No he leído la ley de dependencia, no he tenido tiempo. Tengo la sensación de que en este ámbito poco se puede legislar. No es que no crea en los servicios sociales o en la necesidad de apoyo de la Administración, es que mi experiencia en este área me dice que la realidad es tan rica, variada y compleja que, incluso con buenas intenciones, el legislador, y luego el funcionario, a poco pueden llegar a veces, poco pueden afinar a menudo.
Hay muchas personas que llamamos "dependientes", cada vez más.
A aquellas que nacen con una determinada discapacidad severa o les es sobrevenida, se une hoy el número cada vez más creciente de ancianos. La esperanza de vida está en torno a los 83 en mujeres, 76 los hombres. Y es frecuente que los últimos años no sólo impliquen achaques, sino, en muchos casos, la imposibilidad de vivir solo, la necesidad de que te ayuden para las tareas más elementales, como vestirte o asearte, no digo ya cocinar, ir a la compra, etc.
Conozco bastantes mujeres que se dedican a tiempo completo o parcial a esto. Son lo que se llama "cuidadoras" habituales de sus padres ya muy mayores.
Mi amiga Marta, fiscal, volvió a Burgos a cuidar de su madre enferma. Se pudo permitir un traslado y, también, cierta ayuda en casa. El último año había noches en las que su madre no dormía y, en consecuencia, ella tampoco. Los últimos meses ni trabajó. Ha muerto su madre hace más de un mes y Marta se encuentra desubicada. Por lo visto es una sensación habitual entre quienes se dedicaron con tanta intensidad a alguien: de repente se encuentran con una gran sensación de vacío.
Maripaz también ha cuidado de su madre hasta el final. Fue una gozada oír su voz ayer, porque la voz humana es importante. Y porque decirle a alguien que sientes su pérdida pide hacerlo de viva voz, aunque sea por teléfono.
Hace años pude colaborar con Desarrollo y Asistencia, cuando estaba al frente José María Sáenz de Tejada, una de las personas que más admiro, siempre sin darse importancia, ayudando a los demás y con mucho sentido del humor, un señor. En DyA la mayoría de los voluntarios son personas mayores de 65 años que visitan a mayores de 75 en sus casas. Les acompañan, otras veces van con ellos al médico o a hacer algún recado, también están con ancianos que viven en residencias, con marginados. Desafortunadamente hoy en día ser anciano es estar en gran medida marginado. Como DyA hay otras muchas organizaciones.
Marta, Maripaz, los voluntarios de DyA son motivo de esperanza y de alegría, pienso yo.
Es como cuando sale el sol.
A veces, en medio de esta crisis, que no sólo es económica, ocurre cuando lees las noticias que no sabes quién es más malo o más tonto o las dos cosas (no hablemos ya de la televisión). Parece que hay pocos motivos para la esperanza o la alegría. Es entonces cuando hay que pensar en este tipo de personas. Y más: intentar verlas, hablar con ellas. Y el corazón se te esponja.
Cuando el desánimo, por lo que sea, se abre paso, o surge la tentación de quedarse prendido en una visión de la vida pesimista y triste, que es hasta razonable, una se pone a pensar en estas personas y vuelves a tener fe.
Y no sólo en Dios.
Foto de anciana con nieto.
Hombre, la Ley de Dependencia viene a tratar de regular el sistema de ayudas a las personas con discapacidades.
ResponderEliminarLa ayuda, en su caso, la percibe el discapacitado/dependiente directamente, con la finalidad favorecer que la propia persona pueda ser asistida en su casa.
El sistema de ayudas se arbitra a través de las CC.AA. y ayuntamientos, el problema, naturalmente, es de falta de medios.
Ahora bien, no sólo es la falta de medios económicos.
Tiene mucho que ver que personas como tus amigas (Marta o Maripaz) son una especie en extinción.
Entiendo que valores como sacrificio, esfuerzo, trabajo, generosidad, son conceptos (valores) que la sociedad, en su conjunto,percibe como negativos, aún más, son propios de esa entidad deleznable y coactiva que se llama "iglesia".
Se legisla la asistencia a discapacitados y tercera edad, pero, a su vez, hablamos con toda naturalidad de la eutanasia como uno de los derechos inalienables del persona.
Hablamos de discapacitados (normlamente, con acento farisáico) pero nos apresuramos a recomendar el aborto terapéutico como el derecho inalienable de las mujeres.
De ahí a utilizar el concepto de "utilidad" aplicado a las personas hay un paso muy pequeño; y, más pequeño todavía, el llegar a la eugenesia como medio para mantener a una población en la que la persona pasa a ser individuo, tenido en cuenta sólo en tanto en cuanto es útil al Estado.
Y en medio de tanta contradicción, nos empeñamos en mantener a toda una sociedad infantilizada e idiotizada, sin apenas capacidad crítica y, por supuesto, aborregados bajo la bandera de la supuesta progresía.
De hecho, es mucho más grave ver fumar en una película (la sociedad lo pecibe cualitativamente de mayor gravedad) que asistir impávidos a toda suerte de perversiones que reducen al hombre a su condición más animal.
Y ya me callo. Prometo que para una temporada.
Siento haberme alargado, salirme del tema y resultar más amarga de la cuenta, mal dia llevo.
Estás en tu casa, Pepa. Más razón que un santo tienes, pienso.
ResponderEliminarSólo quería apuntar al calor, a la luz, de las personas que cuidan de otras, a su humanidad. Las conocemos ¿verdad?.
Hay sombras, mañana...
Amén.
ResponderEliminarUy, cambio de foto, Suso. Si me permites decírtelo, te das un aire a actor italiano de película neorealista. Es cariñoso, ¿eh?.
ResponderEliminarY gracias por venir y comentar. Tengo la intuición de que conoces de cerca a cuidadores o cuidadoras...¿me equivoco?
Cuanta razón tienes Pepa. Perosnas como esas amigas de Aurora se extinguen. Para ser cuidador o cuidadora hay que querer, y mucho, a los demás.
ResponderEliminarPor lo que conozco de cerca con los mayores hay que tener paciencia, tranquilidad, alegría y ser capaz de transmitir mucho cariño.
Simplemente con hecerles compañia a ratos,les hace sentir que no están abandonados. Darles de comer cuando ya no pueden llevarse la cuchara a la boca, lo agradecen con exageración. Hay que vivirlo para sentir esas sensaciones.
Trabajar de cuidador/cuidadora no es ir a la oficina, es mucho más, es amar al prójimo en el más amplio sentido de la expresión.
P.D. Felicidades con retraso para quien enséñó que las gaviotas rezan.
Manolo, qué bueno tenerte por aquí. Qué te voy a contar de esto que tú no sepas. Un abrazo fuerte. Te escribo, tengo una cosa que proponerte...
ResponderEliminarMaster, para mi, fue un placer hablar contigo , necesitaba escuchar de nuevo, que una amiga, me repitiera cariñosamente,"lo siento"
ResponderEliminarMuchas gracias por tu entrada y por tu corazon generoso, capaz de comprender y valorar el trabajo de las cuidadoras ...
Cuanta razon tiene Manolo en su comentario ...se nota que sabe de lo que habla ...
Pienso, que no somos heroinas ...simplemente, elegimos lo importante de la vida ...y como recompensa, se recibe el mas puro amor , que solo un ser querido, como una madre, es capaz de dar
Si deshumanizamos la vida, perdemos , lo que verdaderamente importa de ella ...
