miércoles, 20 de julio de 2011
Las tijeras y el cuarto de los rayos X
Hacía calorcito y se estaba bien allí, cosiendo mamá, en la mesa camilla y con el brasero dentro. Parecía que siempre era enero fuera.
Pero entonces ella, tras la que parecía una invitación o una sugerencia, se lo pidió con firmeza.
"Las tijeras me las he dejado en la consulta del abuelo antes sin querer... ¿me irías tú a por ellas?..."
Era un juego que su madre le proponía para aprender a vencer el miedo. La casa heladora, el pasillo largo y sin luz apenas, y allí al final, en un cuarto siniestro, los temidos rayos X. Siempre imaginaba que alguien, un paciente de su abuelo, podía haberse quedado escondido. Él, o al menos su esqueleto, ahí quieto, esperando para dar a alguien un susto de muerte. Además la idea de salir del calor del brasero y tener que enfrentarse sola, no más de seis años, al frío y a la oscuridad que se le hacían eternos, le daba no solo miedo, sino también pereza.
"Venga, vete a por ellas..." Era una petición que no lo era, el tono de cariño pero con exigencia. Había que hacer lo que no se quería o no apetecía, la vida era también eso.
Así media infancia: yendo a por las tijeras al cuarto de los rayos X. Luego vinieron otros miedos en la adolescencia y otros distintos o iguales en la madurez, acercándose a los cincuenta.
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No sólo es miedo. Es también pereza de enfrentarse sola, en mitad de la oscuridad y el frío de un corredor largo e interminable a veces, para ir a buscar unas puñeteras tijeras, las que sean, dejando atrás el brasero donde te quedas adormilada, tranquila y quieta.
Miedo, soledad y pereza a partes iguales y siempre. Siempre, siempre, siempre.
¿Sí? Siempre hay unas tijeras en el cuarto de la plancha o en la cocina.
ResponderEliminarEs bueno saberlo, aunque tengas que llegar al cuarto siniestro.
Nota más personal: Aurora, mi correo caput. Te escribo cuando funcione. Beso.
1_ No permitir que el miedo nos paralice. Aunque nos tiemble la médula, hemos de saltar sobre él.
ResponderEliminar2_ Aduéñate de la soledad. Que tú la sostengas a ella antes de que ella te venza. Será tu mejor aliado. Tendrás las riendas de tu libertad el día que hayas aprehendio tu soledad. El ser humano más poderoso es aquel que está más solo y no tiembla.
3_ Pereza;lo contrario de la pereza es la alegría. Es la consecuencia de la soledad aprehendida y del miedo arrinconado.
Esa niña lo aprendió cada día, en cada uno de esos momentos en que saltando sobre su miedo, iba sola a por las tijeras.
Lolo, cómo eres, sí, siempre hay algo en otra parte a por lo que hay que ir... y el tema no es las tijeras o ni siquiera el dónde están las puñeteras, no es a por ellas a por lo que vas ;-), es por vencer el miedo y la comodidad...
ResponderEliminarDa gusto tener amigas así... aunque ni hayan visto. Por Dios, que se arregle el correo que tengo mono de carta con novedades (abuela? cates? santo? novedad alguna en el frente?) La envidia de poder ir a la playa me corroe...
Anónimo: solo puedo decirte que muchas gracias, me has hecho pensar.
ResponderEliminar1. El miedo es humano. Pero creo que hay que distinguir la valentía del arrojo o la simple imprudencia. Yo a veces no lo tengo claro. Y dudo a veces si cuando fui valiente fui simplemente arrojada o imprudente... a posteriori, claro. Y si en un determinado momento no te mueves por el maldito miedo o porque eres simple y llanamente consciente.
2. Ya lo dijo Maruja Mallo: las personas se miden por la soledad que soportan. Aprehendida está a veces desde hace mucho tiempo;-), graduada y doctorada. Otra cosa es estar encantada de la vida con ella. Ser libre no es estar solo siempre, es renunciar a estar acompañado si la compañía no lo merece, sea en los afectos, en los trabajos, en la vida o de cabeza. Las riendas de la libertad y de la independencia entendida como no comulgar con ruedas de molino se toman no sin pagar un precio.
Y no creo en que se sea más poderoso con la soledad per se. Ni tampoco en que el que no tiembla sea poderoso. Me parece que el poder -aunque el poder no me interesa nada o muy poco- está en reconocer las cosas, en sentir soledad, miedo y temblor y seguir adelante a por todas, vengan las vengan.
