Estamos hechos para la luz y para cierto calor, no axfisiante, pero sí que permita la vida.
La vida se hace en calor, con temperatura. Se genera así, para empezar. Y crece siempre mejor con calor, con luz.
He escrito que estamos ciegos, todos, y que ver, lo que se dice ver, vemos poco, creo yo. Y sin embargo, precisamente porque vemos poco, quizás no entra la luz en el cristalino como tiene que entrar, o entra demasiado o por donde no tiene que entrar. No sé, yo qué sé.
El frío es algo muy malo, el calor, especialmente el humano, mejor dicho, sobre todo y principalmente el humano es fundamental.
Al menos con calor, en penumbra pero con calor, por Dios.
Hay que ver qué frío se pasa cuando hay frío humano.
Siempre pensé que el peor insulto era que te llamaran fría, sigo creyéndolo. No tonta, fría. Fría, la peor maldad en mi opinión. Para una mujer, para un hombre.
Murió Vicky y los de Madrid nos enteramos ayer. Lo último que supimos es que la internaron el jueves y que la sedaban, luego el silencio. Pude verla el lunes pasado al bajar a Sevilla. Y darle un abrazo.
Visitando El Escorial con la pareja de Alabama me llamó Miriam y me lo dijo, llevábamos varios días sin saber y a la vez sabiendo. Hay que respetar también el silencio y que las personas hagan las cosas como quieren hacerlas.
La fe nunca es un consuelo, no lo es. Y quien crea que lo es, en el sentido de que nos quita lágrimas, se equivoca. Nos da muchas, no diferentes, ni menos ni más que a otros. Las mismas al final.
Como preguntas: no las evita, tampoco las resuelve de un plumazo ni para siempre, ni siquiera para unas horas. Incluso provoca algunas que no podemos ni verbalizar.
Tampoco la fe minimiza la rabia. Ni de broma.
No tengo ni pajolera idea de qué da la fe en estos casos, la verdad.
Quizás la plena confianza de que mi amiga está sin estar y está también donde ya no sufre. Con plena luz, con un calor que ya no desaparece. A gusto.
Y que, como ha incluido en sus oraciones de la noche su niño chico, les protejerá a los 3 y a su marido, de alguna manera. "Mamá, protégenos", simple y llanamente. Los niños saben rezar, si nos les fastidiamos saben hacerlo.
Ayer en El Escorial bajamos al Panteón de Reyes casi al final.
Es la parte menos interesante de la visita, de hecho para mí ninguna, demasiada grandielocuencia. Pasé totalmente de la guía y de la explicación.
Siento indiferencia, desinterés, me da igual cómo entierren a los reyes o a los infantes, son historia de mi país, sí, pero me da como un poco de risa tanto túmulo, tanto escudo, tanta chorrada, me parece pretencioso.
Siento un rechazo instintivo, ni siquiera republicano, ante semejante despliegue.
Subimos a la biblioteca donde en el techo la teología reina sobre el resto de las disciplinas.
La esfera armillar mostrando la tierra en el centro, libros abiertos mostrando el saber de épocas pasadas. Lo que supimos, que luego supimos que era incorrecto en todo o en parte. Pero luego otra vez volvimos a saber de otro modo, que tampoco es cierto. Nada.
La basílica estaba cerrada por reformas.
Pude asistir a Misa de ocho al dejar a los yankis en su tren en Collado tras la paella en casa.
Hablé luego con Jose por teléfono, estaba muy sereno.
Lo hará bien, es bueno e inteligente.
Los niños han salido a ambos, sabrán salir adelante también. Y han estado y están rodeados en Sevilla de personas muy buenas y muy cariñosas.
Hay gente estupenda que está donde se las necesita, en permanente imaginaria cuando hace falta. Dando calor. Y ahora es tiempo de dar más calor, un calor suave pero constante.
