No vuelvo, simplemente me quedo donde estaba.
En la mesilla el cuaderno forrado en piel con el título "Life is beautiful" y mis iniciales en dorado. Me lo regaló M. para que escribiera todo lo bueno que me pasa. Escribo por la noche bobadas que son importantes: pude trabajar 3 horas sin interrupciones, hice judías verdes, di un paseo hasta Vicolozano con una amiga.
Es una primavera extraña en esta ciudad donde ya de por sí el buen tiempo entra tarde. Miro a los geranios que plantó Gonzalo. Resisten. También resisten las pequeñas flores de rocalla en esa murete que construyó bajo el árbol del paraíso a la entrada. ¿Aguantarán más heladas?
Hoy toca devolver "Memento mori" de Muriel Spark, desoladora visión de la vejez, novela interesante y un tanto extraña. Tras "Las señoritas de escasos medios", que parece intrascendente y luego dice tanto, quise leer más de esta autora conversa y amiga de Graham Greene. Bien Amos Oz y su fábula "De repente en lo profundo del bosque". ¿Qué pasaría si desapareciesen todos los animales? Tiene el aire de parábola judía, el ritmo.
Pedí por Iberlibros varios libros de Bobin, tan recomendado por JAS. Me están esperando en francés. Dos pájaros de un tiro, leo y complemento las clases.
¿Qué me pasa?
Miedo a las palabras. A hablar demasiado. A la superficialidad. A la frivolidad. A hacer más ruido. En definitiva: a contribuir a la nada.
Se lo conté a S. "Es como cuando entro en una librería y me agobio, ¿sabes? Hay tanto. Y tanto tan prescindible..." Me recomendó que leyera "La tristeza del mundo" de Enrique Andrés Ruiz. Dio en diana. No soy rara.
Los buenos amigos están siempre a mano.
De Amos Oz te recomiendo "Una historia de amor y oscuridad", una espléndida autobiografía.
ResponderEliminarMe alegra leerte de nuevo en tu blog.
Besos,
Suso
Estupendo, tomo nota, Suso. Siempre tus recomendaciones de libros funcionan.
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