Mil gracias Master, por este pequeño homenaje , que nos has brindado
es un rumor suave, que sumado a cientos de millones de runruns dulces y callados hacen que se eleven como un viento poderoso dándole gloria a Cristo y a su dolor, real, físico, ese que pasó por pagar un gigantesco precio por nosotros, sin tener que hacerlo, solo porque quiere, quiso hacerlo. Ese murmullo de amor es el las buenas gentes que no suenan en las noticias pero salvan al mundo, los que cuidan a los suyos, o a los no suyos, de gratis, los que sin altavoces lo dan todo, solo por oceánico y callado amor.
ResponderEliminarExactamente, Toi.
ResponderEliminarY lo más impresionante de todas estas personas es que su visión de las cosas es ¿cómo lo diría? ... amable. Es la palabra: amable.
Y eso a pesar de las miserias que ven y atienden. Quizás por eso.
A ver si aprendo de ellos: Maripaz, Marta, Manolo... y seguro que más.
Máster, gracias de corazón por este post. Es necsario que haya gente como tú que diga que hay personas buenas, que saben que hay necesidades y se arremangan... por amor. Que sí, que hay personas que cuidan y arropan sin esperar nada a cambio. Que no viven en otro planeta. Existen y, como dice Toi, son anónimos, no salen en la tele, no les hacen fotos.
ResponderEliminarSi me lo permites, Cum Laude para los amigos que han comentado.
Un beso.
(Yo sí me leí la Ley de Dependencia... me toca muy de cerca. No sé qué decirte... Lo que está claro es que no sustituye a la persona que cuida con entrega y con cariño...)
otra que tal ... Sunsi, en fin, pues como a Manolo te digo. Y encima escuchas a las amigas ;-)
ResponderEliminarLos seres humanos pueden llegar a ser enormes... y cuanto más grandes, mayor es su silencio.
ResponderEliminarPresencias como ángeles.
Me ha gustado lo de Sunsi, eso de "hay personas buenas, que saben que hay necesidades y se arremangan... por amor". Mucha gente que se arremange hace falta.
ResponderEliminarPero yo he visto a mi madre cuidar de un anciano tras otro: su suegra, una tía, su madre y su padre... para cuando todos han muerto, ella ya tiene la edad de la jubilación, ha pasado más de diez años haciendo una tarea maravillosa y muy dura, y no tiene nada que se lo reconozca, más que el vacío de echarlos de menos, porque para ella fueron su vida las veinticuatro horas del día. Eso es muy injusto, mucho más cuando se cuida a gente tan dependiente que no puede hacer nada por sí misma. En fin, que me temo que el que se "arremanga", sólo lo puede hacer por amor.
Un beso a Aurora y un saludo a todos.
Muy buenos dias a todos.
ResponderEliminarRespecto a lo que he leido en los comentarios, queria hacer algun comentario;
Yo no stoy de acuerdo con algunas cosas de las que dice Pepa, como por ejemplo "...valores como sacrificio, esfuerzo, trabajo, generosidad, son conceptos (valores) que la sociedad, en su conjunto,percibe como negativos, aún más, son propios de esa entidad deleznable y coactiva que se llama 'iglesia'".
No es cierto, Pepa. Ninguna insittucion o grupo politico (como muchos de la izquierda caviar "e non tanto" hacen). De eso nada.Todos esos valores son universales y quien los siente o practica los siente o practica. Punto.
Por otro lado, tampoco puedo estar de acuerdo contigo cuando rebates lo del derecho a la eutanasia. Es normal que lo hagas si partes de la base de la centralidad de un Dios en el que crées, por supuesto. Pero si no compartes ese valor de base, como es mi caso, creo que la eutanasia es un valor que implica un enorme respeto a la persona. Y lo creo firmemente, sin que por eso caiga en la tentacion de dignificar eugenesias de ningun tipo.
Respecto a lo que dice Sunsi: arremangarse por amor... qué cierto es. A mi me han metido en la cabeza sin desearlo (y me alegro por ello) la nocion de que el amor implica una serie de compromisos basicos (no hablo ya del amor romantico). Y dentro de esos compromisos esta, por encima de todos, el de arremangarse. O el de aflojar el bolsillo. En suma, el de echar una mano o dos cuando es necesario. Tal vez sea una concepcion utilitaria, segun como se mire, pero soy de los que piensa que hechos son amores.
Y de los que piensa que esos hechos son los que valen.
Y, desde luego, eso es asi independientemente de mis creencias religiosas o adscripciones politicas.
Que tengais todos buenas jornadas.
Mari Paz: no nos conocemos en absoluto, pese a lo cual es posible empatizar un poquito con tu situacion. Espero que el duelo no sea demasiado duro y que puedas soportarlo llevando bien esa pena. Y desearia que estas palabras no sean tomadas por topicos inherentes a "la buena educacion". Un abrazo.
Con permiso de la hedbanna nada-pastoril.
ResponderEliminarDos puntualizaciones Asier:
1) El conjunto de la sociedad, esa que vemos reflejada en los mass-media, limita esos valores al "coleguita guay y enrollado", fuera de eso, a aquellos que representan otro estilo de vida, son percibidos como personas sometidas a poderes retrógados y oscurantistas.
2) En cuanto a la eutanasia, me limito a mi propia opinión que no se me ocurre imponer a los demás, en absoluto. Por otra parte, estoy firmemente convecida de que, ante los hechos incontestables de lo que los gobiernos, las sociedades y las personas somos capaces de hacer, es abrir la puerta de un camino de impredecibles consecuencias.
Y un comentario final: para mí la fe no es algo cómodo y natural.
Al revés, está en constante contradicción mi ser y mi deber ser, entre lo que me dice mi cuerpo y mi cabeza.
Mi parte racional y objetiva se pelea constantemente con la otra.
Tal vez porque me han educado en la creencia y en la certeza que nda nos es dado gratuitamente y que, por imperativo categórico, estamos obligados a devolver tanto más de lo recibido.
Con Dios, hedbanno.
Hola, Aurora.
ResponderEliminarLlevo un tiempo desconectado. Hasta arriba. La vida.
Lo de la "ley de dependencia"... El nombre me asusta, me parece patético, propio de nuestro tiempo blandengue y políticamente correcto.
Me de la impresión de que se trata de una ley amorfa, de propaganda política más que de efectividad. Parece que la ley la han redactado personas que no saben lo que es tener casa a una persona que te condiciona casi todo el tiempo. La vida se escapa a toda la farsa política.
Tienes un hijo, y empiezan los desvelos: llora en medio de la noche, darle el pecho el biberón, llevarlo al cole, al pediatra, vestirlo, echarle la bronca, acunarlo... La de tiempo que hay que echar en un niño. Y tiempo TUYO, no del Estado.
Luego llega el momento de cuidar de los abuelos. Organizarse para que siempre haya alguien que le dé compañía y conversación (TIEMPO) al abuelo. Después, al abuelo se le va la olla, y requiere atención el 100% del TIEMPO: ducharlo, vestirlo, acostarlo, darle de comer, pasearlo...
Lo de la eutanasia... pufff, lo mismo que el aborto. O casi.
Nos hemos convencido de que está mal aplicar la pena de muerte a un señor que ha matado a 100 niños. Pero luego nos arrogamos el derecho de deshacernos del niño o del viejo, cuando son un coñazo.
Sí, a veces los niños o los viejos son un COÑAZO, una PUTADA. Es verdad.
