viernes, 30 de abril de 2010

De buena esperanza


Todas las primaveras me ocurre lo mismo. Veo a más mujeres embarazadas. ¿Habrá más o es que se ven más? Como en El Olvido con CB y desde mi mesa veo a la maitre detrás del mostrador “¿Está embarazada su compañera?” le pregunto a la camarera. “Sí, de siete meses ya”. Salgo a dar una vuelta con Olimpia. En el parque hay una mujer sentada en la hierba, las piernas ligeramente abiertas, una tripa redonda y blanca que ella muestra para que le dé el sol, los ojos entrecerrados. Y en el gimnasio de nuevo, una mujer con un vientre redondo, no sé si incipiente o es de las que no engorda casi, hace unos suaves estiramientos por su cuenta, ajena a las televisiones y a todos, escuchando su propia música, la de los auriculares y la que lleva dentro.

Lucía, mi sobrina, es médico, tiene dos niños y dibuja con mucha gracia. Está embarazada y tiene que estar en reposo, muy quieta. Le pedí que me hiciera la ilustración para la invitación de “Fernanda…”. Se nota que está en estado de buena esperanza hasta dibujando. Gracias, guapa, muchas gracias.


Estado de buena esperanza, se decía antes. Suena antiguo, quizá raro, pero parece que es lo que es, un estado de esperanza para ellas y para quienes las vemos o estamos a su lado.

Como dar a luz, que la dan de algún modo. La dan el día del parto y antes.

martes, 27 de abril de 2010

Listado (no terminado) de cosas importantes



1 Ver amanecer o anochecer, según se presente el día, también la estación del año. Hacerlo siempre, no perderse jamás ese momento. “Disculpen Vdes., es que tengo una llamada muy importante”. Y, por la cara, salir de la reunión o de la clase (vale poner el descanso en ese momento).

2 Olvidarse de dolores que ya pasaron. Y de quienes los causaron. Si fuera posible, también los que yo causé y han sido ya perdonados u olvidados. Apoyar en su caso esa actitud con las pastillas anti-memoria adecuadas. No preocuparse por los que todavía no han llegado, no anticiparlos.

3 No entrar en discusiones inútiles. Definir cuáles son éstas, si es por el tema, la persona, el momento, o el propio estado de ánimo: podría ser una combinación de varias causas.

4 Mejor verse la cara que otra llamada por teléfono a ver cómo andas. Mejor un “tal día, tal hora en tal parte” que el cansino –y tantas veces falso- “a ver si nos vemos” con el que a menudo se sale del paso. Mejor una carta, en papel o electrónica, a un sms o un email de esos cortos del tipo “¿cómo andas?” que no significan nada. Y a veces, porque la distancia es la distancia, una conversación al teléfono, con sus palabras y sus silencios cuando hay calma. Primero la voz, luego, si se puede, los ojos humanos, la cara, los gestos y el abrazo.

5 Amar la trama más que el desenlace, como dice Drexler. En todos los sentidos. Los finales están bien, pero la trama es la trama. Dejarse enredar en ella, envolver con ella, lentamente o de una manera fulminante. Amar la trama.

Para las siguientes... ¿hay ideas?, ¿a alguien se le ocurre algo?


PS: Eso que se ve en un charco no es un puerco ni un hipopótamo. Es una perra boxer, es Tana. Le gusta rebozarse en el barro. Ha llovido en la sierra.

sábado, 24 de abril de 2010

Vencejos en Coslada (¿Se puede saber por qué el metro se mueve tanto? Así no hay sostenibilidad ni nada...)


Mirando el cielo, entre las nubes estaba, lo habitual por otra parte.

Entusiasta, entregada, dedicando horas al oficio, se lo pasaba en grande. Se había presentado a varios premios ese año limando textos antiguos, escribiendo nuevos, sacando otros y cambiándolos, aprendiendo así en el proceso. Y entrenándose en el no, algo siempre muy importante. Pero seguía, dale que dale, con ganas y esperanza, ni un solo día sin escribir, constante. También con clases, con consultoría, con lo que saliera para poder pagar alquiler, teléfono, agua. La crisis significa que hay menos trabajo para los que viven sin nómina, pero más tiempo para leer y escribir. Y lo más importante: para dormir lo escrito y corregirlo con calma, una o diez veces, las que hagan falta. En la corrección hecha con tranquilidad y silencio suele estar la clave. (Gracias a Jose Julio Perlado, dicho sea de paso).

