viernes, 31 de mayo de 2024

Reseña del libro "Sí quiero. 12 cuentos sobre bodas", de María Manuela Aranguren

Titulo:  Sí, quiero. 12 cuentos sobre bodas

Autora: María Manuela Aranguren

Editorial Olas del mar (Madrid)
235 páginas.
Precio papel: 35 euros. Precio digital: 12 euros


Las bodas como final de un cuento infantil son todo un clásico y constituyen desde hace décadas el argumento, que no el desenlace, de algunas comedias románticas. Se podría establecer hasta un subgénero propio, el de las películas con una boda como tema: los preparativos, el día H, los enredos y giros inesperados, las damas de honor, la soltera invitada -que, como no tiene pareja que llevar, sufre; a las bodas en EEUU hay que ir siempre acompañada -, los discursos que se dan, etc. 
 

Explico esto porque parte del andamiaje nupcial cinematográfico tiene que ver con este original libro y así se entiende mejor tanto el contexto de la autora como de sus cuentos. Porque en lo que a bodas se refiere, Hollywood ha “calentado la cabeza”, permítaseme la expresión, de algunas novias contemporáneas, otra colonización cultural evidente al hilo de la sociedad de consumo en que vivimos y el imperio americano. 

Así,  en chocante contraste con el feminismo empoderante, los matrimonios a edades cada vez más avanzadas, la habitual convivencia previa de los contrayentes y la baja nupcialidad en Occidente, las bodas (ceremonia y celebración) derivan hoy a veces hacia lo que podríamos calificar como “eventos”, como lo son -a diferente escala, aunque a veces pueda dudarse- la entrega de los Oscar o el estreno cinematográfico del año: tan planificadas y poco espontáneas, tan escaparate, organizadas en sucesivos escenarios repletos de “momentos” o hasta de “experiencias”-así los llaman- que quedarán registrados para el futuro en las mil y una fotos y el vídeo correspondiente.  

Permítaseme un inciso previo. ¿Podría esto ser consecuencia de la nostalgia de esos ritos que necesitamos los seres humanos? ¿Tratarse, quizás, de la invención de un abigarrado ritual que sustituya aquel sagrado, sencillísmo y contundente Yo, N., me entrego a ti, Z. […] hasta que la muerte nos separe? ¿Podrían incluso interpretarse estas bodas “Hollywood/eventos” como reacción ante una sociedad que sepulta todo rastro de aquel amor romántico que culminaba en boda y, sólo luego y entonces, en la consiguiente y ansiada convivencia? ¿Es hasta posible que se pudiera considerar a estas bodas como el reducto frenético y desaforado -una salida a la desesperada y, digamos, “por peteneras”, un “ya que estamos”- de aquel “reina por un día” que, al parecer, deben de anhelar tanto, y tan secretamente, algunas mujeres por lo demás liberadísimas y feministas de la última hornada, ola segunda, cuarta o sexta? Yo ahí lo dejo.

Bajo el seudónimo de María Manuela Aranguren se esconde como autora de estos relatos una relevante personalidad de, precisamente, la industria de bodas en España y Latinoamérica. Se trata de una wedding planner que conoce bien este rentable sector.  Aclaro que un/a wedding planner es la persona a cuyo cargo está la coordinación y complicada logística que las bodas “Hollywood/evento” implican, de modo que así la novia no muera en el intento y pueda disfrutar plenamente del día de autos. Perdón, quiero decir, del día más feliz de su vida.

Dado que la discreción es fundamental para su trabajo, María Manuela nos especifica en la presentación de sus cuentos que todo parecido con la realidad es pura coincidencia y que en todos ellos ha jugado con su imaginación -desbordante, como wedding planner que se precie-. Respetemos pues su deseo y no hagamos cavilaciones sobre su identidad para, como nos pide, proteger a sus 55 empleados en nómina y a los 345 empleos indirectos que genera su empresa. Quedémonos así al margen de las elucubraciones sobre si aquí se esconde la vasca Emilia Arróspide (CEO de Tu boda y lo que quieras) o el colombiano Bertoldo Montero (fundador de Si te casas, hazlo a lo grande). Olvidemos también si tal relato recuerda a la boda de cierta actriz o a la de una conocida influencer o si hay otro que pudiera estar inspirado en el suceso que tuvo lugar en el casamiento de la hija de unos bodegueros en 2017 y que fue la comidilla en el Puerto de Santa María (Cádiz, España) durante años.

