miércoles, 24 de septiembre de 2008

Lo mío con Viggo



Yo en amores creo que soy fiel.

Bueno, ya de entrada ese creo ha sonado fatal. Quiero decir que para lo que se estila hoy, tengo para mí que soy de una fidelidad impresionante en lo que respecta a esos amores fáciles, innegablemente fáciles, es decir, los de película. En los otros también pero de esos no hablo.Creo que como Rosamunda Pilcher sé distinguir perfectamente entre la realidad y la imaginación.

La realidad está compuesta de trabajo, familia, amigos, cosas cotidianas muy agradables y otras no tanto, lidio con ellas bien, unas salen mejor y otras peor, pero no pasa nada. La realidad es buena, es lo que tenemos. Pero no obsta para tener otros mundos, faltaría más.

Dentro de esos otros mundos, está el de la imaginación que en el caso que me ocupa es fascinante, un lugar maravilloso que me da igual que sea el jardin del Buen Retiro, porque la cosa no va a más que colgar en el corcho de mi cuarto una foto de Omar Shariff, que más tarde y durante muchos años fue de Sean Connery para convertirse más adelante, o sea hace relativamente poco, en Viggo Mortensen que es quien acompaña en los últimos años mis días y mis noches. Es un decir. Viggo me acompaña en espíritu.

Viggo es a mí lo que supone tener una casa: somos un sueño imposible cruzando la noche. Pues eso, miro Habitania, me apunto a idealista.com, flirteo con cómo pondre mi cocina o si compraré esa finca de hectarea y media en el próximo año o espero a que baje un poco más. Rodeo la idea de Viggo, que no su persona real, bien lo sé, como recorto y ahora clasifico fotos de cuartos de estar, cocinas, jardines. Si soy sincera diré que a fuerza de realista pura que soy dedico mucho más a la cosa inmobiliaria que al sueño de Viggo, en el fondo tengo un sentido pragmático de la vida impresionante.

Creo recordar que el primer papel que yo vi de Viggo era de pintor amante, sinvergüenza y fatal en no se qué película. Esa mirada azul, pelo pajizo y aire bohemio y de niño tímido. Solo faltaba que hubiera sufrido un poco para que ya fuera perfecto: yo te salvaré bonito, que con mi alegría vamos tú y yo a dónde sea. Es lo que tienen algunas mujeres, nos atrae más el fracaso que el éxito, somos así y así nos va. Ahora me acuerdo que el affaire en la película lo tenía con Gweneeth Paltrow y, claro, así no hay quien compita, pero sigamos.

Sean había sido un amor largo, de muchos años, pero su afición al nacionalismo escocés me escocía. No sé, imposible hablar con él de la situación catalana y de lo harta que me pueden tener los vascos. También es cierto que tiene una mujer francesa con pinta de cantarle las cuarenta en cuanto se desmande. Algunos hombres son listos y se casan con la mujer apropiada. Hice mutis por el foro. Y eso que hay que ver qué bien ha envejecido este hombre, pero claro, lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Volveré no obstante a Sean uno de estos días, como a Omar, porque forman parte de quién soy y amores así no se olvidan. Digo que soy fiel.

Viggo fue mirarme -y eso que estaba viendo la peli con mi madre- y yo decirme, "es él, no busques más". Su colaboración en El Señor de los Anillos tengo que reconocer que a mí no me añadió nada en primer lugar porque -sea anatema yo- no vi la peli. Pero en cambio sí que empecé a leer cosas de él interesantes, en blogs y demás, era artista, era padre, era soltero aunque salía con alguien: no me importó, yo no me desanimo nunca. Pongo mucho interés y a veces por aburrimiento pues caen algunas torres, lo sé. Y me doy miedo por eso.

