Me pidió Gonzalo, el amigo de mi padre, que llevara algún cuento de Ignacio Aldecoa a la residencia para la lectura vinculada. Teníamos en casa de mi madre publicados por Alfaguara “Cuentos completos”. Debimos prestarlo sin que nos lo devolvieran. Así que lo saqué de una de las bibliotecas de mi barrio, la Dámaso Alonso.
El caso es que leímos tres cuentos de dicho libro el jueves pasado (no ayer, hubo fiesta en Ecoplar Aravaca, nos saltamos la lectura en voz alta). El primero, “Quería dormir en paz”, luego “Los bienaventurados” y, por último, “Caballo de pica”. Los tres gustaron mucho, no se oía una mosca, compartiendo todos la narración y metidos en aquel relato de quien duerme en un banco y es llevado al cuartelillo, luego fascinados por esos vagabundos que se dan un aire a "Milagro en Milán" entre solares, y, después, horrorizados por esa historia dramática de la juerga de unos señoritos de Sevilla que acaba en una barbaridad de las grandes.
Me lo dijo Irene hace mucho tiempo y me lo repitió luego José Julio Perlado hace dos años: “Lee a Aldecoa, Aurora”. Ahora estoy con el volumen ese enorme, de más de 700 páginas, que llevo a todas partes intentando subsanar mi ignorancia lectora.
Un maestro es Ignacio Aldecoa, y yo lamento no haberle conocido antes. Tiene unos tipos humanos entrañables y diversos, de los que casi no quedan en España. Describe el ambiente de ciudad, de barrio o de campo, de clase alta o baja, con una delicadeza admirable y a la vez sin dar la vara, sin ser excesivo, ni pedante, ni sentimental. Va directo a la historia, a la trama, a lo que pasa, y la construye con unos trazos con tanto arte, tan magistrales, que me recuerda al final a algunos cuadros de Antonio López. Es en definitiva una gozada leerle.
Tras los cuentos de Clarín , de la Pardo Bazán, de Medardo Fraile, y, por supuesto, "El bosque animado" de Fernández Florez, creo que Aldecoa va a ser otro de los pilares de nuestra lectura vinculada en la residencia este año. Tendré que pedir una ampliación del préstamo de la biblioteca, solo tengo el libro hasta el 6 de julio.
6 comentarios:
Grande Aldecoa -un coñazo sin embargo su novela "Gran sol"- y grande Clarín. A Pardo Bazán y Medardo no los leí, pero me consta su grandeza.
Merci beaucoup, my little bear.
¿Y Cunqueiro, Suso? Te voy a preguntar por varios para que me recomiendes. Un abrazo, osezno.
Hay una imagen de Aldecoa, de no me acuerdo qué cuento, que me parece genial es la de los labradores que en vez de quitarle la corteza al queso lo rallan para aprovechar lo más posible...
De Cunqueiro, si no me entrometo mucho, yo te recomendaria... todos, pero en especial Las crónicas del sochantre o Un hombre que se parecía a Orestes... aunque si lees otros dos suyos serán igual de buenos.
A ese cuento todavía no he llegado, Miguel. Veré de Cunqueiro, creo que no tengo en casa, lo sacaré de la biblioteca Dámaso Alonso. Gracias por la sugerencia,
Qué bonita similitud la de Aldecoa con López.
Besotes!!!
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