Ayer hablé largo y tendido con un reciente amigo. Estábamos de acuerdo en que toda amistad, cada cariño, piden un espacio, una distancia distinta, su propio tiempo, su ritmo. Pero, además, ese espacio y tiempo, el ritmo, también evolucionan, cambian, al inicio, en la maduración, o en lo recovecos de la vida que son muchos, en todos sus giros.
Y no pasa nada, todo está bien, desde la frecuente conversación y el verse todas las semanas, hasta esas amistades de menor frecuencia de trato pero de saberse ahí, como una música de fondo en tono bajo que puede luego pasar a un volumen más alto.
¿Como averiguar cuál es la distancia adecuada, el tempo justo, el ritmo, de cada vez, con cada uno? ¿Cómo acertar? No por acertar en sí, que da igual, -tan importante es acertar como equivocarse- sino por hacer la vida mejor al otro, la tuya también.
Ambos acordamos que lo mejor era fluir, dejarse llevar, sin acelerar nada, tambien sin ralentizar si, con naturalidad las cosas salían o se ponían de un color o de otro, adquirían un tono distinto de un día para otro, o, quizás al contrario, después de un tiempo, primero rosa, luego más amarillo, o primero allegro ma non troppo, y luego un movimiento mucho más vivaz. ¿Y qué? Todo está bien. Incluso los encontronazos, los roces, eso ajustes hasta dar con el ritmo, con la distancia adecuada, o cambiarlo cuando es menester para que ambas personas estén cómodas.
Nada es blanco ni negro completamente. De 0 a 100 hay muchos números, todos estupendos. Puedes estar en el 22 y en el color amarillo limón de alguien a quien ves de pascuas a ramos y tener una amistad estupenda y muy gratificante, o en el 88 y en el verde agua de un hablarse día sí día no y ser igualmente agradable.
Creíamos los dos que hay aspirar a estar en el momento y vivirlo con plenitud, sea cual sea éste.
Cada vez que uno mira a alguien es un milagro. Si le mira de verdad.
En una mirada, en su recuerdo, en una llamada, en un abrazo, en un beso, en un fin de semana juntos, o en una simple correspondencia epistolar está todo, hay ya mucho.
Todo y ya, y siempre.
Creo cada vez más que el espacio es fundamental, el interior sobre todo, el exterior también, pero antes el de dentro, ahí es donde se encuentra la medida de la distancia, del tiempo.
Todo está en la cabeza y en la yema de los dedos, en la retina, en el oído. En el corazón.
Mantener las distancias y hasta mecerlas, como el tiempo, no agobiar jamás. Y, a la vez, si te nace, tener una mayor presencia en la vida de una amiga, de un amigo, si fluye natural estar más cercana, no dejar pasar la ocasión.
No es un tema de contención ningún tipo de cariño, creo, sino de finura de alma, de querer al otro de verdad, con lo que él es y quiere, con lo que se encuentra cómodo y quiere. Y con la misma naturalidad desaparecer cuando hay hay que desaparecer por días, temporadas, por momentos en que notas que es mejor no estar.
Hay como una intuición que hay que escuchar, un sexto sentido, distinto a menudo de lo que puede ser tu deseo que es la cosa más engañosa que puede haber. Frecuentemente lo utilizamos de coartada, de tapadera, para empujar al otro aunque sea levemente, para interpretarle a nuestro antojo, como quisiéramos que fuera, cuando deseamos que lo que quiera sea acorde a nuestro deseo.
Por eso el deseo es engañoso, no en sí, que siempre es real, sino cuando interpreta al otro o lo manipula, o peor, lo dibuja no como es sino como quisiéramos que fuera.
La intuición cuando es de verdad nos dice qué quiere el otro, qué necesita, cómo está más cómodo, qué pide, espera o simplemente cómo está, cómo es su respiración.
Ese instinto nos habla en voz baja al oído, tiene un tacto suave, se escucha en silencio, tras las palabras y la presencia del otro, o incluso en su ausencia.
Escuchar esa voz que nos habla sobre el otro, sumado a escuchar la nuestra, que también es importante, el ritmo de la propia respiración, tu propio momento, reconocer dónde estás, aunque no puedas poner nombre a ese lugar, dibuja los borrosos contornos de ese fluir del cariño entre dos, sea cual sea ese cariño, mucho más a menudo que sentarse a hablar que puede servir de poco o nada. Al hablar a veces sigues escuchándote a ti misma, no al otro, es complicado poner nombres a las cosas, a lo que sientes, es mejor dejar hablar algo que no es nuestra voz.