Hay que disfrutar así plenamente y sin cavilaciones de estos doce cuentos. Entre todos ellos, recomiendo Te falta la novia, de tintes detectivescos y toques de ciencia ficción sobre una novia peruana que desaparece en plena ceremonia en el Machu Pichu abducida por unos extraterrestres. También Qué majos son los contrayentes, un texto escrito a modo de divertida comedia de enredo sobre las pésimas relaciones que acaban teniendo los ocho invitados a quienes se asigna ese bonito cometido de hablar en público en la ceremonia y que, en este caso, pasan del habitual, insistente y repetido “qué majos los novios y cómo se quieren /les queremos/les conocimos/cómo se enamoraron”, etc., etc., etc., a una auténtica batalla campal entre ellos. Boda con dos velas negras es un turbador cuento de terror sobre una boda de temática vampírica organizada por la afición al género de los contrayentes. Cierra el libro el relato más conmovedor, Que pase (case) pronto, que se inicia con el monólogo interior, un soliloquio precioso, de un novio resignado, o sea, “entregado” a lo que sea, ese perfil tan frecuente en estos casos y cuyo inesperado desenlace no les revelo.

Por último, actualmente podría resultar un aliciente más para la lectura de este Sí, quiero el hecho de que, según se especifica en la contraportada, tanto la empresa de María Manuela Aranguren como las de sus proveedores habituales sean corporaciones responsables y sostenibles, ecológicas y resilientes, así como el bonito detalle de que el 5% de los beneficios de este libro se dedicará a la ONG Bodas sin fronteras.

Aurora Pimentel Igea

(Nota: esto es un divertimento mío, el libro no existe, como leo mucho, e invento más, abro aquí una sección de reseñas de libros inexistentes, "El libro que pudo ser", total, sólo hace falta editor o medio donde publicar en su caso las reseñas, cosas más raras se han visto) 


miércoles, 22 de mayo de 2024

La mirada

Me manda hace unos días un amigo una foto de su hija pre-adolescente o ya adolescente con esa mirada preciosa que tiene la inocencia. Me quedo embelesada con ese modo de mirar no directamente, sino de modo tímido, ella vestida para la feria, tan bonita. 

Cuando veo los aspavientos que provocan algunos términos -guerra cultural, batalla cultural- pienso que quizás es posible que algunos no vean lo que yo veo. Por supuesto que hay una guerra (llámalo cultural o lo que quieras) en defensa de la inocencia infantil entre otros temas. 

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Hay modos de mirar adultos que también atraen. Me pasa con David Ortega Gallardo (@doydasdavid en instagram) y su modo de ver y mirar al campo, a los pueblos y, sobre todo, a las personas. Me emociona siempre. 

Yo quiero tener esa mirada de David que se detiene y contempla la belleza. 

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De hecho, me quedo también fascinada con un fotógrafo londinense que para a la gente en mitad de la calle, en instagram es @portaitgeeek (luego he visto otros, pero éste es el que llamó mi atención primero). 

Es gente normal, nada de modelos, y les dice que así, como son, son interesantes para ser fotografiados, un retrato que, si ellos le dejan, lo colgará en su portafolio. 

Las personas se sorprenden mucho: pero si yo "no soy interesante", pero si "tengo pelos" o he salido a toda prisa y tengo unas pintas espantosas, etc. ¿De verdad quiere Vd. fotografiarme...? le dicen incrédulos...

Y entonces él les dice que no, que como son y están, son interesantísimos para ser fotografiados...

Es una cosa preciosa la que hace, a mi entender. 

Salvando las distancias (evidentes), y con perdón de los teólogos (que saben de esto), este chico joven me ha hecho pensar mucho en la mirada de Dios sobre cada uno de nosotros diciéndonos: eres importante, eres para mí único y diferente, tal y como eres, con esas pintas que justo ahora tienes... 

Sentirse acogido, sentirse visto primero, simplemente visto, no invisible, es clave. Me lo decía la Hermana Mercedes el otro día. Y es eso. No dejar de mirar al prójimo como existente, no invisible. Y recordar, recordarles en su caso a ellos mismos, que Dios los ve y los quiere individualmente (con pelos, prisas, etc.)

"El fotógrafo de Dios" voy a llamar a este chico tan majo y tan buen fotógrafo, por cierto. 

(Que vale, que es una "estrategia" de marketing, puede, pero "de fondo" la idea esa de "yo te veo" es clave). 

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Me dijo Luri en octubre que a veces con callar no es suficiente. Que con la simple mirada sobre alguien o algo ya se puede meter la pata. Razón tenía. 