Pero, ¿eso nos permite eliminarlos?
Me asusto al pensar si yo sería capaz de hacer eso.
Lo que más asusta es que podemos estar echándoles de nuestro tiempo(a esos viejos que todo lo complican)de tantas maneras... Algunas muy sutilesy sibilinas... sielnciosas, y no por ello menos punzantes: la llamada que no hacemos, el paseo que no damos a su lado, las anécdotas que no compartimos, la sonrisa que no ponemos ante sus dificultades que se vuelven nuestras, la presencia que no gastamos cuando ellos se sienten solos, la alegría que no ponemos cuando tenemos que darnos a ellos...
ResponderEliminar... todos, todos somos un poco gestores de esa eutanasia, de ese quitar de en medio a quien un día pedaleó duro con la vida para que pudiéramos vivir nosotros mejor...
Que no se nos olvide nunca que el viejo es quien nos acompañó al examen ese que nos salió tan mal y que nos hizo sonreir, que fué quién nos llevaba y traía a todas partes, quien se hubiera quitado los ojos para que viéramos mejor, quien dejó sus lujos para que nosostros tuviéramos los nuestros, quien A TODO TRANCE DECIDIÓ ESTAR EN CADA UNA DE NUESTRAS CAÍDAS.
El olvido, a mi juicio, es la más severa y mortal de las eutanasias presentes. Si empezásemos a recordar quiénes son esos viejos, quizá la palabra eutanasia no hubiera sido posible nunca.
"Lo de la eutanasia... pufff, lo mismo que el aborto. O casi.
ResponderEliminarNos hemos convencido de que está mal aplicar la pena de muerte a un señor que ha matado a 100 niños. Pero luego nos arrogamos el derecho de deshacernos del niño o del viejo, cuando son un coñazo."
Vamos a ver: para mi lo de la eutanasia implica que alguien, por la razon de salud que sea, no desea seguir sufriendo y necesita una mano ajena para llevar a cabo su voluntad.
Desde luego, en el caso de seres cercanos a mi, si tuviesen que hacerme pasar por ese trance tan desagradable y durisimo, encontrarian mi ayuda.
Y me encantaria que si fuese a mi a quien le toca ser ayudado para ello, encontrase esa reciprocidad. Y para mi eso no tiene que ver nada con la pena de muerte. No es por hacer prosa poética barata, pero tampoco me apetece un pimiento que nadie me condene a algo parecido a vivir.
Y os puedo asegurar que me ocupo bastante bien de los que me tocan cerca, léase mi madre, porque tengo muy clarito que lo de la reciprocidad me lo aplico y de bien nacido es ser agradecido.
Asier, la eutanasia implica provocar la muerte. A veces es un "suicidio asistido", y a veces es un "asesinato consentido".
ResponderEliminarSi mi padre me dice que se siente deprimido y que ya no le apatece vivir, yo no le diré: "Pues nada, hombre, voy a comprar un poquito de arsénico, por si te hace falta". Sé que es una caricatura, (aunque en Holanda o Suiza sucede esto), pero una vez abierto el grifo, es complicado cerrarlo. Ya lo ha comentado antes alguien.
Eso no es lo mismo que "dejar de sufrir".
Si mañana me dicen que tengo cáncer de páncreas y que solo me quedan seis semanas de vida (jodidas) con un medicamento, o cuatro semanas (menos jodidas) con otro medicamento, me quedaré con lo segundo.
Soy de los que prefieren morir de infarto antes que operarse del corazón.
Entiendo que hay zonas intermedias y borrosas, pero también hay que estar al loro... porque al final resulta que un médico, en urgencias, ve al abuelo entrar en el hospital y dedice por su cuenta aplicarle una "sedación terminal".
Me parece poco acertado plantear siempre el caso límite como la norma a seguir (lo que hacen muchos políticos). Por eso prefiero detenerme en los casos generales, para darnos cuenta de todo el panorama, y no de un árbol concreto (al que hay que hacer caso) no representativo. Lo digo porque en Holanda y Suiza ya está legalizada la eutanasia a la carta. Padres que deciden matar a su hijo recién nacido, abuelos cansados que se beben la "cicuta" moderna, a pesar de gozar de perfecta salud...
De todos modos, sobre los casos extremos, hay una peli tremenda llamada "La escafandra y la mariposa".
Tenía otra entrada preparada pero lo voy a dejar porque esto está muy interesante.
ResponderEliminarSólo quiero agradecer a los que aquí estáis lo que comentáis cada uno.
Olga, la segunda parte de este "cuidadoras, cuidadores" quería abordar algo de lo que comentas. Cuidar al cuidador... que a veces se pasa toda la vida cuidando y ¿quién cuida de él?
ResponderEliminarArremangarse por amor, desde luego, pero a la vez, junto a la admiración, creo que hay que recordar que no es justo a veces enterrarse en vida, que es oportuno que otros miembros de la familia echen una mano. Y más.
Gracias por venir, Olga, y me acordaré de ti esta tarde. Salgo en 10 minutos.
José Maria: no estoy planteando un caso tan extremo.
ResponderEliminarLo de los abuelos que deciden beber la cicuta... pues qué quieres que te diga. Si asi es, asi sea.
Creo que en el caso en el que quede claro que se respeta la voluntad del interfecto, esta es la que debe mandar. y creo que eso no deberia ser tan dificil de comprender a la hora de legislar.
Créeme, no se trata de ver casos aislados. Se trata de bastantes casos. Y si, desde mi punto de vista, esa debe ser una opcion completamente personal. Eso, evidentemente, no implica aceptar eugenesias. Aunque a veces, viendo parte de mi vecindario...;)
Situaciones extremas, existen. Y desde luego ahí, nadie juzgamos. El más respetuoso de los silencios siempre.
ResponderEliminarYo hablaba de esas otras muertes, claro que el término eutanasia lo he utilizado mal(buena muerte), y de ahí ha surgido cierta confusión. Yo hablaba de esa muerte-olvido que he visto cuando alguien ingresa a su viejito y nadie vuelve a verlo hasta pasados los quince días de vacaciones... de esas cosas que se ven en los hospitales. Afortunadamente las menos, pero las hay.
He visto sufrir a la gente también, pero afortunadamente pocas veces he sentido ese grito silencioso que pide morir... la esperanza pocas veces muere. Y quisiera mencionar que no he trabajado precisamente en lugares "light" de la medicina... Y que yo, si tuviera que vivir lo que mis ojos han visto, sé.. sé que querría morir.
Respero profundamente ese sentimiento de "basta ya"... esa petición de misericordia por uno mismo, para que se termine mi yo, porque las afrentas que a veces nos puede deparar la vida, son simplemente, inenarrables.
Yo hablaba al hilo del post de máster... a veces nuestros mayores se tornan una verdadera carga, y sería más cómodo el olvido... y nos olvidamos. Y entonces ellos... ellos si quisieran morir para no tener que vivir con esa ausencia de su recuerdo.
La primera muerte siempre es el olvido.
Y bueno, de los otros sufrimientos habría que ver... habría que ver cómo nos enfrentamos cada uno de nosotros. Yo soy cobarde, y tengo miedo a verme ante algo así. Sólo sé que la persona que no está sola, siempre es más valiente.
Y queriéndome explicar... a lo mejor me he enredado más... ainssss
Asier, como ya sabes, me encanta que estés aquí. Mi respeto siempre por lo que dices.