Cada vez creo menos en lo que nos decimos y confío más en la intuición, en el olor.
¿Notas que alguien quiere verte? Llamo y quedamos.
¿Sientes que esa persona está ya ahora bien acompañada, no necesita más gente? La piensas en la distancia y esperas, ya habrá momento si lo hay, si no, santa paz.
¿Te apetece escribirla y contarla tonterías? Lo hago, somos ya muy mayores para pensar qué pensará, con el oído puesto una sabe cuando sobra, creo.
Siempre hay una música suave que se escucha de fondo, y hay que bailar a su ritmo, sin más.
Sea la que sea suele ser buena y se puede disfrutar mucho.
Samba o sonata, en rojo o en azul, a 50 km hora o en la quinta marcha. Da igual.
Poéticas estamos....
ResponderEliminarGenial, si eres intuitiva.
Genial, si el resto también intuye.
Genial, si tenemos parecida idea de la intuición.
Genial, si esperamos cosas parecidas.
Genial, si el ritmo se acompasa.
Genial............
En otro caso, pues eso, a volver a empezar .......
Con Dios, hedbanna.
Vaya lección de saber hacer, de ritmos adaptables, de sexto sentido, de dejar hablar algo que no es nuetra voz.
ResponderEliminarUn breve compendio muy exacto de la dinámica de la relación bien entendida, con sus tempos musicales: allegro ma non troppo, vivace etc.
Aurora es un placer leerte tienes unas ideas muy claras y vale la pena que las expongas con esta naturalidad tan tuya.
Un abrazo.
Mi sabia y ponderada Máster, Maestra.
ResponderEliminarEnhorabuena, y gracias.
Que tengamos todos esa intuición, ese olfato, sí, justo, eso es, olfato para oler. La intuición pertenece a "la nariz"
Quiero, para mí y para todos, una nariz sabia.
Bonita entrada, me ha hecho pensar mucho. A mí muchas veces me ha costado saber jugar con los tiempos: ansiedad, necesidad de cariño, impaciencia .... siempre he tenido que luchar contra ellos para saber manejar una amistad. Los años, la experiencia enseñan, por supuesto.
ResponderEliminarY me ha gustado mucho eso de fiarte más delo "olor" que de lo que escuchas...
Leo esta entrada y sé que ya la había leído, aunque no la hubieses escrito.
ResponderEliminarLo que dices es lo que haces.
Y eso es muy, muy difícil de ver.
Besos, Aurora.
Seguiremos dieciochescas este verano, a mí me encanta;-)
Espacio, tiempo, ritmo... y atinar dar con los metros adecuados para todos, saber calcular las horas y la intensidad.
ResponderEliminarParece fácil tal cual lo expones, como un fluido que fluye con tus palabras mientras las desgranas... Precioso fluido de palabras, imágenes, sensaciones... Sabio fluido... Aurora. Pero qué complejo es a veces. Es que el ser humano es complejo. A veces por sí mismo , otras por sus circunstancias. Y , de momento, hablamos de uno. Si añadimos una segunda persona, el compás es más difícil de acompasar. Son dos espacios, dos tiempos y dos ritmos.
Llevas toda la razón cuado mencionas el olfato... Pero a veces el olfato puede estar saturado porque antes hemos olido un perfume demasiado intenso. También por esa vía a veces no acertamos.
Ojalá, Aurora. Ojalá todas y cada una de de las voces que fluyen en tu post pudieran aplicarse con tanto acierto.
Un beso, Máster
Hace poco comí contigo.
ResponderEliminarTe lo noté en la mirada.
Se supone que nos escuchábamos, pero sentí más tu mirada contempladora, que las frases que dijimos. Me sentí agusto.
...
Hace más poco cenamos con una parejilla. Volví a percibir tu irar pausado.
...
Cuando se te olvidan las palabras y se te quedan los mirares, es cuando de verdad siento que me comunico.
Contigo me pasa.
...
Con el móvil fatal.
Con los mirares, bien, muy bien.
...
Mira que amo las palabras,
Pero hay veces que las superan los silencios compartidos.
...
Por eso no sé darle nombre a esos mirares.
¿Intensidad?, ¿naturalidad?,¿magia?.
