jueves, 13 de enero de 2011

El solar de mi barrio (y maratón en las Tablas)



Hay en mi barrio un solar que tiene más de treinta años. En él estuvo un convento de monjas con sus jardines, el que alojó a la parroquia de San Fernando hasta que se edificó la iglesia en los 70 en otro lugar cercano. Luego se fueron las monjas, se tiró el convento, entraron las maquinas, aplanaron la tierra y la horadaron más tarde. Desde entonces sigue sin edificarse. Es un solar muy grande. Se dijo en su día que iban a poner el Ministerio de Asuntos Exteriores. No sé que habrá pasado.

Doy un paseo con Olimpia. Subo Padre Damián hasta la plaza de Madre Molas. El solar con sus vallas, “Prohibido anunciarse”, se abre con su hueco. Miro por una rendija. Me entra vértigo, me aparto. Pero la curiosidad me puede y vuelvo a mirar a ver si pasa algo. No se mueve nada, silencio. Reanudo la marcha. Rodeo el solar andando, vuelvo por Henri Dunant, por Qüenco, el restaurante de Pepa, luego por El telégrafo, el 5 jotas, y otra vez Padre Damián arriba, hacia el solar, y otra vez abajo. Una pena que continúe así, negro mordisco en el suelo, blanco espacio vacío en el aire.

El sábado estuve en las Tablas, un barrio nuevo en el norte de Madrid. La parroquia está en una barraca, decente, pero barraca, en medio de otro solar, éste pequeño. “Iglesia en construcción” casi, como en internet cuando una página se está montando. También así empezó mi barrio hace casi cuatro décadas. En las Tablas hay edificios impecables, avenidas grandes, bares y negocios que se abren a pesar de la crisis y un par de mimosas que descubrí andando. Ahí están, como un testigo de cuando aquello fue campo. No las han plantado ahora, están de antes. Las pude fotografiar en marzo del año pasado a reventar. Todavía no han florecido, hay que esperar unas semanas. Dependerá del calor que nos haga.

Hoy luce un sol fantástico en Madrid, ayer 15 grados. Las mimosas estarán engordando y las lavanderas, que son pájaros chicos, de color gris, blanco y negro, que mueven mucho la cola, y que andan siempre cerca de un charco, a veces hasta en las ciudades, deben de estar al sol en alguna parte.

Han montado en las Tablas los de Go fit, una cadena de gimnasios, un maratón solidario para el 23 de enero, sólo 5 kilómetros, no es demasiado. Vi el cartel en la parroquia, pero aquí puede uno apuntarse. Está bien que a todos los que nacieron antes del 95 les metan en el mismo saco deportivamente hablando. Pensar que alguien que nació en el 61, por ejemplo, puede correr en la misma categoría que alguien que lo hizo 34 años después, anima mucho, da esperanza. Que es lo último que se pierde, como todo el mundo sabe. Vamos, que no se pierde, y menos en un día soleado. Me he llevado una alegría muy grande y varias pequeñas esta semana, la vida marcha. Esperanza, paciencia y constancia, las tres son importantes.

PS: Acabo de quemar las alubias. Y van siete veces que me pasa en los últimos meses. Si escribes -o lees, peor-, no cocines mientras lo haces. O ponte un despertador que avise. Menos mal que no he invitado hoy a nadie.

13 comentarios:

  1. He mirado la foto de las mimosas antes de leer el párrafo. ¡Qué susto!, creía que había florecido y no me había enterado.

    Tampoco es fácil mirar cuando se está en otras cosas. Gracias haberme despertado.

    ResponderEliminar
  2. Menos mal que no andaba yo por casa,

    besos.

    ResponderEliminar
  3. Lo mejor es quemar las alubias en una Marathón. Aunque con 5km debiera ster sólo Mara (que suena a mafia) o Ton (que suena a pesado).

    Saludos.

    ResponderEliminar
  4. No me cabe en la cabeza que donde ha existido una iglesia o un convento quede, sin más, un solar. Esto es sólo justificable por el paso del tiempo, de mucho tiempo, o de un desastre. El suelo sagrado, creo yo, siempre tendrá esta condición, no comprendo que pueda estar sujeto a un plazo de caducidad. En fin.

    PS. La lavandera es un pájaro que siempre asocio al invierno.

    Saludos cordiales.