3. Totalmente de acuerdo. La soledad bien presente y el miedo acompañando, y sin embargo alegre. Ese es el tema.
Un abrazo fuerte seas quien seas. Me has ayudado a verlo mejor. Saldré de dónde esté e iré a por las tijeras.
A por las tijeras!!!!
ResponderEliminar:-)
Yo odio sentir miedo, es verdaderamente horrible, y en mi experiencia no pasa con ejercicios de no-miedo.
ResponderEliminarEl problema es que las tijeras y el cuarto oscuro siempre están ahí, y gran parte de la vida es intentar huir de esa realidad. Cuando antes la acepte uno, más sereno -que no necesariamente feliz- se vivirá.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un blog muy boniro, Aurora. No hay que tener miedo al miedo, es tan normal para nosotros como tener hambre. Seguro que te mandaban a por las tijeras para que lo cortaras en trocitos manejables, porque podemos manejarlo pero no suprimirlo (las madres son muy sabias). Felicidades por la publicación del libro, los Pimentel vais a atiborrar las mesas de novedades.
ResponderEliminarTodos los miedos matan la mente y la racionalidad. El miedo nos hace segregar adrenalina y volver a lo más primario e instintivo de nosotros mismos... Y, sin embargo, no hay forma de evitar sentir miedo alguna vez. Se vence y se acabó.
ResponderEliminarUn abrazo.
Annemarie, sí, no es agradable, pero es humano ... y hasta inteligente. Sentir miedo es tener la capacidad de ver los peligros, no todo el mundo los ve. Vencerlos es tomar decisiones, arriesgar con un par de lo que sea ;-), en mitad del miedo, y seguir hacia adelante.
ResponderEliminarNo es valiente el que no siente miedo. Lo es el que lo siente y lo vence, creo. El que no siente miedo es un temerario a menudo o, simplemente, no ha arriesgado en su vida nada importante... por eso no tiene miedo.
JM, cómo comparto lo que dices... Aceptar las cosas no significa ser más feliz, sino más consciente: no coincide muchas veces. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarCarlos MG (sé quien eres ... y lo que hiciste el último verano) (es broma lo último, un guiño eh?)
ResponderEliminarGracias por tu visita, ya sabes que soy fan de lo que escribes. Yo hablando de miedos e ir a por las tijeras ...¡contigo delante! Me encanta que digas que es humano sentirlo y que como mucho lo manejamos, no lo eliminamos. Es un consuelo.
El otro Pimentel es el bueno , vaya hermano que tengo, cada párrafo sudado como una camiseta, como un partido, y así se lee... Me lo he pasado genial con su lbiro.
El otro (hermano) tampoco está mal, de ninguna manera: bajito, pero matón. Compensa la altura con otras cosas buenas (y cada vez toca mejor el piano, esto yo sé que le haría mucha ilusión que lo dijera... ;-)
Alegre Opinador, gracias por tu visita. Joé, ;-), me has hecho polvo, yo pensaba que sentíamos miedo precisamente por pensar, no por ser irracionales. Me has dejado pensando ahora... pero sí, algunos miedos quizá son malos, tontos, irracionales, de cobardes... pero otros... son tan lógicos que quizá no se puede aspirar a vencerlos sino a vivir con ellos.
ResponderEliminarEn fin, buenas noches, y un abrazo fuerte ¿eh?
Siempre, siempre, siempre... es un placer pasar por tu espacio y pasar por tu universo.
ResponderEliminarSaludos y un abrazo enorme.
¿Y que me dices del mueble Remordimiento Español con monstruos que sacaban la lengua???' Y del oratorio.... ¡¡Si hemos salido genial¡¡¡ Y muy valientes¡¡ demostrado ¡¡¡VALIENTES¡¡¡¡
ResponderEliminarEncantador blog el tuyo, un placer haberme pasado por tu espacio.
ResponderEliminarSaludos y un abrazo
Anónima... familiar, C? ... sí, yo creo que hemos salido adelante por ir a buscar las tijeras a donde hubiera que ir a buscarlas... y A PESAR de los muebles estilo remordimiento que dices ;-) y del oratorio aquel también bastante siniestro, a qué vamos a decir otra cosa, en fin.
ResponderEliminarGracias por el viernes, lo pasé muy bien...
Sonrisa de Hiperión, gracias por tu doble visita... Muchas gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias, Aurora, por tu comentario sobre mi cuento "Todo es literatura" que aparece en Mi Siglo.
ResponderEliminarSaludos.