ResponderEliminarEn cualquier caso, intuyo -otras personas lo podrán argumentar quizás mejor- que más allá de la existencia de Dios o no, la eutanasia plantea una quiebra bestial de lo que consideramos vida y ser hombre.
No estoy hablando de disminuir el dolor y que secundariamente tenga el efecto de muerte. Tampoco de prolongar por medios extraordinarios la vida. Aunque ya sé que hay tela en ello, quiero debir ¿qué es extraordinario?
Digo que cuando nos planteamos dejar de dar de comer a una persona que está en estado de coma... algo muy gordo nos falla. Haya Dios o no haya Dios, me es igual.
No tengo tiempo ahora pero intentaré escribir esta noche.
En cualquier caso sé que el tema es complicado.
Y teóricamente, sólo teóricamente, la solidaridad es un "valor". Pero la primera solidaridad que es la intergeneracional en las sociedades "desarrolladas" está en declive. Por mucho que se diga. Con excepciones como las que nombro. Pero que los "viejos" molestan y se lo hacemos saber pasivamnete o activamente, sólo hace falta ver cómo tratan los jóvenes ... y no tan jóvenes a sus padres o abuelos.
José María, estoy de acuerdo... pero no en algunas cosas.
ResponderEliminarA ver, la defensa de que el padre y el hijo es tuyo me parece bien, pero creo también que todo ese discurso liberal puede llevarnos a que al final las personas no tengan apoyo del Estado. Y al final quienes cuidan a los ancianos ¿sabes quién son? Las mujeres, las hijas.
Por supuesto que no estoy a favor de la eliminación de nadie, ya lo sabes. Pero también te digo que todo el discurso de el Estado como perverso vuelve a dejarnos en las manos de las eternas cuidadoras el eterno cuidado. No digo que no quiera, no digo que no piense que "nos llevamos la mejor parte", con todo.
Pero smplemente apunto que no puede ser una sociedad en la que cuidan sólo unos. O mayoritariamente unas. Y cuando no pueden es cuando "nos damos cuenta del problema".
En fin, lo de la ética del cuidado que tanto hemos hablado. Pero eso cuesta, y no puede ser siempre algo que les cae a las de siempre.
Me tengo que ir pero ya...
Ana, como siempre, 100% de acuerdo contigo...
ResponderEliminarAsier, solo una cosa. El duelo hace dos siglos era un "acuerdo" de personas adultas y libres para batirse a primera sangre o lo que fuera.
ResponderEliminarPero era delito, creo recordar. No todo depende de nuestra voluntad, pienso. Y si permitimos el suicidio asistido o no asistido... rompemos algo, tengo la sensación. Gordo, muy gordo.
Y ya me voy que no llego..
ResponderEliminarNo he conocido un sólo enfermo oncológico que haya decidido morir. Quieren vivir hasta el final, con el derroche de toda su esperanza, y sabiendo que el dolor físico va a ser siempre controlado, que no les vamos a dejas sufrir ese miserable dolor sin hacer nada. Se puede evitar y ha de ser evitado. Ellos siempre hacen explícita esa necesidad de permanecer "sin dolor", todos lo queremos, esa es la primera premisa, pero van a por todas, a por la vida... aunque tengan de esos momentos que todos llamamos... pasarlas de a tonelada, que el kilo aquí, se queda muy cortito.
ResponderEliminarEl sufrimiento es otra cosa... no hace falta ser enfermo oncológico para sufrir. Sólo es necesario sentirse muy solo.
He conocido gente que ha intentado suicidarse, personas biológicamente sanas, he visto su mirada... sus palabras cuando al final pueden ser habladas... y era una mirada muy sola, palabras sencillas, pero siempre, con una mirada generosa, deseosa de recoger, de dar. Miradas perdidas que sólo Dios sabe comprender. Que sólo a Dios le compete juzgar.
De todos ellos, de los que luchan y de los que no, he aprendido muchísimo. Cada uno de ellos han sido una lección de VIDA. Cada uno decidió desde su humanida. Y agradezco el privilegio que me ha sido concedido al conocerlos.
El silencio y mis manos han sido los únicos capaces de agradecer tanta presencia. Porque para algunas vidas, sencillamente, no hay palabras.
Master, es normal que tu pienses que rompemos algo muy gordo. Pero es normal que yo no lo vea asi.
ResponderEliminarConsidero que ser persona, también pasa por ahi. Lo digo cuando comentas " la eutanasia plantea una quiebra bestial de lo que consideramos vida y ser hombre". Creo que es una enorme señal de respeto hacia alguien asistirle en su muerte. También en su vida. Siempre que en ambos casos eso no implique negarse a uno mismo.
Sobre las solidaridades que se rompen, daria para al menos un libro gordo explicando a qué se debe eso. Es una lastima, pero tambien una consecuencia de muchas cosas. No deseable, pero comprensible (es decir, entendible, lo que no implica que sea justificable)
Respecto al duelo... tengo también mis impresiones al respecto. Si las pongo aqui hoy llueven piedras, jajaja!
Una pista: la voluntad de una persona o de dos personas cuyos actos tienen consecuencias directas solo para ellos mismos, me parece siemple respetable.
Por eso puede llegar a gustarme un combate de boxeo (cada vez menos; le voy viendo el lado burro y me sorprende ver que me da bastante yuyu) y siempre he tenido problemas con los toros 'sin dejar de ser admirativo hacia el torero; descontando la opinion del toro, tiene muuucha tela lo que hacen algunos toreros).
Sea.
Un besote, Aurora.
Sin ánimo de crear polémica :-), sólo planteo otro punto de vista. Coincidiendo con Asier en que el punto de partida puede que no sea la creencia en Dios, ¿puede considerarse como un acto de amor el aborto o la eutanasia?
ResponderEliminarLa madre que decide interrumpir el embarazo ante el futuro de un bebé con una enfermedad tal que no le permitirá apreciar la vida, decide "sacrificar" su capacidad de entrega y cuidado a ese ser para "ahorrarle" el sufrimiento de una vida ausente.
La persona en plenas facultades mentales, que decide poner fin a su vida, "sacrificándose" para "ahorrarle" al prójimo más cercano su capacidad de entrega y cuidado.
No sé... aunque por supuesto, no todo depende de nuestra voluntad, el amor es siempre bidireccional o al menos, puede serlo...
Entro... y me he leído todos los comentarios. Creo que se complementan y dicen desde la experiencia de cada uno.
ResponderEliminarLa soledad y el abandono... dolorosísimo Ana. La antesala de la muerte física. Porque solo, en un rincón como un trasto es difícil vivir. Hay personas, enfermas terminales, que siguen luchando porque alguien les da aliento.
Máster... hablas de las cuidadoras y recalcas el femenino a raíz del comentrio de Olga. Cierto. Y la Ley de Dependencia falla precisamente en esto. Está clarísimo que los ancianos enfermos, cuando se desubican... se abruman, se desconciertan y mueren mucho antes, a veces de tristeza. La ley dedica sólo unos mínimos con cantidad de requisitos para la ayuda en el entorno familiar. En este aspecto es poco respetuosa.
Yo creo, Asier, que es legítimo pedir que no te alarguen la vida , que no se vaya en contra de la propia naturaleza. Es lo que llaman eutanasia pasiva. Que no te mangoneen (me viene a la memoria esas fotos que se publicaron de Franco... con tantos tubos no se le veía ni el rostro). Pero la eutanasia activa empieza con un caso límite y termina con la letra pequeña. Diría lo que Máster... que se rompe algo ... y un hilo que parece sutil al principio puede acabar con asesinatos en toda regla. Todo lo que concierne a la vida humana debería tratarse con un cuidado extremo. El ser humano, por instinto, procura su supervivencia. Me parece...
