1 Ver amanecer o anochecer, según se presente el día, también la estación del año. Hacerlo siempre, no perderse jamás ese momento. “Disculpen Vdes., es que tengo una llamada muy importante”. Y, por la cara, salir de la reunión o de la clase (vale poner el descanso en ese momento).
2 Olvidarse de dolores que ya pasaron. Y de quienes los causaron. Si fuera posible, también los que yo causé y han sido ya perdonados u olvidados. Apoyar en su caso esa actitud con las pastillas anti-memoria adecuadas. No preocuparse por los que todavía no han llegado, no anticiparlos.
3 No entrar en discusiones inútiles. Definir cuáles son éstas, si es por el tema, la persona, el momento, o el propio estado de ánimo: podría ser una combinación de varias causas.
4 Mejor verse la cara que otra llamada por teléfono a ver cómo andas. Mejor un “tal día, tal hora en tal parte” que el cansino –y tantas veces falso- “a ver si nos vemos” con el que a menudo se sale del paso. Mejor una carta, en papel o electrónica, a un sms o un email de esos cortos del tipo “¿cómo andas?” que no significan nada. Y a veces, porque la distancia es la distancia, una conversación al teléfono, con sus palabras y sus silencios cuando hay calma. Primero la voz, luego, si se puede, los ojos humanos, la cara, los gestos y el abrazo.
5 Amar la trama más que el desenlace, como dice Drexler. En todos los sentidos. Los finales están bien, pero la trama es la trama. Dejarse enredar en ella, envolver con ella, lentamente o de una manera fulminante. Amar la trama.
Para las siguientes... ¿hay ideas?, ¿a alguien se le ocurre algo?
PS: Eso que se ve en un charco no es un puerco ni un hipopótamo. Es una perra boxer, es Tana. Le gusta rebozarse en el barro. Ha llovido en la sierra.
Hola, Aurora. Ya he leído (releído en algunos casos, porque primero lo hice en la pantalla) tu flamante libro. ¡Enhorabuena! Me ha gustado mucho y, aunque estos días atrás no he podido volar por la ceniza famosa, sus páginas me han transportado a Beare. ¡Gracias!
ResponderEliminarComparto la apreciación de estas cosas importantes, especialmente la última, amar la trama; me ha recordado el poema "Ítaca" de Kavafis.
ResponderEliminarY me sumo a la enhorabuena de Antonio por tu libro, que he tenido la oportunidad de leer este fin de semana. Suerte mañana en la presentación, ojalá pudiese estar ahí.
Un beso.
Comparto los cinco en su totalidad, pero es que el 4º lo has clavado, daría para toda una entrada.
ResponderEliminarAntonio, me alegro de que te guste..., muchas gracias por tu comentario. Y creo que se nota que no soy imparcial respecto a Irlanda. Beara es preciosa, seguiré con ella.
ResponderEliminarJA, gracias por tu comentario, pero la presentación de mi libro NO ES MAÑANA es el día 5 de mayo según consta aquí y en las invitaciones que he ido mandando ;-)
ResponderEliminarModestino, gracias, tengo ganas de que compartamos una comida o una cerveza al menos.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, jurisconsulto
Ay, perdón por el lapsus, pero la edad, ya sabes, jeje. Otro beso
ResponderEliminarComo ya te felicité en público y en privado, me ciño hoy a la entrada, que me parece muy interesante. Me voy a copiar los puntos segundo y tercero del listado para que no se me olviden, aunque yo tengo una tendencia natural a ejercitarlos -lo hemos hablado ya tantas veces- pero siempre hay cosas que te sacan un poco de tus casillas. No entrar en discusiones inútiles me parece fundametal; y definir cuáles son las inútiles, mucho más fundamental. Esa energía malgastada se la robamos a la vida y a la escritura. También olvidarse de los dolores que nos causan o de los que podemos causar, perdonar un poco y perdonarnos, no sé, generalmente ser buenos se parece a ser listos.
ResponderEliminarMerece la pena intentarlo.
Me consta que tú eres una maestra en intentarlo y en serlo.
Buen día.
Me atrevo a apuntar el punto 6:
ResponderEliminarVivir cada experiencia con la ilusión de de la primera vez, disfrutarla como si fuera la última.
Saludos.
La edad... será la mía, caballero, que Vd. es muuuuy joven... mientras no se demuestre lo contrario soy la mayor en años de todos vdes, comentaristas y blogueros.
ResponderEliminarOlga:
ResponderEliminarLos he tenido que escribir para no olvidarme, el 3 de eso estoy tan flaca, de entrar a trapo...(y dar muchas explicaciones, de eso también, sobran siempre hay que ser como Mary Popins, no darlas, pasar ...)
El 4 ya sabes que me aplico, viva vodafone pero tambén la taberna de abajo, pero se puede hacer mejor. El 1 es bonito y dices "¿y que no nos cobren por este espectáculo?, y que sea todos los días, así, dos veces... y no haya palcos?" Esto decía un amigo mío, J, hace unos meses en Costa Ballena... Se me quedó grabado.
Lo dicho: Zaragoza tiemblaaaaaa
Sombras, genial, muchas gracias, ojalá no se pierda eso en nada de lo que hacemos, en nada. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarLa 2 y la 5, son mis preferidas. Mis muy preferidas.
ResponderEliminarYa me gustaría definir cuáles son las discusiones inútiles.
"A ver si nos vemos" es una mentira enlatada.
Me atrevo añadir, por inconsciente claro, una sexta: recordar a diario quién somos, en la medida que se pueda la consciencia.
Me ha gustado mucho esta entrada.
Felicidades! era previsible este éxito reconocido del valor de tus narraciones.