Mirada transparente. Quizás.
Soltura. A lo mejor.
Inteligencia emotiva. Seguro.
Digamos que no sé definirlo.
Supongo que es una transpiración o una inspiración.
O las dos a la vez.
Sí.
ResponderEliminarNo es fácil, pero sí.
Espacio, tiempo y ritmo.
Cuando hay verdad entre dos es muy bonito esperar.
Creo mucho en dejar fluir; las prisas, el deseo, el querer estar, no ayudan. Aunque a veces el impulso de acercarse es una agradable sorpresa.
"Acertar o equivocarse, da igual; hacer mejor la vida al otro, la tuya también"
Qué miedo a veces a equivocarnos, ¿por qué?
Al final, comprender a los demás, ponerse en su piel; sin dejar de quererse, de ser uno, de estar y vivir mejor.
Para comprender a los demás hay que ser muy intuitivo, o mirar muy despacio o que suceda el milagro. Cuando pasa, y "te reconoces en el otro" es cuando hay que empezar a navegar, y no importa confundirse.
Lo explicas tan bien; generosidad, corazón, intensidad y levedad a la vez.
Master, hoy has elegido una entrada profunda como nada lo es. Y es que nada nos puede importar más que la esencia de esa cercanía llamada amistad.
ResponderEliminarSin amigos, la vida sería muy difícil. Y no hacen falta muchos, simplemente con uno, con uno solo... el mundo ya es mejor, más fácil y cercano.
Yo creo que la amistad es un juego de espejos. Miras al otro y te ves, el otro te mira, y se ve...
... hay un algo que es lo mismo para ambas personas. Y aunque pases mucho tiempo sin ver a tu amigo, al encontrarlo, ahí estáese no sé qué... el espejo.
Es eso que tan bien has descrito, esa fluidez hecha de espontaneidad, naturalidad, y que no sabe de tiempos, ni de ritmos, ni de ausencias, ni de celos ni de espacios. La amistad tiene esa esencia de infinitud. La esencia de lo que permanece.
Si una vez tuviste la suerte de encontrar el espejo... sabes que no se romperá jamás.
La amistad es capaz de superar batallas inimaginables.
Pepa, el tema es seguir a la intuición que todos tenemos, el "problema" es cuando no la sigues, creo.
ResponderEliminarMontse, aclaro que una cosa es ver las cosas... y otra hacer lo que se ve que cuesta más. De encontronazos y ajustes hasta encontrar el ritmo y a veces sin encontrarlo habría mucho más que contar, la verdad. Se mete la pata mucho y con mucha frecuencia por no escuchar, yo por lo menos.
Suso, en eso estamos los dos ;-) ¿no? Gracias por todo, de verdad. Confiemos en el olfato y en la corriente de agua, en el río que nos lleva más lento o más rápido, qué gustito el agua hoy ¿no?
Modestino, me pasa igual y de continuo. Por no escuchar al otro y no escucharme meto la pata hasta el corvejón, así es la vida. Pero en fin, de equivocaciones se supone que aprendemos también ¿no?
Olga, quizás es lo que hago contigo pero no con todo el mundo y ahí están meteduras de pata de órdago a la grande. En fin, se aprende con todo. Y sí, seguimos, Madame Olga, con nuestra correspondencia que me río mucho, y pienso también. Un beso.
Sunsi, ojalá sepa yo, ojalá sepa cuándo hace falta llamar y cuando das la vara, cuándo hay que escribir y cuándo no...
Driver, gracias, pero tengo la maleta llena de errores por no escuchar la intuición, por imponer un ritmo o lo que yo querría, la verdad. Contigo habré acertado, pero me equivoco todos los días y varias veces. Y en la misma piedra. Así que por una vez que acierte no sabes lo que me alegro.
Lolo, en algunos casos es que más que escuchar al otro o escucharte de verdad lo que quieres (y esperas) es que te montas una historia, es el afán fabulador... que más vale echar escribiendo cuentos que en la propia vida, creo. Un abrazo y me encanta que vengas y que nos escribamos también.
Ana, después del chiste mal contado de ayer ;-)... que conste que esto que escribo va por la amistad y va por todas las variaciones amorosas al uso y al no uso ;-). El ritmo es importante en todo, en la familia también, y no te cuento de la distancia necesaria entre parientes porque no habría páginas ... Amistad, familia, relaciones amorosas, de todo es este especio, tiempo y ritmo, creo.
