Ayer acudí al fallo del III certamen de novela corta Zayas donde había quedado entre los diez finalistas, una sorpresa muy buena. Fui acompañada de amigos, sola intento hacer lo menos posible. El caso es que el premio se lo dieron a Juan Manuel que trabaja en el teatro Santa Marta de Jerez, un hombre encantador que ya ha ganado varios certámenes. No pongo el apellido porque no me acuerdo. En cuanto encuentre la nota de prensa que no han debido de enviar todavía, porque no veo nada en internet, lo pongo todo completo. Ahora me lío con el título de su novela y las otras dos menciones de honor que hubo. Uno era Julio Cesar Romano, que escribe cuentos para niños (es evidente, Julio Cesar… y Romano el apellido, no hay quien se olvide).
Creo que es un buen entrenamiento poner toda la carne que se pueda en el asador, la que una da de sí, que es la que es por el momento, santa paz. Me parece que la escritura es un cocido que se hace a fuego lento con gas, carbón o leña, la vitro o la inducción a mí no me convencen. A todo hay que dedicar tiempo de trabajo y de pausa para que lo que sea cale, poner todas las ilusiones y las esperanzas que se puedan sin temor al no (ni al sí tampoco, que existe). Hay personas que quizá no se ilusionan (y menos en voz alta, que da corte) para no sufrir al desilusionarse luego. No es mi escuela, yo no me quemo. Quizá es el entrenamiento profesional de hacer veintitantas propuestas para ganar una o ninguna durante años en agencias o consultoría, o el andar laboralmente sobre la incertidumbre a menudo. Me gusta la tienta, la exploración, el riesgo, el no, el sí, el puede ser, el luego, el ahora, y el seguir dale que dale cansada, disfrutando y, a veces con algo de sufrimiento, luego remontando y otra vez ea, qué bien, ahora con fuerzas, luego sin ellas. Y con amigos siempre.
Llegué a casa, cené y volví a repasar algo de lo escrito, de lo que guardo o he ido enviado estos cinco meses pasados a premios, cómo voy en la novela larga que empecé en agosto, la lista de certámenes ya fallados, pendientes y otros que van abriendo plazo para enviar textos. Volví a confirmar que estoy haciendo lo que quiero y con lo que disfruto. Éste, que para mí empieza mañana, será un verano de lecturas, cine, escritura y reescritura, algo de trabajo y preparación de clases que, afortunadamente, van saliendo. Me apetecen mucho estos 3 meses, sé que tengo suerte.
Esta mañana, como ayer, tenía clases en la Fundación Luis Vives, 7 horas casi seguidas hablando de nuevo. He amanecido totalmente afónica. Ayer estaba ya enferma por el aire acondicionado de Renfe, Socibus y los Amarillos (quieren que nos muramos, es un tema evidente), dos días llevo con faringitis. Hoy ni una palabra que no fuera un susurro, ni eso. No sé cómo he podido dar la clase, pero la he dado. Todavía no entiendo cómo lo he hecho.
Creo que es un buen entrenamiento poner toda la carne que se pueda en el asador, la que una da de sí, que es la que es por el momento, santa paz. Me parece que la escritura es un cocido que se hace a fuego lento con gas, carbón o leña, la vitro o la inducción a mí no me convencen. A todo hay que dedicar tiempo de trabajo y de pausa para que lo que sea cale, poner todas las ilusiones y las esperanzas que se puedan sin temor al no (ni al sí tampoco, que existe). Hay personas que quizá no se ilusionan (y menos en voz alta, que da corte) para no sufrir al desilusionarse luego. No es mi escuela, yo no me quemo. Quizá es el entrenamiento profesional de hacer veintitantas propuestas para ganar una o ninguna durante años en agencias o consultoría, o el andar laboralmente sobre la incertidumbre a menudo. Me gusta la tienta, la exploración, el riesgo, el no, el sí, el puede ser, el luego, el ahora, y el seguir dale que dale cansada, disfrutando y, a veces con algo de sufrimiento, luego remontando y otra vez ea, qué bien, ahora con fuerzas, luego sin ellas. Y con amigos siempre.
Llegué a casa, cené y volví a repasar algo de lo escrito, de lo que guardo o he ido enviado estos cinco meses pasados a premios, cómo voy en la novela larga que empecé en agosto, la lista de certámenes ya fallados, pendientes y otros que van abriendo plazo para enviar textos. Volví a confirmar que estoy haciendo lo que quiero y con lo que disfruto. Éste, que para mí empieza mañana, será un verano de lecturas, cine, escritura y reescritura, algo de trabajo y preparación de clases que, afortunadamente, van saliendo. Me apetecen mucho estos 3 meses, sé que tengo suerte.
Esta mañana, como ayer, tenía clases en la Fundación Luis Vives, 7 horas casi seguidas hablando de nuevo. He amanecido totalmente afónica. Ayer estaba ya enferma por el aire acondicionado de Renfe, Socibus y los Amarillos (quieren que nos muramos, es un tema evidente), dos días llevo con faringitis. Hoy ni una palabra que no fuera un susurro, ni eso. No sé cómo he podido dar la clase, pero la he dado. Todavía no entiendo cómo lo he hecho.
