Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Risas y...I)


Qué humana es la risa y qué misteriosa a veces. Creo que empezamos a reir bastante pronto, no sólo a sonreír, que es algo que hacen los bebés muy temprano y como imitación a alguien que les sonríe, según me dicen.

Intento hacer memoria, poner fecha a cuándo ví reír por primera vez a mis sobrinos, pero no puedo. ¿Es antes de andar cuando empezaron a reírse? Seguro, bastante antes. Recuerdo risas de alguien que gatea en el redil y no se puede poner en pié, recuerdo risas desde cunas, no camas.

La risa es más tarde que la sonrisa, por supuesto que las lágrimas, que son muy tempranas. Nos reímos bastante pronto. Quizás yo estoy rodeada de niños que se ríen bastante pronto.

Leí hace años un libro bastante interesante, "Risa redentora" de Berger, curioso ensayo. Sigo dando vueltas a la risa.

Mi perra no se ríe, ningún animal lo hace. Lo de las hienas no es una risa, es otra cosa. Por cierto, qué película más estupenda la del Rey León con sus hienas esas "riéndose". Todavía mejor el musical, una puesta en escena espectacular con marionetas africanas que representan desde un elefante hasta una jirafa, las propias hienas tienen una patas largas, largas, como zancos.

Nos reímos porque nos hace gracia algo. Salvo las cosquillas, evidentemente, que es una risa provocada por una cosa física que se pasa bastante mal. Los niños lo saben y se aprovechan.

¿Qué nos hace gracia? Muchísimas cosas, pero creo que básicamente al final la risa es consecuencia de poner en contraste, muy rápido y de manera muy evidente, algo, alguien.

Habitualmente a nosotros mismos o a los demás.

Quiénes somos y quiénes decimos ser, aparentamos ser, querríamos ser, dicen que somos, querrían que fuéramos.

Nos reímos porque vemos una parte de verdad, rápido y en contraste con la mentira.

La mentira no es una cosa así horrorosa y terrible siempre, es algo muy humano, a veces simplemente tonto.

Los perros no tienen mentiras. Como son sólo animales, no las necesitan, no pueden tampoco hacerlas.

Nosotros sí. Jugamos con las mentiras, no las elaboramos muchas veces de modo intencionado, ni nos damos cuenta a veces de su calibre y peso. No pasa nada, no hay que agobiarse, pero creo que hay reirse.

La verdad, además, no es sólo algo racional, es algo también emocional. No puedo explicarlo aquí, pero sé que es así. Por eso la risa es importante, supone no sólo el encontronazo´ese súbito pero racional de ver o recordar quién eres -somos, son- frente a quiénes decimos -dicen, aparentamos- ser, sino también la emoción que provoca, la risa, la gracia que nos produce verlo, volver a caer en la cuenta. Sí, tiene su gracia verse desnudo, otra vez.

Una risa elemental y hasta considerada como vulgar: Benny Hill detrás de un par de tías buenas, ligeras de ropa, y él babeando. ¿Por qué se ríe la gente? Porque somos así, porque aunque lo haga de una manera no elegante y zafia, hay una parte de verdad ahí. Y nos la pone en las narices. Y unas personas se ríen abiertamente y otras, por educación, podemos pensar que no va con nosotros esto. Necesitamos una risa "más culta" que nos diga lo mismo, porque al final es lo mismo. Y hacemos una cosa más fina, yo qué sé, Moliere, cientos más, pero es lo mismo.

Otra risa, otro ejemplo. Alguien haciendo el ridículo. Puede ser uno mismo. Se provoca la risa y la ternura, muchas veces van juntas.

Los amigos se ríen mucho de nosotros, con nosotros, la familia más. Saben muy bien cómo somos y se mueren de risa viendo el contraste. No es una risa cruel, es una risa de cariño.

Cocinando con doce años brazo de gitano, uno mal, el otro también, el tercero también, iban cayendo uno a uno como cadáveres en la basura: 12. "Dejadme sola", gritando desesperada, mis hermanos muertos de risa al otro lado de la cocina. No podía coger el punto al bizcocho, pero no quería darme por vencida. Provoca la risa, lo sé.

Más risas. Hay que dar muchas gracias a mucha gente por hacernos reír tanto. Muchas. Pienso que si cada vez me río más, no voy tan mal en la vida.

Salgo con Eva y con Maru, la última embarazada, y nos tronchamos de risa en el hall del hotel viendo el contraste entre la pretensión de un buen hotel y la realidad de los viajeros que siempre somos gente bastante cansada y echando mucho de menos nuestra casa. ¿No podrían poner madres en los hoteles que te hicieran la tortilla francesa?

La industria hotelera se gasta en pretensión muchísimo, las empresas nos mandan de un sitio a otro la mayoría de las veces sin hacer falta, hay que aparentar. La vida empresarial da para muchas risas, muchas. No sé cómo no hay más comedias sobre empresas.

A veces una no necesita un ensayo sesudo sobre la realidad dos puntos y doce capítulos. Esto es así, esto asá, y según la antropología patatín patatán.

A veces simplemente alguien te cuenta un chiste o una cosa un poco más larga y te hace reír y luego pensar. Pero primero reír, si te ríes primero luego a veces piensas mejor, es mi opinión. La risa provoca el pensamiento.

Minimizamos muchas veces a la gente que es graciosa. En las pandillas de mi juventud el gracioso era como el que pinchaba los discos, un elemento más en el grupo, encantador quizás, pero como que se le hacía menos caso, al lado del tipo impresionante o de la tipa más popular.

Hacer reír es importante. Somos humanos, necesitamos de la risa como el comer, nos viene bien vernos y ver el mundo no como querríamos que fuera, como es, por supuesto siempre parcialmente, ninguna risa que se precie tiene pretensiones de estar en posesión de toda la verdad. Simplemente nos revela una pequeña parte de la verdad que es poliédrica e inabarcable, como la realidad.

La risa nos hace tomarnos menos en serio. Precisamente para tomarnos mucho más en serio. Como los niños, pero de verdad. Dios bendiga a la risa y a quienes nos hacen reír.

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