Gracias a todos por venir, a por el arroz caldoso que acabo de hacer... me muero de hambre ...
Querida Aurora. Ahora igual estás saboreando el arroz caldoso. Yo me lo comeré con salsa de tomate en cuanto acabe de comentar.
ResponderEliminarEl ojalá (curioso... nos viene de los ocho siglos que tuvimos a los árabes: ¡Oh Ahlah!)... poco a poco, con pausa, se convierte en realidad. Entre tanteo y tanteo, acercamientos y retrocesos... atinamos. Ya lo creo. Estoy segura. No sé por qué, pero estoy segura. Aunque hay que contar que a veces el olfato no es infalible.
Iba a decir... lo digo... agarramos un cleanex , vaciamos lo que se sobreentiende y volvemos a olfatear a intuir.
Oye... y si se mete la pata se saca. Y quien no entienda que
se puede meter la pata es que no ha dado un paso en su vida. Sólo rompe cosas el que las maneja.
Un beso volando al Boalo
Muy buena entrada, Máster, pero qué difícil eso de seguir la intuición... y esa otra expresión de "dejarse llevar" que no acabo de compartir, quizá porque no la he entendido. La verdad, preocuparse de los amigos está bien, pero afinar tanto, hasta los ritmos y saber cuándo la llamada no molesta... para mí imposible y creo que para la mayoría también, aunque coincido con todos en que ese es el reto: disponer el alma para preocuparnos por las necesidades del de enfrente y olvidarse de las propias.
ResponderEliminarGracias por enriqeucer a la concurrencia.
Saludos
Si algún día llamas a alguien y le molesta... no... no puede ser amigo.
ResponderEliminarOtra cosa es que no pueda ponerse... que se le queme la tortilla... que justo tenga que salir al curro... o se haya caído el enano por las escaleras...
... pero a eso no se le llama molestar.
A eso se le llama:
"... dita sea!!!
...que no hay paz nunca en esta casa!!
Lo que tienen los amigos es que nunca molestan... oye. Siempre atinan.
Sunsi, guapa, tranquila, ;-), que si uno mete la pata no la saca con un blog sino personalmente, como si hay que Ç"pelearse" (es un decir ;-)... no se hace en un blog sino personalmente, yo al menos lo hago así, así que lo que he escrito (y lo que escribo SIEMPRE) no tiene NUNCA un hilo personal de aclarar cosas con nadie, ni de pedir perdón ni de discutir... personalmente hablando, digo, Pero gracias, en cualqueir caso. Lo personal es personal y se aclara en personal, un blog es público y al menos cuando yo escribo jamás trato de mandar mensajes en botella pa'nadie, salvo pa'mi. Si quiero decir algo lo digo a la cara, o por carta o por teléfono ;-)
ResponderEliminarUn beso para Tarraco
Almendrado, muchas gracias por venir y por tu comentario.
ResponderEliminarDejarse llevar es importante, la vida no es solo voluntad y tener la idea clara de dónde vas a ir los próximos 15 minutos o 20 años. Yo por lo menos no vivo así, á eso me refería. Creo que en toda relación hay matices, cambios, estados, tonos, y que hay que esperar a que las cosas fluyan, no imponer ni imponerse ni dejar que te impongan. ¿Has bailado alguna vez? Pues si has bailado sabrás lo que es dejarse llevar (por la música de fondo) y luego por el ritmo de tu compañero, que debe tener en cuenta el tuyo también (y no pisarte ;-) No sé si lo he aclarado...
Te agradezco mucho tu vista y tu comentario pero hay una cosa que no estoy de acuerdo y como soy una jabata y entro en cuanto me citan como un Mihura (miura?) voy a comentarlo ;-)...a ver si me explico bien.
Escuchar al otro es fundamental, pero escucharse -y atenderse incluso diré- a uno lo es igualmente.
Para nada creo que haya que olvidarse de lo que uno, como dices, de una misma, de lo que quiere, necesita o hasta desea. Para nada.
De esos olvidos nacen cosas muy malitas a mi entender. Nacen reproches, nacen machaques, nacen victimismos y nacen... pasar factura más adelante o hacer al otro responsable de una felicidad que, con perdón, nos corresponde a cada uno, no al otro, ni amigo, ni madre, ni amante ni el sursum corda.
