Pausa, silencio, dormir lo escrito un tiempo, luego revisión de las 100 páginas que llevo.
Limpiar un poco todo otra vez, venga el aspirador, el paño del polvo, un poco de orden y concierto en las formas y en el argumento.
Para empezar, sobran la mitad de las palabras, muchos adjetivos, algunos verbos, un par de sujetos que podían quedar elípticos y casi todos los "todos", muchos "siempre", "sin embargos" y "peros".
Para seguir, vete al grano, pelmaza, que te entretienes hasta con el viento.
Despégate más, desenamorate de Diego, también de Jacobo, de Pablo, de todos, todos más lejos.
Frío, frío, frío, déjalo todo más frío. Será más cálido luego, llegará, si es el caso, mejor, más por dentro.
Cuenta esa historia, sólo esa.
Que pese el silencio sobre eso otro, que caiga un velo despacio, el tacto de la seda en el aire, así, suave y nada.
No es por miedo, no tengas ninguna duda ahí: tú no tienes miedo ni al vivir ni al escribir, nunca. Contigo no va ni fue nunca el miedo. Ni tampoco la prudencia, eso desde luego que no, no es tampoco eso.
Nada, una tenue luz, penumbra, una música que se va porque tú quieres que se vaya, porque te niegas a contar esta vez, en este momento.
Aunque podrías, y ya lo has hecho, porque lo tienes escrito y es de lo mejor que tienes, bien lo sabes, por el tono, por el contenido. Como sabes también que se morirían al leerlo de risa unos, de pena otros, de ambas cosas muchos, o pensarían quizás algunos otros, o no, resultaría totalmente indiferente, o haría daño quizás, o incluso hasta algún bien, da igual, y te leerían muchísimo más o, también, muchos menos, vaya Vd. a saber.
Pero tú simplemente no quieres. Es así, simplemente no quiero.
No es que le des un papel pequeño de sólo 8 páginas en 100, es que lo vas a dejar fuera.
Entero, todo fuera.
Déjalo fuera de juego.
Silencio. Pesará más así, sólo así lo puedes contar de verdad. Así es como lo cuentas, sólo así en este momento.
Estás contando una pequeña y tonta historia, una, nada más y ni siquiera en esta historia va a estar.
Aunque como simple testigo que fuiste, que sigues siendo, nunca como protagonista, lo hayas visto y lo cuentes en ficción como lo has visto, o mejor dicho, como lo ve sólo un personaje, nada más
Es lo que nos queda, la visión personal, es lo único que realmente tenemos: cómo ve alguien algo, como lo vio, cuando ni siquiera estuvo directamente viviéndolo, cuando no fue él ni ella tampoco. Cuando estuvimos, sí, pero lejos. Y vimos algo. Lo vimos. Yo sé lo que vi, y se lo que vieron, lo que algunos han vivido. Lo sé y lo podría contar tal y como lo ve alguien que ni siquiera existe.
Es lo que único que tenemos: una visión pequeña, propia, una puñetera voz de niña, una mirada sobre algo, siempre parcial. Eso es una novela, nada más.
Pero ni eso al final.
No. Y no. Y no.
Nada, fuera de juego. Fuera de juego. Lo dejas fuera de juego.
Sé lista, boba
sé nove-lista,
¿no ves, lista?
No-ve-lista,
Mira que te gusta jugar con las palabras, no tienes remedio.
Es eso, jugar, porque te gusta jugar, todo eso tan pequeño estará fuera de juego.
No por miedo, no por prudencia, no por compasión. Ni siquiera por el cariño que tengo a tantas personas. Tampoco por simple inteligencia o listeza que no tengo, bien lo sé.
Simplemente porque yo sí juego. Quiero jugar.
Y voy a jugar de verdad.
Escribiendo.
Sólo escribiendo una historia.
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No ver nada de repente, absolutamente nada, no saber para dónde iluminar, ni dónde ocultar, ni qué camino tomar, cuál dejar de lado, perdido en el tiempo.
No saber qué narices hacer.
Dudas, dudas, dudas, dudas.
En fin, mañana será otro día.
Voy a darme un paseo.
Jacobo es un poco blandito ...................................................................
ResponderEliminarDiego es un poco adúltero ...................................................................
Sí, sobran adjetivos.
Tal vez ........... mejor la semana que viene.............................................
Si no opinión, decidlo................................. y me callo
Airéate , Aurora. Pero siempre lleva papel y boli en el bolsillo.
ResponderEliminarBesos... pronto nos vemos
Toda una lección para escritores, lo difícil que es tirar parte de lo que ya está sobre el papel o el ordenador.
ResponderEliminarÁnimo
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSeguro que el paseo te despejó y volviste con ganas de jugar, bonitos juegos de palabras los que haces, buena partida la que estás jugando con tu novela. Ánimo. Besos
ResponderEliminar(eliminé la entrada, porque no sé qué hice que me comí los acentos, será que es la hora de cenar, jaja)
Ánimo.
ResponderEliminarE incluso besos, Aurora.
Descansa y sigue.
ResponderEliminarLimpia, limpia y guardate lo que no quieras contar.
Me das una envidiaaaaaa...
Disfruta de lo que cuentas y de lo que guardas.
Lolo.
Pues el caso es que me gusta "cuando sueltas lo que sueltas. y me parece que no le has dado muchas vueltas".
ResponderEliminarY también me gusta cuando "tecleas a tal velocidad que el viento dejas atrás".
Sobre todo me gusta cuando te leo "lo que tú pardillo no sabes que tres o cuatro veces he retocado".
Será porque me lo creo.
Lo que te leo.
(Ya me has pegao lo de jugar con las pala abras)
Que alarde de sensatez y autocrítica, es fantástico leer tus "cogitaciones" tan sinceras, tengo amigos /as escritores que me cuentan que aquello que se escribe tiene que ser muy revisado para que parezca escrito de un solo impulso y tan espontáneo y fresco como una flor del bosque.
ResponderEliminarLos secretos insondables de la comunicación con el lector dan quebraderos de cabeza, pero vale la pena la "poda" de los textos, para que el ritmo y la personalidad de los personajes que aparecen, no queden diluidos en un marasmo retórico innecesario. Muy complejo este mundo de la narración, ánimos Aurora que cuando hay madera se nota siempre, y tu la tienes de sobra...
Un abrazo.