Saludos
Natalia: a mi si me parece que ayudar a alguien a morir puede ser un acto de amor. Cien veces si.
ResponderEliminarSunsi: Creo que la eutanasia (pasiva o no)no implica tratar sin delicadeza o respeto la vida humana.
Y a mi al menos (sin tragedias concretas) me ha tocado conocer (supongo que a los que estais aqui también) gente cuyo instinto de vida ya no ejercia. Y también he conocido gente que se ha suicidado. Concretamente tres. Un conocido, un amigo y un familiar politico de segundo grado. El primero no me impresiono. El segundo me impacto. El tercero me horrorizo. Se suicido y se cargo a toda la familia. Queda una hija viva (que no estaba alli) y cuya fuerza mental me ha impresionado. Hoy somos como hermanos (bueno, como mi hermanita). Aquello fué una catastrofe planetaria en mis allegados.
Pero eso son otros temas.
Mi posicion sobre la eutanasia sigue siendo la misma. Entiendo la vuestra, pero no la comparto.
PD: Natalia, es imposible que comentarios asi puedan molestarme. Seria idiota en tal caso y mereceria por lo tanto ser molestado;)
Felicidades a todos el nivel, pluralidad y respeto de todo el coloquio, debate o como lo llamemos.
ResponderEliminarAurora, entiendo lo que dices.
Pero ten en cuenta que me gusta poner el acento en mi tremenda desconfianza del Estado, aunque sé que a veces me extralimito. El tema es que, como el Estado sigue creciendo y creciendo...
No adopto un discurso liberal, porque a fin de cuentas el liberal pierde la noción de límite. Y los seres humanos somos limitados. La razón y la libertad humanas (que son geniales, sobre todo bien usadas) son limitadas... porque ¡¡somos limitados!!
Yo voy más por la corriente conservadora moderada:
- Estado limitado, honrado y controlado;
- sociedad civil estable, desarrollada, pero no pesada;
- mercado desarrollado, pero sin pasarse, porque el dinero ayuda pero no da la felicidad;
- la Iglesia en su sitio, ni arrinconada ni mandando (ni Estado laicista ni Estado confesional)
Por eso decía que la ley de marras no tiene los pies en el suelo. Los poderes públicos parece que no se dan cuenta de cuál es el problema. Los poderes públicos deben ayudar, pero no creerse el bálsamo de Fierabrás, y entrar en todos sitios como elefante en cacharrería.
Natalia... ¿qué es una vida ausente?... ¿la que no quisiéramos para nosotros?... ¿la que no se comunica?...
ResponderEliminar... yo pienso mucho en esto, en las personas a las que cuido, pues ellas no se pueden comunicar, pero están ahí... y aunque a mi no me digan nada yo sé que están... les sigo hablando, mirando, buscando sus ojos cuando sus ojos no me encuentran... yo no quiero esa vida para mí, eso lo sé... pero también sé que están... que aunque yo no quiera una vida como la suya, intuyo que la suya no es una vida ausente... es todo tan complejo...
He visto expresiones, caras, siempre es la cara la que más expresa, que hablan de sentimientos en seres humanos que por sí mismos no pueden hacer nada...
¿eso, sería una vida ausente?... Dios mío, qué duro!
Es todo demasiado duro, demasiado complejo... es brutal. Y cuando una de esas personas fallece, cuando piensas que al fin ha descansado... siempre hay alguien que llora, y cuando les comentas que es lo mejor, siempre o casi siempre oyes decir. "pero estaba... estaba...". Sí, sé que es egoísmo, pero sé que tienen razón, la persona aún estaba allí.
Yo quiero quedarme con las palabras de Asier, a quien leo siempre muy atenta, él que parece la reflexión del otro lado, y sin embargo, paradójicamente, tan parecido al mío.
Me quedo con tus palabras Asier: "... es una enorme señal de respeto hacia alguien asistirle en su muerte. También en su vida.
En esas cuatro palabras está la respuesta.
La muerte no es sólo el término de la vida biológica humana, la cesación de las funciones vitales de un cuerpo, sino que es también el término de una vida biográfica humana. El morir humano es irreductible al acabar biológico porque la muerte participa del carácter personal del hombre, es el final de una persona que tiene inteligencia, sentimientos, una circunstancia... y que, por tanto, es un ser que se posee a sí mismo, que es dueño de sí. La muerte afecta a la singularidad de una persona y no puede presenciarse al margen de lo que esa persona es. La naturaleza de la muerte humana no puede dejar fuera lo que en ella hay de específicamente humano. Por ello, existe una variabilidad histórica en el morir, la que proporciona cada ser humano.
Y la opción de cada ser humano necesita obligatoriamente de nuestro silencio, siempre, infinitamente respetuoso.
Y ya no hablo más... que se me salen las entretelas del alma... ainssss
Vida ausente: condena al sufrimiento físico y psicológico, al dolor como norma. Existir del quirófano a la habitación; del gotero al medicamento sin fin...
ResponderEliminarGracias Natalia, tu concepto de vida ausente es lo que yo entiendo como vida doliente, humanidad doliente.
ResponderEliminarY ante ella no tengo más que silencio, mis dos manos, y una oración.
Muhas gracias por tus palabras, Ana.De algun modo, estoy seguro de que tienes no poco que decir. No en vano eres la que mas ocasiones tiene de pensar en ello en su cotidianeidad y de primera mano.
ResponderEliminarNatalia, hay algo que no habia leido bien. Cuando dices:"La persona en plenas facultades mentales, que decide poner fin a su vida, "sacrificándose" para "ahorrarle" al prójimo más cercano su capacidad de entrega y cuidado".
Hombre, en lo que no estamos de acuerdo los dos es en que alguien tenga todo el derecho a poder elegir sobre su muerte en tales casos. YTo pienso que si, aunque solo sea por la razon tan simple de estar aburrido de vivir.
Pero en lo que seguro que nos ponemos de acuerdo es en no hacerle sentir culpable a alguien que decide poner fin a su vida, "sacrificándose" para "ahorrarle" al prójimo más cercano su capacidad de entrega y cuidado.
Seguro que lo lleva suficientemente cuesta arriba como para encima eso. Al fin y al cabo, el que observa se limita a pensar y a decir. El otro a aguantar su calvario. Si encima hay que tomarle por un vulgar y ruin egoista...
No te enfades. Me estoy pasando un pelin. Un saludo
El próximo mes hará tres años que murió mi madre. Vivía con mi padre ( que estaba mucho mejor entonces) y mi hermana, que es quien llevó a diario la dureza de su final (como ahora con mi padre). Lo hizo desde un silencio “voluntario” de varios meses, que a mí se me ha quedado como una palabra incompleta en la memoria (por eso, casi todos los días, después de hablar por teléfono con mi padre, me suelo quedar con el auricular pegado a la oreja hablando con ella un ratito como siempre hacía. No estoy loco; y si lo estoy, me da lo mismo). Le faltaban unos días para cumplir 90 años.
ResponderEliminarTambién en marzo hará un año que murió mi suegro; también con un silencio decidido que rara vez interrumpía con algunos monosílabos. Tenía 92 años.