SMS en mitad de un día de clase “eres finalista… ”. “Tú sola no vas”, Begoña, tan buena amiga, a su lado, con todo lo que tenía que hacer, ahí estaba ... Llegaron al salón de plenos. Estaban esperando Pedro San Frutos, Beatriz, Marisa, los de la Concejalía de Cultura y Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Coslada, el jurado, Seeber entre ellos, Pons, muchos miembros de la Asociación Cultural La Bufanda. La maestra de ceremonias, Marga, canaria, (cuentacuentos, se notaba ...), empezó el acto, genial, con un texto de Tono (se enteraron más tarde). Se hicieron públicos el premio de poesía y el de escritura rápida, los premiados y accesitados dijeron cosas sensatas y también emocionantes.

Llegó el momento del premio de relato corto. Y empezó Seeber leyendo las razones del accésit a una tal María Tudor por “High Maintenance”. Ella no se lo esperaba y se emocionó: “¿esto ha visto alguien en lo que yo he escrito? Es como si no fuese mío ya… “, una sensación rara. Luego ya dijo la presentadora su nombre real, Aurora Pimentel Igea.

Felicitó antes de salir al estrado al que tenía sentado su lado, Javier Molina Palomino: sabía así que él iba a ser el primer premio del relato corto y se alegraba en el alma de que se lo dieran a un tipo tan majo que lleva 10 años escribiendo y al que le acababan de dar otro premio (al que ella va ir porque él le ha invitado, hay que celebrar todo lo que se puede).

Luego copa en el hall, felicidad. Se lo pasó en grande con Begoña hablando con la gente, con las señoras encantadoras y de una ternura y una gracia desarmantes de la asociación de La bufanda (la literatura está en la calle...). Luego otra charla larga con los de la Concejalía y la biblioteca, con Pons y Rosa, muy simpática, que traducía ¡del alemán!, gente muy interesante, en definitiva. Hasta el final no se sabían los nombres, todo muy bien organizado, con amor, libertad y mucho tacto. Y con tanta gente pasándoselo bien... Eso es también importante ¿no? que todo el mundo disfrute en estas cosas, que el ambiente sea abierto, divertido, nada serio.

Salieron de Coslada, SMS a personas que le han animado, contándoselo y dándoles las gracias. Sin la familia, los amigos, las personas que leen lo que escribe ... y sin Javier Sánchez Menéndez que, como editor de la Isla de Siltolá, ha publicado su primer libro, ella sabe que no hubiera dado dos pasos seguidos en esto, pequeñitos, chiquitos, pero pasos al fin y al cabo.

Remate final de la noche, tras los nervios y cuatro horas seguidas de clases en inglés que había dado por la mañana sobre “responsabilidad corporativa y sostenibilidad”, tiene guasa...: cuatro, ¿tres pero muy rápidas?, copas de un excelente vino crianza (¿Viña Alcorta era? ay, Dios, lo ha olvidado) con Begoña y Agustín, su santo, en la Alameda de Osuna... Lo pasaron en grande.

... Y claro, al volver por el Metro de Madrid Informa MDMI, o lo que sea ya ni pie, ni bola, ni nada, con el premio, hic, en los brazos, que pesaba lo suyo, ella estaba como estaba... y la pregunta que se hacía era...
¿se puede saber por qué se mueve el metro tanto a estas horas...?
Así no hay sostenibilidad ni nada...

Sí, hay vencejos en Coslada. Los vi ayer por la tarde.

PS: Sólo puedo deciros una vez más en público a los de la Concejalía, a los de la biblioteca, al jurado, a la Asociación de La Bufanda... GRACIAS, MUCHÍSIMAS GRACIAS. Este premio significa mucho para mí, es el aliento que necesitaba en este momento, lo necesitaba muchísimo. Y que "High Maintenance" vaya a ser publicado por alguien como vosotros es un verdadero honor, lo digo de corazón, estoy feliz.

jueves, 22 de abril de 2010

Y los vencejos sin llegar (RECTIFICACIÓN)



Extraña primavera. Otros años, a estas alturas del mes de abril, ya habían llegado los vencejos a Madrid. Pero no en esta ocasión. Creo que les hace falta más calor.

He paseado estos días mirando al cielo y estaba vacío de sus chillidos tan particulares al anochecer, cuando se cruzan unos con otros montando un inmenso guirigay, volando cada vez más alto, hasta que no los ves.

En concreto les busqué ayer en el centro de la ciudad, entre Ópera y Santo Domingo. Llegué hasta la Gran Vía, toda celebración por el centenario. Pero ni rastro de ellos había.

Hoy lo intenté de nuevo en el barrio de Salamanca y luego en el mío, en Chamartín, con Olimpia a mi lado. De nuevo otro no.