El respingo ese que puede salirte por peteneras aunque no salga la palabra de tu boca. 

Las personas notan cómo las miras, cómo las ves, sin mediar palabra, sólo con el más mínimo gesto. 


martes, 21 de mayo de 2024

Dos niños en Adoración a las 9 pm en Ávila

Ayer en la capilla de las Nieves, la capilla de la Adoración en Ávila, a las nueve de la noche, llego y veo a dos niños de unos diez y trece años arrodillados rezando el rosario en el primer banco, el más cerca del Santísimo. Del otro lado del pasillo, en el otro primer banco, una señora, también arrodillada, que supuse era su madre. 

Me impresionó tanto, que salí cuando vi que salía la señora. Me contó que eran neocatecumenales que se han comprometido a rezar el Rosario delante del Santísimo todos los días por el seminario Redemptoris Mater de Oviedo y las vocaciones sacerdotales.

Creo que no tengo más que contar por hoy.

En la octava de Pentecostés, claro. 



sábado, 18 de mayo de 2024

Paciencia y collaba

Descubro Luxus Mensae, unos podcast estupendos sobre historia de la alimentación y la gastronomía de mi admirada Almudena Villegas, a quien leo en El debate y cuyos libros tengo pendientes. Qué bien se pueden contar las cosas y cuántas cosas interesantes. Me propongo ir escuchándolos cuando limpio la casa o hago la comida, poco a poco. Hoy escuché el primero sobre la cocina en el paleolítico, apasionante, el siguiente será sobre Churchill.

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J.R. me va enviando cada día por what´s up el decenario del Espíritu Santo. Y yo me pregunto, la paz y la paciencia para cuándo, Dios mío, para cuándo, que tengo ya 63 años. En cambio, J., qué paz y qué paciencia tiene. 

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Sigo con la traducción. Esto es lento porque son muchas páginas y yo no soy rápida además haciendo nada. Todo el mundo es muy paciente conmigo. 

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Ayer vi la primera collalba de la temporada. Se había quedado una tarde preciosa, las nubes a lo lejos en la sierra de la Paramera, parecía que estaban descargando agua.  Anita corría olisqueando todo, feliz del paseo y, cuando íbamos a meternos de nuevo en el descampado para volver a casa, la vi ahí, en el suelo, a la collalba, negra, gris y blanca, tan elegante. 

No hay día que el campo no te dé una alegría. 

(La foto no es de ayer, es de hace tres años. Las collalbas tienen a bien posar como si de modelos se tratara, pero ayer yo no llevaba cámara.)



viernes, 17 de mayo de 2024

Luthier


Me dice un buen amigo que si, por él fuera, se dedicaría a ser luthier, artesano de instrumentos musicales. 

La idea me recuerda a Perlado, centrado él en la palabra escrita, tan libre por eso, y tan constante. 

Y me tienta. 

La foto es de Guitarras Fuentes
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Yo necesito comunidad, y creo que la tengo. No una, varias. 

Mi familia "pequeña", mi marido, mis hijos, mi nieta, mis hermanos.

Mi familia más amplia, esa prima que está ahí siempre y con la que puedo contar sea lo que sea como ella conmigo, más personas.

La parroquia, mi grupo de catequesis -catequistas, niños y familias-, el de Pastoral de Salud, los enfermos de Alzheimer y los ancianos y mis compañeras, el de Adoración, etc.  

Amigos cercanos, a quienes intento ver o por lo menos saber cómo va su vida y a quienes les interesa la mía, personas con las que compartir alegrías y tristezas, afinidades en su caso, gustos. 

Y ya. 

Creo que  puedo estar contenta (ese ¿estás content@? del blog de Don Javier Vicens Don Javier Vicens, la pregunta clave siempre por todo lo que revela la respuesta). 

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Vamos a ver si son pasajeros este aturdimiento y este cansancio que tengo. 

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En una semana las comuniones de mi grupo de catequesis. Les voy a echar mucho de menos. Han sido tres años intensos. 


jueves, 16 de mayo de 2024

A little less of conversation

Una de mis canciones favoritas es la de Elvis Presley, A little less of conversation, a little more action. Me hace mucha gracia y más si veo la escena en la que la canta en la película. Pero, además, me viene al pelo cuando me entristezco ante tanta palabra, tanto azuzamiento y enfrentamiento.

Qué fácil es siempre con esas clacs de incondicionales que aplauden los zascas y los mandobles. Qué flaquísimo favor se hace. Qué nivel el que tenemos. 