Ea.
11 comentarios:
Tú a lo tuyo, duquesa;-)
Pero mejórate.
Ya sabes que una de las cosas en las que no siempre coincidimos es la afición a los concursos, yo soy algo reacia. Total, siempre dicen que están amañados;-) Pero bueno, es como lo del blog, uno hace lo que puede honestamente y ya está. Me parece una vía a tener en cuenta si tú lo quieres. Tal vez debería revisar mi opinión al respecto.
Lo de soñar en voz alta es cierto, no todo el mundo lo hace porque no hacerlo te proteje, o lo hacen con el escudo del victimismo por delante: si algo no sale bien es porque los demás no saben apreciarlo, porque los demás tienen amigos,etc., esa manera de fallar siempre por elevación, esa soberbia auténtica que nunca se ve aquí.
Un abrazo y a leer, que son dos días;-)
Gracias, Olga, oye, y ese segundo poemario ¡qué bien! ¿no?, me alegro muchísimo, vaya añito que llevas.
Lo de los concursos, desde luego el único que he ganado el accésit sé que no estaba amañado y los otros 23 que me he presentado pues no tengo ni idea, supongo que no siempre ¿no?, alguno habrá y otros no. Supongo que los grandes quizá sí, o algunos muy chicos, pero hay muchos que no, no sé, por lo que veo.
Y leer claro, lo dijo antes JC (Sombras Chinescas), es fundamental. Dedico tanto tiempo a leer y a ver películas, video o cine, como a escribir, a final del mes igualo ;-) escribir y leer o ver.
"Me gusta la tienta, la exploración, el riesgo, el no, el sí, el puede ser, el luego, el ahora, y el seguir dale que dale cansada, disfrutando y, a veces con algo de sufrimiento, luego remontando y otra vez ea, qué bien, ahora con fuerzas, luego sin ellas. Y con amigos siempre".
Esto es puro Kipling (If).
Saludos.
Va de moral, de moral de morera, que la mancha de la mora con otra verde se quita.
Así son el "sí" y el "no", todavía más (me parece) en el mundillo de las agencias de publicidad y comunicación. Un día sobre las nubes y otro aguantando el chaparrón.
Va de moral, sobre todo, de la mucha que tienes para seguir ese camino literario tan duro y tan acertado para tu vocación.
Adelante, pues. ¡Ea!
Sí, pero hay veces en que uno acaba exhausto de luchar, completamente exhausto. Hace falta tener una energia especial, seguramente la que hace falta también para trabajar en una agencia de publicidad. No todo el mundo puede tener esa energía, o todo el mundo puede tenerla menos yo, que acabo por desilusionarme y por desesperanzarme.
Me quedo con Drexler.
Y contigo, claro.
Smuack.
Cuidate mucho, Aurora. Ánimo con lo de los premios literarios. Yo me desanimé, y lo he dejado. Tal vez en el futuro... Muchas gracias por tus ánimos, Aurora. Ya te iré contando.
Un abrazo.
Señor Gómez de Lesaca, el poema If es precioso, recuerdo haberlo visto enmarcado en la habitación de primos míos. ¿Se acuerda Vd. de Kim de la India? ¿Lo leyó?
Barbadillo, hoy me acordé de ti y de Dorda... ¡he visto en Raimundo Fernández Villaverde herrerillos piando en un pino, con todo el tráfico! Bueno, creo que eran herrerillos, luego me he quedado pensando si podían ser carboneros...
Miguel, yo también me canso de esto y de todo en general, pero o lo miro de modo positivo y me repito adelante como un mantra o me dedico a otra cosa aún en horas de ocio. En cualquier caso me parece, no estoy segura, que el placer de escribir -con sus cosas- ya basta a menudo. Tampoco vivimos de esto y hay mucho tiempo por delante, muchas cosas con las que disfrutar, leer ... Lees o ves cine y se te olvidan muchos males.
Pues aquí te espero, Lolo, con Drexler sonando y su chica, Marlango, que tampoco está nada mal, otro día cuelgo música suya.
JM, supongo que va por rachas en todas partes ¿no?, se tienen más ánimos, menos, más fuerzas, menos, altos, bajos... Hoy he visto una película espléndida y ayer leí unos cuentos de la Pardo Bazán que me gustaron tanto que hasta me dolía menos la garganta.
Enhorabuena por quedar finalista... Por seguir haciendo los que quieres y por disfrutar con ello.
Cuídate la garganta que es fundamental para dar clases.
Besos.
Kim es un gran libro de aventuras, de viajes y de geopolítica. Se aprende mucho con él. Creo que hay que leerlo con paciencia, sin prisas.
Ánimo y saludos.
Mi más sincera enhorabuena. El hecho de llegar a la final significa que estas haciendo bien las cosas; de ahí a ganar es sólo cuestión de suerte.
Saludos.
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