No puedo cubrir todo Madrid. Así si alguien sabe algo, si ha visto alguno, quizá un explorador, le agradecería la información.

Les echo de menos: el sol no se instala aquí sin ellos. Y yo necesito sol.

RECTIFICACIÓN, RECTIFICACIÓN, RECTIFICACIÓN: UNA INFORMANTE BIEN INFORMADA, O QUIZÁ ES QUE EN SU BARRIO SÍ Y AQUÍ NO, ME DICE QUE LOS VENCEJOS LLEGARON EL 10 DE ABRIL. MIRARÉ ESTA TARDE EL CIELO DESDE COSLADA Y CONFIRMARÉ SI ALLÍ SÍ O NO. GRACIAS, GUAPA, YO DESDE LUEGO NO LOS HE VISTO EN EL CENTRO NI AQUÍ, PERO SÍ TÚ LO DICES... SERÁ VERDAD.

martes, 20 de abril de 2010

Guapa (Sevillanas en el cielo)



Con la flor como una rosa, grande, blanca y bien abierta, en lo alto de la cabeza te he visto sonriente y muy alegre por el Skype.

La duda eterna de algunas chicas jóvenes y otras que lo son menos "¿Y cómo me arreglo el pelo?" Moño bajo, una trenza que se recogía te habías hecho. La otra posibilidad era dejarla fuera, pero doblada, cayendo ligeramente por la espalda esa tan bonita que tienes. Por cierto, te ha dicho tu padre que mucho escote. Ay, Dios, los padres... A mí me ha parecido que la trenza y no el moño te favorecía más. Aunque da igual, vas a estar estupenda te peines como te peines.

Me han gustado mucho los pendientes color coral, de crochet me han dicho que eran. Y ese vestido también naranja rosado, precioso, con las tiras blancas, las puntillas, lo que sean. Mira que favorece a cualquier mujer, alta o baja, delgada o más rellena, las hechuras esas, los cortes, los volantes, todo. Pero a ti, niña, vamos, ¡por Dios!, ¡van a volverse muchas cabezas!

¡Y mañana otro vestido diferente! ¡Qué bien!

Pero lo más importante es que quien más te quiere te ve y te verá siempre. Tú lo sabes perfectamente y precisamente por eso vas tú a la Feria a pasártelo todo lo bien que puedas. Y a bailar allí ... mientras ella baila unos pasos... más allá, sevillanas de la tierra con las del cielo.

Un beso muy fuerte. Disfrútalo muchísimo, guapa. Guapa estás. Guapa eres.

lunes, 19 de abril de 2010

La niña, la perra y el ángel


Juega la niña canturreando. Entretenida siempre, no se aburre ni un rato. Solo de vez en cuando cae agotada y se queda dormida en un rincón, apoyada en la perra que suele estar soñando que persigue a un gato. Por eso mueve las patas y gruñe bajito.

El ángel está en guardia tanto cuando descansa la niña como cuando está ocupada. Hay incluso más peligros cuando está despierta y activa. Es entonces más frágil. Cuanto más explora la niña, cuántas más historias inventa con las muñecas, arriba y abajo, cambiando lo que dicen y lo que hacen -“ahora eres...”, “y entonces...”, “y vino alguien”, “y luego pasó esto”,“y entonces ella le contestó algo…" hasta "fin de la historia” y carpetazo- entusiasmada, absorta y dedicada, mucho más vulnerable se hace. Y el ángel lo sabe. Por eso levanta un muro invisible de protección blanca. Dentro queda el espacio de juego privado concentrado o disperso, de caminos estrechos o lagos amplios, rincones oscuros y algunos días muy claros. El resto siempre queda fuera, no debe hacer daño.

Son las seis de la tarde. La perra tiene hambre y ganas de calle. Abre el ángel la puerta del cuarto de juegos y salen los tres.

Es bueno que corra el aire, ir a por la merienda, estar con alguien, reírse un rato, alimentarse de lo que se ve y pasa para luego pensarlo e intentar jugarlo, mover cuerpo, corazón y alma.