Luego leemos a Enrique García-Máiquez y lo de nobleza de espíritu y nos encanta, es de traca esto: incongruencias.  


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El papel lo sostiene todo, las redes. Luego está la vida fuera de ladridos y etiquetas. Porque hoy si no te quejas, si no te presentas como víctima, no eres nadie. 

Súmale que no hay nada como el pasar la manita por el lomo y decirle a alguien que la culpa es de X, de todos esos X. Nos encanta el chivo expiatorio. 

"Soy social -pardo, llámalo zeta-...  y como tú eres "liberal" o "conservador"... no eres solidario": así estamos. Las palabras que te asignan o que tú te pones a ti mismo pueden más que los hechos. 

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Subir cinco pisos de escaleras y ver cómo viven algunos ancianos ayuda a veces. También familias con niños pequeños y él en paro, con cuarenta y muchos, ni una queja, apretando los dientes. Pero no escriben ni tienen tuiter.  O si lo tienen no cuentan su vida ni buscan un chivo, son más buenos, más inteligentes desde luego. 

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Tan estúpido como el enfrentamiento entre sexos es el generacional, tan injusto. 

Como si los de Ávila echan las culpas a los de Madrid, Segovia o Valladolid, o los de León. 

Pero qué me digo, si así se hace la política hoy. No sé ni de qué me extraño.  

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Teorías hay muchas, todos las tenemos. Luego la realidad es un pelín más compleja. La realidad siempre es compleja.

Está la teoría sobre "los pobres" y "la pobreza" esgrimida como argumento y cita al pelo y luego está esa persona concreta que las pasa canutas y que acude... ¿a quién acude?... ¿y quién se ofrece a ayudarle con lo que tiene y con lo que ni siquiera tiene? 

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Tan tramposo es juzgar a los "jóvenes" por esos pocos que pueden, un ejemplo tonto que me viene a la cabeza, permitirse irse a los toros, a un concierto, comprarse ropa de marca Z o X, viajar, y decirles a toda una generación eso tan espantoso de...

"claro, decís que no podéis acceder a vivienda... pero os gastáis 200 euros en una semana, que es lo que yo gasto en comer al mes" 

como pensar que los jubilados son todos unos señores orondos con pensiones estupendas que se pasan el día en Benidorm o en Grecia sangrando al inquilino que tienen. 

Pero éste es el nivel que tenemos. Y el alimentar el resentimiento y el enfrentamiento generacional -como ocurrió con el de sexos- no nos llevará a ningún sitio bueno. 


martes, 14 de mayo de 2024

Abundancia

 Acabo de leer "Vivir con menos". Con el foco de la espiritualidad de la pequeña Teresa (Santa Teresita), ofrece una reflexión sobre vivir desprendidos de lo material y con sencillez en nuestro entorno doméstico para centrarnos en lo importante, Dios y los demás. Me ha gustado mucho porque es profundo, sencillo y, a la vez, práctico. 

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Tenemos una noches extrañas. Ya el viernes, volviendo a casa andando por el descampado noté algo raro alrededor del sol, dos manchas irisadas entre las nubes. Paré a unos que paseaban al perro porque dudaba si era yo quien veía mal. Pero no, ellos también lo notaron. 

Luego tuvimos esa primera noche que han podido fotografiar algunos, el cielo de color rojizo, morado, precioso, algo que no se veía en años, pero que fue perceptible al menos en Ávila fundamentalmente a través del ojo de la cámara. 

Veo las explicaciones sobre lo que lo ha causado, esa tormenta solar y cómo la tierra se protege. La naturaleza es impresionante. Cómo no quedarse embelesada.

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Primeras comuniones. Son un buen termómetro de muchas cosas, como pasa con los funerales, las bodas y los bautizos. 

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El campo está restallante. Es la gloria de mayo. En Ávila se alterna el calor con bajadas bruscas de temperatura, tormentas, lluvia y granizo de vez en cuando.

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Aplicó aquel "de lo que no se puede hablar mejor guardar silencio" quizás incorrectamente, espero que Wittgenstein no se enfade y se revuelva en su tumba. 

De lo sublime no se puede hablar, faltan las palabras. Pero al menos, si intentas buscarlas, algo de lo bueno, lo verdadero y lo bello te puede impregnar, eso que se gana. 

Pero de lo soez y feo, de lo malo, es mejor callar porque aún faltando las palabras el mal olor se te prende seguro mientras intentas buscarlas. 

Sólo hablar mancha. Sólo pensarlo. Guardar la vista y el oído para guardar el alma. 