De mi padre, ya sabes, tiene 94 y un silencio parecido que estoy viendo crecer últimamente.
Las edades muy avanzadas son, al parecer, de aislamiento y silencio (cuando hablamos de soledad, podemos pensar en otra cosa) como si la vida se cerrara sobre sí porque ya no tiene, o quiere, o puede, hacer consigo más de lo que ya está hecho. No hay leyes ni disposiciones ni gestos ni voluntades que corrijan eso. Creo que de ahí viene el dolor y el vacío de quienes se entregan al cuidado de estos últimos silencios cuando quienes así callan fueron parte de su propia vida. Y un dolor así no se puede arrancar, porque las palabras más inolvidables son las que piensas que te quisieron decir y no lo hicieron. Y ya no lo harán nunca. Probablemente sufran, como sin duda sufre el que los cuida. Pero la eutanasia, no. Decididamente, no. Unas semanas antes de morir, un domingo, mientras estábamos comiendo en su casa, mi madre me cogió de repente la mano y la besó. No sé por que lo hizo, pero fue un beso imprescindible, para ella en su sufrimiento, para mí en su silencio. Yo nunca he sido capaz de saber cuándo ocurre lo imprescindible, por eso nunca le quitaría la posibilidad.
Dicho sea esto con independencia de que uno, que peca de egoísmo como el que más, no desee morirse antes del silencio; no piense, en ocasiones, algunas barbaridades para salir de un trance amargo.
Yo por mi parte os lanzaria una pregunta: si en vuestra mano estuviese, os atreveriais a prohibir a la gente la opcion de la eutanasia?
ResponderEliminarEs una consulta, pero no sera utilizada con fines electorales, palabra!
Asier... la pregunta ha provocado un silencio que intuyo es una reflexión. Has lanzado el dardo y has dado en la diana.
ResponderEliminarLa manerad e formularla es un poco dura. Me mojo. No, no admitiría que se legislase la eutanasia.
Si alguien me lo pidiera personalmente, si alguien me dijera "ayúdame a matarme"... igual le recitaría poemas, bailaría sevillanas (que ni idea y debería aprender antes) , le cogería la mano todas las horas del día y de la noche, le besaría, compraría pintura y dibujaría en las paredes blancas lo que me pidiera, me gastaría el sueldo para llenar de flores la estancia, volvería a coger la guitarra y me vestiría de tuno... lo que fuera para que saltara una chispa, sólo una ... de esperanza.
Y mientras... rezaría.
No ha preguntado si colaborarías.
ResponderEliminarYo sé que hay casos en los que no me atrevería a prohibirla.
Pero, desde luego, abre un camino peligroso. Es muy difícil expresar lo que siento.
ResponderEliminarNadie debería limitar la libertad de ningún ser humano. Si alguien decide morir... es su elección.
ResponderEliminarEl problema de todo esto no es la elección, sino la ejecución de lo elegido, la cuestión es quién es la mano ejecutora cuando uno mismo no puede hacer aquello que ha elegido. ¿Serías el dueño de esa mano?... (en el supuesto legal de que fuera posible).
Mi respuesta.
Como enfermera:
Yo no. Nunca haría nada con el fin de matar a nadie. Jamás. Pero sí pondría a su alcance las herramientas médicas para el alivio del dolor, tuviese ese alivio las consecuencias que tuviese. Al igual que tampoco permitiría el lado contrario, el denominado encarnizamiento terapeútico.
Y mi presencia, esa siempre estaría.
Como ser humano:
Lo mismo.
Pero esto sé que lo pienso hoy. Ý también sé que la circunstancia presentida no nos hace actuar, sólo nos hace pensar, que hay que vérselas siempre en la circunstancia vivida. En ella, gracias a Dios, hoy por hoy me desconozco.
No sabemos lo que somos hasta que lo somos.
Y la presencia, esa, siempre. Siempre al lado de las personas que más quiero. Hasta el final.
A veces pasa.
ResponderEliminarEl músculo cardíaco vibra.
Y quien tañe las campanas está tan cerca, que a veces parece que eres tú mismo.
Porque eres tú quien toca la música que más te gusta.
Eres tú quien conduces.
...
Rodeado de páramo.
Bajo la luna de invierno.
Bueno, veo que hay aqui chicas valientes que se mojan.
ResponderEliminarYo no impediria la eutanasia voluntaria. Quién demonios seria para impedirle a alguien no hacerlo? Esa decision no me corresponderia a mi.
Por otro lado, espero que nunca la vida me ponga en la situacion de asistir a nadie de mi entorno a hacer algo asi. Pero me pareceria espantoso decirle a alguien a quien quiero que no puedo acc acceder a su peticion, que por mis ideas no puedo ayudarle a dejar de sufrir. Precisamente por el apego que casi todos tenemos a la vida, cuando alguien esta ya harto, frito, asqueado... no puedo imponerle su hartazgo ni su sufrimiento.
Desearia enormemente, como todos, no tener que encontrarme en ese brete, que puede darse. Yo ya me he llevado algunas sorpresas y ya supongo que puede pasar de todo. Pero, precisamente por respeto y amor, creo que me sentiria obligado a asistir. Que no me toque, pero creo que si accederia a la peticion de cualquiera de las personas y personajes a los que quiero. No me imagino diciéndole a mi mujer, a mi madre, a alguno de los pocos amigos del alma que tengo "lo siento, no me pidas eso".
Porque esta claro que, a partir de un momento, cuando alguien te suplica algo asi, no ve otra opcion.
También he visto a una amiga ir desapareciendo por causa de una depresion terrible. Qué espanto era oirle decir en el psiquiatrico que ella queria morirse. Joder, qué agobio transmitia. Todavia esta saliendo, pero daba una pena indescriptible. El hermano de un amigo mio, con una biografia dura (ex yonqui, con sida, salio de ese pozo al tener una niña y darse cuenta de lo que habia.Quiso a su mujer y a su hija -sobre todo a su mujer- con un amor que pocas veces he visto. Y era un hombre duro, duro que rehizo su vida en Canarias a base de caerse y levantarse una y otra vez como los yankis de los cuentos)me decia que tras la muerte de su mujer a él no le quedaba ninguna gana de vivir. Murio hace un año por una enfermedad rarisima (la bacteria de Fournier) y, por rarisimo que parezca, toda su familia (muy unida, por cierto) vivio el tema casi con alivio por él. Fué un duelo raro, porque me consta que a Quique sus hermanos (y todo el que lo conociese de verdad) lo querian y lo admiraban. Y ese sentimiento de alivio por él que produjo su muerte (de una sutileza muy rara) haria a mucha gente capaz de apreciarla replantearse, tal vez, el significado de esas dos cosas.
Con la muerte de mi padre me paso algo parecido, porque yo sabia muy bien de sus amarguras profundisimas. Tan quemado estaba que en dos ocasiones sufrio leves infartos y se nego a ir al hospital. En una tercera ocasion lo llevé yo por pelotas porque le dije que no podia ir haciendo eso a mi madre o a mi. Pero cuando murio (aun me acuerdo de él y tengo sus cenizas en casa; a la gente le suena mas raro de lo que me imaginaba, pero los dos sabiamos que su sitio estaba en mi casa y a nadie se le ocurrio rebatirme la idea)yo también acabé por sentir, bastate rapido, una especie de... alegria?... por él
En fin, dejémoslo, que mezclo churras y merinas, pero es que hilando, hilando se me va la pinza.