ResponderEliminarOcurre como con los vencejos que no llegaban, todo tiene su momento, y llega cuando ha de llegar.
En cuanto a tu entrada, me gusta la idea de que lo importante es la trama y no el final, es un tema que da mucho de sí, porqué tú de tramas entiendes un rato: perrunas, del metro, de amigos, de lugares fascinantes, de historia, de cocina o de lo que se tercie!
Una sugerencia para la sexta "cosa importante" podria ser la resiliencia, o la capacidad de afrontar las peores circunstancias con buen ánimo y sin somatizar, que completada con la número 2 tuya sobre el olvido, que la encuentro fundamental, podria constituir el núcleo de un manual de esos de autoayuda que ahora estan de moda.
Un abrazo.
Ay, Montse, Montse, ¡qué buena la sexta que propones! La voy a añadir pero ya. Un fuerte abrazo y muchas gracias.
ResponderEliminar¡Qué bien se lo pasa Tana! Me apunto a esa terapia para la piel. Ver la puesta de sol en el horizonte marino es un momento creo que mágico.
ResponderEliminarBesitos.
Hola, Quequi... después de los barros viene el masaje y la ozonoterapia, día de spa completo. O sea, que una vez limpia (con una manguera), te pueden secar y darte masajitos... y luego corres y coges aire (ozonoterapia perruna ;-)
ResponderEliminarCoincido en todos, menos en el último. La trama es importante si conduce a un final de antología. Es más fácil enredar tramas apasionantes que cerrarlas con dignidad. Y aprovecho para invitar a los lectores de este blog a regodearse en la primera entrada del nuevo libro de Aurora.
ResponderEliminarAmar la trama, amar la trama, y los desenlaces, todo, absolutamente todo! :)) Besos!
ResponderEliminarJesús, cerrar con dignidad... es difícil a veces, tienes razón. Gracias por tus ánimos, muchísimas gracias.
ResponderEliminarAnnemarie, un abrazo, yo todo, es que me gustan los principios, los entre tantos y hasta los finales ¡tristes!, un desastre...
ResponderEliminarQué buena frase la de Drexler. Y yo tambien me apunto a lo de ver amanecer, o por lo menos a madrugar con el fresquito de los días primaverales. Si me aceptas otro propósito, podría estar bien no dar demasiada importancia a las cosas... aunque ese al final nunca lo cumplimos
ResponderEliminarLa trama, cierto, muy importante...tanto como los medios respecto al fin. Siempre incluiría en la lista el no olvidar que el fin nunca justifica los medios. En los medios está la ética y no conviene poner nada por encima, ni por medio.
ResponderEliminarSaludos, autora (y Aurora).
Yo tengo un montón de deudas, de “cosas importantes”, que no hago sino aplazar; hasta el punto de que ya tengo el alma en números rojos. Pero hay dos que sería imperdonable dejar para mañana. La primera, tu libro, que esa buena gente de Siltolá ha tenido la amabilidad -que no merezco- de enviarme. Lo recibí el lunes y puedes imaginar la gratísima sorpresa que supuso. La segunda me la ha traído Charo esta tarde en el periódico “La quincena” de este Corredor del Henares. “Has leído esto...” Y no, no lo había leído. Preciso es aclarar que “esto” era una noticia, con foto de ganadores incorporada, de la “Entrega de premios de los certámenes literarios Ayuntamiento de Coslada...” Tú estabas ahí.
ResponderEliminarComprenderás que si retrasaba la felicitación, la columna del “debe” de mis “cosas importantes” iba a provocar la ruina absoluta del ya precario capital de mi alma. Pensarás que es egoísta decir esto; y algo de ello hay, porque alegrarse del reconocimiento de quienes se admira y aplaude, tiene algo de ponerse en paz con uno mismo.
Y por si fuera poco, viste vencejos, aquí, “en Coslada, Madrid, lejos del cielo”, pero cerca de una Aurora de la que, para mayor remordimiento mío, yo no siquiera me había enterado.
Un beso, y no sé cuántas felicitaciones y alegrías.
PS. Tana es un encanto de autenticidad: hace lo que se le antoja para disfrutar su vida; hace su feliz obligación. Dale recuerdos de un viejo mastín.
Muchas gracias, Miguel, sí, no dar importancia a las cosas sería otra importante... de la lista de cosas importantes, tienes toda la razón.
ResponderEliminarSí, Javier, desde luego, nunca se me ha ocurrido que el fin justifica los medios, la verdad.
ResponderEliminarY muchas utopías se han llevado a muchos por delante, en fin. Un abrazo.
Antonio, tú aquí no tienes ningún debe, por Dios, todo figura en tu activo. Muchas gracias por tu comentario y por tus ánimos siempre.
ResponderEliminarNo os escribí que iba a ir a Coslada por no dar la vara, la verdad. Pero estuve tentqada. Lo pasé fenomenal, disfruté mucho y conocí a gente muy interesante. No me esperaba el premio, pensé que llamaban a los finalistas en general, no que si nos llamaban es que éramos accésit o primer premio.
He tenido mucha suerte con todo, soy consciente y estoy agradecida a Javier Sánchez Menéndez por la edición (y a Abel, la edición es preciosa) y a Coslada por el premio luego, también en general, cuando se lee el blog.
Estoy contenta y es un ánimo todo para seguir escribiendo, para no dejarlo ni un solo día, mientras sigo dando clases y trabajando, que también da sus alegrías aunque a veces esté cansada.
Tana está divertidísima, es una locatis, no para, tiene muchísima vida, aunque a veces es agotadora. Es una suerte que su actual dueño la tenga a raya, porque acaba con cualquiera. Olimpia, mi perra de siempre, duerme ahora, esa sí que es buena y pacífica.
Un abrazo y recuerdos a Charo.