Luego otra vez los tres en el cuarto de juegos, solos de nuevo, la niña, la perra y el ángel.

domingo, 18 de abril de 2010

"Solo ellos" (De ausencias y abandonos)


Fui a ver "Solo ellos" (The boys are back) de Scott Hicks, adaptación de la novela de Simon Carr y con Clive Owen de protagonista. La película está hecha sobre lo siguiente. Un periodista de deportes de origen inglés instalado en Australia casado en segundas nupcias y con un hijo de 8 años se queda viudo casi de repente. Tiene otro hijo de unos 16 años, del primer matrimonio, que vive en Inglaterra. También están los suegros, la madre y el padre de su mujer australiana, hay una mujer divorciada y madre de una niña del colegio de su hijo pequeño, y, casi al final, sale su ex mujer, la madre del chico adolescente. De fondo una casa en el campo australiano, todo seco, el mar muy cerca, la ciudad con sus rascacielos y el periódico para el que él trabaja, y, un poco más lejos, Inglaterra. Y la mujer que ha muerto, de vez en cuando presente: una mujer a la que un hombre quiere no desaparece aunque desaparezca. Este es el hilo para una historia excelente sobre ausencias y abandonos y con la paternidad en medio.

La muerte es una ausencia que deja un hueco y se puede vivir así, como un espacio triste que ya nadie ocupa, una soledad nueva, desconocida hasta el momento. El abandono sin embargo es más que una ausencia: es la sensación de que te han dejado atrás, tirado o tirada, mezcla a veces de rabia, traición y culpa, otra forma adicional de pena. La soledad tiene grados, colores y matices diferentes, como lo tiene la tristeza, y no es lo mismo quien nunca tuvo un compañero, una soledad ya natural, que quien lo pierde porque se va y no vuelve o porque se le muere. También pasa que la muerte puede sentirse a veces como un abandono, no es sólo el hueco que él o ella dejan, es una traición que no sabes a quién achacar. Un niño puede vivir la muerte de un modo supuestamente natural, en apariencia mejor que un adulto, que el marido, que literalmente no puede con ello. Pero detrás un niño puede tener también ese sentimiento de abandono y, sobre todo, el temor a que eso pueda suceder de nuevo, y él ahí, solito, sin nadie que le quiera y le atienda.
El divorcio hoy genera nuevas familias. Pero también a veces deja atrás personas que se están haciendo. El caso es que cuando un hombre forma una familia nueva puede provocar en el hijo que deja atrás un modo de durísima ausencia que se puede vivir como abandono, también como una gran traición o culpa. No es una muerte, claro, pero es un hueco sentido por un niño o por un adolescente, una sombra triste que a veces, como la muerte, parece encajarse por fuera. O quizá es eso lo que a algunos adultos les gustaría que fuera y por ese se obvia, se minimiza o se mira hacia otro lado sin ser muy conscientes. "No escuchas, tú nunca escuchas" dice el chico de 16 años a su padre intentándole explicarle lo que pasa.

Tres abandonos o ausencias diferentes, quizá más, se mezclan en “Ellos solos”: un hombre que no sabe por dónde tirar, donde lo de menos es cómo está la casa, una pocilga, o que un pollo se descongele en la bañera, “tengo a gente con la compartir cosas, pero no tengo a nadie con quien compartir nada”, qué bien se entiende eso; un niño pequeño sin madre que te da muchísima pena; un adolescente que busca a su padre y alguna respuesta, desplazado antes y desplazado de nuevo, un corrimiento de tierras constante puede ser la vida a edades demasiado tempranas, cuando se está creciendo. Y la vecina rubia que quiere ser algo más que un simple parche doméstico o de otro tipo, y la ex mujer, también rubia, intentando que la vida crezca, y la abuela y el abuelo, que además de vino hacen lo que pueden, bien unas veces, otras, como es natural, con resquemor o errores porque nadie es perfecto. Todo entre el sol y la sequedad de Australia y un breve viaje al cielo encapotado de Inglaterra donde hay unos colegios privados excelentes, fríos y distantes. Allí meten a los niños. A distancia todo puede sentirse a veces menos, depende.

Y la mujer, en diálogo con él, hasta esa escena final del armario de la ropa, y aquel vestido negro de ella que él descuelga y vuelve a colgar de nuevo.


viernes, 16 de abril de 2010

El aula siempre


Compensa. Se pasa bien y mal, especialmente si las clases son nuevas. Si te estrenas en algo, la inseguridad siempre está presente, no es lo mismo saber algo que enseñarlo, mucho menos en otra lengua. Pero es de las actividades más gratificantes. También de las más agotadoras que yo hago. Supongo que depende de cómo se lo tome una o de otros mil aspectos.

Los alumnos son siempre un mundo diferente, cada clase es un microcosmos, si tienes la oportunidad de que sean varios días, no dos, como doy a veces, 7 horas uno y 7 horas el siguiente, que no da tiempo a casi nada. Pero esos módulos que se prolongan un poco en el tiempo, dos horas durante dos semanas o tres. Me gusta también lo del e-learning, en moodle, que me tiene fascinada, estoy aprendiendo, pero prefiero las clases presenciales o una combinación al menos, blended lo llaman.

