sábado, 29 de enero de 2011

Thérèse


Fui a ver la exposición de Renoir en el Museo del Prado con un amigo. Sacamos la entrada con anticipación para ir un martes, pensábamos que sin gente. Pero no fue así.

Había un cuadro precioso, una niña de trece años que miraba con ojos ligeramente tristes hacia abajo, blusa blanca y azul, el pelo castaño retirado de la cara, un retrato de gran delicadeza. Era Thèrese Berard, murió en los años 50. Renoir la pintó también más pequeña.

Miré otros retratos, cuadros de paisajes, de cebollas o manzanas, de peonías, algunas bañistas, mujeres en palcos y niños. Pero a mi me impresionó Thérèse. Recordé a otra Thérèse, la de Lisieux y la película de Cavalier que creo que está en los cines españoles veinte años después de su estreno. Es una película como solo pueden hacerla los franceses, visualmente perfecta, medida, contenida, con matices y, a la vez, cruda, no fue una vida de muñeca. En Cannes fue un éxito allá por los 80.

6 comentarios:

  1. El que más me gustó de la exposición, junto con otro, el de las cebollas. Ni te cuento lo que era un sábado. Te llamé desde Malasaña.

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  2. La pose tímida de esa niña es una auténtica delicia, tan maravillosa como la fuerza arrogante de un discóbolo

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  3. Qué sencillamente misteriosa. Y cómo la envuelve ese tono malva salpicado por zonas de amarillo, de luz.
    Me parece un cuadro muy hermoso, sí.
    Te veo mirándolo. Te pega mirarlo.

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  4. No es plástica; es elegancia.
    Un beso, Aurora

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  5. El de las cebollas me gustó también, es verdad, Lolo, pena no vernos las caras ;-)

    Miguel, ¿quieres creer que al principio entendí "diábolo" y no "discóbolo"? He intetado entender por qué un diábolo era arrogante... hasta que caí en la cuenta de que no era eso, anda que...

    Olga, te gustaría mucho.

    Julio, las dos Teresas tienen elegancia, la película es impresionante.

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  6. Pues a mí la exposición de decepcionó un poco. Bueno, me gustó, porque todo lo de Renoir me encanta, pero imginé que iban a tener más cuadros... aún así disfruté como una enana. Los cuadros impresionistas transmiten muchísimos, y puedes estar horas mirándolos y al final sigues estando igual de fascinada que al principio...
    :)
    Un beso enorme!

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