Se presenta el lunes 14 de diciembre, a las 8 de la tarde, en el Salón Almirante de los Reales Alcázares de Sevilla, el libro "Sevilla, ciudad eterna" con textos de Paco Robles y fotos de Antonio del Junco, publicado por Editorial Almuzara. El libro es una maravilla. Pude verlo con detenimiento el pasado jueves en casa de Antonio, Toi para los amigos, y leer algunos textos, no todos, claro. Hubiera estado feo dejar a Marga, su mujer, a Toi, y a otro amigo, con el aperitivo a la mitad y con la palabra en la boca.
Hace ya meses que Antonio nos enseñó las fotos que iba haciendo y nos quedamos impresionados. Se lo estaba currando pero bien, el libro tiene más de 500 fotos. Vaya por delante que de fotografía no entiendo mucho, pero me parece a mí que los buenos fotógrafos tienen, además de técnica, un estilo propio que varían, claro, en función de lo que tienen que hacer, pero con un alma detrás que la ponen a hablar con aquello o a quien fotografían. Se ponen a su lado en conversación, a veces hasta en silencio, simplemente estando, ese es el estilo, creo yo. Antonio, vean su página web y entenderán por qué lo digo, tiene un alma generosa, curiosa, delicada, sonriente, amable y divertida, también muy pasional, que vuelca en su trabajo para gozo de quienes lo disfrutamos, sea cuando fotografía ciudades, personas o hasta cables de electricidad, me da igual.
Las fotos de Antonio para "Sevilla, ciudad eterna" eran espléndidas, con profundidad, con contrastes, captando eso que tan importante es en todo como las sombras, ese otro rastro de la luz, la misma luz casi; luz primero y luego oscuridad, o ambas al mismo tiempo, casi mejor, se ve más. Incluso en esa luz cegadora de Sevilla hay sitio para el hueco o el rincón donde se esconde lo negro. Al final resulta que la fotografía creo yo que es como la literatura, que muestra, pero también que esconde. Y en ese juego de mostrar y esconder está el arte. El fotógrafo, como el escritor, necesita saber mucho más de lo que enseña. Con tino, tiento, ¿temple?, con técnica desde luego, por experiencia también, es capaz de hacer elipsis, silencio, algo tan importante como decir, hablar, mostrar. Todo eso y en una ciudad tan de enamorar como es Sevilla lo ha hecho Antonio. Creo que hay que ser excelente, como es él, para no dejarse arrebatar por la foto fácil, o el tópico, tan a mano siempre, y ampliar la mirada y, con la suya, la nuestra. O sea, no dejarse llevar por la palabrería hasta en imágenes, lo cursi -tan fácil, por Dios-, o lo habitual en fotografías que son simplemente bonitas. No es el caso, aquí hay otra cosa, hay mucho más.
Paco Robles, al que he leído pero al que no conozco, muestra en sus textos algo igual. Los que no somos sevillanos ni vivimos en Sevilla -qué le vamos a hacer- la miramos a veces con una mezcla de envidia y de atracción como a otras ciudades hermosas. Sevilla es como esas mujeres guapas, es de las de parar la circulación. Una mujer guapa se puede quedar mirándose en el espejo, con embeleso, un poco más de la cuenta, ensimismada: "Ay qué ver qué guapa soy, por Dios". Es lo normal, lo natural, se entiende y hasta se le perdona. Pero también es lo natural que quiera salir a la calle bien arreglada o casi sin arreglar. En la calle, abriéndose, está la vida, no mirándose a un espejo, absorta en la propia belleza, en una misma. Y cuando sale fuera una mujer o una ciudad es entonces cuando tiene más matices, más rincones, más detrás, por dentro también, más que esa imagen que le devuelve el espejo ahí donde se encierra la ciudad o la encierran a veces, no sé bien. Cuando se deja mirar, cuando no está sobre sí misma, es cuando se descubre que no es solo una mujer guapa, es inteligente además y tiene más vueltas, muchas más.
Paco Robles ha escrito sobre esa complejidad sevillana que no es tan evidente a un primer vistazo. Hace falta que te gusten mucho las mujeres o las ciudades, esa mujer o esa ciudad, para no caer en el tópico que, con permiso, en Sevilla está tirado. Pasa con muchas ciudades, pero con Sevilla más.