¿Qué personifica Viggo para mi? Tengo que decir primero que si le oyes hablar con acento argentino te da un síncope. Sí, habla español con acento argentino: letal, totalmente letal. No hay quien pueda resistirse, ellos, los argentinos, lo saben, y juegan con ventaja. Es danés, creo que de nacimiento (lo he dicho como si fuera un defecto, y no, que ser danés incluso de nacimiento es una cosa muy buena). Vive en EEUU, tiene una editorial, tiene amigos incluso en España, creo que quiere comprarse una casa en León... Bingo, él y yo a poco que me descuide y ponga la búsqueda esa en idealista.com podemos ser ¡vecinos!. En ello estoy.

Viggo es mucho Viggo, porque además parece inteligente, perdón, ha sonado machista o feminista, ya no sé, es inteligente primero y por encima de todo, lo parece. Sí, ya lo sé, no nos conocemos, lo sé. Que la realidad no te arruine una buena noticia, que decimos en los medios.
Es tímido, 20 puntos más, señores, sobre todo porque yo no dejo hablar a nadie, y tener competencia de graciosos en la pareja ya sé que no vale. El, hala, a crear y a ser artista y a mí que me deje con las relaciones públicas y la logística hogareña.
Y luego ha protagonizado ya sé que con un resultado horroroso pero NO fue culpa suya, una película que salió mal porque quisieron contar demasiadas cosas, y en esta vida hay que contar 1, sólo una, y bien. Se llama elipisis y es el secreto de las buenas pelis, mejores relaciones afectivas y en general de una sociedad civilizada: callar mucho, sonreir más y no decir todo lo que se sabe o se ha hecho. A ver si yo misma me aplico el cuento, consejos tengo que para mí no vendo. Bocazas.

Alatriste. Qué tipo. Qué hombre. Qué viajes en tren me he hecho yo leyendo Alatristes. Ya sé, quizás no es alta literatura, pero a mí me parecen bien escritos y armados, y el personaje es tan... tan... tan... tan...¡Español! ¡Masculino! ¡Atrayente!

Sí, Alatriste es el tipo de hombre que a mí me gusta. Es verdad que me gustan muchos más, soy siempre generosa y a mí en el fondo todo el mundo me parece muy bien mientras sea para un ratito, es la verdad. Quizás Alatriste 24 horas al día sería demasiado. Pero así en plan verle y leerle y qué aguerrido es Vd., y qué a la vuelta de todo está, y cómo maneja Vd. la espada.,.. y qué pena que Vd. beba los vientos por quien los bebe que yo, yo, le iba a tratar mucho mejor. Que si no tiene dinero yo se lo presto, así me va en la vida; siempre sin un duro, por mucho que gane.

Viggo con el sombrero ladeado. Viggo batiéndose. Viggo. Ay, Viggo.

Luego te he visto en otros papeles, películas más duras y sombrías, algunas buenas, eres un buen actor, lo eres. Esa es lo más verdad de todo. Esa es la realidad.

Pero tú en Alatriste eres la imagen de ese país, esos hombres, que ya no volverán, que están en vías de extinción comidos por un sentido extraño de la modernidad, ya no hay hombres como tú.

Viggo. Alatriste.

Por eso yo te guardo colgadito en mi corcho al lado del decálogo de la serenidad de Juan XXII. Una vela a Dios y otra al diablo, nunca mejor dicho. Entre una factura pendiente y la foto de una casa con hortensias y otra de una biblioteca ordenada que yo nunca tendré (ordenada, quiero decir): todo una imagen de lo que yo querría ser y no soy. Meta aspiracional lo llaman hoy.

Viggo, nos tomamos unos vinos en León cuando quieras.

3 comentarios:

  1. Me encanta este hombre!!! Pero he de decir que me quedo con Sean... mi favorito de entre todos mis favoritos!

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  2. Gracias por este comentario a la primera entrada que hice, ay Dios.
    Pues a Sean le dediqué otra, "Oh es él", http://masterennubes.blogspot.com/2009/02/oh-es-el.html

    Fue en febrero, la penúltima...

    Y no te pongas a competir conmigo por Sean que entonces se va contigo, hombre, no me hagas esto ;-)

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  3. Pero Aurora... o Vigo o Sean!!! Todos para tí no, mujer, comparte!!! Voy a leer la de Sean. Besos

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