viernes, 4 de marzo de 2011
Lavajos
Conduciendo por la antigua nacional VI (la A6 está en obras en 20 kilómetros casi), cruzo Ávila y Segovia intermitentemente y descubro no sólo Labajos, el pueblo, sino lavajos, muchos, los hay también en Valladolid, y hasta en Salamanca, me parece.
Ha llovido y el campo, aunque mantiene el pardo invernal, verdea. El agua extendida, retenida a veces en una leve hondonada del terreno, forma una lámina sin profundidad, charcos amplios parecen, a lagunas no llegan. Eso son los lavajos, charcas que quieren ser lagunas pero no pueden. Los da esta tierra y cada vez quedan menos.
Campos sembrados a mi derecha e izquierda, la hierba, ¿cebada?, crece. Donde hay agua suele haber pájaros que beben o buscan alimento. Me paro para mirar con los prismáticos. Me tiro al suelo para observar mejor. Hace un frío que pela. Sé que no llegaré a tiempo al registro de Olmedo, pero tengo la tarde del jueves y todo el viernes. Sopla el viento.
¿Chorlitejos y correlimos? Alguien más a lo lejos blanco y pequeño, sin manchas... ¿qué será?, ¿una cigüeñuela? He perdido vista con el portátil. Mi propio vaho empaña las gafas que chocan con las lentes de los prismáticos, mierda. Me voy a quedar helada aquí. Me meto de nuevo en el coche, pongo la calefacción fuerte. Olimpia se duerme.
A unos kilómetros antes de llegar a Olmedo paso otro lavajo que alguien hizo secar hace tiempo, tenía agua hasta en verano, cosa rara porque muchos desaparecen durante meses. Entro en el pueblo. Son las dos y diez, que venga por la tarde, me dicen en el registro, pues vale.
Llego a casa de mis tíos hacia las 3. Me dan cariño, unos canelones de muerte y un lomo adobado al whisky del que pido la receta inmediatamente. No ponen nada en el cine que nos interese a mi tía y a mí y que no hayamos visto, la del cisne nos da pereza. Otro día iremos.
PD: Por lo visto el término "lavajos" se emplea en tierras de Medina y el de "bodones" por Olmedo, lo dicen los autores del blog Valladolid, rutas y paisajes, una maravilla que descubro al escribir esta entrada cuando llego a Madrid y busco fotos y referencias.
Esa Olimpia y su hábitat natural caldeado... no me extraña que se quede dormida. Bonita zona describes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cómo he disfrutado leyendo esto, Aurora. Casi huelo el aroma de esa tierra húmeda; dan ganas de darse una vuelta por allí!!!!
ResponderEliminarYo que tú exploraría ese castellano que te sale a veces, Máster. Es gustoso de leer.
ResponderEliminarSu descripción es puro campo.
ResponderEliminarSaludos de su lector.
JM, sí, el coche, como dice Gonzalo, es el habitat natural de mi perra que espera allí a que yo salga de una reunión, del cine, de trabajo. Olimpia será la primera perra beatificada por su paciencia franciscana ;-), eso sí ¡se lo cobra en la cocina! Ayer se comió medio chorizo de Cantimpalos la muy...
ResponderEliminarSara, pues yo me muero por volver a Irlanda, tengo hambre de campo verde, brezo, viento, lluvia, rocas, etc...
Lolo, tú eres muy generosa, muchas gracias, pero mi castellano está lleno de laismos para empezar (Madrid me mata ;-)y, para seguir, de faltas de concordancia. Y eso por poner solo dos defectos graves que tengo cuando escribo. En cualquier caso seguiré escribiendo sobre el campo porque me encanta.
Retablo, saludos de su lectora también, y ese campo de Jaén ... uf... también me gusta: es lo malo, que te puede gustar el llano y la montaña, lo seco y lo húmedo, y que no hace falta irse a Irlanda aunque apetezca, una vuelta por España así detenida, con tiempo ¡quién la pillara!
También por la zona de donde es mi esposa (la Moraña, Ávila) es común el término y el fenómeno.
ResponderEliminarSaludos.
Esos lavajos son el hábitat de muchas especies de anfibios e invertebrados que no soportan la presencia de peces y viven perfectamente en estos minihumedales temporales.
ResponderEliminarCada vez tenemos menos lavajos, aunque llueva, porque se pierden por los movimientos de tierras, el drenado y la canalización a los lados de la carretera. Y menos anfibios,... y menos vida.
Un abrazo.
Sí, JC, por ahí también, es bonita la Moraña, a mí me gusta mucho esa zona, Ávila es preciosa, desde Gredos, junto a Extremadura, hasta la parte que roza con Salamanca.
ResponderEliminarJesús, me encantó tu entrada de la Semana Fantástica, lo que se aprende... A los anfibios los tenía yo apartados, y mira tú que me estoy aficionando tal y como los explicas, un abrazo.