Una cosa es afinar el´oído y el olfato para intentar saber qué quiere el otro, su ritmo, su tiempo, la distancia que necesita o la cercanía en la que se encuentra más cómodo... y otra, totalmente distinta, olvidarse de uno, conocerse a uno, saber qué quieres de verdad, cuál es tu ritmo, tiempo, distancia, etc.
Otra cosa es que haya luego que ceder en cosas, por supuesto.
Yo no tengo esa visión de las relaciones, ni en familia, ni con amigos, ni con amores, ni en nada, en nada.
No.
Tener claras las necesidades de una sin imponerlas creo que es el reto y el juego, es un juego, Almemndrado, y es totalmente distinto a olvidarse de las necesidades de una como sugieres, ni de broma.
Pero es que voy más allá, no sólo necesidades, deseos, gustos, aficiones, ponga Vd, zeta. ¿Cesiones? Siempre y en casi toda relación hay cesiones, ¿equilibrios? también. ¿tensiones? casi seguro.
Una cosa es imponerte por la campaña gorda y otra, casi peor, no ser consciente realmente de lo que quieres, de lo que te gusta, de lo que necesitas o, narices, de lo que deseas.
Tú, no lo que te dicen que tienes que necesitar, sentir, querer, etc. quien sea, la sociedad, los demás, tu madre o ... el otro. Que a menudo pasa. ¿Qué quiero yo... ? Porque puede pasar que lo que quieres o necesitas realmente no sea lo que quiere o necesitan otros en tu misma situación. O diferir ligeramente. Y por lo que sea a menudo uno no se oye de verdad, oye lo que "la sociedad", los bien pensantes o los mal pensantes, o lo que sea te dicen que tienes que querer, necesitar, etc.
Tino y olfato para escuchar, ver, oler... al otro, por supuesto. Pero por Dios, tino, olfato y oído también para uno. Y luego para acompasarse, que no es fácil, ya lo sé.
La solución no pasa por olvidarse de uno en ese sentido, de ninguna manera, a mi entender.
Y perdona la extensión, pero no puedo disentir más de esa expresión de "olvidarse de uno" en una relación.
No creo que conlleve nada bueno. Y lo he visto mucho, pero muchísimo como para no saltar.
Un abrazo y perdona.
Una relación no se hace sobre el olvido de uno mismo, ni del otro tampoco, se hace con otros mimbres, creo. O por lo menos yo no la hago así.
Ana, eres muy buena, pero a veces se puede ser amigo y meter la pata y no haber atinado por lo que sea.
ResponderEliminarNo pasa nada, con encontronazos, roces, decepciones o ritmos desacompasados y demás hacemos la amistad, la familia y todo lo demás.
Se puede ser amigo y discutir, no estar acertado, poder hacerlo mejor, haberlo hecho de pena y demás o llamar a destiempo, que no pasa nada. Faltaría más que no nos pudiésemos equivocar o no equivocar, simplemente no darte cuenta de cuando la otra persona necesita espacio o que te calles ;-) Espero por lo que me toca, claro ;-)
Como dice Olga, eres tú. Siempre eres tú.
ResponderEliminarMe ha parecido completa pero:
a) El espacio se debe mantener siempre.
b) El tiempo lo marca el espacio y el ritmo.
c) El ritmo lo marca el tiempo.
Un abrazo.
De acuerdo en las 3, Javier, pero sobre todo en la primera, porque sin espacio no se puede respirar, y sin respirar se muere uno ;-)
ResponderEliminarY perdón a todos por el rollo macabeo y al primero a Almendrado,, joé, perdona, es que entro a trapo como una idiota en cuanto me citan... y sin que me citen, que ya sé que no has citado, solo has mencionado algo que me dispara. Perdón, perdón, perdón. Joe, en este blog yo no iba a pedir perdón personalmente y mira tú...;-)
No he entendido muy bien esto último... creo que me quieres decir eso de que todos nos equivocamos... y sí, es cierto, y todos sacamos la patica unas veces muy avergonzados... otros no tanto... coloradotes sin más.
ResponderEliminarQuería también decirle a Almendrado que me ha gustado lo que decía. Eso de poder disponer el alma para preocuparnos por las necesidades del amigo, que es cuando se nos olvidan las propias... la amistad, para mí, tiene algo de eso, aunque es cierto que yo nunca olvido quien soy. Pero si soy amigo, es porque soy para los ellos. También ellos lo son para mí.
La amistad es un reconocimiento.
