viernes, 26 de septiembre de 2008

Esperanza y ortografía


A veces la vida te da esperanzas no en nada en particular sino en todo en general. Puede ser una sonrisa, un niño que llora, la hoja del árbol que cae, y hasta saber que todavía hay hombres que escriben sin hacer una falta ortográfica y quieren decir algo, no estoy segura de qué, pero algo.

Comprendo que agarrarse a esas esperanzas vitales por haber descubierto que alguien sabe puntuar, poner sujeto, verbo y predicado sin recurrir a lugares comunes es un poco desmesurado. Pero los optimistas no necesitamos mucho más.

Nos basta un pequeño trampolín para saltar al día, un "por favor" o un "gracias", alguien que hace bien su trabajo o un café caliente.

Dios es grande y su poder se muestra en los sitios más insospechados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario