Hace unos años vi la serie de La asistenta. La recomiendo por los retratos y el relato (cultural) que presenta.
Cuenta la historia de una chica joven, Alex, a penas supera los veinte, madre de una niña pequeña que, tras huir de su compañero sentimental
y padre de su hija, violento y desastre, se gana la vida con muchas dificultades como asistenta en
la segunda década de este siglo en el estado de Washington en EEUU[1].
El caso es que, al volver a ver La asistenta (veo a veces las cosas dos veces), recordé por contraste a Murphy Brown, aquella periodista televisiva de éxito. Esa serie fue la pionera mediante su argumento a principios de los 90 de vender la maternidad en solitario como deseable y una opción, el padre es prescindible, los hombres pintan poco o nada.
La asistenta muestra cómo es la vida de una madre soltera y sin recursos en Estados Unidos en esta década: muy difícil, agotadora, durísima. Porque lo habitual es que una no sea una Murphy Brown.
Incluso concediendo que el dinero no fuera el problema, creo que es de puro sentido común pensar que un padre y una madre son importantes para educar a un hijo. Una cosa es que no sea posible, otra que sea "deseable" que el padre no aparezca en la ecuación por ninguna parte.
Sigue sin embargo La asistenta siendo deudora del hoy extendidísimo relato en todo caso que permea y puede resumirse como que no hay un hombre bueno. Esto se ve hoy en numerosas series y películas que conforman nuestro imaginario. Lo escribí ya hace casi 30 años.
Y el que "parece" bueno y conveniente como compañero se desecha por lo que sea, razones varias.
Nosotras solas, los chicos a un lado es el lema.
De lo mejor de La asistenta es el retrato de la abogada progre, Regina, capaz de explotar a Alex sin contemplaciones, no hay problema. Regina está también con ese "quiero ser madre como sea", otra Murphy Brown de marras. Pero tras explotar a Alex, la defiende para que pueda recuperar a su hija. Las mujeres unidas jamás serán vencidas es el mensaje. Qué suerte Regina que, como tiene dinero, sí puede criar a su hija aunque se agobie: el dinero acaba siendo la solución a todos nuestros males, parece.
Es desoladora La asistenta. De crítica real al capitalismo, nada.
[1] Se basa en el libro biográfico de
Stephanie Land, Maid: Hard Work, Low Pay
and a Mother's Will to Survive (2019).
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