jueves, 25 de agosto de 2022

Serenidad y pánico

Vi en casa con unos amigos "13 vidas", la película sobre aquellos 12 niños y su entrenador atrapados en una cueva en Tailandia y cómo los sacaron. Dejo para otros la crítica cinematográfica y más técnica (sí, es larga la peli, soy consciente) .

Quien no quiere que le destripe la historia, que no siga leyendo, aunque lo que pasó ya se sabe: es como si te pones a ver un partido en diferido del que conoces el resultado... aunque no obvia la emoción de cada balonazo en este y otros casos.

Creo que hay varios documentales al respecto que veré, porque todo me parece impresionante por varios motivos.

El primero es el entrenador. Estoy fascinada con alguien que durante 8 días mantiene la calma no sólo él, es que hace que se mantenga la calma entre adolescentes en mitad de la oscuridad y en un cueva. Por lo visto había sido monje budista antes y les hacía meditar. Bueno, en cualquier caso me hizo pensar mucho en la capacidad de liderazgo y servicio, ¿términos hiperónimos, hipónimos?...

El segundo es el sentido de equipo de los muchachos: somos jugadores de fútbol, somos equipo, nos ayudamos los unos a los otros, nos apoyamos. Sin palabras. Edificante. 

El tercero es el de los "achicadores de agua" que trabajaban en paralelo, otra labor admirable y como imposible. Era como achicar el mar casi en mitad del monzón aquel. En fin, pues nada, ahí estaban, achicando agua para que no entrara más en la cueva. Parecen como menos que los buzos, pero no, los achicadores son clave. Los campesinos que dejan que inunden sus campos, joer. 

A todo esto, la oración, venga a rezar, a lo thai, que cada uno reza como sabe. La diosa tumbada. Me es igual. Los que no achican ni bucean están rezando mayormente. 

Ah, sí, la prensa alrededor, siempre hay prensa, pero... ¿qué hacen? Pues que ni transparencia ni nada, había  que ocultar a la prensa lo que pensaban hacer, porque lo que faltaba era gente molestando o cuestionando un plan de locura, que lo fue. Ya, el gobernador, los militares, los seal tailandeses, aquel llorando, hay más protagonistas. Sería largo. 

Los que parecen que son protagonistas, y lo son, pero no sólo ellos, los buzos, Colin Farrell y Viggo Mortensen, aquellos dos voluntarios, uno consultor informático, go figure, el otro bombero. Y aquel anestesista con un plan descabellado, totalmente descabellado, pero es que no había otra. Era eso o nada. Y los otros que vienen. 5 horas buceando sin ver nada, sin ver nada. Y la vuelta con "el paquete".

Jolín, que los sacan. Que es un puñetero milagro, 13 milagros. 


Y sí, el pánico. Con lo que me he sentido más identificada. Porque el pánico existe. Y pasa. Y no pasa nada. Una puede caer presa del pánico y hay compañeros que te ayudan. Hay que tener compañeros buceando. Hay que saber que el pánico es humano. Tan humano como el heroísmo. No es pavor, es pánico. 

Me ha parecido tan actual esa cueva, agua, mucho agua, oscuridad, miedo, personas heroicas, resistencia, muchos achicando, "planes" de locura que humanamente tienen casi cero posibilidades de salir, rezar esperando un milagro...  En fin, la vida. 

Me decía un hermano mío que con esos mimbres Clint Eastwood hubiera hecho una obra de arte, bueno, vale, no es el caso, pero la historia vale la pena y la película. Insisto: es la vida.