Uno no hace amigos, los reconoce. Es algo recíproco.
Gracias por la aclaración, el tema te ha dado para otra entrada. La verdad, no quería ofenderte ni herirte, vamos, hacerte saltar. Lo de conocerse uno a sí mismo, estoy totalmente de acuerdo, ya lo decían los griegos y es fundamental para saber hasta dónde llegas y qué puedes dar. Lo de bailar también, los dos han de ajustar el paso, el ritmo..., pero sigo pensando que si te conoces y amas de verdad y el otro corresponde, sigue el ritmo y los pasos igual que tú, la entrega (amor, amistad, entre otras cosas es entrega) no pasa nada por preocuparte por sus necesidades antes que de las propias. Y lo haces con plena libertad porque eres libre, porque te da la gana,y así no pasa nada porque eres consecuente con esa libertad.
ResponderEliminarPienso que si has saltado y haces referencia a gente que conoces, me da la sensación de que es gente que no ha entendido lo que es la libertad o han confundido entrega con resignación.
Gracias otra vez, e insisto, no quería ofender.
Saludos
Almendrado, no has ofendido ;-) para nada, sólo he saltado porque la expresión me sonaba a oída, vista y lugar común, pero tú no tienes nada que ver, por Dios.
ResponderEliminarSólo creo que a veces la teoría queda bonita escrita y dicha, pero no la práctica, nada más. Tú sólo has dicho una frase ;-) y yo he entrado a una glosa al respecto a la que le sobra todo, pasión incluida.
Es primavera, hace calor y cuando oigo algunas cosas me pongo mala, pero mala, mala ... como Martirio ;-), tú eres un bendito seguro.
Un abrazo y a seguir, que tengo un deadline en 2 horas ;-)
Miuras, me gustan.
ResponderEliminarSolo una cosita; sirva de ejemplo.
Si me olvido de mi misma, cosa que he hecho a veces y puede ser hasta tendencia natural, sin mérito, resulta que he aprendido que a la larga, me resulta y les resulta, nada enriquecedor. Pero nada de nada.
Me ha pasado entregarme apasionadamente...trabajo, amigos, familia, y salir escaldada y sin aire.
Entre la sana autoestima y el egoísmo hay todo un mundo de colores, y de olores, que creo que es donde nos estamos moviendo.
Poca gente queda o conozco, capaz de una entrega sin mirar por sí mismo. Poca.
En el secreto de quien tiene esa capacidad admirable del don generoso de sí, está un trabajo muy cuidado de amor a sí mismo, a lo más profundo o a lo más simple, que es lo que le permite la entrega.
El trabajo contra lo que uno es, da fatales resultados, creo.
Ah, perdón (bloguero, no personal)
ResponderEliminarDeadline es un plazo. Creía que era un plan, o algo.
Es verdad, Master... eso que dices de que la teoría a veces nos queda bien. Luego tenemos que salir al ruedo. Y nos equivocamos...
ResponderEliminaryo tengo cada renuncio... ainsss
... así que pido aquí disculpas por todas las veces que di un paso equivocado, sobretodo por los pasos que más hicieron daño si yo no supe ver.
Y pido paciencia y valentía para que las personas a las que hice daño sepan hacérmelo ver. Porque si no lo llego a ver, no podré enmendar la deuda.
Qué complicadas son las relaciones a veces... y otras qué facil salen!
Es la vida.
.. y qué carreras esta tarde!
jajajaja
Me gusta el matiz que introduce Lolo, muy bien el respeto al espacio del otro y todo eso, dar siempre sólo hasta donde el otro quiera, cierto y de acuerdo en todo. Pero no olvidarnos completamente de nosotros mismos, oye, si alguna vez (por pura necesidad, no por gusto de acunamiento continuo)tenemos que irrumpir en la cocina de otro, pues oye, que Dios nos depare a alguien al que no le importe, por un día, dejar quemar la tortilla o hasta el marisco. Y que sepamos hacer lo mismo.
ResponderEliminarSaber pedir también, vernos en la necesidad de hacerlo y exponernos a un no, a un sí, a un vuelva usted mañana. Qué importante y qué cura de humildad.
Igual es otro tema...
Saludos a todos.
Buena declaración de principios, la comparto contigo, que se vayan los guardianes de la ortodoxia, que nos dejen en paz, por lo menos hoy.
ResponderEliminarQue tengas buen día.
Saludos