Los silencios sobre los pecados, ignorarlos, no son hipocresía siempre o minimizarlos, tienen una razón de ser. Y al mal se le vence con abundancia de bien. Y de belleza. Y hay tanto. Y tanta. 

Dedicada así a las auroras boreales que no llegan a ser tales, pero me hago la ilusión.




miércoles, 1 de mayo de 2024

El artesano constante (Escribir en libertad)

Ha muerto José Julio Perlado, el artesano constante. 



Hace unos treinta años coincidí con él por primera vez en casa de Pedro Antonio de Urbina. Volvía yo de Pekín de la IV Conferencia de la Mujer e intercambiamos opiniones. Él, tan correcto y tan sensato, me miraba a través de sus gafas... "¿De verdad cree Vd. que las prácticas o políticas conciliación de la vida familiar y laboral "solucionarían" esa presencia de la mujer en el ámbito público?" Como buena joven (en la época), le contesté con absoluta seguridad. Hoy no la tendría porque he cumplido más años. 

Luego, ¿2001- 2002?, volví a coincidir en el Centro Villanueva, entonces adjunto a la Complutense, él como profesor de alguna asignatura seria que ahora no recuerdo, yo impartiendo Fundamentos de Relaciones Públicas, una tontada. Le recuerdo siempre con Montse Mera, profesora también. 

Más adelante, me animé a hacer un curso con él de escritura en la librería que estaba justo frente al estudio de Pedro Antonio en Serrano. Lo pasé genial, la verdad. Se me han quedado grabadas las clases. Perlado era un gran profesor. 

Le empecé a leer en su blog, "Mi siglo" cuando lo empezó, creo que sería 2007. Hasta el viernes pasado he recibido puntualmente en mi correo sus entradas casi diarias. Unas sobre crítica cultural, libros, autores, pintores, músicos, citas o sucedidos de todo tipo de artistas. Otras, textos de ficción que Perlado ha ido escribiendo y que a mí me encantaban porque los mundos que creaba eran geniales. A mí me gusta que me cuenten "historias", como decían en los pueblos antes. 

He leídos sus cinco novelas, aunque la última fue la primera que él escribió, "El viento que atraviesa", antes "Los cuadernos Miquelrius", "Mi abuelo, el premio Nóbel", "Contramuerte" y "Lágrimas negras". En cambio, de lo que escribió de no ficción, ensayos, sólo he leído "El ojo y la palabra". Sé que tiene cuentos, pero tengo que encontrarlos. 

Perlado fue muchas cosas: profesor universitario -apreciadísimo por los alumnos-, corresponsal en tiempos apasionantes como fue Paris en el 68 y Roma durante el Vaticano II, crítico literario, entrevistador inteligente y que sacaba lo mejor de cada personaje...  Mucho más. 

Pero fue, sobre todo como escritor, creo, un artesano constante. 

Tenía una imaginación prodigiosa, una mirada agradecida y asombrada, interesada, irónica a veces, amable también, humana, sobre esa realidad que se nos despliega y que creamos y recreamos y que tiene tantas capas. Nada ni nadie es sólo una cosa. 

Ya escribí alguna vez que le veía como un oriental contando historias que se iban engarzando. 

Te llevaba por donde quería, te sorprendía, te divertía muchísimo, te quedabas prendada de la historia, una historia a veces dentro de otra, y de otra, y de otra. 

Podía ser Madrid, una calle, podía ser una familia, una casa, la misma Eternidad (una aquí) sobre la que escribió con tantísima gracia y generosidad, una dama japonesa, un director de cine. Podían ser esas despedidas (aquí la de las estrellas) que de modo tan elegante nos regaló estos meses pasados. O viajes por España o por el mundo, recuerdos. Daba igual, tenía siempre algo que contar real o inventado y lo contaba bien.

Su amplia cultura, que por ser tan de verdad era tan poco "solemne", te hacía todo cercano e interesante. 

Estoy triste pero agradecida por lo que me ha hecho disfrutar y pensar. Por su ejemplo. Por sus libros y lo que escribió en el blog. 

Estos últimos meses por un extraño resorte le escribí agradeciéndole lo bien que me lo pasaba con su blog, especialmente con algunos textos de ficción que me tenían encandilada. Me contestó correctísimo y amabilísimo, ofreciendo siempre su ayuda. Le hablé de la colección de mariposas de la Santa Espina.  Intercambiamos unos pocos correos. 

"Escribo en libertad" me dijo. Se notaba.