Paco muestra junto a las fotos de Toi: la profundidad. A mí esto me parece importante. Se puede escribir de algo con profundidad y a la vez ligero, como lo hace él y como lo hace Toi con las imágenes, sin avasallar, sin ser pelmazo, jugando algo con quienes leemos y miramos, tanto al escribir como al fotografiar. Más allá de la superficie atractiva fotografiada mil veces, sobre la que se ha escrito tanto también, hay muchos pliegues, recovecos, contradicciones, roces, sí pero no, no pero sí, algo que habla por sí solo o calla. Eso es la profundidad de Sevilla que no está reñida con la alegría ni con la ligereza. Una ciudad que se precie no puede ser superficial, como a veces se la muestra desgraciadamente, o lineal. Y Sevilla creo que es todo menos lineal.
El libro me ha gustado mucho, yo lo voy a regalar estas fiestas, y uno, si Dios quiere, me lo quedaré. Si Vdes. pueden ir a la presentación que hará Carlos Amigo, Cardenal Emérito, vayan. Si no pueden, como yo, que mira que es mala pata, pues nada. Yo lo escribo por quien pueda ir, porque vale la pena.
Aurora, querida, gracias, gracias, gracias.
ResponderEliminarTodavía, a esta temprana hora, ando escribiendo el discurso que tendré que pronunciar ante tantísimos y principales seres humanos. No sé cómo va a quedar todo, lo que sí sé es que si pudiera me iría a Madrid a pasar unos días contigo para quitarme de enmedio y ahorrarme la tarde-noche intensísima que se me está viniendo encima.
Toi, de nada porque es nada esto. Soy una aficionada nada más, en general a casi todo, a tus fotos también, a tu ciudad. Y lo vas a hacer fenomenal esta tarde, aunque entiendo que quieras huir en ese momento. Venga, que va a salir fenomenal, y Madrid y mi casa la tenéis para un fin de semana u lo que sea, os espero tras las Navidades. Un abrazo
ResponderEliminarUfssssss, que ganas y que pena de oportunidad, entre otras cosas, no conozco Sevilla, lo cual constiuye casi, un pecado mortal.
ResponderEliminarPimentel, NY está un poquito lejos del bolsillo, pero Sevilla ..... ¿qué?
Un viaje a Sevilla es como un viaje a Roma o como unos días en Florencia.
ResponderEliminarPuedes llegar, romper el plano de la ciudad y sumergirte en el Renacimiento, en el Barroco o en el barrio de Triana de la forma más promíscua posible, cuerpo a cuerpo.
De Antonio sólo puedo decir que su forma de trabajar es análoga a la de Michelángelo Buonnorati.
Eclosiona la luz contra la contundencia.
Retuerce la trama hasta conseguir que gima.
Capta la esencia de los instantes eternos.
Y encima se lo pasa bien el jodío.
Curra mucho, sí.
Pero los resultados tienen la frescura de la sombra de un patio andaluz, donde el agua ríe.
Sus mecenas tienen suerte si lo contratan.
Y se sienten como el papa Julio II, cuando encargó a Michelángelo el techo de la Sixtina.
Se sienten de puta madre.
Schiquilla...¡pedasso de texto que tas currao!
ResponderEliminarSeguro que el libro quita el sentío, como la misma Sevilla.
¡Tela!
No digo más ná.
Aurora, guapa... me has dejado con las ganas de ese libro. Ahí está tu capacidad de persuasión.
ResponderEliminarY a Toi,¡¡¡enhorabuena!!!.
Un saludo a los dos.
El libro, sin duda, tiene que ser excepcional. Una delicia. Paco Robles, hoy en la radio, lo ha calificado como "criatura" porque dice que pesa cuatro kilos y doscientos gramos. Ha alabado, Robles, la calidad de la fotografía, se ha emocionado hablando de ello.
ResponderEliminarUn besito.
Sarracena, cuando quieras, me vino ayer a la cabeza eso de las películas yanquis "preside el honorable juez XXX" ¿Por qué en las pelis el juez es casi siempre negro ehhhhh? por favor ;-)
ResponderEliminarDiego, me acuerdo de su foto en tu casa, y del baile, claro. Un abrazo.
Javier, una vez que ya nos hemos visto las caras -y compartido mesa y mantel, anda que no nos cebaron- ya sé que tienes la misma guasa en persona que en tu blog.
Sunsi, ya sabes, trabajar en comunicación ayuda, pero luego sobre todo el cariño y mi admiración por él y por su trabajo. Un abrazo.
Juanma, y los textos de Robles son estupendos también, me gusta mucho cómo escribe, cómo dice las cosas, había leído algo antes pero poco, el libro es bueno (pero pesa, sí...;-) Un abrazo, te mando eso esta semana, es que estoy hasta las trancas de trabajo y no he tenido tiempo.