Hale, a seguir currando
Perdón por no atender el blog ayer como debiera. Estuve oyendo a Seamus Heaney en el Círculo de Bellas Artes. Y luego volví muy tarde y esta mañana tenía una reunión a las 8.
ResponderEliminarAgradezco a todos vuestros comentarios, pero para no hacer esto pesado interminable, en vez de "contestar" a cada uno -como la buena educación blogera demanda- voy a hacerlo en un mismo comentario. Me ha gustado mucho que esto tuviera vida independiente... Y los 45 comentarios.
Lo primero. Natalia, gracias por venir, nave nodriza, y por comentar.
Sé que hay abortos por compasión como eutanasias por compasión. Lo comprendo, pero no lo comparto, porque para mí -con Dios, sin Dios o como sea- toda vida humana es sagrada.
Abordamos 2 temas diferentes, casi 3.
Uno es si yo puedo disponer de la vida engendrada, que no es mía, que es el caso del aborto.
El otro es si yo puedo decidir sobre la vida que no es engendrada por mi, esto es, sobre aplicar la eutanasia a alguien que en ese momento no puede decidir.
Y otra es si yo puedo pedir que acaben con mi vida o si yo puedo acabar con ella (serían otros 2.)
Vamos por partes.
La existencia de Dios para mi en esto es irrelevante. Mejor dicho no es argumento, no se puede esgrimir "como yo creo en Dios entonces el aborto...etc." Ya sé que Dostowiewski, creo, dijo que si Dios no existe todo está permitido. Esto dice mucho pero dice también algo terrible con lo que no puedo estar de acuerdo. En el supuesto de que Dios no existiera no tendríamos norte moral. Y yo creo que no es así.
Si la vida humana no es sagrada, si no es inviolable, si uno puede decidir sobre la vida de otro, apaga y vámonos.
Lo sé. No ha habido nada menos valioso que la vida humana en toda nuestra historia. Nos hemos matado los unos a los otros, nos hemos esclavizado, la vida en muchos momentos de la historia no ha tenido ningún valor, de hecho hoy tampoco lo tiene.
Pero es que yo creo que precisamente todas esas barbaridades no demuestran que la vida humana no deba de ser sagrada, sino que nos saltamos a la torera su inviolabilidad.
No creo mucho en el progreso humano, aunque algunas cosas sí. Sí creo, por ejemplo, que acabar con la esclavitud significa dar un paso adelante en esa "sacralidad" de la vida, de la persona. Sí que creo que a lo largo de la historia hay "destellos" -y retrocesos- que perfilan esa protección de la dignidad humana. No soy historiadora ni filósofa, no tengo ni idea de nada, pero pienso que el discurso de los derechos humanos tiene que ver con esto. Que, con todo, la Ilustración aporta algo importante en todos esto. Antes ya había aportaciones importantes, entre otras -seas creyente o no- la fundamental del cristianismo que crea un sustrato en el que es posible hablar de persona, esto lo pueden explicar mejor otros.
La no disponibilidad de la vida de otro no implica que no haya circustancias, razones, situaciones que una no entienda. O no respete. Pero yo veo que de modo creciente el aborto supone un ataque frontal a la línea de flotación humana.
Que ha habido aborto siempre, lo sé. Que hoy por razones que ya expliqué en otras 3 entradas está más extendido también.
Yo no puedo disponer de la vida de nadie, tampoco de la que yo he engendrado. Aún sabiendo que sufrirá. Esto es muy duro, pero también lo es que los médicos se equivocan, que se considera hoy que un síndrome de down no merece vivir... y luego viven´-los que viven- y son felices. O sufren, como yo. O no.
Sé que todo esto es duro, pero sé que una vez abierta la veda -auqnue la veda esta abierta desde tiempo inmemorial- nos cargamos nuestra propia humanidad.
Si en algo somos los hombres diferentes es que podemos cuidar. No dejamos atrás a nuestras crías cuando son defectuosas. Ni a nuestros ancianos. Esto, a diferencia de los animales que no se cuidan en el sentido humano, es lo que nos diferencia. Y sí, yo creo que una persona no es un animal, y mira que me gustan. Y de la misma manera que a mi perra si que la puse yo una inyección no se la pondría a mi madre (que además no se dejaría).
Hay algo en la vida humana sin Dios con Dios o como sea que es distinto a la de un chimpancé. Que es otro "nivel".
Buenos días a todos, hedbannos; he visto que el patio se ha puesto de un debate subido.
ResponderEliminarPor mi parte, alguna cosa:
a) Todos y cada uno de nostros, en las circunstancias adecuadas, somos capaces de hacer cualquier cosa: de lo más sublime a lo más aberrante. Todos.
b) De este agua no beberé, no hare esto o aquello nunca; uffffffffff. Sinceramente, yo no se que haría.
Dicho lo cual, vivamos con plenitud el hoy y el mañana ...... pues como dicen por ahí "ya cruzaremos ese puente cuando lleguemos".
PS. De acuerdo con José-María en que el Estado, cuanto menos, mejor.
Que paséis un buen día, hedbannos todos.
Como ves Asier, no era porque pensaba, es que estaba durmiendo...
ResponderEliminarSigo. Sin afán de convencer a nadie. Sabiendo que mi armadura filosófica o la que sea será débil, pero es la mía. Y que la fe puede añadir algo, pero no está en la raíz de lo que digo.
Segundo caso ¿puedo yo decidir sobre la vida de alguien que ya ha nacido y que está sufriendo y no puede decidir? Pues tampoco. Igual caso que el anterior.
De nuevo, y Ana sabe de esto mucho más que yo por su trabajo, hay casos bestiales. Lo sé. Pero es que lo que yo veo es como la película Arsénico por compasión pero sin la parte de comedia. O pero, lo que veo es que nos encaminamos hacia Un mundo feliz de Huxley o Solient Green o veinte mil historias más... hacia un mundo donde decidimos quién debe vivir y quién no debe vivir. No ya porque nos matemos en guerras -que es una bestiada- sino porque hemos definido qué tipo de vida es una vida ... y qué tipo de vida no es ya vida. Es algo que no merece vivir.
La calidad de vida.
La autosuficiencia.
Son dos conceptos que se repiten de continuo. Fulanita no tiene ya calidad de vida. O una vida es tal mientras se es autosuficiente. De hecho, Ana sabrá más, hay todo un discurso en servicios sociales y sanitarios que habla de "autocuidados" y "autonomía"...
Coño, perdón, pero es que la vida humana es dependiente de los otros en mayor o menor medida en algun momento y siempre.
Y no soy yo nadie para juzgar qué es calidad de vida. Segurmanete porque si Claudia Schiffer ve la mía dirá que no es calidad de vida. Es un ejemplo estúpido, pero es.
Hay algo, con perdón, muy nazi en el fondo de todo esto, muy no de mirar con compasión y atender, sino de quitar de nuestra vista aquello que nos recuerda que nosotros somos limitados. No es sólo un tema de compasión a veces -que lo es-, es que los enfermos, los pobres, los necesitados son muchos, y son ... ¿molestos? Nos recuerdan que hay que atenderlos. Y cuesta. Cuesta mucho.
Hombre, digo yo, que antes que acabar con ellos, habría que pensar en atenderlos mejor. Y que cuando no se puede la solución no es quitárselos de en medio.
Sé que estoy exagerando, y que hay gente con buenas intenciones y que como las ancianitas quiere aplicar el arsénico por compasión en casos que, no como en la comedia, son duros.