Yo necesito el aula, soy consciente. La necesito. Me da muchísimo, mucho más de lo que doy en ella. Cuando pasa el tiempo sin dar clases no me encuentro, estoy de mal humor, quizá es el contacto humano o esa pequeña comunidad que se forma donde te ríes y aprendes. Y también me gusta como alumna, por eso intento siempre poder ir a clases al menos 2 semanas al año, no perder la comba de la formación, una inversión de tiempo, esfuerzo y dinero que siempre compensa.

El aula siempre.

domingo, 11 de abril de 2010

Gorriones al sol de la primavera



Domingo en Madrid, hace buen tiempo, raro en esta ciudad una temperatura tan buena. Solemos pasar del frío a un calor duro con pocos respiros en medio. Pero estamos en pascua florida y hoy es uno de esos insólitos días de suave primavera.

No hay dinero, y sin embargo el sol es gratis, como muchos parques, como el Caixa Forum y otras salas de exposiciones o las mismas calles llenas de gente (todavía no hay que pagar por pasear en ellas).

En días como hoy se ve mejor lo que hay si miras fuera: emigrantes agotados de la semana entera que salen con carritos y niños a darse una vuelta; personas en paro, él y ella, que no compran ni pipas a la kioskera; mujeres solas y ancianos que quieren contar su vida o sus penas, a veces ambas, a quien se pare un momento; un síndrome de down sonríe a su madre que tira de él andando por la acera.

Al vuelo una conversación en ese bar de mala muerte con un tufo de calamares y aceite... "Hace 30 años que me lo diagnosticaron... (...) y echo tanto de menos la compañía femenina el fin de semana..." Un hablar y un andar muy lentos, la mirada perdida y ausente, y entre esas palabras que tan despacio suelta una observación certera, sentido del humor, melancolía, inteligencia, bondad, delicadeza, y, de vez en cuando, un poco de mala leche. La humanidad de nuevo aquí entera.

La humanidad siempre entera, pobre, herida o doliente, y por eso más entera.

En mitad del ruido de Atocha, la Cuesta Moyano de frente, el Reina Sofía más abajo y un autobús que no llega, hay tiempo para contemplar a los gorriones, a tantos como cobija Madrid, Villa y Corte, o lo que sea.

Pequeños y mínimos, invisibles a veces, muchos gorriones piando al sol de esta primavera.

miércoles, 7 de abril de 2010

Agradecimiento




Hace ya casi un año Javier Sánchez Menéndez, a quien no conocía de nada, me dijo que quería publicar 50 entradas del blog "Máster en nubes". Me hizo mucha ilusión, la verdad.

Quiero agradecer a Javier la oportunidad que me ha dado. Tengo una alegría muy grande compatible con una vergüenza espantosa: yo primero me lanzo, y luego siento miedo. Así son las cosas.

La edición es preciosa. Estaba en muy buenas manos. Es el libro número 3 de la colección Álogos de la Editorial La isla de Siltolá. Qué gusto estar en tan buena compañía editorial y de colección, así una va a todas partes.

Por cierto, siguiendo con el apartado de la edición, tengo que dar las gracias a quienes han maquetado y corregido pruebas. Sí, es posible y demostrable: se puede meter la pata 200 veces en un mismo párrafo con comas, puntos, espacios, faltas ortográficas y gramaticales. Y, encima, escribo muy largo. Mis disculpas. Sé que debo un buen vino, o varios, a alguien.

Gracias también para Ouka Leele, que ha hecho un prólogo muy generoso y amable al libro. Es una excelente fotógrafa y artista y una mejor persona.

Por último, pero desde luego que de ninguna manera en importancia, también gracias a todos los que, desde el 24 de Septiembre de 2008, hoy ya con más de 500 entradas publicadas, leen alguna vez lo que escribo, comentan en su caso, y me animan. A muchos ya les conozco de cara, a otros ya se andará. Dar las gracias se hace siempre mejor de modo personal, me parece.

Me encanta escribir, soy una entusiasta y le estoy echando muchas horas y ganas, aprendiendo cada día. He titulado este libro "Fernanda, las magnolias y el rey mago" porque es una de las entradas que más quiero. Pero contiene un poco de todo (incluso algunas entradas cortas, increíble pero cierto) agrupadas con nombres de nubes según sean viajes, cine o lecturas, reflexiones (por llamarlas algo), ficción y otras variaciones.

De nuevo mi agradecimiento a Javier y a todos. Estoy muy ilusionada.