. Bestial.
Esa es la razón por la que, aunque me encanté ir a Misa de diario en San Jorge a las 8.30 de la tarde porque D. Pedro, a mi entender y para mi gusto, que es el mío, no el de otros, habla muy bien, intente de vez en cuando ir a una Misa donde el cura, a mi entender y gusto de nuevo personal, habla fatal, o no habla nada, o dice justo lo que a mí me pone de los nervios.
Me aplico por temporadas en escuchar a curas que no me gusta cómo hablan, es una buena práctica para mí. Voy lo mismo un domingo a San Luis de los Franceses que tiene el permiso de ser una Misa pre-conciliar (que tiene su aquel), que a la de los Redentoristas, guitarra va, guitarra viene y en las preces pide la gente lo que le pete (que también lo tiene).
Porque da igual. Mientras el cura no diga "y esto de aquí que veís ni es el Cuerpo, ni es la Sangre"... yo tranquila, muy tranquila. Mientras se mantenga un mínimo de ritual, tranquilo todo el mundo. Mucho más si es algo tan opinable y tan mínimo como si el cura habla, dice, comenta en la homilia con peor o mejor acierto, se le entiende peor o mejor, es más de tu agrado o no lo es.
No vamos a Misa porque el curá esté más o menos acertado. Yo por lo menos no voy por eso. Me encanta alguien que hable bien y me ayude mejor lo que pueda decir, pero tampoco voy por eso, si no, sería protestante. Y soy católica.
Por encima del cura y de la campana gorda, por encima de sus miserias como ser humano, de su labia o torpeza, hay un milagro que nos supera a nosotros y a él.
Comentar la jugada, si el cura estuvo mejor o peor, honradamente creo que es muy humano, pero pienso que es muy poco católico.
No estamos allí por él. No somos "su" congregación. Somos católicos, universales. Da igual aquí que en Tumbuctú. Lo que tiene que pasar, pasa. Bestial.
Y luego está muy bien, pienso yo, que uno se encuentre más a gusto en una parroquia o en otra, por el cura o por el entorno. Que le ayude más, yo qué sé, esas ascuas de luz que son muchas pequeñas capillas andaluzas que te hacen pensar "Dios, que a gusto estoy aquí, a lo mejor Tú también estás aquí super a gusto". Pero saber, al mismo tiempo, que en la peor capilla del peor lugar se produce todos los días y permanece un milagro bestial. Vaya Vd. a saber dónde se encuentra Dios más a gusto, si en el gótico o en el románico, no sé, asumo que donde se le quiera más de verdad, donde nos queramos más (tal y como leo en el blog de Sunsi) ¿no?. Gracias Sunsi, muchas gracias.
La Iglesia Católica se mantiene porque permite mucha diversidad, bastante libertad y desde luego estilos bastante distintos. Creo que todo esto tiene que ver mucho con el amor que nos tenemos. Con el Espiritu Santo que parece que también algo con el amor tiene que ver. Y con otras cosas de las que yo sigo sin entender absolutamente nada.
Joer, a ver si ahora acabamos con la afición por una cuestión de gustos sobre curas y no sabemos distinguir lo importante de lo accesorio. Es mi entender, puedo estar muy equivocada en esto de las Misas y los curas.
Master en Nubes, jo, tú no tienes un cerebro, tienes un auténtico hervidero de ideas... es genial. Anonadada me tienes con tanta creatividad, con esa capacidad comunicativa que posees.
ResponderEliminaruff... eres imparable...
Muchas gracias, Ana no?, pero no,no, ni de broma, hervidero puede ser, ideas pocas.
ResponderEliminarLo mejor de mí es que estoy verdaderamente cañón y además soy inmensamente rica, ja, ja... pero soy muy tímida y por eso escribo.
Cada una como puede...
Sí, sí... Ana... perdona.
ResponderEliminarAnita,
ResponderEliminar¿no te das cuenta que soy todo palabras?
siento desilusionarte, pero es así...
Tú tienes un niño, eres enfermera, haces cosas importantes con tu vida... yo sólo escribo... habitualmente de lo que no sé, de lo que intuyo sólo, realmente sólo tengo olfato, como Olimpia...
Te prometo que leeré despacio tu largo e interesantísimo post. Ayer hice dos viajes: 75 km de ida y otros tantos de vuelta por la mañana y 80 de ida y vuelta por la tarde y esta mañana he repetido los 80 en ambas direcciones. Viajes en coche y en bus, porque soy "peatón", pero estoy agotado y solamente he podido cumplir con mi post.
