Largo paréntesis en este cuaderno motivado por trabajo, lecturas y estudio, además de otros temas. Había decidido volver después de las Navidades, pero hoy creo que es el día por si acaso los mayas aciertan. Y, sobre todo, porque tengo un enfado del veinte.
Lean esto, por favor. Es una conferencia de Jesús Fernández Villaverde que me mandó un familiar sobre la crisis y cómo salir de ella. Se lee bastante rápido.
¿Lo han leído? Estupendo, ¿no? Claro y fácil: un economista al que se le entiende con un diagnóstico sereno y apartidista. Y que nos da soluciones que nos cuestan, no recetillas ni bobadas. Tiene cabeza y es independiente. Por eso no busca cabezas de turco ni esa autocomplacencia tan española a veces... aunque señale las cosas buenas que tenemos. Que las tenemos, por supuesto.
Y ahora vean esto.
Increíble, ¿verdad? Me he echado a llorar de la rabia al verlo. Porque va a arrasar estas Navidades, lo presiento.
Me encanta Campofrío, Fofito y muchos de los humoristas... ¿pero es de recibo esto? ¿Alguien se cree que lo que nos hace falta es que nos animen como si fuéramos adolescentes deprimidos? ¿Ese es el nivel intelectual y de verdad que podemos soportar los españoles aún con una crisis como la que tenemos?
Tiene razón Jesús Fernández Villaverde en el punto 7 de la lista de problemas que él enumera. Y estoy pensando que es el más importante, como él mismo dice:
“Un alto segmento de la población no ha interiorizado lo grave de nuestra situación y seguimos sin tener un gran consenso nacional acerca del profundo conjunto de reformas que necesitamos para solucionar los problemas de España”.
Cabeza frente a soma, por muy bien intencionado que esté el último, por supuesto.
Porque muchos quieren seguir con el soma, el que sea, quieren que les mientan. O que les digan que la culpa es de.... Merkel, Zapatero, Rajoy, el capital, los mercados ... el que sea. Lo que sea. Mientras que no sea nuestra.
Lo dicho: este país no tiene remedio mientras conferencias como la de Jesús no arrasen… y anuncios como el de Campofrío satisfagan a la gente. Somos lelos.