miércoles, 16 de septiembre de 2009

Según



Según vinieron se tuvieron que ir del barrio. Se pusieron a dormir en el patio entre Padre Damián y Hurtado de Mendoza y armaron tal escándalo, eran tan sucios, restos de comida por todos lados, ropa dejada de cualquier manera, caca y pis iban dejando a la vista y sin ningún cuidado, que en unos meses los vecinos hicieron vallar el patio y luego acabaron echándolos no sé dónde. Si hubieran sido más discretos no les hubiera pasado.

Nosotras continuamos aquí, por el parque de San Fernando. Nos aliviamos a veces detrás de los setos, cuando no hay más remedio, pero no a la vista de todos. Sólo los jardineros municipales, los curas, los de los perros y algunas madres que salen al parque o las que cuidan a los niños saben que por detrás de los árboles y pegando a la iglesia no se debe ir.

Alguna parejita que no lo sabe se ha llevado alguna sorpresa y salen aullando de los setos cuando pensaban estar tan tranquilos ahí metiéndose mano. Nati y yo nos reímos al verles intentándose limpiar los zapatos, un pie, un brazo, con asco.

Si no nos reímos con estas cosas, díganme Vdes. con qué nos vamos a reir ahora que ya no está Mario y suelta las gracias esas suyas que, aunque no fueran nunca para mí, me gustaban.

"Eres chiquita pero muy guapa. Te lo dice un pobrecito que no pierde ni gana nada en ello". Esto lo decía como Cantinflas, con acento mejicano, a una bajita.

 "No se preocupe, que las bolsas, sólo por volver a verla y dárselas a Vd. en la mano, se las guardo yo", eso a una de cuarenta que venía toda cargada.

Y luego ya muy crecido con las ancianas que le miraban incrédulas a la entrada de misa de una: "Señora, Vd. seguro que es buena, pero es que encima está Vd. hoy muy guapa, y cómo se nota que ha ido a la peluquería, si no se lo dice su marido, aquí estoy yo para decírselo". Alguna ya le contestaba que el marido llevaba criando malvas hacía unos cuantos años, pero él ni se inmutaba. "Pues por eso, para eso estoy yo, para decírselo a Vd, porque él ya no se lo puede decir". Y claro, se acababan riendo todas.

Lo dicho, se le echa mucho de menos a Mario. Se nota a todas las mujeres más tristes, éste que es un barrio de personas mayores y solas, de mucha viuda.

7 comentarios:

  1. Ese Mario que enternece, y cómo nos agarramos al humor que nos salva!

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  2. Pues sí, era muy tierno Mario, en fin, la vida. Y lo de la risa ya lo decía Berger, risa redentora ... Gracias, Lolo, por leer y animar, me hace falta, muchísimas gracias siempre.

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  3. Había leído "un barrio de mucha...vida" y al poco me doy cuenta de que no, de que es "un barrio de mucha...viuda". Parece mentira lo que una simple U puede hacer (o deshacer, según, con acento en la Ú)

    Las viudas de los hombres, las viudas de la alegría y las viudas de la fortuna...

    Sigue adelante, Aurora...ahora y siempre.

    Un abrazo.

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  4. No sabes lo que me gusta la palabra "Tras".

    Un abrazo.

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  5. Las mujeres tristes, sin alguien que les haga caso. Mario también hacía caridad, a su manera, en un barrio de mucha viuda.
    Te sigo.

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  6. Aurorilla, estamos aquí ... no lo dudes..."leyendo"

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  7. Gracias, Javier, tiene gracia lo de viuda y vida, tú siempre tan fino ;-) y eso que escribes de cuernos y todo. Seguiré adelante porque hay gente siempre en la que una se puede apoyar.

    Vale, Javier, otro de vuelta.

    Ahí está, Olga, los favores de verdad vienen a veces de donde menos te lo esperas, así es la vida. Muchas gracias por leer.

    Gracias Pepa, lo sé y lo noto, casi lo toco ;-). Y me hace falta ese apoyo en la distancia.

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