Pero así lo que hacemos es que los ancianos -como ocurre en Holanda- tengan terror a ir al médico, a que los internen. Porque saben que en muchos casos si pierden la conciencia alguien va a decidir. Otras sin perderla.
Creo que con estas prácticas vamos a acabar como en las películas citadas. Diciendo quién y cuándo.
Pasa como en el caso de los síndrome de down, joé, no se avanzará en su atención... si nos los liquidamos primero.
Hola, Master.
ResponderEliminarYo solo planteaba otra cosa: puedo decidir sobre la vida de alguien que desea quitarsela y obligarle a no hacerlo? Pues tampoco.
respecto a lo de los niños con sindorme de Down: en mi caso, si viniesen, bienvenidos sean.
Una pareja que cuidaba mis sobrinos, ya mayores y a-do-ra-bles tenian un hijo con paralisis cerebral. Murio hace cuatro años. Les preocupaba un monton pensar que iba a ser de él si ellos caian antes o si estaban incapacitados para ocuparse de él.
Me temo que con un Estado de bienestar pequeñito como el que tendremos (tiempo al tienpo) deberan algunos preocuparse mucho mas. Asi que un Estado muy pequeñito... cuidadin!
Por cierto, Estado de Bienestar no es Estado Totalitario. Lo malo es que se tiene que pagar.
Pero bueno, igual me estoy pasando de frenada y en eso pepa y josé Antonio estan de acuerdo.
Saludos a todos.
Tercer caso.
ResponderEliminar¿Puedo yo decidir sobre mi propia vida?
Que yo sepa uno puede suicidarse. Creo que hay mucha literatura sobre el suicidio. Y hay mucha literatura mala. Pero en fin, ese es otro tema, como la prostitución, hay literatura de salón que queda guay, otra cosa es la realidad...
En mi caso la realidad me "canta" que la gente que se siente querida, que no le duele algo mucho, y a la que no se le recuerda lo mucho que nos dedicamos a ellas... suele preferir vivir y no se le ocurre matarse o pedir que le maten.
Lo siento, es totalmente simple lo que digo, pero es así.
Hay una queja retórica de ciertas personas llegadas a cierta edad. Poner el "cierta" en la altura de la vida que queráis.
Pero es retórica. Qué hago aquí, yo os molesto, ya para qué vivir. Pero luego bien que se levantan por las mañanas y, a poco que les hagas caso, se olvidan de la retahila del santo reproche que diría Sabina o de querer morirse.
O sea. Yo creo que hay cierta pose en muchos casos y a muchas edades. Sin querer. No me gusta el mundo, que me quiero bajar.
Vale, majo, maja, pero ven aquí que te de un beso tu nieto y ya verás. O enámorate otra vez y ya verás si quieres o no morirte o vivir menos.
Efectivamente, no estoy hablando de gente mala-mala, sino de otra. Porque hoy en día nos quejamos hasta de respirar. Y se lleva mucho el pesimista que parece mucho más inteligente o mucho más realista que el optimista.
Para ver lo malo de la vida -que es mucho- pienso yo que hace falta algo de inteligencia, pero tampoco mucha. Solo abrir los ojos y tener un poco de sensibilidad. Como para ver las cosas malas de los demás: no hace falta ser un lince, solo un poquitín listo.
Para levantarse, luchar cada día, encontrar la belleza y agarrarse a ella, volver a tirar pa'lante y no estar dando vueltas hace falta otra cosa: valor. Y somos una sociedad de cobardes que se mira el ombligo la mayoría de las veces. Y como nos lo miramos tanto -porque nuestra supervivencia en gran medida está asegurada, otra cosa sería si tuviéramos que correr delante del mamut- por eso esta sociedad en la que con todo, tan bien vivimos, tantas oportunidades tenemos, y tanto podemos aportar y dar -todos- es tan suicida. Habla tanto de la muerte sin hablar de ella. O sea, no habla cuando tiene que hablar, y luego la pide. No quiere morirse, le horroriza, pero es que tampoco quiere vivir.
Lo escribí ya en Palin me mola. La vida cuesta. Tiene sangre, hay dolor, lágrimas, no sale nada como quieres, a unos más y a otros menos. Pensar en un mundo feliz donde podamos eliminar el sufrimiento es una patochada, por mucho que avancemos en medicina y en otros progresos morales que bien nos vendría.
¿Creo que un tipo tiene derecho a quitarse la vida? El sí -legalmente- pero no puede exigir que los servicios médicos se lo practiquen. Faltaría más. Puede exigir que le cuiden, puede pedir atención. Ana sabrá más de esto, pero no es exigible que los médicos nos administren el veneno cuando queramos. Porque la profesión médica no está para matar, está para curar o paliar el dolor.
De nuevo sé que el tema es más complejo. Y que puedes decidir que a ti no te dan otra sesión de quimio ni borracha y que sea lo que Dios quiera. Pero no es lo mismo que te administren un veneno. No es lo mismo.
Yo tengo hecho mi testamento vital. Pero de igual manera que lo tengo hecho no quiero llegar a los 80 con temor o "presionada" socialmente para que mi vida sea vista como de segunda categóría.
Y estamos haciendo que las personas mayores se sientan fatal. Vamos, hasta los de 47 nos sentimos fatal y que qué narices voy a hacer yo en este mundo ...
Es broma esto último ¿eh? Joe, pero va en serio...
Hala, a vivir que son 2 días...
Tengo que trabajar y luego sigo.
ResponderEliminarPero que conste Asier y resto que respeto todo.
Sólo veo que si no protegemos la vida, cada vida... ¿qué sentido tiene todo lo demás?
Para acabar.
ResponderEliminarAntonio, gracias por venir y contar lo de tu madre y tu padre. Ahora entiendo mejor algunos de tus poemas.
Un abrazo muy fuerte para él. Un beso para ti.
aurora
Aurora: en el caso que yo comento, obligar a alguien a vivir cuando SU decision es explicita, me parece que no es proteger su vida.
ResponderEliminarDicho esto, estoy de acuerdo con lo que comentas en su mayor parte.
Y rehaz tu testamento, por si acaso me tengo que quedar con la boxerita.
Oyes, yo que sé, nunca se sabe...;)
Asier, no es por epatar (o sí)
ResponderEliminarSi hablo de Estado pequeñito, lo hago en el sentido de poner al Estado en su sitio, esto es, protegiendo los intereses generales.
Nada que ver, con la idea de intervenir en la vida de sus ciudadanos.
Lo cual nada tiene que ver con un sistema impositivo que nos permita sostener un nivel de asistencia adecuado y suficiente.
Naturalmente, eso pasa por pagar impuestos y, muy específicamente, por alcanzar una función pública (esto es, Administración) profesionalizada, es decir, alejada de planteamientos partidistas o sectarios.
Llego tarde: llevo unas semanas agobiantes y agobiado, pero espero que a tiempo para felicitarte por el post, acertado -como siempre-, atinado y oportuno.
ResponderEliminarA mí no me cabe ninguna duda de que está bien que exista la Ley de Dependencia, que haya medios, instituciones, .... nada servirá para nada sin el compromiso individual, sin el amor de padres a hijos, de hijos a padres, de hermanos a hermanos, .... y si cultivamos el eogoismo, el individualismo y el recurso exclusivo al Estado, nada arreglamos sino al revés.
Que vamos, Master, que has dado el cclavo, que muy bien....