ResponderEliminarPero lo leeré te prometo.
Bueno, supongo que todos vivimos pensando en que nuestra labor no es tan importante como realmente es... y es así, y ha de ser así.
ResponderEliminarYo no veo tan importantes las cosas que hago (aunque sí necesarias) pero tú las has catalogado como tal. Y bueno... pues yo que sé. Pero gracias.
Y respecto a eso de que trabajar con palabras no es importante... pues sinceramente lo dudo. Muchos de los libros que he leído han sacado de mí perspectivas que yo sola probablemente no habría sido capaz de perfilar, ni siquiera a veces de intuir... así que mira si no son importantes las palabras.A mi algunas de esas palabras que una vez leí me acompañarán ya para siempre, afortunademente.
Y tu dices que eres todo palabras... piénsalo bien...
SER TODO PALABRAS.
Ya quisiéramos algunos ser al menos, algunas pocas palabras.
Ana.
Entro en tu blog y empiezo a leer tu post de hoy. Y pienso, ¿tendré telepatía con Máster?. No la conozco, no sé nada de ella y parece que me esté leyendo el pensamiento.
ResponderEliminarNo me gusta, por regla general, dar jabón y que me lo den. Pero hago una excepción, si no te importa. Felicidades por esa capacidad para comunicar por escrito con tanta precisión y de forma tan amena lo que quieres explicar.
Una entrada para enmarcar.
Besos
No me des jabón, Sunsi,
ResponderEliminarayúdame como lo haces...
tú en tu blog escribiendo como tú sabes...
yo en el mío escribiendo a mi estilo...
Sin decir a nadie qué tiene que decir o cómo tiene que decirlo.
Sólo el ejemplo -que no el comentario- basta. Eres una MADRE!
OK. Trato hecho.Y me gusta el trato.
ResponderEliminarUn abrazo
La afición de unos curas por otros tiene también su peso específico. Cómo será la broma que gracias a unos, hay gente que sigue dentro de la fe; por el contrario, hay otros que se han encargado de echar a los feligreses de la misma religión; aunque todos sabemos que no hay que castigar al sistema por el no acierto de unos cuantos. Pero como somos humanos unos curas nos dicen más que otros. Es como la mala fama de los taxistas. Por unos pocos el gremio sufre, pero nadie quiere montar en los taxis cuyos conductores son unos deprabados. En la Iglesia pasa algo parecido. En definitiva, creo que lo humano al final prevalece sobre lo divino y acabamos percibiendo sólo lo primero.
ResponderEliminarToita la razón te doy.
ResponderEliminarMuchas gracias por entrar en mi casa y comentar. Muchas gracias.
Sólo pretendía apuntar que los curas en la homilia son como "secundarios" de lo que allí pasa que es lo + importante, la Eucaristía. Y a veces como los protestantes vamos a comentar la jugada, cuando es algo que importa muy poco.
Es opinable lo que dicen en muchos casos, en la homilia también, y humano -como tú apuntas- que te gusten unos más que otros. Faltaría más.
Pero podemos elegir siempre a qué Misa vamos, entre otras muchas cosas que se pueden elegir.
Si te quedas en los pastores más o menos acertados, o incluso muy poco acertados, te puedes quedar en la piel rugosa del elefante.
Es una metáfora.
La Iglesia puede tener la piel muy rugosa a veces, feíta, gris. Y no sólo por los pastores, por más cosas. Nuestras también.
Pero en el corazón de la Iglesia hay ... tela marinera.
Es mi visión.
Trascender no de su torpeza, de la mía también. De la nuestra.
Sin cerrar los ojos, por supuesto, y diciendo con fidelidad y caridad lo que hay que decir. Pero siempre trascender, ir más allá.
Imagínate en la Edad Media con el debate entre franciscanos y dominicos. O las bestialidades varias que se pudieron cometer. Y la gente seguía teniendo fe, mucha.
Joer qué rollo, es que me estoy tomando un vino y me se va la cabeza, me voy a ver a Paul si me disculpas, que para una alegría que nos da la tele no la voy a desperdiciar.
"¿Qué coño hace medio millón de jóvenes escuchando a un cura de 80 años, que además les dice que no deben tomar drogas ni practicar sexo fuera del matrimonio?"
ResponderEliminarSon los comentarios habituales de las Jornadas Mundiales de la Juventud. Y se trata de una pregunta muy interesante. La Iglesia tiene una especie de pátina, de sabor añejo, de regusto intenso...