    ResponderEliminar
  5. En ese solar estuvo el colegio de las Adoratrices. Estudié allí hasta 2º de bachillerato (de cuando se hacía reválida en 4º y en 6º, o sea, tenía yo 11 años). Las monjas decidieron quitar el colegio porque su labor no era la enseñanza, sino el atender y cuidar a chicas a las que por aquel entonces se las denominada "descarriadas". El colegio no era antiguo, no derribaron algo que se caía, sino que haría sólo unos 15 años que estaba construído. Y efectivamente, la parroquia de San Fernando empezó en una especie de cochera o barraca que dejaron las monjas. Me acuerdo de pasar el cesto de la colecta en aquella humilde pero entrañable iglesia, y de cómo mi hermano me asustaba cuando él hacía ademán de querer depositar una moneda y entonces cogía un billete del cesto como queriéndomelo quitar... Este barrio, Aurora, tiene muchas historias que ahora recuerdo con nostalgia a raíz de tu escrito. Las escuelas americanas, la iglesia protestante (a la que íbamos sin saber que lo era y saliamos tan contentos mis hermanas pequeñas y yo por haber cumplido con el precepto del domingo), el economato militar de los USA donde no podíamos comprar pero que si tenías algún amigo y 20centavos salía con un polo de grosella, los niños jugando al beisbol, la tarde/noche de Halloween que no sabíamos lo que era pero que nos disfrazábamos porque nos daban caramelos cuando llamábamos a una puerta, el primer cuaderno de anillas que vi en mi vida que esos niños y niñas llevaban (y que soñaba con tener algún día), las ovejas pastando, la pipera que se llamaba Encarna... Gracias por la entrada. Como dice la canción. "Amigo, tu llamada de hoy, me ha regresado..." Besos.

    ResponderEliminar
  6. ¿que se te quemaron los chícharos? Mi mujer dice que me embobo con las musarañas, que se vá ella sola al Mercadona, que ya le contaré cuando vuelva con la compra. !que poco me gustan las mimosas! (me refiero a los árboles). Por cierto, hablando de árboles ya hay naranjos con azahar por Sevilla.
    Un saludo querida Aurora.

    ResponderEliminar
  7. Lolo, no, son las ganas que tengo. Un abrazo, guapa.

    Ramón, que conste que a veces no se me quema la comida y hasta me sale bien y doy de comer decentemente... Ejem. Os espero cualquier día de estos, ya lo sabéis, no me falléis ¿eh?

    JC, desde luego. Pero ¿y si no hay que quemar sino acumular calorías! Tocino al canto, chorizo del bueno, y siesta cuando se pueda. Saludos de vuelta, sigo escribiendo (sin nada al fuego).

    Retablo, Agus explica abajo qué pasó. En cualquier caso, suelos sagrados ya no quedan, ni en el sentido que Vd. dice ni en el más amplio o metafórico. En fin. Otro tema: que Vdes. en Jaén tengan ya los almendros (como en Málaga) me hace pensar que aquí los tendremos en breve ¿3 semanas?) Informaré en breve al respecto.

    Agus, qué ilusión lo que cuentas, me ha encantado, muchísimas gracias por tu comentario. Tengo recuerdos similares y escribiré sobre ellos. La parte de Fleming que fue lo que llamábamos Costa Fleming (prostitución, si recuerdas), y también casas de los de la base (Corea, también ese era el nombre), con su almacén aquel de Woolworth, una de las primeras tiendas del barrio, y luego al oeste el mercado de Colombia, al que mi madre iba por un descampado, en fin, Nueva España lo denominan así ahora los de idealista.com, creo.

    Naranjito... ¿a las judías blancas que yo llamo alubias lo llamáis chícharos por el sur? Gracias por tu información botánica, la red de corresponsales funciona perfectamente....Un cordial saludo de vuelta.

    ResponderEliminar
  8. Lamento lo de las alubias, Aurora, me alegro por lo demás. Yo, sin embargo, he tenido una semana difícil y sólo hoy viernes empiezo a sentirme aliviado.
    Besos.

    ResponderEliminar
  9. ¿Sabes qué? No te lo dije, pero yo hace años (he sido cartero) repartí la calle Padre Damián. Repartía desde el cruce con Alberto Alcocer (por supuesto, tenía que subir la cuesta hasta San Agustín y otro colegio de monjas, ya no me acuerdo el nombre, que hay antes), también la calle Rafael Salgado, luego los primeros de Concha Espina (por supuesto, el Bernabeu y el centro comercial) y acababa en la plaza de los Sagrados Corazones. Ese fue mi recorrido durante cerca de dos años. Igual alguna carta he dejado en tu buzón.

    ResponderEliminar
  10. JM, bueno, pero ya va mejor ¿no?. Hala, que me dejaste preocupada, menos mal que hablamos...

    Miguel, estoy segura que las cartas mejores me las dejaste tú. Seguro que nos hemos visto, qué gracia. Ahora ya no recibo más cartas casi que las del banco, es triste esto.

    ResponderEliminar
  11. Efectivamente, en ese solar estaba el reformatorio de las adoratrices, un lugar para olvidar.

    ResponderEliminar
  12. cuantas lagrimas se han derramado en lo que ahora es un solar..llegaban las menores para ser encerradas y explotadas en sus talleres de trabajo, la correspondencia estaba censurada...por desobedecer a un padre te podian encerrar sin mas, cuanto daño han hecho las adoratrices a miles de jovenes...en ese sitio deberian colocar un monumento a la liberacion de la mujer

    ResponderEliminar
  13. Hay una asociación que está rescatando todas estas historias de la Costa Fleming: www.costafeming.es

    ResponderEliminar