Joé con la vid, los sarmientos y el permaneced en mi. Joé. Cuesta. Cuesta mucho.
te daré un abrazo en persona, en Sevilla, si Dios quiere
ResponderEliminarno entendemos nada
mala noche en mala posada
el fruto del amor es el dolor
pero hay que seguir
y el sol sigue saliendo
y la muerte nunca puede ganar, ni siquiera en la muerte
qué solos nos dejan los muertos, con la carga de la vida a cuestas, pero es lo que hay
la vida, que sigue, obstinada
Un abrazo Aurora, un fuerte abrazo.
ResponderEliminarNo sé que puedo decir más.
Que si vienes por Sevilla, llamamé.
Principio y fin de un libro.
ResponderEliminar"Nadie me había dicho que la pena se viviese con miedo. Yo no es que esté asustado, pero la sensación es la misma que cuando lo estoy. El mismo mariposeo en el estómago, la misma inquietud, los bostezos. Aguanto y trago saliva. Otras veces es como si estuviera medio borracho o conmocionado. Hay una especie de manta invisible entre le mundo y yo...
(...)
Ella dijo, no dirigiéndose a mí, sino al sacerdote: "Estoy en paz con Dios". Y sonrió. Pero no me sonreía a mí. Poi si tornó all´terna fontana".
UNA PENA EN OBSERVACIÓN.
C.S. LEWIS.
Sin duda, la mortalidad es uno de los modos de ser de la existencia humana. Y morir, el enigma fundamental de esta vida. Y qué soledad tremenda por la ausencia de esa voz que era todo un mundo.
Mi noche me agota.
Sabe que te echo de menos y toda su oscuridad
no basta para esconder esa evidencia.
Esa evidencia brilla como una cuchilla en esta noche.
RAUDA JAMIS.
Un abrazo muy fuerre, Master.
Con Dios, Aurora, descansa en paz.
ResponderEliminarAhora toca vivir.
Sí que cuesta. Y la rabia que quema.
ResponderEliminarLLora. Las lágrimas también son calientes.
Tú no eres fría, no lo eres.
Llorar y rezar, como los niños.
Para observar la pena, como Lewis, hay que esperar un poco.
Despacio.
Te mando un abrazo, muy cálido. De verdad.
Gracias por compartir estas cosas...
ResponderEliminarLa vida es calor, tus palabras nos iluminan. Gracias por tantos momentos compartidos en este rincón.
ResponderEliminarEn la cena lo pasamos genial. El dulce de leche de Sole "la mujer de Manu" fue todo un éxito. Taboada me dio muchos recuerdos para ti y que os pusiera en contacto. Vi lo de tu nueva oportunidad blogera ¡qué bueno!
Un fuerte abrazo
Pues sí, cada vez entiendo menos, la verdad. Solo veo que hay gente impresionante y que hay que intentar tenerla cerca.
ResponderEliminarUn abrazo
aurora
Lo haré, Javier. Un abrazo
ResponderEliminarAurora
Ana, ya hemos hablado, en fin, no hay mucho más que decir. Y rezar por ella ya nada, está mejor, pero por su familia sí.
ResponderEliminarPepa, sí, con Dios está, y en paz, como dices.
ResponderEliminarLolo: Fría no, pero hay que estar más con la gente, de verdad. Más por fuera y más por dentro. Siempre se puede estar más.
ResponderEliminarPelapollos: ojalá pudiésemos com-partir de verdad. Quiero decir, poder asumir parte de la pena de alguien, de verdad, quitarle algo de peso.
ResponderEliminarRaquel, mis palabras no iluminan y sobran casi siempre, y en esta ocasión más, pero gracias. Echale un rezo por la familia, guapa.
ResponderEliminarAurora... perdona. Llego tarde. Quería haberte dejado ayer -hoy- un comentario. Pero hubiera sido inconexo.
ResponderEliminarEl ciclo de la vida, aun conociéndolo, tantas veces nos hiere. Y lo primero que te sale: ¿Por qué?
Me quedo con un comentario tuyo... "hay que estar más con la gente"... o, dándole un toque parecido, la gente tiene necesidad de que el calor no nos lo guardemos aunque a veces nos tengamos que desprender de él y pasar un poquito de frío.
Lo siento... me gustaría acompañarte... darte hoy mi calor. Lo hago desde la distancia... ¿Lo notas? Ojalá.
Besos.
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