A un tipo tan singular como Sánchez-Dragó le fascina lo católico, mientras que le aburre lo protestante.
Se dice que la Edad Media era un tiempo oscuro y brutal... Pero ahí tenemos esas catedrales, ese gótico, ese románico, aquel trivium y quadrivium de Salamanca, Oxford y La Sorbona.
Lo genial de la Iglesia es que rezuma presencia intangible de Dios, pero real. Da igual que el cura sea divertido, guapetón e inteligente. Da igual que el cura sea medio sordo, áspero y huela mal.
Por cierto, lo de Bloddy Mary es parte de las leyendas negras. Porque Enrique VIII e Isabel no se caracterizaron por su tolerancia hacia los católicos, precisamente.
Aquí hay algo que tiene miga, por cierto.
Juan Pablo II pidió perdón por todos los errores y horrores cometidos por católicos, o cometidos en nombre de la Iglesia. Y, sin embargo, la Iglesia sigue igual, no se ha desmoronado. En España ya no pensamos que somos el puntal de la fe, el martillo de herejes. Pero seguimos siendo un país con un gran porcentaje de católicos de misa dominical.
Por el contrario, en el Reino Unido la Iglesia Anglicana está a punto de desaparecer. Gordon Brown le daré el toque de gracia, cuando se deroguen las leyes que vetan el acceso de católicos a la Corona y el cargo de Primer Ministro.
La Iglesia tiene mucho en común con los judíos. Nadie sabe por qué demonios sigue existiendo la Iglesia o el pueblo judío. Va contra la "lógica". Creo que se debe a la conciencia mutua de que Dios ha montado la Iglesia (Dios ha elegido al pueblo hebreo), y por tanto esto va a durar siempre. No depende de nosotros, sino de Dios, que es un crack. Y esto da mucha confianza. Mucha gente muere en paz, porque muere pensando que su fe, sus creencias están sostenidas por el mismo Dios.
José María, es un placer escucharte, leerte, siempre.
ResponderEliminarEfectivamente la Iglesia no se ha desmoronado por reconocer errores.
Es fundamental reconocerlos. Si la Iglesia como institución los reconoce, qué no tendremos que hacer los demás.
Cometo muchos todos los días, por eso te decía en el anterior post o ya no me acuerdo que no estoy para nada especialmente orgullosa de nada de mi vida, pero de nada.
Ni por supuesto del blog, ni de decir bien o mal, ni de no decir, de nada. Escribo lo que puedo y como puedo, eso sí. Lo que siento, es mi espacio de libertad, y como una espita salen muchas cosas, quizás mal, lo sé.
Ultimamente no estoy orgullosa de casi nada de lo que hago, solo estoy orgullosa de mis amigos, de eso sí, de saber escoger a los amigos y que ellos me hayan escogido, gracias por eso, José María.
Sólo un pero que quizás me equivoco al señalarte: en Inglaterra según he leído las persecuciones fueron también a los protestantes, pero lo voy a volver a comprobar. En cualquier caso el Bloody Mary es muy rico.
Luego hablamos.
ResponderEliminarVoy a terminar un informe, escribir un par de cosas y poner al día el Dietario. Hemos pasado el fin de semana en Pamplona y tengo un fardo de anécdotas frescas y descongeladas.
Claro que hubo persecuciones contra los protestantes en Inglaterra. En todos sitios ha habido persecuciones religiosas, o discriminaciones cuando menos. Es un tema laaaaargooooo. Los mudéjares, los mozárabes, los judíos...
La cuestión estriba en las historiografías "oficiales" que maquillan los datos. Dividen entre diez las burradas propias y multiplican por veinte las ajenas. A eso me refiero con "leyenda negra".
Además, algunos grupos religiosos eran para echar de comer aparte: husitas, cátaros, albigenses...
Existe el tópico de la Iglesia represora e intransigante, mientras que Lutero, Calvino y Enrique VIII gozan de un excesivo predicamento como "benefactores de la humanidad".
Pues eso, que todos somos un poco cafres. Como dijo Ortega, al escapar de la España republicana, muchas veces la discusión sobre la aritmética de los crímenes resulta un tanto mezquina. "Los rojos eran buenos, porque los otros eran fascistas". "Los nacionales eran buenos, porque los rojos mataban curas".
Ah, prefiero el gin-tonic al bloddy mary :)